Partida Rol por web

Cuando la primera flecha pasa al lado de su cabeza, su cuerpo reacción y una armadura ámbar le recubre sobre si, creada por la fuerza de sus poderes mentales, la segunda flecha se queda clavada en la armadura de ámbar que le recubre sin hacerle daño alguno.
Ya no quedaba enemigos cercanos, solo los que enviaban flechas, así que la única forma que había era ir hacia ellos, con el escudo en ristre avanza ante el humo y carga contra uno de los arqueros, teniendo a otro cercano.
- Tendréis que pasar por encima mía si queréis atacar a mis aliados, escoria.

El valiente semielfo, despues de evitar que las ponzoñosas flechas le hiriesen, atravesó las llamas como alma que lleva el diablo en dirección hacia los tres orcos que  presentaban batalla. Enarbolando su escudo ante el, cargó sin temor contra el orco que mas cerca tenía.   Su escudo dibujó un perfecto  semicirculo ante el trasgoide,que evitó por escasos centimetros.

Voronwë, sin inmutarse, señalo al resto de orcos con su espada y anunció:

- Tendréis que pasar por encima mía si queréis atacar a mis aliados, escoria.

Ante  dicha amenaza. los tres orcos rugieron  aceptando el desafio  lanzado por el semielfo.

La embestida de los orcos lo había dejado descolocado, había perdido cualqueir control que pudiera tener sobre el campo de batalla. El mazazo podría haberlo evitado de estar en sus completas facultades y en un territorio conocido, pero el enemigo lo había puesto en jaque rápidamente; el dolor pareció quebrarlo por un momento, hasta que sus compañeros comenzaron a actuar. Lo orcos que se habían adelantado cayeron uno a uno, mientras los poderes rúnicos y divinos flotaban en el aire, dándole fuerzas para seguir adelante. Finalmente el druida tomó una forma bestial que le recordó el camino que debía seguir, y Voronwë lideró la vanguardia hacia los arqueros.

Con la vista más clara, comenzó a avanzar entre los cadáveres que decoraban el suelo, dejando caer la honda y aferrando rápidamente el hacha que estaba a sus pies. Su avance fue lento, para aprovechar el movimiento, el tumulto y sorprender al arquero que podía vislumbrar a la derecha. Sus ojos lo buscaron instintiva y rápidamente, asegurándose de que no le estaba prestando atención, se lanzó en carrera frenética, impetuosa, pero sobre todo, acelerada. El filo de la pesada arma rasgó el humo, las cenizas y finalmente la armadura de cuero del arquero, mientras el ligero elfo pareció ganar peso y masa en cantidades, al acertar un terrible cabezazo en la frente del orco, derribándolo de manera estrepitosa. En la escaramuza, la capucha que cubría su rostro saltó hacia atrás, dejando a la vista un rostro sucio de hollín, un cabello enmarañado y unos furiosos ojos verdes, refulgiendo como gemas perdidas en la penumbra.
Finalmente, en un movimiento continuado y grácil, levantó la mano izquierda para finalizar si trabajo ¡uno menos Voronwë! exclamó mientras el hacha bajaba como la del verdugo, directo hacia el cuello de la infeliz criatura.

Tan rápido como un suspiro, Ralflinder  se agenció su hacha caida en el suelo y se escabulló entre las sombras y el humo del fuego. Para unos ojos poco entrenados, el elfo semejaba teleportarse, ya que en cuestión de segundos estaba ante uno de de los orcos, hudiendole las sendas hachas en su pecho.

El pobre orco se derrumbó en el suelo  sangrando como un cerdo por las multiples heridas ocasionadas por las mortales hachas de su enemigo elfo. Orgulloso por su tarea, Ralflinder alertó a su compañero el exito de su estrategia, anunciando así su posición al resto de orcos que aun quedaban en pie.

Dénaerdán se mueve por el campo de batalla... adelantándose a Zanros 

es una pena que no hayamos podido resolver nuestras diferencias de modo pacífico pero hay cosas en este mundo que son difíciles de cambiar... 

Apunta con su báculo a uno de los arqueros y lanza unos rayos divinos por la gracia de Torm, directos hacia su adversario.

La parsimonia en los movimientos del Deva resultaban   orquestados por una fuerza mayor. Así pues,  con calma y elegancia, Denaerdan apuntó con su báculo al orco mas alejado y, cuando lo tuvo a la vista, descargó la furia de Torm sobre el.

Sendos rayos lunimisos ,cual relampagos zizaguearon  en dirección a su objetivo. El primero impactó con efectividad sobre el cuerpo del orco ,que se percató del ataque mágico y evitó que el segundo proyectil le impactase. Un enfadado gruñido fue la respuesta que obtuvo el tranquilo invocador....

El inicio del combate no había sido muy exitoso para nosotros, pero conforme empezamos a desplegar todo nuestro poder, la balanza se inclina hacia nuestra posición y tomamos ventaja ante nuestros rivales. Los ataques realizados por mis compañeros e incluso alguno mío, han conseguido reducir a los orcos de vanguardia - Bien, solamente quedan los arqueros...... -

Desde mi posición y para tomar ventaja en conseguir una buena cantidad de daño por parte de una de mis flechas, lanzo la que había preparada en el arco, pero no consigo acertar al objetivo. Asi que sin pensar, me apresuro a moverme hacia donde está el meollo del combate y me quedo a una distancia pruedencial del orco (I13), suelto el arco, preparo una de las hoces que tengo y sin pensarlo lanzo un brutal ataque carganto contra el orco (I13). - Amigos, sacad la brocha que la pintura verde la pongo yo..... - comento cuando me lanzo a por el orco.

En el fragor del combate singular que Voronwë y el orco que tenia ante el, una flecha perdida anunció la llegada del  sacerdote rúnico. Aunque la flecha se perdió entre el humo y las llamas, una centelleante hoz  consiguió hundirse levemente en las carnes verdosas del explorador orco. Este ultimo gruñó en una mezcla de dolor e ira, mas clavó su mirada contra el semielfo de armadura otoñal.

Siento que mi cuerpo pesa más de lo habitual y con una liberación mental regreso a mi forma habitual de Enano. El fuego ante mi irradia mucho calor pero no es momento de preocuparse por ese tipo de cosas, fijo mi vista en el orco más alejado e inmediatamente comienzo a mover mis dedos y a conjurar un hechizo natural que aprendí hace mucho tiempo, pero la falta de concentración me impiden realizar correctamente la invocación del látigo de espinas.

El druida enano  se resiente del certero impacto del arquero orco, que le impide lanzar un hechizo correctamente. Aquella flecha que le había en la pata delantera en su forma de oso, ahora colgaba en una de sus antebrazos, manando abundante sangre. Y para mas inri, el calor sofocante no ayudaba.

Mientras tanto, el orco que estaba a una distancia prudencial del Ralflinder, tensó su arco y  centró su objetivo en el semielfo de armadura otoñal. Su flecha surcó cortando el aire  hacia el pecho del  semielfo. Aunque no llegó a hundirse en la carne de Voronwë, algo de  sangre  cobró el proyectil orco. Pero fue tan poca cosa, que el semielfo ni se percató del arañazo.

Entretanto, el orco que estaba arrinconado y enfrentandose a los dos aventureros elfos, dejó caer su arco  y tensó sus puños, accionando  unas afiladas cuchillas de sus brazales. Rugió satisfecho al fer la cara de sorpresa de sus enemigos, de los cuales  saltó sobre el elfo de armadura marrón, quién había   lanzado el desafio.

Su primer impacto se clavó  la armadura de Voronwë sin resultado sanguinolento, mientras su segundo  golpe  se perdió en el aire...

Gracias a su control de la mente sobre la material, los ataques de sus enemigos pasaron casi desapercibido para el, como el espadazo que agilmente había evitado el orco que tenia delante con dos garras como armas. Decidió que era mejor pegarse a la pared para evitar los proyectiles del otro orco.

Aunque los orcos no estaban dispuestos a dejarse vencer, los aventureros tampoco. La sorpresa de los filos escondidos en  los brazales  del orco  no preocupó a Voronwë y esquivó los sendos  ataques.

Los ataques de los orcos que quedaban en pie, aunque infructuosos, hicieron  que el semielfo se  deslizase contra la pared para asi evitar los proyectiles. Mientras se deslizaba , el orco que tenía ante el ,lo seguía con la mirada llena de rabia...Sin prestar atención al fuego o al humo que le rodeaba....

La escaramuza estaba favoreciendo ahora a los enviados del Gremio, el frenético combate hacía que el elfo pudiese ignorar las heridas y focalizarse en sus enemigos, que ahora eran sus presas. Su último ataque se había cobrado la vida de uno de los arqueros, cuya sangre ahora bañaba el acero y la madera que formaban sus hachas, y su rostro mostraba una mezcla de hollín y sangre debido a terrible cabezazo que le había propinado al difunto.
Dando unos pasos hacia atrás, se colocó en la zona en dónde Voronwë, Zanros y uno de los arqueros combatían ferozmente, utilizó esta estratagema para confundir al orco que se encontraba más alejado.

Esperó el momento justo para lanzarse nuevamente a la carrera, sin darle tiempo a ninguno de los dos oponentes a responder al poderoso ataque. Inutilmente intentó frenar el hachazo con su brazalete de combate, Ralflinder se movió a un lado sin perder velocidad ni fuerza, le encajó le arma debajo del brazo, levantándolo unos centímetros del suelo y terminó el corté poniéndolo entre el duro suelo y el filo de su hacha. El grito del orco fue espantoso, y a eso le siguió el sonido de mucho huesos crujiendo.

Los precisos movimientos de Ralflinder  causaron  una fea herida en el arquero orco mas alejado, el cual cayó  al suelo  entre gruñidos  de dolor. Un gran charco de sangre verdosa  inundó la zona donde el orco se había derrumbado. Esta imagen  hizo esbozar una sonrisa al elfo que portaba sendas hachas,ya que  parte de su cometido era hacer pagar a estos trasgoides el precio por intentar atacar a los reinos del bien.

El orco que  quedaba en pie se vió acorralado. Mas en vez de intentar huir o pedir clemencia, se puso en guardia una vez mas y, con cierto aire de superioridad, gesticuló ante Voronwë para incitarle a un nuevo  duelo....

Dénaerdán duda por un segundo en cuál debe ser su acción.. no es correcto matar a un enemigo "indefenso" rodeado de tantos contrincantes... por un momento piensa: debo matarlo para proteger al grupo... y levanta su báculo hacia él para poder aniquilarlo con la gracia de Torm... 

Pero en el último instante el deva avanza hacia el que fuera su enemigo y dice con una voz suave e hipnótica: Escucha orco, declárate vencido y hoy no morirás bajo el consentimiento de Torm. 

Entre la nube de ceniza que provocaba el fuego a su alrededor, Denaerdan cruzó la estancia con pasos pausados. Al llegar a una distancia prudencial del combate en elque participaban sus compañeros, sugirió   a los orcos que quedaban en pie que  se  rindieran ante la superioridad numerica. Convocó a su dios entre sus palabras para dar fuerza a sus argumentos, aguardando que los dos trasgoides entendiesen que iba en serio.

Por desgracia, el intercambio de  golpes y el constante choque del  metal de las armas de ambos contendientes, ahogó las palabras del deva...

El combate estaba entrando en su recta final. Los golpes se sucedian de un bando a otro con diferentes resultados. De repente, el Deva que estaba alejado del combate, se aproxima y suelta una amenaza que más que a amenaza suena a chiste y lo único que consigue es desconcentrarme del primer ataque que intento realizar contra mi enemigo.

Tras el estrepitoso fallo de mi primera embestida contra el orco, me concentro y una estruendosa runa emerge del suelo y envuelve al orco...