Partida Rol por web

¡Justo a tiempo! Era como si me hubiesen leído la mente y ante tal buenas noticias sonreí levemente. Me levanté y crucé una mirada simpática con aquel señor.

—Gracias Haran —mencioné igual que mi compañera—.

Vale chicos, id y comed algo. Yo me quedo con la elfa, por si se despertase y nos contase algo. Luego me relevais y ya comeré yo algo también.

El hombre os pone de cenar, y aunque efectivamente es comida recalentada, os entra de vicio. Os costó trabajo montar la pira y todo, así que reponer fuerzas siempre viene bien.

Marwina crujio el cuello, preparandose para la primera guardia; sentada en la esquina de la habitacion donde descansaba la elfa, con la daga en la mano, afilandola y aceitandola; luego le daria un repaso al arco, asi como a su carcaj, antes de despertar a Imbrodel para su turno de guardia; aunque estaba cansada por los eventos del dia; eso no quita para que no dejase de ser precavida; uno no sobrevive en la espesura sin tener muy claro que la paranoia es la madre de la supervivencia,....

Cuando subis tras la cena, véis a Darren que no ha podido resistir el cansancio acumulado a pesar de haberlo intentado, como demuestra la rara postura que tiene. Cuando os oye llegar, se despierta de repente y mira a la elfa, preocupado por su bienestar y pensando que el motivo de su desvelo era ella.

Cuando ve que está tranquila, sale con el dedo en la boca, en gesto de silencio. Ya fuera susurra.

Hola. Está tranquila, su sueño es reparador y no da muestras de sufrimiento. Tarde o temprano despertará. Habrá que estar pendientes de ella, por si acaso, pero por lo demás no habrá sobresaltos.

Cuando le contáis la intención de los turnos, asiente.

De acuerdo entonces. Echaré una cabezada para estar fresco por la mañana.

Se queda Marwina y los demás os váis a dormir.

Justo antes del alba, notáis mucho ruido en el exterior de la posada. Tanto que os despertáis a pesar de vuestro cansancio, pero sentis que ha sido más por la sensación de peligro del ruido que por la intensidad. Esto es confirmado cuando miráis por la ventana y véis a una muchedumbre de unos 30 tipos, la gran mayoría hombres, armados con antorchas, rastrillos, azadas y demás aperos de labranza.

Ya se encuentran frente a la posada y están gritando que dónde está la elfa.

Marwina levanto la cabeza sobresaltada por la escandalera; gruñendo mentalmente por el puto escandalo a estas horas, con lo que necesitaba el sueño, se acerco a curiosear por la ventana, las telarañas del suelo salieron corriendo de su cabeza conforme veia la muchedumbre delante de la taberna pidiendo a la elfa...

Se apoyo en el lateral de la ventana asustada, esa imagen le trajo muy malos recuerdos pero la parte racional de su cerebro enseguida le recordo que habia otra elfa en la que este pueblo estaba interesado; la misma que dormitaba tranquila en una de las camas..

Sangre del creador susurro a sus compañeros, buscando su arco aunque sabia que contra una muchedumbre era parcialmente inutil..esa gente quiere sangre; hay que tener cuidado con ellos o nos arrastraran a la hogera con su presa...

¡Por las bragas de Astarté! -grito el elfo al asomarse por la ventana.

El primer impulso de Imbrodiel fue el de salir corriendo de allí pero pensó entonces en su pobre cautiva y en lo que le pasaría si permitían que la lincharan. Rápidamente, se puso a buscar tejados próximos al de l ataberna, por donde poder sacarla de allí si las cosas se ponían feas.

Si esta en el poder de Tayza levantar a esa chica, este sería un gran momento para hacerlo- penso.

Me despierto sobresaltada, ¿a qué venía tanto ruido? Tras las expresiones de sorpresa mis compañeros, yo también me incorporé y por curiosidad eché levemente un ojo por la ventana.

—Hay que buscar al Tarl Dale antes de hacer cualquier cosa... —mecioné mientras buscaba mi bastón y me apoyé sobre él—. O, nos podríamos dividir, uno se lleva a la elfa, mientras que otro busca a Dale y otro los distrae intentando hablar pacíficamente intentándoles convencer de que aquí no está... —me frotaba las sienes de la cabeza intentando pensar ideas de forma rápida. Recién levantada no es que se tuviera la mente clara—.

Marwina, busca tu al Dale. Tayza, quédate con la chica. Yo intentaré hablarles.

Imbrodiel sale de la ventana y se dirige a la multitud.

Buscais a la Dalesiana, ¿Eh? Sabed que se encuentra bajo la proteccion del Arn Dale y de la orden de... -imbrodiel busca alrededor en busca de inspiracion y se fija en los dibujos de su armadura y en los caballeros de fuego que la adornan, amenazadores ...los caballeros de fuego de Tevinter! Cualquiera que los amenace se las verá con el comandante Mailios Revientabuches, en persona! Seguid con vuestro linchamiento y no os detendremos pero debereis afrontar las consecuencias cuando Mailios venga aqui. Le he visto arrasar pueblos tres veces mas grandes con menso razones.

Marwina enfundo su daga recien afilada a la espalda; asientiendo a las ordenes de imbrodel, tenian sentido y a ella le gustaba la parte de la discreccion antes de tratar de convencer a las malas a la muchedumbre que los podria hacer pedazos sin sudar; recogiendo su arco a un paso veloz, marwina desparecio escaleras abajo, tratando de hallar una manera de escaparse del lugar y localizar al Arl tale, el era el unico que podia evitar una carniceria ahora...

      El despertar resultó de lo más desagradable. La situación pintaba mal, asique mientras los demás decidían cómo seguir, me incorporé a toda velocidad y me puse la cota de malla por encima. No había tiempo de preocuparse por los cierres, asique la afiancé como buenamente pude con el cinto de la espada y, tomando también el escudo, me dirigí al resto en voz baja.

Magnífico, un poco exagerado lo de Tevinter, pero con la gente ingenua puede funcionar... - con paso firme, y tratando de aparentar confianza y dignidad, me acerqué junto al elfo y contemplé a la multitud, colocando el emblema de risco rojo grabado en el escudo frente a mi - ¡Buenas gentes, yo soy Sir Darren Garland! ¡Sea cual sea el asunto que os inquieta, será resuelto con prontitud, en presencia de Tarl Dale, un hombre a quien conocéis y en quien confiáis! Os doy mi palabra de caballero de que ningún mal ha de sobreveniros de la elfa o cualquiera de mis acompañantes mientras yo esté aquí. ¡Volved a vuestras casas y a vuestras tareas! ¡Nada tenéis que hacer aquí!

      Era difícil que mis palabras calmasen a una turba furiosa... pero combinadas con las palabras del elfo, el armamento, y nuestra aparente confianza, podían hacer tambalear su determinación y contenerles el tiempo suficiente para que alguien interviniese...