Partida Rol por web

           Kib sacó una flecha y tensó el arco. Luego disparó. Tara se preparaba y Bregor descansaba apoyado contra un árbol. Ken estaba hablando con Gladia apartado pero podía ver el combate desde su posición.

          La saeta salió disparada muy bien, en línea recta que iba directamente al torso de la elfa. De nuevo la mujer giró muy rápido, como un torbellino, y el aire hizo que la flecha cambiara su rumbo a último momento, clavandose en uno de los árboles cercanos. 

        -Este movimiento os ayudará a desviar misiles pequeños si vienen en varias direcciones a la vez -explicaba Turmalina. Kib mismo se sorprendió de que fuese el aire, no el cuerpo de la elfa o sus brazaletes, lo que desvió la flecha. Y era verdad: si muchos misiles de ese tipo venían desde distintas direcciones, este movimiento los ayudaría a evadir cada uno de ellos. Incluso, en el mejor de los casos, haría que las flechas del enemigo mataran... a los mismos que las lanzaron.

       -Niña, ahora es tu turno. -La elfa llamaba a Tara, que ya se había preparado con sus espadas para el combate.

           Gladia oyó las palabras de Ken y brilló de un color rosa. El chico no lo sabía pero ese era el tono del cariño, cuando un hada se volvía de ese tono en su aura era porque sentía un sincero afecto por alguien.

         -Ken, nadie te pediría que traiciones a nadie. Y aunque te creas un campesino tú eres el futuro rey. Sé que es mucho peso para tus hombros, pero es lo que los sabios dicen. Necesitamos que os convirtáis en guerreros, magos, y más. La horda que vino del Norte es la más espantosa que jamás nuestro pueblo haya presenciado. Habíamos antes de esto, intentado sopesar la posibilidad de combatir con todas las fuerzas del bosque.

       El color de Gladia se volvió azul, era de pena. 

       -Turmalina no os contará eso porque no quiere que tengáis más dolor encima pero cientos murieron. Fueron al norte, intentando frenar la formación de las fuerzas. Cientos de hadas y elfos, cientos perecieron. Pero allí, en una fortaleza sagrada encontraron este pergamino. Y debes cuidar el secreto, porque esto sólo lo debes saber tú ahora: en él habla de los elegidos, la rosa, y más. No sé todo, y hay partes que nuestros sabios están traduciendo aún. Con sangre hemos averiguado sobre vosotros. Sabemos que el enemigo no. Pero que tiene una idea... A cambio de algo, dices, pues si te quedas es a cambio de la vida y libertad de miles de seres y de toda una tierra.

En eso tenia razón si me quedaba era a cambio de la ida de miles de personas y del futuro del mundo, pero el futuro del mundo era algo que ahora mismo a mi no me urgia demasiado, queria otra cosa y no dejaria de hacer mi petición al Hada.

- Si, doy por asumido que si me quedo podre lograr si la profecia es cierto todo eso, seguire el camino de la magia y lchare con ordas, lo de ser rey no me entusiasma pero incluso si eso es lo que marca la profecia lo haria, pero lo que yo quiero es diferente es algo que la profecia no hara que tenga ni indica, lo que quiero es a ti -

Me quede callado unos segundos dejando que ella pensara un poco sobre lo que acababa de decir.

- Este es mi trato, me quedare y cumplire con lo que TU - puse un especial enfasis en el tu para que le quedase claro - me digas, pero a cambio es a ti a quien quiero, no luchare por el mundo si no por ti, ese es mi trato ¿que decides? -

No me gusto nada el apelativo de "niña", pero suponiendo la edad que podía tener esa elfa era verdad, a su lado sería una niña, blandi ambas espadas una en cada mano y me acerqué a donde estaba la elfa, normalmente esperaba a que me atacasen, pero sabía que la elfa no vendría, por lo que preparada para dar lo mejor de mi me lance con ella soltando dos tajos en dirección a la elfa

             El nada oye lo que Ken pide y es a ella. Por un momento no se lo puede creer y frota sus pequeños ojillos. Luego posa la vista en los ojos del chico y ve que habla de verdad. Gladia sonríe.

            -Entonces... es una promesa. Sé que no sabes que las hadas poseemos la magia suficiente para cambiarnos a forma humana, o mejor dicho a tamaño humano cuando lo deseamos. Por todo el tiempo que sea.

           Gladia vuelve a resplandecer con un color rosa que la rodea muy bonito, mientras sus alas se mueven con alta velocidad, como las de un colibrí. Revolotea alrededor de Ken, se posa en su hombro y le da un pequeño beso en su mejilla derecha.

         - Te doy mi palabra de hada que sí aceptas la misión me quedaré contigo. Y, cuando podamos estar más tranquilos, y venzamos a la fuerza orca, me quedare contigo en mi forma tamaño humano. Tendrás un hada a tu lado por toda tu vida. Y seremos uno bajo las leyes del bosque Fae. Pero, pero ahora debes volver con 
Turmalina. Entrena último si lo deseas pero hazlo. Serás todo lo que puedas ser, y serás ese gran rey que gobernará Roshendal con sabiduría y bondad por mucho, mucho, mucho tiempo.

No pude evitar sonreir ante aquellas palabras, era cierto que desconocia que las hadas pudieran adoptar forma humana con tamaño incluido pero me agradaba saberlo, era feliz con esa promesa sobre todo por que sabia que las hadas jamas faltaban a su palabra.

- Así lo haré, me haré fuerte y luchare para que esta guerra termine lo antes posible y así podamos estar juntos, es una promesa Gladia los dos juntos para siempre -

                Tara vino como una gacela en rapidez pero blandiendo sus espadas con confianza. El primer movimiento lo realizó con su muñeca derecha: un arco horizontal que tenía por objetivo cortar a la elfa en el torso. El otro brazo realizó el movimiento al revés, hacia arriba, intentando golpear en el antebrazo o cualquier parte de sus miembros superiores.

                Un ligero corte pasó por encima de las prendas de Turmalina. Pero, en ese momento, levantó la rodilla derecha y el impulso elevó todo su cuerpo hacia arriba, como si fuese un conejo, o rana, saltando. Al bajar, con una celeridad impecable cayó sobre Tara. Sus manos sujetaron las muñecas de la chica. Sin embargo, del rostro de la elfa, una gota de sangre se desprendió. El segundo movimiento le había dado en el rostro, de forma superficial.

                La elfa soltó su presa.

                -Salto etéreo. Otro movimiento que aprenderéis. Has estado muy bien, Tara –dijo, secándose con su mano el corte –no dudo de que tienes sangre de guerrera.

                Ken en ese momento volvía del bosque con Gladia en su brazo. Pero la elfa decidió dejarlo para el final.

                -Bregor, a ver de qué estás hecho tú, semidemonio…- dijo ella.

           Bregor lanzó su ataque contra la elfa. Con su arma intentó dar un golpe certero a la mujer, sabiendo que de todos modos ella era una gran guerrera, y podía defenderse. Sus ojos, ambos, estaban abiertos. Uno de ellos no tenía nada de normal, dejaba ver su faceta de semidemonio. Pero la elfa volvió a repetir el salto ese que antes había hecho contra Tara. Se impulsó hasta quedar varios metros elevada en el aire. Entonces, desde esa postura, comenzó a girar. Bajó, girando, y, como si de un trompo se tratase, enterró a la mitad de Bregor sobre la tierra. Sin embargo un par desgarros más en su vestimenta habían indicado que el guerrero había estado bastante bien para combatir con ella por primera vez.
 
         -Estoy sorprendida. Realmente sois buenos en esto. Si fuese otros, si este fuese el primer combate, estaríais mucho peor. Mucho. Debe ser cierta la leyenda. Ahora, tú Ken. Veamos de qué estás hecho.

          Gladia miró al chico con una sonrisa llena de confianza. Ella creía en su capacidad.

La elfa me llama y ahora tengo que cumplir una promesa, no me gusta el entrenamiento que seguimos ni nada de lo que esta pasando en el mundo pero tengo que resignarme, al menos se que si sigo en aquel lugar y logro que se cumpla la leyenda yo lograre lo que mas deseo.

Saco dos flechas de mi arco y mojo ambas en un liquido pegajoso y brillante, es un veneno paralizante, no es mortal pero si consigo tan siquiera rozar a la Elfa se quedara paralizada en el sitio.

Me lo tome con calma, caminando alrededor de la elfa sin prisa, con las flechas en mi mano, esperando el momento adecuado, buscando un punto flaco un sitio donde disparar mas facilmente, incluso un simple descuido o que ella se avalanzara sobre mi.

Era un ritual normal en mi, seguir mi presa encontrar el momento preciso y entonces disparar.

Y eso hice cargue una de mis flechas en el justo momento y dispare quedandome con la otra en la mano para usarla despues.

  Bregor se quedó observando la actuación de Ken. -"Parece que el chico no se desenvueve mal"- pensó. Por lo general Bregor pensaba que el grupo tenía futuro y que sobretodo eran buenas personas, aunque aún no se terminaba de fiar del súcubo, lo cierto es que el guerrero nunca tuvo buena relación con los demonios y debía andarse con piés de plomo.

                Ken actuó como un cazador. No se abalanzó sobre Turmalina sino que espero que ella creyera que la iba a atacar. Hizo un ademán y luego, cuando ella corrió hacia su persona, lanzó una flecha primero; y luego la segunda. Antes de ello había estudiado los movimientos de la elfa. Los virotes, además, tenían el mismo veneno que había visto usar en su visión del ogro (puesto que el mismo nunca los atacó) así que una gota solamente alcanzaría para paralizarla.

                Pero la elfa estaba para enseñarles a ellos, era una guerrera muy experta. De no ser los elegidos hubieran comido el polvo de verdad. Bregor, quien prestaba atención a este combate vio que la primera flecha fue desviada por uno de los brazaletes de la mujer. La segunda atravesó su cabello justo cuando ella se echó para atrás, en plena corrida, arqueando su espalda y llevando su cabeza en un ángulo cercano al piso.

                -Bien. Estudias a tu presa, atacas con cautela… –dijo, cuando volvió a ponerse en pie. Antes de nada se quedó quieta. Ken pensó que era el veneno pero ella señalaba a sus espaldas.

                Todos se dieron vuelta.

                -Bien, tú lo hiciste bien Guerrero y tú –dijo, señalando a la enorme bestia que todos conocían como Rallitas –tú entonces eras el sexto elegido.

                Como toda respuesta el tigre gruñó con orgullo.

-Bueno, el tigre será más útil que el tipo desnudo, sin duda alguna- comenté desde la rama del árbol- entonces, que sigue ahora? -

Así que realmente el elegido estaba con nosotros en aquel momento, sencillamente no era aquella criatura lunatica si no la que esa criatura consideraba su mascota.

- Un aliado realmente curioso - digo sin cortarme - Pero desde luego sera un gran aliado -

Bregor se rasca la cabeza,desde luego aquella era toda una sorpresa que nadie se podía esperar. Si ya la historia de los elegidos se le antojaba extraña,esta nueva incorporación no hacía que le pareciera más normal, aún así toda ayuda era bien recibida. -Desde luego al que le cuente esto no se le creería en la vida. Ahora si que somos un grupo de lo más variopinto.

                Rallitas no atacó a Turmalina. Se sentó y esperó. Algo se dijeron entre ambos pero los chicos no pudieron entender qué era. ¿Comunicación telepática, quizás? La cuestión es que la elfa y el tigre se miraron por unos diez minutos. Luego ella dijo.

                -Por ahora es todo. Ahora venid, vamos a comer que necesitáis fuerzas.

                Turmalina golpeó las palmas y de varios rincones salieron seres alados trayendo frutas, verduras, y otros manjares. Los llevaron hasta una mesa en el medio del bosque, llena de verdor. Al tigre le dijeron algo y él salió en busca de una presa. Era un carnívoro y no había nada malo en ello siempre y cuando cazara lo justo para alimentarse.

                Entonces, cuando todos estuvieron sentados y comenzaban a dar cuenta de los manjares, una mujer dorada salió de entre la maleza. Hizo un gesto a Turmalina y ella abandonó el lugar dejando que la otra se sentase.

                -Bienvenidos. Mi nombre es Rosetta y represento a los altos Consejos de las Hadas. Espero que os alimentéis bien. ¿Precisáis algo del bosque?

                Ella, aunque un hada como Gladia, tenía el tamaño de una mujer humana. Alrededor de sus brazos y piernas, salían constantemente rayos de luminosidad dorada; su propio cabello parecía hecho de flamas. Era algo digno de ver.

  Lo cierto es que tras el entrenamiento y el haber cenado poco la noche anterior, Bregor se encontraba hambriento así que se sentó a la mesa y haciendo una leve reverencia hacia su anfitriona dijo:

  -Con su permiso, este entrenamiento le abre el apetito a cualquiera y todo lo que nos ofreces tiene un aspecto delicioso.- 

  Sin más preámbulos Bregor empieza a engullir sin parar como si pareciera que no hubiera comido en meses.

Bajé del árbol en cuanto nos llamaron para comer, mirando a las hadas que iban trayendo frutas.

Me acerqué a la mesa y entonces vi salir a la hermosa hada dorada.

Acercándome a ella le hice una reverencia y le bese la mano.

-Vaya, los rumores son verdad de que las hadas son de las criaturas más bellas que existen y que agradable es ver que también pueden ser tamaño humano, mi nombre es Michael, aunque eso ya lo debe saber el Alto consejo, por mi parte solo me gustaría algo de Carne asada y vino, dudo que el bosque me pueda proveer de eso-