Partida Rol por web

Una vez más el relojero ha cumplido con su palabra y ahora os encontráis los tres solos, sin saber que ha pasado con vuestros compañeros ni nada del relojero.
Estáis en la ciudad, hay apartamentos, tiendas de comida, de ropa,etc,etc, sin embargo, no hay ninguna de armas.
Y en el centro de la ciudad una gran torre con un reloj que marca las:
11:30 AM

Joder... Nuevamente se dejó caer al suelo, acomdándose a una pared, mirando al suelo desanimado con la cebza gacha. Sus dedos tropezaron con una piedrecita que recogió para lanzarla lejos con fuerza, intentando expulsar la rabia que iba volcando sobre Copeland. Menuda mañanita... Al rato levantó la cabeza cruzándose con los hermosos ojos de las señoritas. No puedo exponerme... cualquiera de ellas podría ser el segundo, no creo que se quedara dentro del edifcio, pero quizás sea alguno de los que fuera al helipuerto, aunque lo veo improbable... maldita sea... De nuevo su cabeza se dejó caer enfocando al suelo y sus pensamientos salieron insconscientes por su boca. Tenemos que salir de aquí...

Eres tú, en realidad el reloj de la ciudad va adelantado xD.

La explosión había sido muy fuerte y el edificio ya estaba voladoen mil pedazos. Había logrado guarecerse justo a tiempo y el simbronazo la sacudió tirando cierta cantidad de polvo y escombros sobre ella. Al abrir los ojos luego del sacudón se encontró de rodillas tras un auto estacionado a muchos metros de lo que antes era el edificio central y del cual ahora sólo se veía una gruesa columna de humo y fuego, más los hierros retorcidos y trozos de mampostería.

Se levantó con cierto dolor en su rodilla. Entonces buscó a Lydia y Daniel para ver si estaban a salvo.Ubicó a Daniel. Parecía furioso y no era para menos. Y ese estado también le indicaba que se encontraba sano y salvo. Caminó hacia él e igualmente le preguntó si estaba bien.

-¿Estás bien? -Le preguntó. -¿Dónde está Lydia?

-Aquí estoy -responde Lydia saliendo del interior de una de las tiendas-. Estaba buscando un teléfono o algo que nos pueda servir para comunicarnos con el exterior.

Con exterior Lydia se refería a fuera de la isla, el mundo real, no esa prisión en la que estaban.

Lydia se veía algo sucia, magullada y era porque para protegerse de la onda expansiva se había arrojado al suelo.

-¿Están bien? -preguntó apartándose el cabello del rostro y recogiéndoselo en una coleta.

Se llevó la mano a la sobaquera, su arma seguía ahí, lo mismo que el cargador de repuesto.

No pudo evitar que su ceja se levantara ante esa pregunta, dentro de la obviedad se encontraban todo lo bien que su prisión les permitía, otros no parecieron correr esa suerte. Su tono quizás fue exageradamente elevado, pero formaba parte de la intención que poseía la respuesta. Bueno... he tenido mejores, pero no puedo quejarme... ¿vosotras? Se levantó violentamente cambiando su postura de reflexión. Caía en la cuenta que ya no era tan divertido estar sólo entre mujeres. Vamos Daniel, siempre fuiste bueno en estas cosas, desde el principio Copeland nos dividió en dos, dos grupos y dos asesinos... Angel nos dijo que Copeland era sospechoso, eso significa que estaba con ellos... el otro estara... conmigo. Quizás la mejor forma de enfrentarse a él es dividirse en varios grupos, pero no contamos con las comunicaciones adecuadas... Bueno... mejor será que busquemos al resto en el helipuerto, ¿alguna otra idea?¿o preferís que nos quedemos aquí? Su mirada comenzaba a buscar las respuestas, de nuevo en sus ojos... ¿Lydia? ¿Mónica? Un tono distinto para cada una de ellas, creando este tipo de diferencias comenzaría el juego.

-No me iré de aquí sin saber si hay algún sobreviviente de esa explosión. -¿Cómo podía Daniel estar tan fresco y hasta seguir con esos comentarios tan livianos? Mónica no se iba a poner a discutir. -Puede haber entre las ruinas alguien herido. Es necesario fijarnos para poder socorrerlos.

La mujer comenzó a caminar con paso decidido rumbo al sitio de la explosión para comenzar a buscar. Sería una tarea espantosamente ardua y difícil, pero era lo lógico. Tenía experieicia en medicina, asi que por lo menos intentaría ayudar de esa manera.

No se fijó si la seguían o no. Imaginaba que debían hacerlo, más que nada por una cuestión de ética moral. Así que llegó hasta el lugar de las ruinas y escombros y mientras prestaba la mayor atención y tomando los recaudos del caso, comenzó a llamar a los posibles sobrevivientes. Qué vergüenza, ni siquiera conocía los nombres de las mujeres que habían quedado atrapadas. Pero sí el del hombre que se había presentado minutos antes de la explosión.

-John!!! -Gritó a viva voz. -¿¿Me escuchan?? ¿¿Hay alguien que pueda escucharme?? -Siguió gritando.

Parece que John te responde.
-Sí Monica...la escucho!!!!

-Monica..¿.hay alguien con usted?

Mónica trató de seguir el rumbo de la voz de John.

-Oh, por Dios están vivos!!!! -Gritó volviéndole el alma al cuerpo. Sintió que el pecho se le ensanchaba. -Ayúdenme!!! -Les pidió a Daniel y Lydia. -Sigue hablando John!!! -Gritó para poder ubicar mejor de dónde venía su voz. -¿Están las mujeres contigo? ¿Se encuentran bien?

Comenzó a caminar por sobre los escombros buscando y rebuscando. Sus manos se aferraban a las trozos de mampostería para sujetarse, cuidando de no resbalar y caer. El panorama de la explosión era terrible. Hierros retorcidos por doquier.

Al escuchar los gritos de Mónica se acercó rápido para echarle una mano. Mantenía su misma seriedad, los había dado por muertos demasiado rápido, sólo esperaba que no estuviesen demasiados heridos, en ese caso no estaba seguro si lo conseguirían. Además temía que todo esto frenara sus posibilidades de poder escapar de allí, pues ya comenzaba a imaginar que las plazas para la libertad estaban destinadas sólo para un número de personas demasiado recurrente, para dos. Había demasiados escombros frente suya, al menos confiaba en que de haber algún otro truco, hubiese quedado destrozado, por el momento estarían... a salvo. ¿

¿Estáis todos bien? Maldita sea... ¿dónde estais? Sus torpes pasos intentaban escalar la montaña de escombros que les llevara al bunker en el que se encontraban. Aún le costaba imaginar como pudieron sobrevivir.

Siguiendo las voces de John conseguís llegar a un monton de piedras grandes en los que, seguramente, debajo de estos esté la trampilla por la que ellos entraron.

Daniel agarró las pierdas y con gran esfuerzo conseguía al menos apartarlas unos palmos. Muee... umpgh... veeeete ! No todo lo rápido que quisieran, pero poco a poco se esclarecía el camino hacia la voz de John

No tenía una gran fuerza. Debía admitirlo. Y aquellos escombros estaban tan amontonados unos encima de otros que veía hasta improbable el poder quitarlos. Pero debía hacer el esfuerzo. Había gente allí abajo atrapada y si no se daban prisa y no tenían el suficiente oxígeno, aquella sería una nuerte más terrible que haber perecido por la explosión misma. Quizá hasta estuvieran aprisionados o semi aplastados, heridos. Los minutos contaban.

Sabía que sola no podría con los trozos mayores. Así que pidió la ayuda y asistencia de Lydia y Daniel.

-Todos juntos y a la cuenta de tres. ¿Sí?

Mónica parece leerle los pensamientos, así que apenas decir que debían regresar a lo que quedaba del edificio Lydia la siguió.

Se deshace de la chaqueta, en las circunstancias que están se ha convertido en un estorbo, así que la deja por ahí, visible, ya la tomará después y la usará de abrigo en caso de ser necesario. Por suerte, piensa, ella no gusta usar zapatos de taco fino, sino de taco bajo que le permiten correr y moverse casi por cualquier sitio sin preocuparse del lugar dónde mete el pie.

Escaló esa montaña de escombros y empezó a tirar al mismo tiempo que los demás. Eso era una maraña de fierros retorcidos, todavía calientes y medio humeantes que había que apartar... cosa difícil apenas con tres pares de manos, pero había que intentarlo.

Daniel consigue mover con bastante fuerza los escombros y abre el camino hacia la trampilla.
Esta tiene una manivela que puede abrirse sin ninguna dificultad.

Muy profunda no es, tan solo tienes que pegar un pequeño salto y ya estás dentro.
No ves a Amanda ni a Leire ni a John pero si que puedes ver mucha iluminación.
Así que por lo que parece, es viable la entrada.

Aún jadeante por el esfuerzo se queda un instante con el cuerpo flectado, las manos apoyadas en los muslos e intentando normalizar la respiración. Lo de la trampilla le ha parecido providencial y se alegra que sus compañeros dieran con ella a tiempo, sin embargo algo la desconfianza persiste y se acrecienta aún más al pensar que quien la encontrase, fuera por simple casualidad o no, podía ser el cómplice de Copeland.

Le da la impresión que Mónica tiene intenciones de entrar a la trampilla. Eso no le agrada. ¿Y si resulta que es otra trampa y lo que quiere Copeland es en cerrarlos bajo tierra, meterlos en una especie de laberinto o algo por el estilo? Si bien es cierto esa trampilla pudiese conducirlos a la tan anhelada tabla de salvación, también podía ser el expreso directo a la muerte.

Mónica abre la trampilla y Lydia, contrario a lo que se esperaba, no ve asomar por ella el rostro de John ni el de nadie. Frunce el ceño, no le parece lógico.

-"Hasta hace un rato podíamos oír su voz, él... ellos sabían que nos acercábamos... ¡¡Joder!! ¿El nos guió a la trampilla, o no? Juraría que lo hizo, así que sabía que ésta se abriría... ¿Por qué no esperar entonces a que se abriera para salir, en vez de perderse en ese lugar?" -se preguntaba- "¿Y si encontraron algo? ¿No habría sido más cuerdo decirnos en lugar de dejarnos aquí con la incertidumbre?"

Tras mover las pesadas piedras sus manos se van a sus caderas y se deja casi caer para sentarse sobre alguna que mostrara cierta comodidad. Mientras observa como Mónica se dirige hacia adentro. ¡Vamos John, Amanda, Leire, ya podeis salir! gritó entre jadeos. Su mirada se dirgió tras expresar su postura cómplice a Lydia, no sabía si ella deseaba entrar, pero Daniel mostraba querer tomarse un respiro, enfatizado en el hecho de sacarse un cigarro algo agitado. ¿Es que esto no va acabar nunca?