Partida Rol por web

                Pensaron en más posibilidades de este puzle como que la muerte no era la muerte propiamente dicha, que sí podría ser, que podrían hacer esto o aquello. Quisieron hacer guardia pero todos se terminaron durmiendo al final. El cansancio los había dominado después de tanto uso de la magia y los combates. Tempestad abrió un ojo azul primero, luego fue viendo que todos estaban en la cámara de la esfera, sanos y salvos.

                Tenían algo de hambre, eso era verdad, podían usar sus raciones para no estar debilitados a la hora de ver a los Necromantes tras esa puerta doble aun no investigada. Tempestad bostezó, Mia lo hizo después. Se paró, estiró sus brazos y tomó una inspiración honda de aire.

                -Ajummmm…. Mmmm…. Parece que estamos todos bien, y debe ser de día. ¿Verdad esfera?

                -Lo es –dijo la pelota roja –hace poco ha amanecido. 

  El descanso le vino de perlas a Maderaoscura, se levantó de un salto y abrió su petate en busca unas pocas raciones de viaje, no era lo más rico que había comido pero ni mucho menos era lo peor y llevaba acostumbrado a ese tipo de alimentación desde hace años.

  Una vez acabó de desayunar  comenzó con sus ejercicios matinales, comenzando con unas flexiones a una mano.

  -Buenos chicos ¿Cuál es el plan a seguir entonces?- Dijo el mientras comenzaba su calentamiento.-Me estoy hartando de este lugar, no es muy acogedor que digamos y la idea de que un ejercito de orcos y nigromantes nos esperen afuera no lo mejora.-  tras esto Bregor soltó una tremenda risotada y siguió con sus ejercicios matutinos.

- Sí, hay que salir de aquí cuanto antes. - Dije que con el morro metido hasta el fondo del zurrón buscando provisiones para desayunar. - De lo contrario, dentro de poco tendremos que empezar a prescindir de la merienda y luego de los aperitivos.

Agarré algo que llevarme a la boca y luego me eché el petate a la espalda.

- El plan de Tempestad parece el más sensato. Si vamos a derrotar a los necromantes de todos modos, podemos ofrecérselos luego a La Muerte para que nos permita hablar con ella y si se pone burra ya veremos que hacemos, creo que Fafnir anda necesitado de acción...

-No me vendría nada mal- respondí levantándome y estirando el cuerpo - además debemos de estar siempre listos para un combate, en nuestra posición son más los que nos quieren muertos que vivos-

Busqué en mi mochila y chamusque un poco la carne antes de empezar a comer, calenté un poco de vino especiado que había traído y lo ofrecí a los demás.

-Mantengan el calor del cuerpo y luego partamos a la cacería, debemos de encontrar el objeto que controla a los dragones-

   Comidos, se sintieron más fuertes. Ahora que su maná había sido reestablecido también tenían mayor confianza pero no quería eso decir que fuese fácil. Obviamente los Necromantes no sonaban a niños de pecho. Bajaron las escaleras hasta la habitación de cuadro, y de allí pasaron a la entrada del edificio (ese lugar por el que habían ingresado cavando el túnel) Mia habló, cuando se detuvo, esta vez frente al portón negro que era la puerta que faltaba.

   -Recordad que su debilidad es la luz del sol. Algo antes de abrir esta... cosa? -aunque antes no estaban allí, dos cabezas leonadas aparecieron, eran llamadores. El tigre gruñó, preparándose a dar batalla en cuanto comenzara la cosa.

  Tras un modesto desayuno y su calentamiento matutino, Bregor se encontraba en perfectas condiciones para hacer frente a lo que se pudieran encontrar tras esas puertas.

  -Rebanemos unas cuantas cabezas.- Fue todo lo que dijo del guerrero mientras colocaba su espadón en ristre.

-Me gusta como piensas- dije girando los hombros para descontracturarme- comenzamos de una vez? Estamos todos listos?- pregunté mientras sonreía y me preparaba para la acción quería ver que tan fuertes eran estos seres y quemar a muchos de ellos.

- Vamos a ello. - Dijo el kobold al tiempo que extendía los brazo y una leve luz imbuía en su aura a todos los compañeros del grupo.

                Khivit hacé un ademán casi imperceptible pero todos sentís una especie de protección. No entiende nadie qué sucede, pero el guerrero ha usado su maná con el objetivo de prolongar la vida de sus compañeros si es necesario.

                Todos están preparados, o por lo menos, todos quieren conseguir la llave. El Cetro está en el otro edificio, separado por una verja irrompible que solo puede abrir una llave en forma de Calavera que se debe encontrar en este lugar. Está guardada por los Necromantes, y ellos tienen como debilidad la luz del sol (por eso seguramente esta estructura no tiene ventanas)

                Mia abre la puerta. Se hallan frente a un hall circular de unos 200 metros cuadrados de superficie. En cuatro puntos equidistantes, en los bordes de este suelo de piedra redondo, hay cuatro figuras envueltas en capas negras y de unos dos metros de altura. Sus rostros aparecen tapados por las telas rústicas y oscuras como la noche misma.

                -Creo que ellos son… los… eso…- dice el tigre pero sin avanzar ni un paso todavía.

Nigromantes, justo delante de nosotros con el mas tipico aspecto de seres oscuros, nuestras misión en teoria era terminar con ellos y yo estaba muy dispuesto hacerlo sobre todo por que estaba muy cansado de esas cosas, pero ante todo teniamos que sacrificarlos en ofrenda a la mujer oscura si es que queriamos hablar con ella.

- no creo que nos escuches, pero si es así te ofrezcemos estos seres como ofrenda - Digo simplemente por que me apetecia y la verdad me gustaba darle ese pequeño tono de dramatismo y parafernalia, así igual los nigromantes se quedaban desconcertados al no tener ni idea de que cojones estaba diciendo.

tras decir esto y desde la misma puerta activo mi drenaje vital con uno de los nigromantes, pongo mi mano derecha frente a mi rostro y comienzo a sorber aire, la esfera de aire pronto se colocaria sobre mi objetivo y eliminaria todo el oxigeno de su cuerpo.

Al ver a los necromantes sonrío y elevo una mano con los dedos abiertos a la altura del hombro.

-BURN!- grito mientras mi mano se prende fuego y así también las armas de mis compañeros se bañan en ese elemento, sin lastimarlos, incluso en las garras y dientes de Tempestad- Mia, cuándo quieras combina mis llamas con tu luz, de seguro eso da como resultado un poder similar al Sol...-

  Bregor aprovechó la ayuda proporcionada por Fafnir y se lanzó de cabeza a por lo nigrmantes antes de que pudieran ni tan siquiera reaccionar, embistió con su espadón contra el enemigo más cercano, si tenían que acabar con ellos, cuantes antes mejor.

                Viento habló hacia la mujer de labios cosidos, aunque ella no se encontraba allí. Quizás lo oyera, tal vez no. Usó su poder luego para llevar una esfera a los Nigromantes y quitar su aire (ahogarlo). Sin embargo nada ocurrió, los Necromantes no necesitaban respirar y uno sacó una espada negra como la noche y se dirigió al joven flotando sobre el suelo.

                Fafnir tenía un plan: enciende con su poder de fuego las armas de sus compañeros y le dice a Mía cómo actuar. Ella utiliza su poder de Destello y una luz comienza a mezclarse con el fuego del Incubo. Esa magia serviría para cegar, pero entremezclada con las llamas logra que todo el armamento de los muchachos se vuelva blanquecino.

                Entonces Bregor ataca al Necromante más cercano y este se evapora en un grito. Los otros retroceden, excepto el que estaba cerca de Viento que lo coge por el cuello.

                -Retiraos o lo mataré y será parte de mis muertos –dice con una voz terrosa.

                El tigre se agazapa pero no sabe qué hacer. Quedan tres de esos seres, y podrían vencerlos rápido con las armas como ahora estaban, mas no debían arriesgar la vida de viento.

  Bregor muestra una leve sonrisa torcida y dice:

  -No lo creo.-

  Inmediatamente después Bregor toca con la palma izquierda el suelo haciendo que su poder recorra la distancia hasta Viento, en tan solo un instante toda la piel de su compañero se vuelve de dura e impenetrable obsidiana, de esa manera le concede una oportunidad para que pueda escapar sin peligro alguno de su captor.

Aquella criatura habia cometido muchos erroes, el primero de ellos y ante todo habia sido no matarme a la primera, agarrar por el cuello y amenazar a alguien que puede crear tornados no es que sea algo muy inteligente, si queria librarme de aquella criatura solo tenia que soplar un poco y crear una onda de choque para lanzarlo por los aires, sin movimientos ni nada mas.

Pero no me hacia ni falta, Bregor se habia lanzado a ayudarme y eso me daba tiempo para reaccionar sin tener que gastar mas poder, saque mi cuchillo y lance un ataque contra esa criatura aprobechando el momento, el poder de fuego que nos habian lanzado tendria que ser suficiente para acabar con aquella criatura.

Con un necromante menos y Viento enfarfullado con el segundo, decidí lanzarme a por los más alejados que quedaban. Cimitarra en mano, aprovechando el resplandor del que nos habían provisto Fafnir y Mia, lancé un tajo a uno de los necromantes esperando que se desvaneciera en un destello como hizo el primero.

Al ver que Viento podía solo saque mis chakrams y los hice girar en mis dedos, para luego lanzarlos contra uno de los necromantes más alejados.

         Madera Oscura utiliza su Maná, el cuerpo de viento, ante el hechizo, se torna cual obsidiana y el Necromante vocifera, incrédulo: -¡¿Qué clase de magia es esta?!. Intenta cortar la piel del joven pero su espada golpea sin ningún éxito contra el cuello del cautivo. Entonces, mientras lo seguía intentando, Viento sacó su daga y lo acuchilló moviéndose rápido como el aire. Con un "puf" y un alarido, el mago de los muertos desapareció.

        Quedaban dos pero el grupo no iba a darles chance. Khivit utilizó su cimitarra y atacó a uno que estaba retrocediendo; el último fue alcanzado por uno de los chakranes de Fafnir. Ambos se desvanecieron en el momento en que las armas, que poseían esa luz del sol creada por la combinación de la magia de Mía y el íncubo, impactó contra los cuerpos de los seres arcanos. 

      Ni terminó la batalla las armas, así como el cuerpo de Viento, volvió a la normalidad. El tigre, irritado, dijo:

        -Ni siquiera me dejaron algo de diversión. Pero aun falta la llave, ¿dónde está?.

         Mía señaló un punto en el techo, colgando de una cuerda pequeña había un objeto brillante. Tenía forma de llave y su parte superior era como una calavera. Era la que necesitaban para ir al otro edificio, abrir el portón subterráneo y, luego de enfrentar  a esa mujer del cuadro, tener el cetro que controlaba a los dragones.

        Iba a ser un largo día...
 

Esperaba algo mas de resistencia por parte de los nigromantes, lo que significaba que tenia que haber trampas por aquella sala por que si no algo no terminaba de encajar en aquel lugar.

- Gracias por la ayuda Maderaoscura, te debo una -

Miré al techo con la boca abierta. La llave colgaba en lo alto y no parecía estar al alcance de un salto de un kóbold paticorto.

- Creo... Creo que esto es trabajo para tí Viento. - Dije sin perder de vista la llave.