Partida Rol por web

El siervo de Moradin se atusa las largas barbas y dice.

Bien, pues vamos a por La Bella Durmiente, con suerte nos dice qué está pasando exactamente en este tugurio...

Balancea su maza de armas de una lado a otro y sopesa el escudo.

Nah... sin armas, Aza vamos a por él y lo apresamos entre los dos. 

Al oir a Ubim, le miro extrañado levantando levemente el alfanjón. Tras echarle un vistazo niego con la cabeza antes de envainarlo tras la espalda.

Está bien, pero tenemos que ir rápido para placarle, porque no es que seamos muy sigilosos que digamos.

También podría ir Merla y poner una cuerda justo por detrás de él. En caso de que nos oyera y fuera capaz de moverse y huir, caería con la cuerda y le atraparíamos de todos modos digo sonriendo y alzando las cejas mientras asiento orgulloso de mi idea

-Zí, pero...--se queda dudando la mediana--En caza de Cormillo no había zoga arguna.

Si está dormido a poco cuidado que tengáis no creo que se despierte. Eso sí, ponedle lo primero una mano en la boca para que no chille al despertarse...

Pues usa esta, por Moradin, ¿es que no hay en toda la ciudad más cuerda que la mía?

Dice sacando un rollo de cuerda de cáñamo de su morral.

Vaya unos aventureros que estáis hechos...

Abres la puerta y te encuentras en un pasillo con dos puertas a la derecha, una doble puerta más adelante a la izquierda y una puerta al final. Los ronquidos vienen de la habitación de la derecha. Abriendo con cuidado, ves que es una habitación en la que hay una silla apoyada en el muro. Sentada en él y roncando a pierna suelta, hay un semielfo.

Tratando de hacer el menor ruido posible, la mediana se introduce en la sala para colocar la soga como han acordado.

-¿Quién memandaria mí meterme nezte fregado?

Delilah sonríe al enano y se acerca a la puerta sigilosamente con la intención de ver si hay alguna trampa antes de indicar que se puede pasar.

Con suma habilidad, entras en la habitación sigilosamente y atas al semielfo, que sigue roncando plácidamente.

Al cabo de unos interminables segundos, Merla sale de la estancia de la que provienen los ronquidos con cara de satisfacción:

-¡Lizto!

Pues al lío...

El enano se mueve de puntillas hasta llegar a la cama y salta sobre el dormilón tratando de que no chille.

Cuando Ubim va a saltar sobre él se da cuenta que el pobrecito está dormido y atado. Sonríe ante el buen hacer de la mediana y llama al resto. Saca de su morral un calcetín sucio y se coloca junto al dormido. 

¡Eh! despierta, si se te ocurre gritar te meto el calcetín en la boca, ¿entendido?

El semielfo se despierta cuando nota los brazos de Ubim. En cuanto ve al enano, intenta zafarse de su agarre, pero el clérigo de Moradin le tiene bien sujeto.

¡Socorro! ¿Quiénes sois? ¡Soltaaadme!!!!