Partida Rol por web

Vale, ya hemos llegado al lugar de la primera etapa. ¿Ahora qué? - pregunto a mis compañero. Ahí no hay ni cuerno ni vigía ni nada.

 Lo primero limpiar esto, esto es un lugar sagrado que han profanado esas infectas criaturas, el fuego purificara estos restos infectos, después examinaremos la piedra intentaré repararla mediante mi magia lo mejor que pueda  y con la información que obtengamos repasar nuestros conocimientos del mito y ver como actuamos. 

Irik entona unas palabras arcanas y los desperdicios de la fría sala comienzan a ponerse en movimiento. Poco a poco, como llevadas por un viento invisible, los objetos empiezan a rodar y a agruparse. Al de unos segundos ya se ha formado una pesada bola de desperdicios, heces, piedras y cuero que se mueve pesadamente por la habitación y atrae la basura que está a su alcance. Finalmente, cuando parece que ha absorbido todos los desechos sale pausadamente por la puerta y comienza a rodar colina abajo perdiéndose en la oscuridad. Ahora en estancia solo queda la piedra ritual del centro, aún destrozada y profanada por el troll.

Espero en silencio mientras el hechicero hace su magia para limpiar la sala, muy práctico. Cuando acaba me acerco a la roca y me acuclillo frente a ella examinandola de cerca

-malditas bestias. Y además tienes razón Aksha, necesitamos el cuerno. Tal vez se lo hayan llevado-

Poniendome en pie empiezo a examinar la sala

-o tal vez este escondido o algo-

Me pongo a recorrer la habitación en busca de puntos que se muevan o que puedan ocultar un objeto del tamaño de un cuerno. Por probar no perdemos nada.

Como tengamos que recorrer toda la zona en búsqueda de ese cuerno va a ser una noche muy larga.

Tal vez las dotes predictivas de nuestra sacerdotisa puedan darnos una pista. 

La Uroxi recorrió la sala tanteando las paredes y el suelo pero solo encontró la negra tierra y la dura piedra que cubría el sencillo templo. La piedra central aún mostraba las marcas de dientes y garras que había dejado el paso de los trolls por el lugar.

Me divierto contemplando el espectáculo de la magia limpiando el lugar de basura e inmundicias. Una vez que todo está limpio me acomodo junto al muro y saco mi bota de vino. También tomo un mendrugo de pan y algo de queso mientras observo a los demás en sus avances por la sala. Terminado el queso me relamo los dedos, doy un trago al vino y sin empacho alguno me alivio con un sonoro eructo. Después de limpiarme el rostro con el antebrazo vendado, finalmente, les digo a los que se encuentran alrededor:

Orlaront dijo que viniésemos y esperásemos la llamada... yo que vosotros aprovecharía el tiempo descansando. Dijo no sé qué de que tendríamos que movernos en la noche en busca del dichoso cuerno. Mi trasero no se va a mover de aquí sin un buen motivo mientras no resuene esa llamada.

Dicho lo anterior me recuesto sobre el muro con intención de terminarme todo el vino antes de necesitar salir fuera a echar una buena meada orlanthi.

Decido salir al exterior, vigilando la zona para que no nos embosquen. Sigo con un ojo en la zona interior, no sea que algo ahí dentro ataque.

Una vez limpio el sagrado recinto, me dirijo hacia el altar y lo examino, antes de concentrarme para intentar repararlo hasta donde mi capacidad mágica me permita. 

 Lentamente mientras recito el ensalmo los trozos caídos vuelven a su lugar y como si de un gigantesco rompecabezas se tratara todo empieza a recomponerse y encajar ,  la piedra mordida comienza a regenerarse pero el esfuerzo es enorme y comienzo a sudar y sentir punzadas de dolor en las sienes que me llegan al cerebro. Esta pequeña magia no esta pensada para restaurar tan enormes objetos y mi poder es a la vez limitado.

  Cuando el esfuerzo y el dolor son ya insoportables caigo sobre mis rodillas y levanto la cabeza  lentamente para observar los resultados de tanto esfuerzo.

Las palabras de Veran tienen sentido. Supongo que el cuerno se manifestará con la llamada.
De modo que tras dar un par de vueltas infructuosas por la cueva buscó un lugar tranquilo y limpio donde sentarme, cerrar los ojos y subirme en mis pensamientos

La magia comienza a recomponer las piedras que vuelven a su posición original, el polvo y la tierra ocupan las grietas de la grisácea roca, el esfuerzo hace sudar y agotarse al mago de poniente, y, cuando este cede al cansancio todo constructo se derrumba de nuevo. Definitivamente la magia arcana del hechicero no es suficiente para recomponer un elementos de la propia Ernalda¹.

Tras el esfuerzo el silencio vuelve a la cavidad iluminada por la trémula luz de las antorchas².

Qué remedio. XD

Observo a Irik cambiar de color con el esfuerzo, pero no lo desanimo. Por desgracia queda patente que su magia no puede restaurar el altar. No puedo negar que ha hecho lo que ha podido. Así que me guardo mi acostumbrado cinismo esta vez y no me mofo de su fracaso. Además no me gusta granjearme la enemistad de ningún mago si puedo evitarlo. Así pues, justo donde estoy me acomodo dispuesto a echar una siestecita, confío en que la dichosa llamada suene y me despierte… o que lo hagan los compañeros si les molestan mis ronquidos.

Después de los esfuerzos para limpiar el lugar, el grupo prepara una frugal cena con las provisiones que carga la mula y se dispone a esperar. La única que queda vigilante es la Uroxi, que observa desde la entrada que no aparezca ningún enemigo.

Las horas pasan lentas y el sueño comienza a hacer pesados los párpados de los aventureros que esperan relajados en el interior del altar.

La noche es fresca y tranquila, la luna está a mitad de su desarrollo e ilumina ligeramente los árboles dispersos que pueblan el paisaje. No se escucha nada más allá de los grillos y algún cuervo solitario acecha los cadáveres de las criaturas que habéis vencido. En un momento dado escuchas con toda claridad “Tu pueblo te necesita”. Sabes perfectamente que las palabras no han llegado a través de tus orejas si no que han resonado directamente en tu cabeza.

Decido entrar de nuevo en la zona en la que mis compañeros ya están preparando algo con lo que acallar nuestros hambrientos estómagos.

Debemos movernos rápido - comento a mis compañeros mientras les indico que me sigan - Creo que algo va a ocurrir ahí fuera y tenemos que estar listos para actuar.

Sin más vuelvo a desaparecer por la entrada para internarme en las sombras de la noche.

Estad preparados para cualquier cosa - aconsejo.