Partida Rol por web

Minsk se levanta de su mesa, para caminar lentamente hasta la mesa donde está su compañero, Querelar, y se sienta a comer.

Recuerda que no estamos aquí para buscar a Valerio, es Oppol nuestro objetivo primordial, y recuerda también la carta

 Querelar mira al elfo.

 - Puede ser, pero sin duda por lo que mi respecta el kobold puede esperar, la esfinge no morirá más o menos esperand el ajusticiamento. Pero me estraña que el guardia de la ciudad no supiera nada de Valerio, me procupa que le haya sucedido algo y más sabiendo que han tenido problemas con trasgos recientemente en laregión, me cae bien, es un buen tipo.

 Hace una pausa.

 - En cuanto a la carta. Aún no estamos en Aguas Profundas y pasará algún tempo antes no lleguemos, tal vez sería interesante hacerse con unas monturas.

 Empiezo a comer como un lobo hambriendo,después decazar a su presa.Una vez sacio mi apetito,bebo del vaso,lleno de vino.

Burp....!,lo siento,tenía mucha hambre...y bién habéis leido la carta...?

Le pregunto a las chicas.Comienzo a comer,pero con más tranquilidad.

Termina de servir una jarra de cerveza donde la espuma rebosa por los vértices de la copa. La deja en el barra para que repose unos segundos y con habilidad rellena dos platos más de esa exquisita sopa con aroma a ajos tiernos.

Con la jarra de cerveza y los dos platos se encamina hacia la mesa donde reposan Minsk y Querelar.

-Tened cuidado, está recién sacada del fuego. Pues no, no me suena ese tal Valerio. ¿Ha llegado hace mucho a la ciudad?- Pregunta, añadiendo un poco más de conversación mientras deja la cerveza frente al elfo.

De pronto, los dos heróes se quedan hablando entre ellos, por lo que Rosita no tiene más opción que hacer un amago para volverse detrás de la barra.

El trilero lo más que intentaba hacer, era distraer a Caesar para engañarle y que tuviera un tiempo espléndido para cambiar la carta superior. Así el humano que sostiene un ave sobre su hombro perdería cinco monedas de oro, y todo serían ganancias para Kyos.

Con buena sutileza hace el cambiazo si que Caesar se de cuenta, de momento.

Hay un grupo de cuatro hombres, sentados en una mesa cercana frente a vosotros, todos están almando albaroto y bebiendo felizmente de sus jarras de cerveza. Uno de ellos, es un humano de cabeza rapada y tatuajes en forma de tribal por todo el cuerpo. No os quita el ojo de encima y está fumando en pipa.

El hechicero esta atento a los movimientos del mediano, el sabe perfectamente que en todo juego hay un truco, simplemente hay que estar alerta para no dejarse tomar el pelo, una tras otra las cartas habían seguido el camino marcado por su suerte, la cual solía ser muy buena, sin embargo un rápido movimiento del mediano pretendía cambiar eso pero...

Alto allí maese Kyos, supongo que no pretendía tomar esa carta de debajo de su manga, tengo entendido que no es bien visto que los que juegan tengan cartas allí. Dice señalando la manga del mediano. Me parece que la carta que debías tomar es la que seguía en el maso, esa que al parecer se le estaba resbalando por la pierna izquierda del pantalón. El hechicero regala una mirada de pocos amigos al mediano que quería timarle.

 Querelar deja reflexionar a Minsk, mientras tanto da un vistazo a lo cuatro tipos de la mesa de al lado que estan mamando como bebes recién paridos. Se fija en que van lanzando miradas hacia la mesa en la que estan el elfo y él. como acto reflejo, el calishita lanza una mirada fugaz a la entrada de la posada en busca de algún segurata o algo parecido.

  La verdad es que me gustaría descansar unos días, aún me duele el cuerpo de la escaramuza de antes, y estas heridas necesitan su tiempo para sanar. Piensa mientras da un vistazo a los burdos vendajes que tiene en muslo, costado y brazo.

El elfo sostiene la mirada en el humano con la cabeza rapada, como si le atravesara con la mirada, al momento, hace una reverencia con la cabeza al humano.

Aquí no estamos seguros Querelar, no sabemos quien puede ser un subordinado de Oppol

 Querelar asiente.

 - Eso parece.Peo dudo de que esos sirvan a un lagarto. Más bien deben ser unos marinos de pocosescrúpulos... y se deben haber fijado en las bolsas qe llevamos. A parte que tu comentario acerca de que nos sobra el oro les debe haber llamado la atención.- Susurra el rastafari, mientras empieza atomar la cálida sopa de ajos tiernos.

No creo que se atrevan, aunque si es así, estate preparado, la guardia no me importa, si atacan morirán...por cierto, tenemos que entregar en Aguasprofundas los libros.
El elfo no aparta su arrogante mirada del hombre que fuma en pipa.

 El hombre de color mira enarcando una ceja a Minsk.

 - A sí? Desde cuando tenemos que llevar los libros a Agruas Profundas? si encuentro a algún erudito o coleccionista en esta villa que pague suficiente se puede quedar con los libros del ermitaño. No tengo por que acarrearlos hasta Aguas Profundas.- Dice Querelar mientas continúa tomando la sopa.

 Tras unas cuantas cucharadas.

 - Espero que estos rufianes no cometan el error de querer jugar a los hombres con nosotros, no estoy de humor.- Mira al elfo.- Has tomado la sopa, está buena.

 Parece que no se preocupa demasiado en estos momentos por los cuatro marinos.

¿Has visto tu alguna biblioteca aquí? yo no, y si cogí estos libros de casa de ermitaño, fue para que los pudiera utilizar todo el pueblo, no un erudito solo Minsk, que aún no había empezado a comer, empieza a degustar la sopa de ajo, de dentro de lo que cabe esperar de los humanos, está buena, al igual que la cerveza

 Querelar continúa con la sopa.

 - Por una parte al haber llegado hace nada y a oscuras no sé si la villa dispon de biblioteca o templo de Oghma.- Se acomoda en la silla mientras da un largo sorbo de la copa de vino especiado.- Pero no sé que quieres que te diga, prefero que lo libros sean usados y no solo acumulando polvo en una estantería olvidada en una biblioteca.

 -El joven da un vistazo al salón de nuevo, sin la acuciante sensación de hambre, ahora se dedica más a contemplar la decoración y la gente de la posada.

 - En cualquier caso Rosita podrá decirnos algo al respecto de si hay biblioteca o eruditos en la villa.- Hace una pausa más dejando la copa en la mesa y tomando la cuchara de neuvo.- Me hubiera gustado escuchar algunas canciones de algún bardo, o mejor aún de una barda.- Sonría pícaro el rastafari.

Comamos, mañana será otro día

 Querelar asiente.

 - Sí, todo y que me gustaría un poco de juerga...tengo que dar reposo a mis heridas. Y eso lo tengo claro hasta que no esté sanado, de aquí no me muevo.- dice entre cucharada y cucharada.- No son pocas las historias burlonas de bardos que comentan como aprendices de aventureros, insensatos y temerarios, han muerto por querer hacer más de lo que podían...

El tipo de cabeza rapada se levanta sonoramente. Se aprecia una gran armadura de cuero, aparentemente mágica. Sus antebrazos son cubiertos por dos brazales de metal brillante donde sobresalen tres púas.

Con pasos agigantados y sonorosos se acerca a la mesa de Querelar y Minsk, todo indica que se va a llevar a cabo una pelea pero lo único que hace es pasar por su lado, tras él, le siguen tres pescadores completamente borrachos. El extraño sigue sus sonoros pasos hasta la salida y laza una bolsa con monedas de cobre sobre la barra.

Serio y sin habla sale del Bar.

 Veo que han conservado un poco de sentido común. Que tipo más feo, per que coño se ha dejado hacer en la cabeza?

Kyos mira de un lado a otro, no sabe donde ocultarse.

-Aquí tienes tu premio. Pasea por la mesa veinte piezas de oro y las deja frente al clérigo. Ahora largo de aquí. No quiero verle más..- Al pobre trilero se le ve muy indignado, seguramente por que hastaahora nadie había conseguido sacarle algunas piezas de oro.

Seguidamente borra ese mal síntoma de su rostro y fuerza una sonrisa invitando a nuevos jugadores. -Pasen y jueguen al gran juego de Kyos. ¡Adelante!, no se lo pueden perder..-