Partida Rol por web

La explicación de Swellson me había dejado más convencido. Aparentemente el estado en el que se hallaban los hombres se debía a los daños que tenía la finca Batterman y que se habían visto obligados prácticamente a arrastrar el vehículo hasta Sonnenlicht.

Sin embargo, me sorprendió oír a Ellie hablando por radio, informando de otro problema. En este caso, relacionado con Anna Swacht. Lo más probable es que la zona en la que vivía también se hubiera visto afectada por aquellas lluvias torrenciales y, teniendo en cuenta que su esposo debía seguir en el hospital, lo más probable es que la anciana se sintiera asustada.

-Sheriff, si necesita que le ayude en algo, solo tiene que decírmelo -le indiqué a Strarrosa, apoyándome en el paraguas que había traído desde casa.

Al escuchar el mensaje de Ellie se me heló la sangre y me maldije a mi mismo por no haber ido antes a verla. Tenía que llegar allí cuanto antes, no tenía tiempo que perder.

-De acuerdo Ellie, gracias, yo me encargo -le respondí.

Mientras arrancaba el motor me asomé por la ventanilla para hablarle a los tres hombres que estaban en la puerta.

-No sé cuánta ayuda voy a necesitar, así que si alguien se quiere montar que lo haga, pero que lo haga ya. Algo me dice que la pobre Anna está pasando por algo horrible. El que no quiera venir, bien puede hablar con estas pobre gentes por si necesitan algún tipo de ayuda -comenté, señalando a los recién llegados de la camioneta-.

De una manera u otra, no pensaba esperar indecisiones. Tenía el peor de los presentimientos sobre este asunto. Había que llegar cuanto antes.

No le gustó la contestación que le dio, como si debiera sentirse inferior por tener otro cargo aunque no dijera nada al respecto. Mantuvo la mirada fija en sus ojos unos largos segundos, preguntándose si realmente había sido necesario el golpe al haber otro métodos menos violentos, hasta que decidió apartarse.

Estaré fuera.- Tenía la sensación de que volvería a intervenir o, con el malestar que le dejó el mensaje del móvil, lo pagaría con ella, prefiriendo marcharse y seguir trabajando ahora que tenían tanto trabajo.- Cualquier cosa estaré fuera.- Sonrió a Alicia cuando la miró, marchándose poco después para comprobar cómo iba la sala.

Estiraste tu mano, intentando aferrar la pierna de tu agresor, pero tus movimientos parecían lentos y descoordinados, cuando la mano llegó hasta la pierna esta ya no se encontraba allí. En su lugar viste como alguien derramaba un líquido allí donde el barro había dejado una marca. No te tomó mucho reconocer el olor a gasolina. Instintivamente apartaste tu mano, volviendo a intentar levantarte, pero alguien colocó un pie sobre tu espalda.

-Uno aún se mueve… ¿Lo mato?- la voz te era desconocida y algo apagada, parecía que hablaba a través de una tela o quizás fuera la contusión. Sonaba divertido, como si estuviera hablando de córtale las alas a una mosca. Pero su siguientes palabas sonaron muy temerosas-. E... entiendo. Lo siento.

La presión en tu espalda terminó, pero no así la sensación de peligro. Oíste como alguien intentaba infructuosamente encender una cerilla, la cual se resistía obstinadamente, como queriéndote dar unos segundos más de vida. Al fin el sonido característico que tanto temías ocurrió. Sentiste como tu cara comenzó a calentarse y el resplandor amarillento inundó la radio. ¿Cómo sería morir quemado? Nada agradable, de eso estaba seguro. Tu primer pensamiento fue para tu madre, quien quizás ni siquiera entendería lo que te ocurriría. O quizás sí, algunas veces se mostraba más lucida que otras. Luego solo pensante en la persona que estaba haciendo eso, quien no dudó un segundo en prender fuego vivas a dos personas. ¿Y para qué? Una pregunta que jamás podrías contestar.

Entonces sentiste como algo tiraba de ti, de una de tus piernas, luego de ambas. Lentamente el calor empezó a remitir y la rugosidad del piso de la radio cambio al de la hierba del exterior.

Había mucha tensión en el aire, no tanto por lo que acababa de pasar, sino por las mochilas que ambas llevaban a cuesta. Cosas que no sabían y que quizás jamás se enterarían. Incluyendo todo lo ocurrido en la noche y la falta de sueño. Alicia aún continuaba algo descolocada, sin entender que acababa de ocurrir, mirándolas a ambas con ojos enormes y preocupados. Aun parecía no haberse dado cuenta del bofetón, lo que podría ser bueno.

Eve decidió salir de allí, sabiendo que empezar una discusión allí, sería contraproducente para la paciente, a la cual debían brindarle seguridad.

Lee tenía su patrulla, podría ir junto al Sheriff con ella de quererlo. Eric disponía de la otra patrulla, aunque en realidad era de Karl y fue un préstamo por la situación. El padre iba a pie, como siempre, por lo que no le quedaría muchas opciones, solo subirse a la patrulla si quería asistir también a Anna.

Mientras tanto, el grupo llegado desde la finca Batterman, comenzaron a entrar en el hospital, seguidos de cerca por la atenta mirada de su capataz.

Al salir oíste a varias personas en la entrada, al mirar en esa dirección viste a varios hombres, muy embarrados y con aspecto cansado, esperando. Con solo un vistazo notaste varios cortes y golpes, siendo que dos de ellos tenían incluso los ojos morados. Korper estaba allí, hablando con ellos y decidiendo cual atendería primero. Eran unos seis sujetos, del tipo trabajador, aunque tenian tanto barro sobre su persona que podrian ser medicos doctorados y no lo notarias.

Alicia te sonrió preocupada, sin saber muy bien que hacer a continuación. La hipótesis del golpe en la cabeza le había tranquilizado, al menos lo suficiente como para no sentirse mucho más abrumada.

-¿Me sacaran sangre?- eso te hizo recordar que Korper había pedido unas muestras de sangre, quizás para terminar de descartar drogas en su organismo.

Devolví el apretón de Ellen con cariño y fijé mi vista en la pantalla donde se podía apreciar a un pequeño ser de aspecto humano. Un bebé. Una nueva vida. Sonreí, levemente fascinada, sin poder evitar preguntarme como sería tener a otro ser humano en tu interior. Ellen debía quererle ya mucho, y debía estar ardiendo en ganar de conocerle.

- Tendrás un nombre pensado para ambos casos, ¿ no? - bromeé ante el comentario de la enfermera.

Lee asintió, aparentemente la señora Swacht tenía algún problema y si tenía alguna crisis de histeria por lo sucedido no podría hacer demasiado pero si fuera otra cosa... Tras unos segundos de duda Lee decide coger la patrulla y dirigirse hacia el domicilio de la Sra Swacht junto con el Sheriff. - Voy con usted Sheriff. Será mejor que nos demos prisa. Cogeré mi coche patrulla.- Parecía que el sheriff estaba preocupado también y era normal, la Sra Swacht era muy querida por todo el pueblo y lo que había sucedido con su marido resultaba demasiado diabólico como para ser verdad. 

Mirando a Tucker le pregunta. -¿Te quedas o vienes?.-

Escuché todo lo que había ocurrido en la finca Batterman y miré a aquellos pobres desgraciados con verdadera compasión. Durante ciertos momentos olvidaba el caos en el que Sonnenlicht se había visto envuelto, pero las caras de cansancio, el barro y el desorden generalizado en la calle me devolvieron a la realidad de un sopetón.

Cuando escuché el mensaje de Ellie por la radio me quedé de piedra. - ¿Qué le ha ocurrido ahora a la pobre Anna?

- Voy contigo, Félix, no lo dudes. Aún no había asimilado todo lo que había pasado en el hospital y, sin embargo, parecía que el día aún nos guardaba más problemas. ¡Acelera!- dije mientras me montaba a toda prisa en el coche.

En cuanto cerré la puerta me vi reflejado en su espejo retrovisor. Estaba tremendamente pálido. Miré a mi amigo e identifiqué en su semblante que esperaba lo peor. No pude evitar decírselo.
- Tienes aún peor cara que yo. Y yo tengo una cara de mierda. Ojalá te equivoques y no sea más que una falsa alarma.

De momento no podía hacer nada más. Metí la mano izquierda en el bolsillo del pantalón y agarré con fuerza la cruz del viejo rosario que siempre llevaba conmigo. Di un profundo suspiro y me santigüé.

-Iré en el coche patrulla de Karl -indiqué al sheriff y a su ayudante, observando que los trabajadores de la finca Batterman se dirigía hacia el interior del hospital-. Nos vemos allí.

Sin más, decidí entrar en el coche patrulla y procedí a conducir en dirección a la vivienda de los Swacht. Durante el trayecto, me preguntaba qué le habría sucedido a Anna. El día anterior su esposo había sufrido un accidente y ahora ella... ¿quizá solo estaba asustada por la torrencial lluvia o de verdad se había visto envuelta en serios apuros?

Con las manos en los bolsillos, al salir fuera tardó varios segundos en recomponerse a base de un largo suspiro. No entendía qué había pasado pero tenía claro que, más tarde, cuando ambas estuvieran calmadas hablaría con Lara. Por ahora poco valía preocuparse.

En efecto, tal y como pensaba, al salir pudo escuchar el jaleo del hospital, acercándose para comprobar quién necesitaba atención en esos momentos. Un rápido vistazo al grupo de hombres heridos, comprobando que estaba allí Korper para atenderlos. Colocó una mano en el hombro del médico, sonriéndole.

¿Necesitas ayudas? Ya estoy por aquí.

Tu pregunta pareció sacarla de un ensueño, pues giró su cabeza lentamente hacia ti, sus ojos eran dos pozos cristalinos en donde ya comenzaban a verse lágrimas, te sonrió y rebuscó algo en su bolsillo.

-¿Sabes qué? Intentaré contactar con él- sacó un papelito viejo y arrugado, en donde se veía un número telefónico-. Es el teléfono de la empresa, pero ellos pueden contactar con su camión por radio.

Te tendió el papelito, el cual parecía ser usado mucho o manipulado con profusión, como si fuera una foto gastada. No hacía falta decir nada para saber que Ellen quería escuchar la voz de su marido, mostrando mucha menos seguridad de la que tenía cuando la encontraron cortando un árbol con una pequeña hacha.

Con tu teléfono tecleas el número y al poco rato te atiende una secretaria. La voz suena algo distorsionada, como si la señal no fuera del todo buena. Pero entiendes perfectamente lo que dice y ella también te entiende. Le pides hablar con el señor Praice, que su esposa quiere hablar con él. Pensaste que necesitarías dar más explicaciones, pero la persona del otro lado, quizás sabiendo la situación de Ellen, te pone con rapidez en contacto con el marido de Ellen. Con rapidez se lo pasas a la joven, quien apenas puede mantener la voz firme.

-¿Hola?- oyes una voz del otro lado, bastante preocupada-. No nada, solo quería hablar contigo- Ellen traga saliva, intentando sonar despreocupada-. Una amiga me prestó su celular- algo debió decirle del otro lado que le hizo reír-. Si, puedes comprarme uno luego. Escucha, quería saber cuándo…- Ellen pareció desconcertada un segundo, para luego mirar el celular con desesperanza-. La llamada se cortó.

Solo una mirada te permite darte cuenta que el celular no tiene cobertura. Es raro, normalmente podías hablar sin problemas con cualquiera.

Los tres patrulleros avanzaron hasta la casa de los Swatch, formando una curiosa caravana. El pueblo seguía tal cual lo habían visto esta mañana, pero la gente misma había estado moviendo ramas y escombros de las calles, permitiendo poder circular sin problemas. La casa se encontraba algo alejada del pueblo, así que tenían un trayecto relativamente largo. En la radio, se oía la característica voz de Elizabeth, dando un anuncio:

-Para todos aquellos que estuvieron muy ocupados sacando agua de sus casas o quitando ramas de sus puertas y no hayan podido comer nada, pueden visitar la Secundaria de Sonnenlich para llenar el estómago. Ya conocen las capacidades culinarias de la señora Crown, así que vayan en orden- era fácil intuir una sonrisa luego de eso-. También dispondrán de un lugar donde descansar en caso de que su hogar estuviera muy deteriorado. Incluso podrán dormir allí… mucho más cómodo que dormir en la radio. Créanme. Si tienen algo que aportar, diríjanse allí. Cualquier ayuda en bienvenida. Ahora pondré algo de música, pero su querida amiga Elizabeth continuara por aquí.

Luego la voz cayó y comenzó a oírse música clásica, relajante música clásica. Es duró apenas dos minutos, cuando de repente solo pudo oírse estática.

Pronto vieron una casa de dos pisos, de madera y de aspecto ligeramente descolorido. Tenía muchos arreglos, pero pendientes, como si hubieran empezado y dejado en varias partes de la casa. Los ancianos seguramente no tendrían la fuerza para hacer la mayoría de esas mejoras y por eso la casa se ve tan deteriorada. 

La puerta del frente está abierta de par en par, no se ve ningún movimiento y nadie sale a recibirles. Hay un camino que da al patio de atrás, cubierto de barro y ramas, en donde se ve a lo lejos un granero con un tractor inclinado hacia un costado. Seguramente allí fue donde se accidento Harold.

Korper se giró hacia ti, sonriendo agradecido. Nunca habían tenido tanto trabajo, ni siquiera cuando todos esos niños se intoxicaron, sin duda era una buena forma de ver el talante de su personal y compañeros.

-Estos hombres vienen de la finca de Batterman, por lo que veo- ladeo su cabeza hacia ellos-. Solo tienen rasguños, cortes y golpes. Nada grave- de reojo observó a dos tipos que se miraban con algo de rabia. El medio bajó la voz-. Eso dos parecen haber salido de una pelea.

Afuera no se veía a nadie, por lo que supusiste que Strarrosa, Doorgod y Lee se habían marchado.

-Buenos días- la voz proviene de uno de los hombres, es bastante alto y de aspecto rudo-. Si tienen algún paciente grave, no duden en dejar a estos hombres para el final. Se aguantaran un rato más el dolor. ¿Verdad chicos?- le responden con asentimientos y sonrisas confiadas-. Muy bien- se acercó hacia ti y a Korper, bajando también la voz-. ¿Puedo hacerles unas preguntas? – apartó a ambos, luciendo algo preocupado-. Iba a preguntarle al sheriff, pero no quiero preocuparlo más… ¿ustedes tienen forma de saber si alguien bebió o tomó drogas? - pareció recordar algo, porque estirò su manoa hacia Eve soltando un-. Lo siento, no la conozco, Soy Swellson. Trabajo en la finca Batterman.

- Mierda - susurré. Necesitaba el celular funcionando. Lo apagué y lo volví a encender, aunque tardaría - A ver si recuperamos la señal - le dije con una sonrisa a Ellen. En realidad estaba preocupada de que la antena se hubiera dañado con la tormenta también. Me mordí el labio, preguntándome como le estaría llendo a Eric, y si habría averiguado algo nuevo. Suspiré  y volví a clavar los ojos en la pantalla donde el bebé de Ellen se movía de forma sincopada - La verdad es que es increíble, Ellen - dije más para mi que para ella - Vas a traer a un nuevo ser vivo al mundo.

Apretó tu mano con fuerza,  sonriendo radiante por tus palabras, le dedico una larga mirada al monitor antes de contestar.

-Es algo increíble- sus ojos lucían soñadores-. Sentirlo crecer dentro tuyo es… No lo sé. Como al fin hacer algo verdaderamente importante- lanzó un largo suspiro-. Muchas gracias por estar a mi lado. Y por ayudarme a salir casa.

Ellen parecía una joven de carácter fuerte, que decía lo que pensaba sin remordimientos y había tenido una vida agitada, desde el punto de vista de Sonnenlicht. Pero ahora se la veía inocente, pura y protegible. No pudiste evitar preguntarte si ese podría ser tu futuro. Formar una familia y sentar cabeza.

El sonido de tu celular te arrancó de esos pensamientos, ya había reiniciado. Para tu consternación, seguía sin tener cobertura. Haciendo memoria, sabias que la antena que proveía el servicio estaba en la radio. Quizás la tormenta había averiado algo.