Partida Rol por web

-Dijo que los indios y los hombres mono están juntos... ¿Sabe por qué? ¿Los indios también estudian a los hombres mono?

- No, no. No están juntos. Viven cerca eso sí, pero no están juntos.

- Disculpe Bill... - interrumpí con delicadeza. - Dice que esos hombres mono son como nosotros, sólo que con pelo naranja y más fuertes... Si uno de esos hombres mono se vistiera con ropas como las nuestras... ¿podría distinguirlo de una persona normal a simple vista? - pregunté. Una enorme duda estaba cruzando mi mente... Que Bhule no se hubiera querido quitar la camisa ni a tiros en aquél incidente... o que la señorita que le acompañaba llevara siempre pantalones para ocultar algo... ¿sería pelo naranja lo que querían ocultar? ¿Era posible que alguno de esos seres hubiera evolucionado lo suficiente como para comprender nuestro lenguaje y hacerse pasar por un ser civilizado?

- Ellos casi como nosotros sí pero diferentes, fuertes y anchos, con mucho pelo. No sé, no sé-

Collins frunció un poco el ceño por la interrupción, mientras seguía tomando notas. Cuando terminó aquello, dijo:

-Entonces, ¿se pelean los indios y los hombres mono? ¿O simplemente se ignoran?

Enciendo otro cigarrillo, Collins está haciendo un trabajo espléndido. Bravo, muchacho.
Parece que si vamos a querer saber más sobre esos monos de pelo naranja tendremos que hablar con los tramperos. ¿Tramperos que estudian los monos? Empiezo a hacerme una idea sobre el tipo de estudio.
Me gustaría saber más cosas sobre Donna, esa mujer me escama cada vez más.

- Creo que se evitan. No sé si se habrán peleado... -dice en un alarde de lucidez -yo puedo dibujaros un mapa de aquí hasta la cabaña de los estudiantes. El bosque es peligroso, cinco dólares por el mapa.

-¿Qué opinan de la propuesta?-dijo, dirigiéndose a sus compañeros.

-Ah, y una cosa más... ¿Qué estaban haciendo cuando los indios les atacaron? ¿Bhule o Donna hacían algo en particular?

- No, sólo estaban sentados justo en frente de donde íbamos a encender fuego.

-Entiendo... A mí no se me ocurre ninguna pregunta más... ¿Tienen ustedes algo?

Una idea me vino a la cabeza... - ¿Les atacaron justo cuando se disponían a encender el fuego? - 

Por lo que sabíamos, esos indios bien podrían poseer poderes de hielo o congelación, por tanto el fuego sería su enemigo natural. Si no encendíamos ningún fuego no tendrían motivos para atacarnos, y por otro lado, el fuego quizá fuera nuestra mejor defensa. Debía confirmar mis sospechas pues de ser así podrían salvarnos la vida.

- Sí, estábamos terminando de cargar la hoguera de leña cuando atacaron.

Lancé una mirada significativa a mis compañeros:

- Creo que ahí radica la clave señores. El fuego. Esos indios temían el fuego o protegían su territorio de él. Recuerden lo que sabemos sobre ellos, y su culto al hielo. - comenté.

Esperé a ver las reacciones de mis compañeros, para ver si confirmaban mis sospechas, después de todo yo no me había encontrado con tales seres.

Tras seguir el hilo de interrogación de mis compañeros sobre el tal Bill pongo sobre la mesa un dato que se me ha venido a la cabeza.

- Suponiendo que este hombre diga algo más que majaderías, me permito recordar el fragmento de períodico que leímos en Vancouver. El que trataba sobre aquel sacerdote congelado tras casi un siglo de su desaparición.

Apoyo la barbilla en mi mano esperando la final de la cuestión con ese hombre. Tiene pinta de habernos dado todo lo que tenía dentro de su mollera.

-Es buena idea lo de ese mapa. En cuanto a lo demás, todo es posible, pero sin mejores indicios, de momento sólo podemos especular. Señor Paragent, ¿no podría acompañarnos usted?

Aunque esté loco de remate, conoce bien la zona.

Miro con cara de extrañeza a Marlowe y comento en voz baja:

- Un pirado, dinamita, un bosque helado con bestias salvajes, es una interesante combinación.

- Por nada del mundo volvería a ese bosque. ¿Me dan los 5 dólares?

- Parece que el mapa tendrá que ser suficiente por esta vez... - comenté. Veía muy difícil persuadir a Bill, más después de todo lo ocurrido. Alargué la mano y le tendí los cinco dólares cumpliendo con lo prometido.

- Caballeros - dije girándome hacia mis compañeros. - ¿Emprendemos la marcha? -

-Sí, movámonos cuanto antes -y mientra digo esto, repaso el mapa que ha hecho Paragent. En momentos como éste, echo de menos a las chicas de Lucy y la tranquilidad de Boston.

- Adios y cuidado -más parco en palabras no se podía ser.