Partida Rol por web

Antonia seguía dormida, no sabía que los vampiros pudieran cansarse tanto, aunque claro, había estado en frenesí por mucho tiempo y más encima combatiendo. Suspiró, y a tientas buscó algo que ponerse, una bata de seda acarició sus manos y se la colocó, mientras avanzaba por el yate,  hasta la cabina, ahí debería haber primeros auxilios,  pero al escuchar la música,  buscó al fuente de esta, más curiosa que otra cosa.

En un brinco ya me ponía en marcha para llegar junto a Antenas de Vinil. ¡Ay, que geniales superpoderes! Si no me sintiera como me siento cada vez que gasto energías o lo que tengan los vampiros para hacerlo, correría como Flash siempre.

- Bien, ¿como llegamos a Tierra Firme? - le pregunto asomándome por encima de su hombro.

No parece tan dificil, digo, nada que no puedan hacer dos cables entrecruzados tras quitarles el aislante.

-Ahh, that's the million dollar question, right?- Pregunto con una sonrisa mientras voy encendiendo el motor. La verdad es que no tenía ni puta idea, solo sabía que teniamos que llegar rápido y para eso no nos servía un botecito a remos. -Agarrate de algo, por las dudas.- Le sugiero a Laura.

Una vez que el motor estaba prendido me felicito a mi misma y me acerco a los controles del puente. -Veamos... ahora a adivinar cómo funciona esto.- Anuncio. -De tin marin de do...- Empiezo mientras me fijo en alguna palanca que haga que nos movamos.

Sabía que debí de poner atención en Ingles, al menos sabría decir algo mejor que "fuck", "shit" y "son of a bitch".

- Claro capitán - sin mayor preámbulo me sujeté de los bordes metálicos de la embarcación, esperando la gran sacudida que me permitiera tirarle dedo a los jaguares.

¿Espera, acaba de decir de tin marín de do...?

Oh dios, no me digan que...

- ¡¿Tampoco sabes manejar esta cosa?! - pregunto, con auténtico miedo.

Bien, gracias a dios que no tiré dedo, parece que tendremos que improvisar.

-¿Qué tan dificil puede ser?- Pregunto sin mirar a Laura, antes de decidirme por fin por dónde empezar a probar cosas. -La gente de aquí las maneja todo el tiempo, ¿no?- Si ellos podían... ni que estuviese manejando un cohete.

El motor arranca tras un buen tiron, con un agradable rugido carburado. La lanchita está bien mantenida. Ahora solo resta saber enfilarla correctamente y no terminar en mar abierto mientras descubren como funciona o si tiene nafta suficiente.

No obstante eso es un problema secundario. Hay otro que resolver antes.

La puerta de la casita se abre y alguien pega un grito. ¡Al parecer no pueden esperar que encender una lancha no llame la atención si los dueños están a unas decenas de metros!

-EY, QUIEN ANDA AHÍ!?! +grita una voz masculina firmemente, mirando en dirección a ustedes. Una voz algo ebria quizas, pero eso no lo hace mejor. Si esta ebrio, menos feliz se sentira de que le anden robando su bote.

Una figura se encuentra sentada en el sofá, escuchando de una vieja radio a pilas. Alza la vista y reconoces el brillo de los lentes.

-Javiera. Buenas noches. ¿Como te va? +saluda apaciblemente Ramiro, uno de los líderes del movimiento anarquista local. 

Delgado, de modales tranquilos, en muchos aspectos es casi como una versión joven de Alfredo. A nadie extraña mucho que haya llegado a jefe, es un pensador nato, con mucho carisma además. ¿Pero que hace él aquí? 

Junto a si, tiene un par de botellas. El aroma que despiden te indica de qué se trata. Vitae. Seguramente no tan refinada como la que tenía Antonia en su reserva, ni mucho menos como la de ella misma, pero aun así... es comida...

Escucho la voz desde la lancha. -Mierda. ¿Te fijarías si podés encargarte de manejar esto? Voy a solucionar un problema.- Me aparto del puente y de los controles de la lancha para irme a... ¿proa? ¿o es popa? La parte de atrás. Una vez ahí busco entre mi gabardina por mi escopeta.

-Debería haberte sacado cuando estábamos luchando contra los jaguares, pero bueno.- Ya era tarde para arrepentirse, no quería gastar balas en ese momento, pero no volvería a cometer el mismo error. Apunto a la casa, esperando no tener que jalar el gatillo (las balas no cuestan dos pesos), sino asustar simplemente a quien venga el tiempo suficiente para que Laura conduzca. También uso mi protean para activar mis ojos rojos. A la mierda la mascarada.

Hace poco, en México, me preguntaron si conducía y dije que no sabía conducir un estándar, pero la verdad es más profunda que eso. No sé conducir ni automático ni estándar. Nunca aprendí a conducir. ¡Nada!

Observo con pánico a Sarah, luego al motor, luego a Sarah, al motor, a los ojos rojos de Sarah... ¿ojos rojos?

¿Que chingados...?

-¡Espérate, wey! - exclamo al ver que tiene ojos de vampiro, y no de literatura barata de Meyer. - ¡No mames, espérate!

¿Que vergas, te vas a cargar la mascarada? (nombrecito que le puso Mercedes, o quien estuviera antes que ella... ¿acaso los vampiros se iniciaron en Venecia?) Además, tampoco quiero que mate a nadie.

- No sé... - miro pestañeando al motor - ¿como lo pongo en marcha?

Tardé unos momentos en procesar lo que me decía Laura. -El motor ya está prendido.- Le digo. -Por favor, díganme que sabe manejar.- En ese momento lo comprendo. -Tu solo... sostén esto.- Mascullo pasándole la escopeta. -¡Y tu no te muevas! O disparamos.- Le grito al hombre de la casa.

Me acerco al puente otra vez. -Aquí vamos.- Digo apretando algo al azar.

-Eh... HIJAS DE PUTA! +grita el tipo al comprender de pronto que esta pasando. Un arrebato de ira le llena y da la alarma+ CHE SE ROBAN LA LANCHA!!

Mientras da el aviso a sus colegas, Sarah intenta guiar el botecito fuera de lugar.

Mal...

En vez de ladearse o empujarlo para apartarlo, avanza hacia adelante y se topan con el muellecito, rebotando en el mismo lugar. Por suerte conservan el equilibrio sin problemas Pero en cuanto salgan los habitantes de las casitas, estos no habran hecho mas que empezar. Pareciera que mala suerte las sigue...

Javiera levantó las cejas, fue evidente su sorpresa y agradeció que hubiera cogido la bata, sino la hubiera visto desnuda, aunque estaba segura que al vampiro le daría exactamente igual, podría estar vestida de oro, o sin nada, y no le impactaría para nada. Javiera, caminó hacia él, sintiendo el aroma a sangre, delicioso, sus labios se mojaron.

- buenas noches, Ramiro - lo saludó, y se quedó a una pequeña distancia de él, no sabía que hacía ahí, Javiera soltó un quejido, y pasó su mano por el abdomen, sus heridas estaban abiertas aún, puto jaguar,ahora le faltaba que fueran los anarquistas los culpables de todo eso, y que se hubieran aliado al Sabatt, Precioso... Antonia no despertaba, aunque ahora seguramente ya debería estar abriendo sus ojos.- ¿y qué milagro lo trae a mitad de la nada? - le pregunta recargándose en una de mas encimeras del panel de control, cruzada de brazos, y con sus ojos fijos en el vampiro, pero con una sonrisa casi cordial en sus labios. Traía sangre, ¿venía en verdad por su ayuda.  Javiera se fijó en esa sangre, ella y Antonía la necesitaban.

Apaga la radio con movimientos lentos.

-La razón estaba durmiendo con vos. +responde suavemente, dejándote saber que ya las vio a ambas en la cabina+. Anoche pidió ayuda y vine cuando pude. Además no estamos en medio de la nada. Las trajimos al puerto de nuevo.

El uso del plural indica que hay más personas cerca, pero… anarquistas? Antes de poder pensarlo mucho, añade.

-Tengo que decir que fue algo… curioso, como estaban descansando. +declara en tono pausado, buscando tu mirada+ ¿Hace mucho de esta relación tan amistosa?

hace un gesto extraño, como de desdén, cansancio, pero no de molestia, Javiera se apoyó en la pared, y lo miró,  cruzada de brazos, y se replanteo lo de la noche anterior, de todas formas, no hubiera podido hacer nada,  Antonia estaba mucho más fuerte que ella, y resistirse no era opción.

- ¿en verdad importa? - preguntó -  y rodó los ojos, su vientre aún duele horrores, y un gesto de dolor aparece en su pálido rostro - creo... que tenemos un tema complicado entre manos - cambiando de tema - para que ustedes estén aquí... Antonía aun no despierta, o eso creo, - miró al suelo, dolía horrores, en la no vida, el dolor no debería existir - ¿saben algo de lo que nos atacó anoche?-  preguntó volviéndolo a mirar, no iba a contar que había sido, hasta donde a ella le concernía, los anarquistas no eran parte del club,  y aunque eran de su propia casta y tenía buenos amigos entre ellos - estando con ellos por algún tiempo - nunca se puede saber  bien de las veletas.

-Fuck. Fuck fuck fuck shit shit fuck shit. Fuck.- Este pelotudo había decidido no hacer caso a mis advertencias. Habría que enseñarle. Me vuelvo hacia donde está Laura rápidamente. -¡Dame eso!- Le digo sacándole la escopéta de las manos. -Andá a fijarte si podés hacer andar la lancha.-

Me fijo en el hombre. Podría darle una última oportunidad, pero con mis heridas eso podrías significar mi sentencia de muerte. Aún con los ojos bestiales en mi semblante lo miro a la cara. A continuación decido disparar.

La escopeta se traba al disparar, respondiendo con un humedo clic. El cartucho quizas se ha mojado con la lluvia, justo en este momento tan oportuno...

No obstante, antes que Sarah pueda dedicarse a maldecir su suerte, Laura logra encontrar el truco a la lanchita, orientandola de lado para esquivar el muelle y salir al rio, alejandose de la costa. 

Lamentablemente no hay tiempo (ni aliento, si vamos al caso) para suspirar aliviadas, porque de la casa estan saliendo mas personas, e incluso a distancia que al menos uno armado, a ver quien esta robandose la lancha.  Un tiro lo confirma, pero la bala no pasa ni cerca de las jovenes vampiresas, sino que agujerea el muelle cercano. La oscuridad y la lluvia, al menos en eso, les juegan a favor por ahora.

Sus labios finos apenas esbozan una sonrisa.

-De esas cosas no estoy informado, pero gracias por confirmar las sospechas que traia. Me imaginaba que algo serio había pasado para esta reunion...

Rápidamente observa tu costado, aunque no se nota nada con la bata.

-¿Te molestaría mostrarme? Mis compañeros me dijeron lo que tenías, pero quisiera verlo apropiadamente. Al menos eso, no me dirás que no es importante.

-Además de satisfacer el morbo por verla desnuda, ¿no es verdad? +pregunta una voz suave y cariñosa a tu espalda. Antonia se ha levantado finalmente, o más bien ya lo estaba hace algun tiempo por lo que parece. Se ha puesto sobre su desnudez un sencillo vestido negro ceñido,  con el cual quedaría bien en cualquier reunión. No obstante va descalza, como concesión a la situación, y sin maquillaje, aunque tampoco lo necesita.

Se para a tu lado, estirando la mano para lo que aparentemente seria sobar tu trasero, pero solo es una caricia a la cintura. La presion de su palma en la base de tu columna es fria, pero confortante.

-Muéstrale. +te anima, a pesar de sus previas palabras.

-La puta madre.- Mascullo cual argentina mientras me tiro cuerpo a tierra en el bote, intentando arreglar la escopeta. -¿Justo ahora me tenés que fallar? Menos mal que no te saqué contra los jaguares.- Puedo escuchar tiros mientras recargo el arma.

Al llevarme la mano al bolsillo donde tenía la munición me doy cuenta de que la tela está mojada. -Con razón no anda esta verga.- Pienso mientras saco un cartucho que podría o no funcionar y lo meto en la itaca. -Tengo que comprarme un bolso o algo para llevar las balas. Impermeable.-

Una vez que tengo el arma cargada asomo la cabeza. Desgraciadamente me doy cuenta de que no tengo a nadie a tiro. -Mierda. Al pedo voy a gastar munición.- Pienso. -¡Dale más rápido!- Le grito a la Toreador. -Salvada por una de los degenerados. Qué humillante.- No puedo evitar pensar.

Se molestó, la mujer respingó la nariz, a pesar de los años, el vampiro parecía conservar el morbo de ver un cuerpo desnudo, Antonia había pensando lo mismo que ella, por lo menos estaba ahi, así que resignada Javiera caminó hacia el vampiro, y abrió su bata, su cuerpo desnudo quedo a un palmo de él, sus pechos, su entre pierna, Javiera puso sus manos en su cintura, para dejar más abierta la bata.

- ¿y bien? ... ¿qué piensa? - pregunta, espera que no le diga nada de su cuerpo, que si no, se armaría un quilombo, aunque si lo pensaba mejor, no caería en esos juegos, - obviamente no pude sanar estas heridas, siguen igual, se parecen las heridas que dejan los gangrel, aunque esa cosa no parecía serla, ¿o no? - miró a Antonia,se preguntaba si ella contraría que cayó en frenesí, y que por poco se la carga.