Partida Rol por web

El estaliano trataba de caminar erguido, tanto como podía, mientras se apoyaba en el pesado sable que su oponente había empleado en el combate, obviamente guardado en su respectiva vaina. En la otra mano llevaba la botella de vino que Janosh le había dado para después del duelo. Había bebida ya un par de tragos y en su cuerpo se podían apreciar dos cicatrices nada desdeñables fruto del combate que había sufrido y pese al dolor que eso le acarreaba, se esforzaba de sobremanera por mostrarse contento y orgulloso de su victoria.

- Indignante es hacer esperar al frío a dos nobles visitantes a tu ciudad y da gracias que sigues vivo. - Dijo reprendiendo al hombre con el que se había enfrentado. Tras eso asintió y dijo - Sí, vayamos a ver al voivoda de una vez, no tenemos más tiempo que perder aquí. - Resopló, pues estaba haciendo realmente un gran esfuerzo por continuar andando y tenía verdaderas ganas de llegar ante el hombre importante y poder descansar.

! Oh ¡ parece que ya acabaste , y que te has contenido ¿ como fue el combate ? yo he comprado algo de provisiones y me he dado una vuelta . 

Le comentó a Marco tras notar su presencia y levantarse para recibirlo . Por lo visto ya tenía una botella de vino para celebrar la victoria y tenía el arma que pertenecía al guardia ahora humillado por el Estaliano. Han sonrió gustoso al escuchar las palabras de Marco sobre lo que de verdad era vergonzoso y esperaba que la lección fuera lo bastante buena como para que ese simplón de andara con mucho más ojo ante nobles invitados .  

El combate habia llegado a buen puerto, aunque sin duda la pericia de mi compañero habia tenido un papel menos determinante del esperado. De no haber hecho acto de presencia...quien sabe
Mire de soslayo al vencido y, acto seguido a Marco. Sin duda el segundo habia recibido de lo lindo y solo su entereza o tozudez le hacian seguir mostrando esa pose de gallo henchido.
Me acerque a Hans al llegar y, en voz baja y llevandolo a un aparte, le comente lo que sin duda haria alguien condos dedos de frente
(Esto solo para Hans)
Seria mejor no tentar a la suerte y fastidiar lo menos posible al vencido; sabe manejar el acero y tenia a Marco a punto de caramelo. Miralo, casi no se tiene en pie y el otro esta entero. Solo se ha rendido cuando me he hecho notar... acabemos con este absurdo tramite y que un sanador le eche un buen vistazo a Marco

El camino de vuelta a la torre mostró a los visitante la pared opuesta de los edificios. Un camino desecho que enseñó lo que quedaba por ver de la variada arquitectura de Zavstra. Sus gentes, por otro lado, eran alegres y curiosas, y sonreían con cierta discreción al paso de los tres extraños custodios del guarda.

Una vez en la garita de paso, tuvieron que identificarse, ya que recibieron el alto de un alarmado oficial. El guardia vencido se portó como correspondía, dio instrucciones para que llevaran a todos ante el voivoda y, una vez en la sala, éste se hizo de rogar. Tardó algo en aparecer, ciertamente, y la espera fue bastante aburrida. Al fin, llegó, informado del asunto y con rostro serio. Ante él, el guardia se disculpó por su actitud hacia los visitantes, producto, según aseguraba, de muchas noches de largas guardias a la intemperie.

El voivoda escuchó pacientemente. Una vez acabado, se encogió de hombros y preguntó a los demás.

-¿Algo más queréis? Supongo que la humillación ha sido suficiente castigo.

El voivoda se fijó entonces en Marco.

-El lance ha sido sin duda fiero, porque no creo que tu aspecto sea de otra cosa. Que te vea mi médico personal. Estos hombres te llevarán. Otón -dijo al guardia-, tú no necesitas más que unas palmaditas de advertencia, y que no vuelva a suceder, o en lugar de un elegante acero estaliano te encontrarás con un buen palo por el culo. ¿Comprendido?

El guardia asintió. Para el voivoda, la cosa quedó arreglada.

-¿Algo más? Si no, estamos listos.

Nada mas a menos que August requiera algo, en cuanto Marco recupere algo de energía retomaremos nuestro rumbo. Muchísimas gracias por la hospitalidad a unos humildes servidores del Conde de Ostermark al sur . 

Dijo con algo de pompa y una reverencia adecuada a un señor de las tierras. 

Me mantuve al margen, callado y sumido en mis pensamientos, sopesando si el tiempo que estábamos empleando en aquel asunto y que no invertíamos en perseguir nuestro objetivo era realmente fructífero. Suspiré. No me quedaba otra que plegarme a los designios de mis compañeros... los necesitaba sin duda y mucho me temía que ellos requerirían de mis artes si lográbamos dar caza al villano

No. Partamos cuanto antes... esto nos está retrasando- dije serio

El estaliano se mantenía en pie apoyado sobre el pesado sable envainado que le había sustraído de forma amistosa al sargento de la guardia de Zavstra. Había apretado sus dientes durante toda la estancia en la habitación del voivoda para simular lo mejor que pudiera, que se encontraba en buen estado. De vez en cuando bebía algo de la botella que tenía en la mano, el alcohol adormilaba los sentidos y eso le permitía disimular el dolor de las dos heridas que le habían infringido.

No habló salvo cuando el voivoda dijo si se ofrecía algo más, en ese momento y con algo de esfuerzo que trató de disimular dijo - Me gustaría que alguno de sus sastres, pudiera dar alguna puntada a mi ropa, ya sabe con la emoción del duelo quizás sufrieron algún desperfecto. Por lo demás, estoy satisfecho. - Apretó aún más los dientes al decir eso y dejó salir algo de aire por la boca.

Tras eso esperó que lo condujeran ante el médico, para poder partir todo lo temprano que fuera posible y continuar con su tarea. - Agradeceríamos, que pudiera informar al Conde Elector que nos emplea, de nuestro paso por aquí. Seguro que una misiva de su parte le será muy bienvenida. -

Las puntadas fueron varias, y muy diestras. El médico del mismo voivoda lo trató. No debió de quedar muy satisfecho, por otro lado, porque cuando terminó murmuró algo, y un traductor lo interpretó en reikspeil:

-Dice mi maestro que la herida es complicada. Está bien sujeta, pero sin reposo es posible que tarde en curar. 

El hombre acercó un par de frascos a Marco. 

-Estos son dos brebajes, amargos, muy amargos, que debes consumir cada uno en tres días, es decir, los dos en los próximos seis días. Mi maestro entiende que es inútil pedir que descanses lo posible o que hagas suficientes paradas para permanecer, al menos, unos momentos tumbado tras ingerirlos. Si tu estómago es delicado, es posible tomarlo con las comidas, si no son éstas demasiado picantes. Además -tosió, inseguro-, recomienda que no se beba alcohol en absoluto, o podría producir efectos perjudiciales.

Tras ello, y una vez en el vestíbulo, el voivoda mismo se despidió de ellos deseándoles lo mejor por el día tan interesante que le habían procurado. Una vez, ya sí, totalmente en el exterior, libres hacia su destino, Janosz se acercó y alargó su manaza hacia ellos.

-Pues muy agradecío, señores. Un buen trecho. Les tengo aprecio. Yo me quedo aquí. Ya lo dije. Más al norte, oigan, es muy mala cosa ir sin por lo menos cien aceros. Yo he dejao aquí algún asunto apartao y no me viene mal retomarlo, sí. Que en el pueblo me había apalancao y digo yo que mal no me viene algo de pisto, si me entienden.

El hombretón miró alrededor.

-Si necesitan algo, aquí estaré. Sí, yo creo que de aquí no me muevo en un rato largo. Y na más. Mucha suerte en el camino. Espero que nadie traiga sus cadáveres en un buen tiempo.

En frío las cosas dolían más, por eso se había encargado de no enfriarse a base de alcohol. Le habían suturado y según las palabras del médico, debía tener cuidado para no reabrir las heridas. Estaba seguro de que eso sería más fácil decirlo, que hacerlo. Aceptó la recomendación y la medicina que le entregaban. Tras eso se preparó para salir con sus compañeros, con la medicina y el sable que había tomado prestado del sargento como regalo.

En aquel momento quedaba despedirse de la persona que les había servido de guía hasta aquel momento en su trayecto. Había demostrado que no era un mal hombre, bueno, que al menos con ellos no lo había sido. - Pues que te sea grata tu estancia aquí Janosz. Que encuentres lo que sea que busques, nosotros haremos lo mismo. - Quizás había prejuzgado a ese gañán la primera vez que le había visto.

- Ahora ¿dónde vamos? - Fue lo que preguntó a sus compañeros, no habían recabado demasiada información acerca de la posible ubicación de la persona a la que estaban persiguiendo, así que tampoco podían saber a ciencia cierta si estaban tomando el camino correcto.

A pesar de las palabras del doctor , o mejor dicho , de su traductor , sabía que no se demoraría demasiado aunque al menos trataría que marco se tomara la medicina pues un compañero muerto no le servía de nada . 

Agradeció al medico su dedicación y luego comenzó la despedida de Janosz . 

Estoy seguro que volveremos a venos vivos y coleando , cuando llegue ese momento te invitaré a una copa . 

Le comentó con una sonrisa al guia que ahora se quedaría en el pueblo una temporada mientras ellos debían retomar el viaje . 

Bueno , tendremos que partir y buscar nuevas pistas . August ¿ como hechicero que sois podréis encontrar algún rastro de magia oscura ? Litman parece estar envuelto en ella , tal vez así podamos tener algún camino o pueblo que seguir mejor que los pasos de un gordo demasiado silencioso . 

Tras unas más que necesarias curas, Marco parecía listo para seguir, con lo que tras despedirnos de Janosz (yo de forma correcta y escueta, dada mi corta relación con él) tocaba decidir hacia dónde dirigirnos, lo que me valió mi primera intervención seria en aquella aventura, ya que muy seguramente dependiera de mis palabras el rumbo a tomar

Por el momento optaría por tomar rumbo norte; me temo que si no se hace un uso continuado de la magia o se desata algún hechizo realmente potente no es tan sencillo como cabría suponer seguir la pista a un mago- contesté a Hans - Pero si es un seguidor de los Poderes Ruinosos me atrevería a decir que hacia las estepas de Kislev... y más allá, hacia los Desiertos del Caos, es a donde se dirige ese traidor*

Hacia el Norte. 

Una vez llegado a Kislev, la afirmación era más fácil decirla que cumplirla. El miedo, el instinto de supervivencia, muchas veces impedía que un viajero se aprestara a semejante trayecto. Uno debía tener muy buenos motivos para seguir adelante.

El trío salió por la última puerta, un hueco en la muralla contenido por una gruesa plancha de madera reforzada y un grupo de hombres de aspecto muy serio. No bien hubieron andado unos pasos, se encontraron de frente un bosque no muy denso, y una bifurcación. Uno de los caminos seguía hacia el noreste, por el lado derecho del bosque, el otro, hacia el noroeste, por el lado izquierdo. Un simple letrero en kislevita y en reikpiel avisaba de lo que uno se encontraría.

Ptorsk y Kislev en el camino de la derecha, Emsk y Erengrad en el camino de la izquierda.

El espadachín estaba junto a sus compañeros en un indeterminado lugar, tierra de nadie. A la espera de fijar el rumbo que seguirían en los siguientes días, para perseguir al seboso tesorero y sus acompañantes.

- Erengrad parece la opción más clara, el tesorero era de Marienburgo y al parecer Erengrad es una ciudad parecida- Según nos han dicho es un lugar de moral baja, lo que le convendría y el padre Sigmund mencionó que el escudo que portaba aquel extraño ser era de Erengrad. No veo mucha alternativa posible, pero podemos preguntar a los guardias acerca del tesorero quizás le recuerden en su paso por Zavstra y puedan decirnos algo. -

El estaliano caminaba más encogido que de costumbre y continuaba usando el pesado sable envainado, que se había agenciado, como improvisado bastón cuando necesitaba apoyo. Las heridas del duelo aún eran patentes en él. No obstante la mejoría gracias a los cuidados médicos era obvia.

- ¿Cómo lo veis? Quizás los sujetapuertas recuerden a un seboso tesorero camino a Erengrad. Aunque quizás será mejor que habléis vosotros con ellos, no creo que me tengan especial aprecio. -

Si hubiera estado aquí estoy seguro que August lo hubiera notado . La moral laxa y el parecido con su tierra natal sin duda es un punto a favor de que fuera allí , más que a la capital pues no necesitará delinquir tan prontamente . 

Por primera vez , Hans se quedó dudando sobre donde continuar a pesar de las pistas que tenían aunque era cierto que cada vez se enfriaban más . Puso su mirada en el horizonte de Erengrad meditando si estaría en ese camino . 

Solo hay 2 caminos , si no encontramos nada en Emsk es que en vez de disfrutar de los bienes robados osa a ir a aumentarlos con una táctica similar en Kislev . 

Las alimañas tienden a refugiarse en lugares conocidos; con individuos como el que perseguimos no creo que haya mucha diferencia- dije apoyando la teoria de Hans - Pero, pese a todo, creo que no nos haría ningún mal tener unas palabras con la guardia de la puerta... y como bien apunta Marco, él no es el más indicado. Y dudo que a un practicante de lo arcano, estando tan al norte, le tengan mucho aprecio; Hans, te agradecería tomaras la palabra con esos hombres a ver si podemos corroborar la teoría- añadí intentando recordar cualquier dato, por ínfimo que fuera, que se pudiera relacionar con practicantes de magia en alguna de las poblaciones a las que se podía dirigir nuestro objetivo

Dirigirse al norte... aquello se estaba complicando. Los Desiertos del Caos extendían su sombra por una zona no muy lejana a la que nos dirigiamos y aquello solo implicaba la posibilidad de más aliados potenciales del perseguido... más enemigos en nuestra contra

Los guardias escucharon las preguntas con paciencia y se encogieron de hombros. Hablaron entre ellos en su idioma. Uno, el más veterano a juzgar por el tamaño de su bigote y la forma en la que miraba (años de horizontes lejanos en los ojos), respondió con tono neutro.

-Varios han salido últimamente, ahora que lo dice. Desde el último mes hasta ayer mismo, no menos de siete carretas y algunas bien surtidas. No me acuerdo de todas, pero sí de sus destinos. Todos a Erengrad, quizá menos uno de ellos, no estoy seguro. En Erengrad, en estas fechas, hay festividades y mercados. Es normal que salgan más caravanas de lo normal. Pero ciertamente son muchas. El año pasado no llegaron a dos y creo que una de ellas se quedó en el camino.

Otro de los guardias le dijo algo, de repente, y el hombre hizo gesto de asentimiento, como si de repente le hubieran sacado de una duda.

-Es verdad. Los que no fueron a Erengrad eran los antiguos dueños de la posada frente a la puerta. Después del incendio y el derrumbe, recogieron lo que pudieron y volvieron a su tierra. Nunca les gustó Zavstra, a los jodíos. Eran de Sava, o de Inkodevna, un pueblecito junto a Kislev. Buena gente, pero se les notaba la tirria que le tenían a la ciudad.

El duelista había permanecido unos cuantos pasos atrás, en un segundo plano, respecto a la conversación que habían mantenido con los guardias de la puerta. Él no era persona grata allí, eso era obvio, así que prefirió no llamar la atención.

Tras escuchar atento, las palabras de los guardias y los relatos de los que hablaban, el estaliano se mantuvo en silencio durante unos instantes. Aquello, no aclaraba demasiado la situación. Había muchos motivos para pensar que Erengrad era el lugar indicado, sin embargo estaba aquella familia de la posada que se había marchado hacia Kislev. Quizás pudieran investigar por allí.

- ¿Qué pensáis? Erengrad sigue siendo la opción más fiable, teniendo en cuenta que ninguna es fiable. Sin embargo si nos equivocamos y ese maldito tesorero fue camino a Kislev podríamos perderle para siempre. - Marco, pasaba su mano por su mentón pensativo. Tenía que haber alguna forma de solucionar eso.

Han sopesó las palabras de los guardias y de su compañero durante unos segundos mientras se tocaba la barbilla como si ya le hubiera crecido la barba la cual aún era inexistente o en el mejor de los casos algo de pelusa con el correr de estos días que hacía que se olvidara de detalles como ese . 

¿ Podéis decidnos que aspecto tenían los que llevaban esas carretas ? . 

Preguntó a los guardias cada vez más seguro de que Emsk era su siguiente punto de información camino a Erengrad.

Prácticamente todos los destinos posibles apuntaban en la misma dirección, salvo los disonantes ex-posaderos, que podían aportar una duda razonable a nuestro rumbo... más por lo dicho no parecían ser realmente el tipo de gente que buscábamos; para despejar dudas, cuando hubieran contestado a Hans, añadiría una nueva pregunta

¿Sabrían si esos posaderos estaban aquí antes de ese incendio y cuando partieron exactamente? Es de vital importancia saber todo lo relacionado con ellos, dado que así podríamos descartarlos en nuestra búsqueda- dije con tono serio y algo bajo, como solía hacer cuando requería atención, otorgando a la propia pregunta un deje de misticismo que para aquellos crédulos del norte, demasiado acostumbrados a los poderes oscuros, podía bastar para decidirse a que no era buena idea intentar tomarle el pelo a un mago...*