Partida Rol por web

La flecha se clavó en el pecho del Lhaeo, aunque la armadura hizo su trabajo y el daño fué menor. Éste hizo frente a la mirada de la elfa y justo en aquelo momento el valletano le amenazó a punta de espada. Gárret se escabulló de allí y pudo avistar varias arbustos y troncos que le servirían para ocultarse.

En el momento en el que llegaron los ayudantes de Laheo sobre el cielo empezó a reinar un ambiente maligno. Aquellos chirridos similares al de los dragones se acercaba.

Las criaturas que comenzaron a surcar los cielos os hicieron enmudecer por unos instantes. Aquellos lagartos eran más grandes que cualquier ogro. Poseían una cola que terminaba en un nudo de cartílago que sobresalían inmesos aguijones, parecidos al de los escorpiones. Las alas eran correosas como las de un murciélago y las mandíbulas, enormes, repletas de dientes largos y afilados. Eran tres.

Dos se desviaron hacia vuestra posición, descendiendo en picado. Con sus garras y dientes atraparon a los guardias, y los lanzaron por el aire. El sonido de los cuerpos al caer era indescriptible. Cuando tocaron tierra de nuevo os detectaron, y un gruñido ensordecedor apuntó hacia vosotros. Había que moverse.

Rápidamente cruzaste el umbral hacia el edificio y allí te diste la vuelta mientras encontrabas una flecha nueva en tu carcaj. El proyectil salió con energía hacia la criatura. El ojo izquierdo fué su destino, y el lagarto rugió debido al fuerte impacto (-18pg)

Mientras el dragón se resistió percibiste como el par de goblins corrieron en la misma dirección en la que tú te habías ocultado. Aquel movimiento sin duda alertó a la criatura y en seguida alzó el vuelo.

Los pequeños goblins se salvaron por los pelos y se lanzaron con los brazos abiertos antes de que la gran cabeza del reptil les atrapara. Hizo varios intentos pero por suerte su gran envergadura no podía atravesar el edificio. Rápidamente dió la vuelta y atacó con aquella cola larga y escamosa que impactó sobre el muro en el que te encontrabas protegida. Un feo boquete quedo ceñido en la pared.

En seguida el dragón volvió a introducir el hocico pero aquella vez solo olfateó agresivamente. En el momento en el que lo retiró todo quedo en silencio. No sabías si no escuchar nada era peor o mejor.

Donde demonios se metieron los otros tres!? 

Gárret Se oculta tras un tronco caído y va sacando su arco y tres flechas del carcaj... por el momento los draones les habían ayudado con los enemigos, pero si la elfa y el valletano querían ver otro día, deberían de huir de allí.

Mi gesto se tuerce al comprobar que la flecha no ha hecho tanto daño a Lhaeo como yo pretendía, y es que la armadura en que está metido, por desgracia, hace su cometido perfectamente.
Pero no puedo entretenerme en mis pensamientos sobre el hombre cuando de entre varias nubes oscuras que ahora cubren el cielo veo aparecer a 3 lagartos gigantes, no sabría decir si son dragones o algo diferente... pero enormes y peligrosos igualmente al fin y al cabo.

En un primer momento son los guardias de Lhaeo los que se llevan la peor parte, pero la mirada de esas bestias me indica que somos los siguientes en su lista de presas de hoy, así que a pesar de lo que quiero hacer, echo a correr intentando esconderme de las garras de esos animales lo más rápido que puedo, abandonando cualquier idea de poder acabar con el maldito bandido de una vez por todas.

Un porche recibía al visitante, para resguardarlo del frío y la lluvia del invierno, o del tórrido sol del verano. En el umbral de la puerta, se intuía el olor de antaño, a muebles viejos, carcomidos por el paso del tiempo y el desuso.

Majestuosas alfombras cubren un suelo polvoriento, y en la pared estrecha colgaban dos antorchas encendidas que iluminaban fugazmente el primer piso. Podía verse una larga mesa decordada con un par de candelabros apagados. Al fondo, una escalera de peldaños desgastados conducía al segundo piso.

Por los pelos esquivas el arma del gnoll. Con el tiempo y el espacio suficiente realizas el sortilegio y al instante tus manos incandescentes prenden fugazmente el pelo de los gnolls. Ninguno de ellos se libera de la presa del fuego y sufren graves heridas (-13 pg)

Un poco más allá, la Dama de Fuego se encuentra en problemas. Tras sufrir la herida le cuesta levantar las armas y sus ataques son fáciles de esquivar para las dos criaturas que tiene en frente.

Nuevamente Leia es fustigada por un par de hachazos terribles. Ves que se encuentra gravemente desde tu posición mientras, nuevamente, con un par de quiebros te deshaces de la manada de ataques.

Rápido por la escalera! les grita a los goblins no creo que tarde en echar su aliento ya que no puede alcanzarnos dicho lo cual hace lo propio y corre hacia el piso superior para escapar del aliento del dragón

Que esté Hima... y que haya una ventana desde donde disparar.... no es mucho pedir, no?... piensa mientras corre

Los asustadizos goblins asintieron y sin contestarte corrieron hacia allí sorteando la mesa que quedaba justo en el centro del primer piso, aunque, como no tropezaron antes de subir los primeros peldaños. Tú hiciste lo propio con arco en mano y lo único que había en el altillo era una vieja silla sin dueño siendo iluminada por la luz de un única antorcha medio apagada.

Más adelante, había una pequeña ventana por la que cabía cualquier persona sin mayores dificultades. Desde allí se podía ver todo el oscuro horizonte, aunque la visibilidad quedaba un poco mermada ya que el estrecho ventanal era algo profundo. Parecía que estaba picado a mano.

Agotado por la carrera, guarda su cuchillo y aferra su jabalina señalando hacia el ventanal casero.

-Po... podemos. Quizá podamos subirnos al tejado desde ahí. Podríamos ver si esa lagartija nos anda buscando.- El goblin del moño oriental se acerca a la silla y encuentra una mordaza rota junto a unos grilletes.

 Querelar ve como las temibles criaturas surcan el aire y se precipitan sobre los guardias para izarlos en el aire y soltarlos para que se estampen contra el suelo... estampar, una palabra my gráfica en este caso. Luego remontan el aire en busca de nuevos objetivos.

 ¡Maldición, no tenemos nada que hacer contra esas bestias!

 Querelar toma por el jubón al Lhaeo y con su nueva fuerz intenta arrastrarlo hacia un lugar para quedar los dos a cubierto.

Sube corriendo la escalera, rezando por encontrar finalmente a Hima pero sus esperanzas se rompen en mil pedazos ante la visión de la silla vacía

La mordaza está rota... puede haber escapado... pero ¿a dónde? mira alrededor pero no encuentra más vía de escape que la ventana solo pudo salir por ahí... abajo había guardias y estaba cerrado

Se acerca a la ventana y sin acercarse demasiado al borde (no la fuesen a empujar) levanta la voz Hima... estás ahí?... Hima!

**

Nuevamente me alejo un paso del alcance de los gnolls y hago uso de mis artes arcanas para combatir a mis enemigos.

Si utilizarais la cabez para pensar os iría mejor...Les digo antes de lanzar un proyectil mágico a uno de los gnolls,el cual no puede hacer nada para evitarlo.

Decidme,¿por qué estáis interesados en combatir contra nosotros,qué ganáis por ello?.Yo os puedo ofrecer más que vuestro amo...

Por los alrededores no había más que algunas rocas de gran tamaño y mulitud de árboles que brindaban una gran oportunidad para poder esconderse, además de la cobertura que regalaba.

Gárret y Miyanuviel se escondieron tras unas rocas plagadas de arbustos frondosos que dificultaban algo más la visión, pero hacia la función deseada de esconderse. Desde allí percibieron como el gran valletano trataba de ponerse a recuado, no solo a él, si no también al malvado Llaheo. Con fuerza arrastró el cuerpo y pudo ocultarse a duras penas tras el tronco de un robusto olmo, sabiendo que una de esas criaturas podía haberle detectado en el movimiento.

Una de las criaturas alzó el vuelo, persiguiendo a Querelar y aunque le costaba sobrevolar a poca distancia del suelo consiguió quedar muy cerca del cuerpo moribundo de Lhaeo y de un Querelar prisionero por la adrenalina. Olfateó el lugar y el aguijón de la criatura alada atrapó el costado del valletano, sintiendo una herida profunda y fría (-8 pg) Tras el ataque sintió unas nauseas, al parecer sin importancia.

La otra criatura, surcaba los cielos en busca de su siguientes presas.

No recibiste respuesta alguna, aunque cuando agudizaste la vista te pareció ver una silueta oscura, oculta en una capucha similar a la de Aslan, ¿sería el propio Sebastian? La única impresión certera que te dió es que se trataría de algún animal grande.

De pronto, el rugido de la criatura se sentía más próximo hacia vuestra posición, quizá tu voz le había alertado. Tras unos pocos segundos, un sonido desgarrador catapultó el lugar y el techo de paja comenzó a derribarse con violencia. Mientras las briznas de paja caían sobre tu cabeza, pudiste ver como aquel enorme lagarto había sido el culpable de aquel sobresalto. Con sus garras trató de llevarse a los goblins por delante, pero éstos con una gran destreza -y mucha suerte- consiguieron deshacerse de ellas.

El par de goblins en un acto de valentía se miraron entre sí y con un grito de batalla dieron un gran salto hacia la criatura para tratar de trepar y subirse a ella. Sin duda era una locura, pero te pareció un gran oportunidad para lanzarle una nueva flecha o salir corriendo de allí.

El gnoll que se mantiene al margen de todo, el que parece poseer una malévola inteligencia da el alto a sus camaradas. Pero antes uno de los gnolls que te hacían frente cae al suelo sin vida, por culpa del proyectil mágico.

-¡Ashak'k! Dice alzando su cayado.

Quieror escuchar lo que propone. Dime, dime mediano disfrazado que es lo que nos puedes ofrecer...

Sus ojos, parecidos al cristal se iluminaron con un frágil destello al mirarte.

Además de no encontrar a Hima, has alertado a la criatura... serás tonta!!

Tras recriminarse brevemente tamaña estupidez, y animada por la valiente actitud de los dos goblins, busca una buena posición desde la que disparar al draco nuevamente*

Una vez más la flecha vuela recta y sin desviarse hasta clavarse profundamente en el animal, el cual lanza un nuevo grito de dolor...

Será sebastian ese encapuchado o uno de los vigilantes?... espero que sea un amigo o tendré problemas..

 Sintiendo como se sacude su flanco al desprenderse el aguijón de su cuerpo, Querelar aprieta con fuerza sus dientes antes de lanzar un ataque para desmotivar al engendro y hacer que se busque presas menos dañinas.

 Aferrando la empuñadura de la cimitarra con ambas manos lanza un fuerte ataque a la par que descarga parte de sus energías arcanas con este. el acero abrió una brecha entre las escamas a la vez que una descarga eléctrica alcanzaba a la criatura reptiliana.

Dado el enorme peligro que suponían aquellos lagartos gigantes hermanos de dragones corrí a esconderme lo antes posible. Gracias a Silvanus mi capacidad de reacción ayudó a que encontrase un buen lugar tras el que ocultarme, dándome cuenta al llegar de que Gárret me había seguido para protegerse.

Sin embargo, con horror, desde mi nueva posición pude ver cómo uno de esos seres atacaba a Querelar clavándole una especie de aguijón que no me daba ninguna buena espina, lo cual me dejó preocupada y asustada a partes iguales. Además Lhaeo seguía vivo y mis ansias por acabar con su vida eran muy fuertes... pero no podía dejar que el monstruo se ensañase con mi compañero valletano; y dado que tenía aún el arco en mis manos, me dispuse a disparar.

Sabía que no haría mucho daño a un ser tan enorme pero la distracción estaba asegurada. Esperé a que el draco se girase y me diera la espalda para impedirle conocer mi paradero con facilidad, y lancé una flecha que salió disparada entre las hojas de los arbustos que nos ocultaban a Gárret y a mí.