Partida Rol por web

La Larga Búsqueda: In Vitae Veritas

La Oscuridad de Rosalía

Cargando editor
28/11/2013, 11:17
Rosalía Caeiro

-Os lo agradecemos mucho, Alteza, y a vos, Marcelo -saludó con una inclinación de cabeza antes de aceptar el brazo de Lucita-. Nos retiramos entonces. Más tarde nos encontraremos en Santa Engracia -dijo hacia el Giovanni-. Buenas noches.

Hizo un gesto a Oana para que la siguiera y abandonó la estancia del brazo de Lucita dedicándoles a los tres una hermosa sonrisa.

Estaba nerviosa y comenzaba a sentirse asustada. Había tenido una extraña sensación al darle la mano a Marcelo y ahora creía entender por qué. Sin embargo no eran más que suposiciones, debía hacer algo para cerciorarse, aunque fuera arriesgado.

-Estáis siendo muy amable, Lucita, me alegro mucho de volver a veros -comentó para evitar el silencio mientras recorrían los pasillos hacia la superficie.

Cargando editor
28/11/2013, 11:49
Lucita de Aragón

-Y yo a vos -dijo con su sempiterna sonrisa-. Hemos rivalizado en algunos aspectos, es cierto, pero siempre lo he considerado una sana competencia. Al final las dos adoramos la belleza y la amistad prevalece... a pesar del tiempo en que habéis estado ausente.

Cargando editor
28/11/2013, 12:01
Rosalía Caeiro
- Tiradas (1)
Cargando editor
28/11/2013, 12:05
El Narrador

Lucita sentía lo que decía. La alusión a la rivalidad entre ambas podía esconder algo más, algún resentimiento no del todo curado, pero en cualquier caso poco importante. Cuando la Lasombra miraba a Rosalía sonreía con sinceridad y la alusión a la belleza podía referirse a la Toreador misma. En verda parecía que admiraba la beldad de la castellana.

- Tiradas (1)
Cargando editor
28/11/2013, 12:10
Rosalía Caeiro

Rosalía le devolvió la sonrisa sintiéndose un poco más tranquila. Una parte de sí la empujaba a confesarle a Lucita el motivo que las había llevado a Zaragoza, a compartir con alguien su inquietud y buscar ayuda, pero otra, más prudente, la obligaba a callar.

Debía decidir a cuál de las dos obedecer en el tiempo que tardaran en llegar al palacio de los Plasencia.

-Hablando de belleza... ¿Qué podéis decirme de ese Marcelo? -preguntó con una sonrisa pícara que ocultaba un interés de otro tipo-. ¿Son sólo modales o es un verdadero caballero?

Notas de juego

Cuando salgamos al exterior agudizaré el oído un momento y tiraré algo para ver si nos siguen.

Cargando editor
28/11/2013, 12:20
Lucita de Aragón

Lucita río de buen grado ante la pregunta de Rosalía.

-¿Veis? Echaba de menos tener a alguien con quien compartir estos chacarrillos, como si fuéramos coquetas doncellas con muchos pájaricos en la cabeza. Son muy refrescantes... No he tenido mucho trato con Marcelo, llegó hace poco y antes de esta visita creo que sólo hemos coincidido un par de veces más en esta Corte. Pero sí que parece un apuesto caballero... Aunque hay tantos que lo parecen y no lo son, como los que lo son y lo esconden o fingen serlo para luego esconder que lo son -comentó señalando con la vista hacia Oana por alguna razón.

Las tres salieron del subterráneo romano y anduvieron por la orilla del río hacía la zona más rica de la ciudad. Rosalía dividió su atención entre Lucita y los alrededores, más nadie parecía seguirlas. Era ya una hora tardía para la vida mortal y la calles estaban desiertas.

 

- Tiradas (1)
Cargando editor
28/11/2013, 12:46
Oana Radu

Oana no pareció percibir la sútil mirada de Lucita.

-Yo, no se qué pensar de ese tal Giovanni... -murmuró

- Tiradas (1)
Cargando editor
28/11/2013, 17:33
Rosalía Caeiro

Rosalía fingió no haber entendido la referencia a Thomas. Todavía no sabía con cuánta libertad podía hablar con Lucita.

-¿Y cómo os encontráis vos? -preguntó-. Espero que esos Anarquistas no os hayan causado problemas. Me ha entristecido la muerte de Flavius, no la esperaba... -comentó como de pasada-. Bueno, en realidad nunca suelo esperarme los problemas, como decís tengo demasiados pájaros en la cabeza -añadió con una risilla despreocupada. ¿Le esperaba alguno aquella noche? Probablemente sí-. Si mañana no estáis muy ocupada me encantaría charlar de todo un poco con vos, ahora creo que Oana y yo necesitamos descansar del viaje y arreglarnos un poco.

Cargando editor
28/11/2013, 18:31
Lucita de Aragón

Tras alejarse unas calles Lucita se detuvo, suspiró y la expresión de su rostro cambió por completo.

-Son muchos los rumores que dan por muerto a Thomas... Siento haberme referido así a vuestro Sire Oana, pero... era lo más que habría dicho si no hubiera sabido nada más. De cara a la sociedad Cainita siempre pareció que no nos llevamos bien. Y vos Rosalía... El volver aquí, con esta dignidad... después de que en Roma se os acusara de la Diablerie de Cayo Marco... Ha sido una jugada arriesgada pero sin duda en esta corte habéis dado un golpe sobre la mesa. Sois valiente, que duda cabe.

Cargando editor
28/11/2013, 19:15
Rosalía Caeiro

El rubor que solía adornar sus mejillas desapareció de golpe, y con la boca entreabierta miró sin ver a Lucita durante un largo instante.

-Yo no... -balbució. Marco... ¿Estaba realmente muerto? ¿Quién...? Ella jamás podría haberlo hecho.

¡¿Cómo puedo haber olvidado algo así?! Sintió un arrebato de rabia y llevándose las manos al rostro alzó la vista al cielo para ahogar un grito. ¿Por qué le habían robado los recuerdos? Tremere, Giovanni, la maldita Corona, qué importaban, en aquel momento se sentía peor que si le hubieran robado una fortuna en oro y todo lo que quería era recuperar su pasado.

-Lucita, escúchame -dijo haciendo un gran esfuerzo por serenarse-. Hace tres noches que desperté. No sé cuándo ni por qué decidí dormir y apenas recuerdo nada de lo que he vivido. Al llegar al Elíseo ni siquiera te he reconocido, lo siento mucho. Alguien ha manipulado mi memoria y cuando intento recordar sólo obtengo retazos: recuerdo a Cayo Marco como si hubiera sido ayer cuando me dio el Abrazo, pero no mi acusación en Roma, recuerdo a mis compañeros pero no sé por qué nos despedimos. Creo que quienes me han hecho esto están detrás de la desaparición de Thomas. No ha muerto: dormía, al igual que yo, cuando robaron su cuerpo. Seguimos su pista hacia Cataluña -la tomó de los brazos y la miró suplicante-. Dices que hemos sido amigas y al verte siento que es cierto. Necesito tu ayuda.

Notas de juego

Si tengo que tirar a) para no entrar en frenesí y/o b) para dar pena y que Lucita me ayude, dímelo (no obstante lo que digo lo digo de verdad, no para intentar dar pena)

Cargando editor
29/11/2013, 10:06
Lucita de Aragón

La aragonesa miró a Rosalía con gesto de consternación. Permaneció un momento callada y después se acercó a Rosalía y la abrazó. Había utilizado su Vitae para dar calor a su cuerpo y hacer que el gesto fuera más recofortante.

-Oh, Rosalía. No tenía ni idea... ¿Y no podéis recordar nada? - le preguntó al oído.

Oana caminó hasta pornerse dentro del campo de visión de la Toreador y negó rápidamente con la cabeza para que la Vampira contiviera la información.

Cargando editor
29/11/2013, 11:53
Rosalía Caeiro

Rosalía agradeció el abrazo más de lo que hubiera imaginado, pero las palabras de Lucita la hicieron ponerse alerta. No debería haberse mostrado tan débil. Quizás acababa de cometer un grave error.

Intentando que no percibiera su tensión se separó un tanto de ella y negó con la cabeza.

-No, nada... -respondió-. Nada desde hace siglos. Por favor, explícame qué ocurrió en Roma. ¿Por qué me acusaron? ¿Quién? ¿De verdad Cayo Marco está muerto? -casi le costó pronunciar la frase.

Cargando editor
29/11/2013, 12:21
Lucita de Aragón

Lucita deshizo delicadamente el abrazo, deslizando sus manos por los brazos de Rosalía hasta sostener sus dedos entre los suyos.

-No conozco toda la historia -aseguró-. Tan sólo las noticias que llegaron desde Italia. Habías conseguido medrar en la Corte local hasta que se os acusó del crimen del Amaranto. Supongo que se abrió un proceso, pero ignoro cuál fue su conclusión final. Lo cierto es que nadie ha vuelto a saber de Cayo Marco. Después volvisteis aquí, pero fuisteis muy discreta. Os acogimos, pues la situación con el Vaticano no era cordial y traíais información con la que negociar... ¡Pero claro, de eso hace ya más de Siglo y medio! La situación cayó en el olividó y se escucharon rumores de todo tipo: Que os habíais quitado la vida porque no pudistéis soportar la culpa, que Thomas o ese Antiguo Ravnos... Krecenko, os habían dado muerte... Que eran ellos los que habían matado a Cayo...Que algún Assimita pagado por vuestro Chiquillo os había Cazado y llevado a Al Andalus... Yo sufrí y recé por vos...   -dijo mirándola a los ojos. El cierzo, oriundo de aquellas tierras agitó los cabellos de Rosalía.

Cargando editor
29/11/2013, 12:54
Rosalía Caeiro

Escuchó atónita el relato de Lucita, y permaneció en silencio largo rato aun cuando terminó.

Había conseguido hacerse un nombre en Roma... Cuándo desearía recordar aquello... Pero alguien, ¿Tremere, Giovanni?, había deseado su infortunio y la había acusado de Amaranto. Ella se sabía inocente: jamás le haría daño a Marco. Pero quizás otro sí se lo había hecho para culparla. ¿Había muerto para siempre? ¿Cuándo se vieron por última vez? ¿La odiaba por huir aquella noche o la perdonó y la acogió de nuevo después de aquello? De pronto echó de menos la seguridad de su palacio que tanto había despreciado entonces.

Y los demás... Mientras ella dormía en Toledo corrían esos horribles rumores. ¿Se habrían ocupado de robarles también su fortuna y su renombre? La de Thomas la conocía, ¿pero cuál había sido la suerte de Yurev? ¿Y la de Francesco? ¿Dónde estaban? ¿Volverían a verse?

Entonces cayó en la cuenta de algo, y sus ojos buscaron los de Lucita.

-Mi Chiquillo... -musitó. ¿Massimo? Es imposible, nadie lo sabe-. ¿Qué Chiquillo?

Cargando editor
29/11/2013, 13:21
Lucita de Aragón

-Oh... ¿Tampoco lo recordáis a él? Vuestro Chiquillo. Christian Adler.

Cargando editor
29/11/2013, 13:22
Oana Radu

-Creo que deberíamos marchar al refugio, Rosalía.

Cargando editor
29/11/2013, 13:34
Rosalía Caeiro

Christian Adler... Ese nombre no le decía nada. Cerró los ojos y trató de rebuscar en su memoria herida, pero no halló nada, ni un rostro, ni una voz, ni un lugar, ni tan siquiera una sensación.

Se sintió rabiosa, llena de odio contra aquéllos que le había robado su vida, pero sobre todo terriblemente triste.

-Sí... -dijo por fin separándose de Lucita y retomando el paso-. Vamos al refugio. 

Cargando editor
29/11/2013, 13:40
Lucita de Aragón

-Yo... no tenía ni idea de vuestra situación... Si queréis las dos venir a mi refugio...

Cargando editor
29/11/2013, 13:42
Oana Radu

-No estoy segura de que eso sea lo más adecuado...

Cargando editor
29/11/2013, 13:43
Lucita de Aragón

-Vamos, Oana... Tuve algún encontronazo con Thomas... Y es cierto, Rosalía, debeis saber que vos y yo no siempre congeniamos... Pero todo fue parte de este teatro que es la no-muerte. Eso no tiene nada que ver con algo tan grave como con lo que contáis. No seas tan desconfiadam Chiquilla.