Partida Rol por web

Yo ya lo había intentado de la manera civilizada, pero o no había nadie o no querían recibir muchas visitas ya que no habían respondido a pesar de tener la luz encendida, así que esperé a que ahora fueran los demás los que entraran para yo quedarme en el medio, cubierta por el mayor número de gente posible, pues morir en un cementerio sería como una broma macabra del destino.

- ¿ Para qué secuestrarán gente? ¿ Por qué la policía no viene a sacarlos si saben que son un peligro?

Sabía que aquí había unas preguntas sin respuesta bastante curiosas, pero las guardé para mí misma, ya que no tardaríamos demasiado en averiguarlo.

Mientras bajaban, Franfenstein comenzó a olisquiar y dijo:

- Hay olor a muerte... a sangre... No me gusta nada.

Y cuando llegan al final de las escaleras se dan cuenta de que el mopnstruo llevaba la razón. Cuatro candelabros iluminaban la cámara mortuaria que había sido adaptada para que tuviera un morador. Lo más llamatico de esto era un enorme organo de viento y y cuatro presuntos cadaveres que se encontraban en el suelo, tres de hombre y uno de mujer. No obstante, la mujer aún estaba viva, pués dejó escapar un débil gemido.

Pues si a mi amigo " Frankie " no le gustaba nada que oliera a muerte y eso que él no creía que se pudiera morir más, no se imaginaba la gracia que me hacía a mí el poder acabar así..

Caminé en silencio, en pos del resto, para acabar contemplando con el alma encogida aquella triste y cruel escena, pero no tardé en percatarde de que había una mujer que aún estaba viva y me acerqué rápidamente, como sin importanme el poder quedarme al descubierto ante cualquier posible ataque. Me arrodillé a su lado, sin importarme lo de marcharme la rop de sangre.

- ¿ Se encuentra bien? ¿ qué ha sucedido?

Preguntaba mientras trataba de averiguar la gravedad de sus heridas.

Chia acompaño a Mina junto a la mujer, pero no dijo nada, la verdad es que había visto y hecho cosas peores que las que presenciaban en ese momento, aunque eso fue en el pasado, y con el tiempo, había aprendido algo de medicina así que directamente comenzó a examinar a la mujer.

Mientras Mina y Chia se apresuraban a atender a la superviviente, Sandokán hizo un gesto a su camarada Yañez, de modo que cada uno se aprestara a cubrir un flanco de las mujeres.

Vigila le susurró al portugués, mientras él mismo comenzaba a palpar las paredes en círculo para comprobar que no hubiera ninguna puerta camuflada en ellas, o tras el órgano. No debían confiarse, ya que trataban con un supuesto genio del mal.

Cuando Mina y Chia se acercan a la mujer que se encuentra en el suelo pueden ver lo mal que se encuentra. Está pálida, con los ojos hundidos y sendas ojeras alrededor de ellos. Chia toma su pulso y es muy débil, además su chi se esta consumiendo lentamente. La mujer, ante la pregunta de Mina , solo puede susurrar lo siguiente:

- Ellos vinieron por Erik... quieren que les componga música... pero los detesta... ¡Por favor! ¡No dejen mi alma en pena!... quiero... morir... en paz...

Cuando la mujar expira y deja caer la cabeza a un lado, deja ver en su cuello unas marcas que a todos le hiela la sangre, pero en especial a Mina. Son dos perforaciones pequeñas, con el borde blanquecino y la piel de alrededor roja.

Strogoff es el primero en reaccionar ante esas marcas, dando un paso atrás y sacando el sable que llevaba al cinto.

- ¡Vampyr! ¡Kosheivich! ¡Muerto vivo! Lo he visto antes en mi tierra. Debemos buscar madera y hacer estacas, clavarlas en el corazón de estas personas y cortarles la cabeza. Si no volverán como muertos sin reposo.

Al ver aquellas marcas me aparté casi de un salto de ella, lo que hizo que tropezara y quedara de culo en el suelo al pisarme la falda, en una escena bastante cómica si no hubiera sido porque la situación no tenía nada de graciosa.

Por mi mente, comenzaron a pasar demasiadas imágenes de recuerdos, algunos más dolorosos que otros, aunque mis pensamientos terminaron en mi hijo, mi pequeño Quincy.

Tras la pérdida de mi compostura me levanté, pero estaba casi más pálida que aquellos cadáveres e incluso temblaba, aunque respiré hondo intentando controlarme, pues todo aquello comenzaba a sobrepasarme.

- Estamos muy lejos de todo aquello. Ha pasado mucho tiempo y vampiros hay en todas partes.. no sólo hay uno..

Mi mente trataba de tranquilizar a mi cuerpo, pero había cosas que me superaban de vez en cuando y aquella situación era una de esas ocasiones.

Dupin se quedó mirando a la mujer con más interés cientifico que consternación. Entonces les dice:

- Esta mujer debe de ser la señora Giry, que trabajaba en la opera y desapareció junto con el fantasma. Seguramente estaba a su servicio.

No obstante, haciendo que todos saltaran debido a lo inesperado del estrepito, Péndragon rompe la silla que esta el lado del organo de viento contra la pared. Una vez hecha añicos, Jack toma una de las patas de la silla y les dice al resto:

- Debemos actuar rápido. Hay que clavarles estas estacas en el corazón a los muertos y cortarles las cabezas. Solo así nos aseguraremos que descancen en paz.

Sandokán miró con gravedad al hombre llamado Pendragón. Lo que proponía era una profanación del cuerpo de una víctima inocente, algo completamente inmoral.

El pirata malayo conocía de las historias fantásticas que se narraban acerca de unas criaturas inmortales que bebían la sangre de los vivos para mantenerse eternamente fuertes. Fantasias, quizá. O quizá no. Sandokán había visto muchas cosas en su dilatada vida como pirata, incluyendo la maldita magia thug.

Si dices que es necesario te creeré, amigo. le dijo con seriedad a Pendragón Pero eso no hace que me guste más.

Sandokán tomó una de las patas de la silla destrozada y la afiló con un par de golpes de su alfanje. Acto seguido se colocó a horcajadas sobre uno de los cuerpos, y asestó un brutal golpe con el pedazo de afilada madera al cadaver, apuñalando su corazón ya parado.

Un horrible final...

Aún estaba con la espalda pegada a una pared, sin apenas poder respirar como si llevara un corsé tan sumamente apretado que no me dejara ni siquiera coger aire y me mantuve al margen, pues me costaba centrarme en todo esto.

Eso sí, al escuchar las palabras de Dupín me di cuenta de lo que aquello significaba.

- ¿ Entonces? ¿ Más que que el que venimos a buscar sea un vampiro crees que los vampiros han venido a buscarle a él?

Al final opté por pensar y tratar de buscar posibles ideas, pues no pensaba clavar ninguna estaca en ningún cuerpo y necesitaba hablar o algo ya que no sabía cuanto tiempo me duraría la valentía y tendría que salir corriendo si no..

Chia seguia teniendo a aquella mujer en sus manos y la miraba fijamente "que facil es crear un demonio, y que dificil es dejar de serlo" , aunque le desagradaba por que le acercaba a recuerdos que queria olvidar, tiempos en los que la oscuridad dominaba su alma, agarro la cabeza de aquella mujer y la arranco, pues aunque ese jesto habia sido algo malvado en el pasado, esta vez estaba movido por compasion.

La verdad es que lo que menos tenía el comportamiento de Chia era sutileza, pero al final era eso mejor que dejar a esas pobres personas. Así fue que Strogoff, Frankenstein, Sandokan y pendragón hacen otro tanto. Mientras, Dupin sigue mirando todo con la expresión del cientifico que estudia un fenomeno. Entonces las palabras de Mina lo sacan de su ensimismamiento y dice:

- No hay comentarios acerca de algún gusto particular de Erik por la sangre... no creo que él sea un vampiro. Por otro lado, él dejó el teatro Garnier cuando cambió de dueños, y la obra que se presenta ahora es Der Vampyr, de Heinrich Marschner. Yo no creo en las casualidades y creo que usted tampoco, mademoiselle Mina.

Pendragon pone atención a las palabras de Dupin y se acerca para ayudar a Mina a ponerse de pie. No le dice nada, pero la mira preocupado. Después se dirije al resto y dice:

- Creo que debemos ir a investigar al teatro Garnier, pero antes hemos de conseguir algunas cosas para ir más seguros... cruces, estacas, ajos, un ritual de exorcismo romano y cosas por el estilo.

Al escuchar a Pendragon, Chia añadio- cruces, ajos, un ritual de exorcismo?  y mientras cogeis todas esas cosas, porque no voy yo al teatro  con un puñado de estacas? ademas, no comprendo que vamos a hacer con cruces y ajos.

Miré a Pendragon cuando me ayudó a levantarme, pero no dije nada, aunque al menos, volvía a recuperar la mayoría de mi pulso y mi respiración se fue haciendo más suave, al menos, no parecía que se me fuera a salir el corazón del pecho por latir tan fuertemente.

Al final, tomé mi resolución sobre el tema, y les ayudaría con los vampiros, pues era mi obligación, además en que confiaba que de quien me había acordado siguiera lejos de aquel lugar, pues sino las estacas no servirían de nada, no sería capaz de matarlo.

- Dadme unas estacas.. - dije acercándome a Chia, pues ella parecía no tener problemas en arrancar la madera de cuajo de los sitios y yo, no acortumbraba a llevarme una sierra de paseo. - Voy a acabar envidiando esa fuerza que tienes.. - esto último trató de ser una broma para relajarme, aunque no hubiera tenido demasiada gracia.

Jack no parecía estar como para bromas, pues su expresión es casi petrea. Después, mirando a alos cuerpos que estaban estacados, les dice:

- Los nosferatu no son criaturas a tomar a la ligera. Los muertos vivos se alimentan de la sangre de criaturas vivas, pueden tener la fuerza de veinte hombres y lo peor es que tienen poderes mentales. Pueden dominar la voluntad de los mortales y escarbar en sus deseos más ocultos para valerse de ellos. El ajo los espanta y, como criaturas malditas que son, sienten aversión por los simbilos sagrados... conozco una viaja tienda cerca del cena donde podemos encontrar algunas cosas para combatirlos.

Me giré para mirar a Pendragon, pues parecía que aquella explicación me la estaba dando para reprenderme como si fuera una niña por mi comentario hacia Chia y aunque no le dije nada, mis ojos le estaban preguntando claramente que qué era exactamente lo que quería explicarme a mí sobre vampiros que no tuviera ya en cuenta..

Sabía de sobra lo que eran capaces de hacer y sabía de sobra lo que podían llegar a atraerte, tanto, que hasta sabía que uno de aquellos seres que se suponía ya estaban muertos, podían dejar encinta a una mujer..

No le dije nada al respecto de eso, pero tras mi expresión no hizo falta y al final lo que pregunté no sonó mal, ni echando nada en cara, sino más bien, pensando que quizás lo que estaba sugiriendo podría ser que no nos acelerábamos.

- Un hombre con demasiado caracter no es nada fácil de tratar por mucho que sus intenciones sean las mejores del mundo..

Llené mis pulmones de aire.

- Entonces supongo que está sugiriendo que nos marchemos y volvamos mañana ¿ verdad?