Partida Rol por web

 Los golpes de Zanros con su fiel hoz, aunque  enérgicos y  bien realizados, no consiguieron  atravesar la defensa del trasgoide. Aun arrinconado, el orco sabía como evitar los golpes del sacerdote. El orco zizagueó cada vez que la hoz de Zanros  bailaba en el aire, evitando así  los embites del sacerdote.  Por suerte,  el poder rúnico del que rea portador  iluminó brevemente a Voronwë  las heridas de este, las cuales teñian su armadura otoñal, dejaron de sangrar para convertirse en  feas cicatrices.

Siento mi cuerpo pesado y muy dañado, espero que mi entereza enana me ayude a superar este mal mento, pero no puedo abandonar la batalla ahora, tengo que continuar ayudando a mis compañeros, pero la mayoría de mis esfuerzos son nulos, mi cuerpo ya no responde tan bien como antes.

El combate se iba inclinando a favor de alguno de los aventureros, ya que el druida enano estaba doliéndose del fatídico impacto de la flecha del orco. Con su antebrazo aun sangrando, avanzó a duras penas hasta un lugar mas adecuado para  concentrar su energía druídica y asi impactar con una de sus semillas mágicas sobre uno de los enemigos que se mantenian en pie. Quizás fue mala suerte o el dolor que le ocasionaba la herida, que aquella semilla cayó a pocos metros de su objetivo sin ocasionar algún daño.

En un intento de evitar que aquella fea herida se agravase, Ledenik improvisó unas vendas para taparla. Aunque su intención fue buena, aquella herida seguía desangrandole....

En un momento, aprovechando la confusión ocasionada por el fallido ataque de Ledenik, el orco mas cercano a Ralflinder se escurrió unos metros,para así evitar la posible reacción del elfo. Con una posición  mas adecuada, tensó su arco y apuntó al elfo de la armadura otoñal. Dos flechas salieron despedidas con una fuerza atroz, dirigidas hacia Voronwë.

La primera flecha rebotó ante la armadura del semielfo sin pena ni gloria, mas la segunda,quizás cargada con mas inquina que la primera, se hundió entre las aberturas de la armadura. Aquel proyectil penetró en su costado derecho, rompiendole una de sus costillas. Con un golpe seco, Voronwë  apartó aquel fatídico proyectil   dejando que manase sangre de su herida.

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En cuestión de segundos, el brazo de ralflinder  salto cual resorte y asestó un feroz hachazo sobre el pecho del orco arquero. El acero del elfo se hundió rompiendole varias costilas al orco,el cual cayó redondo en un sanguinolento charco de sangre.

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Aprovechando el exitoso impacto de su compañero, el orco que entablaba un combate cuerpo a cuerpo con Voronwë, aulló aunciando sus intenciones. El primer  puñetazo del orco  sesgó el aire gracias a la agilidad del semielfo, pero el segundo le  hizó perder el aliento...

Tanto el tajo como la flecha habia pasado sus defensa, y el poder de su mente no habia podido hacer nada por ello.

Maldita escoria verde, pagareis por ello, muere orco, muere.

Conjuro al destino para que sus proxima estocada fuera mas certera, y cosa que fue asi, el  tajo que le atraveso verticalmente el pecho, pasando sus defensa como si fuera un cuchillo en mantequilla, si ese tajo lograba acabar con el, se las veria con el siguiente enemigo.

Las heridas sufridas fueron el reactivo necesario para que Voronwë  asestará un  efectivo golpe contra el orco que aun quedaba en pie.  Aunque el acero del semielfo buscaba el pecho del trasgoide, consiguió abrir una fea herida en uno de los costados del orco, destrozando gran parte de la armadura que este  portaba. El gruñido del  orco atraveso el humo y el fuego, que estaba cebandose con la madera que soportaba las pesada construcción. Algunas de los pesados bloques  aterrizaron con brusquedad en el suelo de la estancia ,mientras otros se tambaleaban a duras penas...

El elfo había terminado con la vida de otro de los arqueros, sin embargo no había podido evitar que sus ponzoñosas flechas hirieran nuevamente al battlemind. Prácticamente de manera instintiva, se movió con una serie de pasos cortos y calculados hasta quedar en una posición en la cual el último enemigo superviviente no podía realmente prestarle atención, metido como estaba en la escaramuza con Voronwë. El acero que tanta veces había defendido los bosques de Cormanthor, se lanzó ahora en un par de golpes coordinados, el giro fue tan rápido que díficilmente los ojos de sus compañeros pudiesen seguirlo. Cada filo arremetió contra un flanco diferente del pescuezo. Fueron dos golpes, pero el sonido solamente uno.

Las dos fieles hachas de Ralflinder se hundieron en el costado del orco que se mantenia en pie, rodeado por varios aventureros. Con sigilosos pero acertados pasos, Ralflinder gano el flanco del su enemigo y destrozo  las costillas del mismo. La sangre  salio disparada como una fuente al timpo que el orco se derrumbaba a los pies de los tres personajes elficos que  combatian con el.

El crepitar del fuego, avanzando por las gruesas vigas de madera del puesto fornterizo, anunció a los supervivientes que la primera batalla habia finalizado.  La respiración de los aventureros volvio  al normalidad, evitando tragar el humo negro que exhalaba el hambriento fuego. Sus oidos se dirigieron a una de las ventanas donde el llamado Rebald Llamaverde voceaba.

- ¡Aventureros!- aullo intentando  elevarse  entre el ruido de la batalla:- ¡He divisado un gran grupo de orcos en el patio de armas!. Sed cautos. Intentare reunirme con ustedes en breve.!-

Habíamos conseguido reducir a nuestros enemigos, con mejor o peor fortuna por parte de algún miembro del grupo. Una vez todo ha terminado, respiro más tranquilamente y me percato de que el compañero Ledenik tiene mala cara y sangra abundantemente por una de sus heridas - ¡Bien hecho amigos! - comento mientras me agacho a recoger el arco que había dejado caer durante el combate.

Una vez recogido mi arco, me apresuro a acercarme a Ledenik - Ledenik... te veo con mala cara.... bbuuufff, esa herida no tiene buena pinta... a ver si consigo echarte una mano.... - intento hacer todo lo posible por ayudar a Ledenik, aunque no sea mucho, pero bueno.

En los instantes que estaba con Ledenik, desde una de las ventanas de dónde nos encontrabamos, Rebald nos llama la atención indicandonos que en el patio de armas hay un grupo de orcos y que nos apresuremos a dirijirnos hacia allí. Habiéndolo escuchado débilmente, por el constante ruido de la batalla de fuera, levanto la mano alzando el pulgar, indicando que he quedado enterado del mensaje sin apartar la mirada de lo que estoy haciendo, intentando curar a Ledenik.

- Debemos averiguar en qué condiciones está el fuerte, yo estoy bien, no se preocupen por mi - digo mientras camino a paso lento hacia adelante evitando el fuego - esto fue sólo una simple batalla, debemos estar preparados para lo que viene.

No ha sido el unico que ha salido mal parado de esta refriega.... uff...

Se apoya contra la pared e intenta tomar un respiro mientras se cura parte de sus heridas.

A pesar de que el Deva está totalmente ileso, aparece hundido y cabizbajo... cuando os dais cuenta de su situación veis que esta llorando a lágrima viva... Sólo llevo un año en este mundo y ya estoy poniendo en juego la vida de mis compañeros...

Perdonadme amigos míos, por tener un momento de duda en la batalla, pensando que podía razonar con esas alimañas... 

- No te juzgo amigo deva, yo también soy partidario de resolver los problemas dialogando y de forma pacífica, pero tantos años caminando por este mundo me han demostrado que no se puede razonar con algunas criaturas, algunos simplementen matan porque su instinto se los pide.

De todas formas os pido disculpas, en caso de guerra seré tenaz y sangriento... sólo llevo un año en este mundo y aún desconozco el funcionamiento del engranaje de las civilizaciones... 

Parece ser que Ledenik se consigue recuperar sin mi ayuda, la cual no ha sido muy efectiva. Nos vamos poniendo en marcha lentamente - Tomad aliento rápidamente, nos tenemos que dirijir al patio de armas y al parecer hay un gran grupo de orcos en esa zona... esto solamente ha sido un entrenamiento de rookies comparado con lo que se avecina - comento mientras vamos avanzando.

Vamos caminando tranquilamente, cuando Dénaerdán comienza a pedir disculpas por la duda tenída durante el combate, a lo cual Ledenik intenta tranquilizarlo - Amigo Deva, nada de disculpas por algo que piensas que hubiera sido lo mejor, no conocias a nuestros enemigos. Los seres a los que nos estamos enfrentando no entienden de diplomacias, lo único que entienden es la victoria de su causa pasando por encima de todo lo que se ponga por delante de ellos... no hay que tener piedad, pues ellos no tendrán ninguna piedad de sus enemigos, que somos nosotros - comento añadiendo cosillas a la conversación que están teniendo mis dos compañeros mientras caminamos hacia el patio de armas.

La breve escaramuza había finalizado, ya el grupo estaba reparando sus heridas y tratando de recueprar el aliento. La batalla recién comenzaba y varios habían sentido la potencia de los orcos desgarrando sus cuerpos, el elfo de los bosques incluído.

Las palabras, los gritos, se mezclaban con el aire ceniciento y áspero, Ralflinder entendía todo lo que se estaba diciendo, pero su consciencia estaba un poco más allá. Por unos segundos luchó con ese instinto primitivo que lo había movido como un depredador por el campo de batalla. Desde afuera solamente se podía observar el cuerpo enjuto envuelto en sangre y hollín, respirando lenta y pesadamente, con los ojos casi cerrados fijos en el cadaver delante... y en sus manos cubiertas con los icores negruzcos de goblinoide. Era una lucha interna que tenía que llevar a cabo cada vez que se sentía desesperado o acorralado, si hubiese estado en sus bosques, otro sería el cantar.

Finalmente, cuando el grito de su consciencia se hizo claro, sus sentidos volvieron a ser suyos por completo, elevó el rostro hacia quienes hablaban. Expresó una sonrisa algo dolorosa Es tiempo de avanzar, quedan aún muchos enemigos en pie... y todavía mucha sangre para lavar mis colmillos. Alzó el rostro hacia el cielo, el cual parecía un crepúsculo por la oscuridad que la misma humareda creaba.

Poco a poco, mientras se lamían las heridas y se remendaban con improvisadas  vendas, los aventureros avanzaron al interior de la fortaleza, tal y como Rebald Llamaverde le habia sugerido. Ante ellos un  antaño cuidado  jardin lleno de multiples colores primaverales, era salpicado con tímidas fogatas que salian de los muros  de la fortaleza. En el centro una fuente que gorgoteaba agua ,inmune a lo que sucedia a su alrededor. Millares de pisadas  decoraban el jardin al igual que varios cuerpos de pobres soldados que intentaron en vano defender el paso fronterizo.

Al fondo, cerca de una férrea y pesada puerta de madera un orco enorme, embutido en una pesada armadura rugía en orco  a uno de sus soldados. Este orco enorme ,era de un color mas oscuro, lleno de cicatrices y unos  ojos rojos, cual  ascuas. Su armadura contaba mil y un  remiendos, placa sobre placa, tensada con varias correas de cuero ennegrecido. Un pesado mandoble tras su espalda, aguardaba el momento de volver a probar la sangre humana.

Cuando los aventureros entraron en el  patio interior, este orco enorme,husmeó el aire y clavó sus ojos en el grupo...

Entramos en el patio de armas y la primera impresión de verlo tan verde y florido, da paso a una dantesca imagen, con el suelo lleno de pisadas en todas direcciones, varios cadáveres e innumerables señales de haber habido una tremenda batalla junto a unos pequeños fuegos que salen de algunos arbustos y al fondo una imagen que impresionaba hasta al más pintado.

Un tremendo orco junto a otro normalito, se interponían en el camino de la defensa del bastión. Desde mi posición, se podía divisar que el orco no era la primera batalla que librava en vista del estado de su armadura y sus innumerables cicatrices. De repente, y al vernos aparecer, clava su tétrica mirada en nosotros.... - ¿quien habrá dejado escapar a esa mole? esto puede que duela un poco.... pero a él tambien le va a doler cuando pasemos por encima de él - pienso mientras le devuelvo la mirada del orco.

Dénaerdán vio la nueva amenaza que ahora acontecía ante ellos... esta vez no dudaré... ¡esta vez seré implacable y castigaré el mal con el puño pesado de Helm! A lo dicho se dispuso a moverse para hacer frente al enemigo.