Motivo: FUE+ATL (Especialidad)
Dificultad: 6
Tirada (8 dados): 2, 7, 10, 7, 2, 1, 6, 5
Éxitos: 3
Yurev emergió del subsuelo para encontrarse de nuevo en las ruinas de la ermita.
-Más te valdrá mantenerte en el futuro alejado de ésta, mi morada, pues son muchas las cosas que he leído en tu mente, Yurev Krecencko y sé muy bien cómo hacerte daño -se escuchó rugir a Blasku.
Yurev se quedó mirando la oscuridad del pozo y dudó si mantenerse callado o hablar, pero Blasku le había importunado lo bastante como para olvidar toda prudencia.
-Y tú manténte alejado de mi gente, pues sé dónde está tu guarida, y gracias a ti sé a quien podría interesarle... anarquistas. Así que olvidémonos el uno del otro, maldito demonio asqueroso -farfulló Yurev hastiado de la ermita, los Tzimisce y los recuerdos despertados.
Intentando alejarse de las imágenes de su memoria se encaminó al campamento de los roma; tenía que hablar con ellos. Sin embargo, recordando las supersticiones del que fue su pueblo, se mantendría algo alejado del poblado pero bien a la vista, para que ellos decidieran acercarse a él y entonces poder advertirles del peligro que corrían allí.
Yurev volvió sobre sus pasos, con las dudas azotando su mente. Despertar del Letargo y verse envuelto en una situación así... parecía una especie de mal sueño.
Una vez orientado y por lo que habían dicho los dos niños, supo dónde tenía que estar el campamento gitano. Se detuvo en cuanto vio a lo lejos las tiendas y las caravanas y escuchó la música que de ahí venía y por un momento se sintió como en sus días de mortal.
-¿Quién eres tú? ¿Vienes a por más niños? -inquirió un hombre acercándose en compañía de otros dos. Dos de ellos llevaban unas pequeñas dagas desenfundadas y el tercero una horca.
Yurev se levantó y se sacudió las manos. Se alegraba de estar de nuevo entre su gente, pero su gesto estaba serio.
- Nada de eso -les dijo en el idioma de los rom-, soy el espíritu de la montaña que ha despertado, un shilmulo que viene a avisaros... Hay un monstruo cerca de aquí, se llevó a vuestros hijos. Ellos están perdidos, por eso debéis marcharos de aquí para proteger a los jóvenes.
-Un shimulu -dijo uno de ellos. Los demás murmuraron-. ¿Cómo sabemos que dices la verdad y no quieres llevarnos a una trampa. Vosotros que soléi' engañar con vuestros trucos...
Yurev arqueó una ceja y se rascó la barbilla.
-Supongo que no podéis fiaros de mi palabra, tan sólo de mi intención: no quiero llevaros a ninguna parte. Sólo quiero que os alejéis de aquí, y teniendo en cuenta que aquí desaparecen vuestros hijos no sería una mala decisión. De todas formas, si tenéis alguna duda podéis hablar con Cezar, él me contó vuestros problemas.
-¿Cezar el chiquillo?
-¿Qué le has hecho?
-Nada, ha vuelto a casa de mi prima hará no mucho rato.
Tira Manipulación + Expresión.
Motivo: man+expr (Especialidad)
Dificultad: 6
Tirada (6 dados): 7, 6, 9, 10, 8, 6
Dados repetidos: 9
Éxitos: 7
-Parece sincero y sin duda se ve como uno de lo' nuestro'
-Ha de habe' espíritus bueno eso está claro.
-¿Por qué dice' que corremos peligro shilmulo? ¿Qué sabes?
-No -sonrió Yurev-, en el mundo de los espíritus no los hay buenos, los hay que intentan serlo... Sólo hay espíritus que están con vosotros y espíritus que están contra vosotros; y yo estoy con vosotros. Quien está contra vosotros es otro espíritu que mora no lejos de aquí, él se lleva a vuestros hijos. Yo vengo a avisaros.
-¿Sabes donde estan losh chiquillosh? -dijo uno de ellos abriendo los ojos de para en par-. ¡Indícanos el lugar y daremos muerte a ese espíritu para recuperarlos!
-No os lo diré porque no podéis recuperarlos. Están muertos y si vais sólo servirá para que muráis -les miro con mayor seriedad-. Ya le llegará la hora al culpable. Ahora llevadme con quien os dirige.
Los gitanos se miraron entre ellos, entre apenados y confusos.
-Síguenos.
Con solemne silencio guíaron a Yurev hacia el interior del campamento. Los recuerdo de su tiempo mortal se dispararon en la mente del Reavnos. Al igual que en su campamento, una tienda en el centro era el lugar del patriarca. Tras pedirle que aguardara mientra ellos ponían al jefe al corriente, éste accedió a recibir al Vampiro.
En el interior de la tienda, un hombre de barba canosa con un gorro bien calado y telas ajadas le esparaba sentado en una silla curva sin respaldo.
-¿Qué quieres de nosotros, shilmulo? -le preguntó invitando a que sentara frente a él.
-Tan sólo busco hablar y saber... Llevo tiempo lejos del mundo y quiero volver a saber. Y quiero que os vayáis de aquí, o el demonio os cogerá.
-En verdad eres un shilmulo y además uno de los nuestros -dijo el anciano con gesto calmado-. Y dime, ¿Qué puede desear saber alguien como tú?
-¿Dónde estamos y quién es el rey? ¿Quienes sois y a dónde vais? -eran muchas las preguntas que Yurev tenía en su cabeza y no sabía cómo ordenarlas. Había una sin embargo que descollaba entre la confusión de su cabeza-: ¿Qué año es?
El anciano sonrió, al tiempo que de un pequeño cofre un saquito.
-Sí que estáis perdido -comentó mientras deshojaba unas hierbas sobre el brasero candente-. Es el año 1468, estáis en Moldavia y el Rey de los que no son libres es Esteban III El Grande.