Partida Rol por web

Los oponentes se habían movido así que la gran cabeza ahora no estaba a su alcance. El oráculo buscó a una de las enemigas y estaba vez lanzó la alabarda hacia delante, tratando de atravesarla con la parte puntiaguda de su arma.

Ya totalmente despejado, y viendo las intenciones de Dario, cierra una de las hojas de las puertas dobles y luego da un paso atrás, desde dónde intenta encajar un tiro contra la bestial cabeza, aunque la flecha se devía por mucho.

Entre Xweto y Dario cierran la puerta, dejándose encerrados junto a los monstruos. El pícaro también logra golpear a la cabeza, pero ésta absorbe el daño por completo, permaneciendo intacta. Yash, por su lado, se mueve alrededor de sus compañeros y centra su atención en la criatura caída, a la que prácticamente destroza de un tajo; sigue viva, pero apenas.

La que sigue en el aire, viendo que empieza a tener todo en su contra, se concentra, manteniendo la distancia con vosotros y, de repente, desaparece. A partir de ese momento no sabéis más de ella; si se ha movido o sigue ahí, no sois capaz de decirlo.

Darío no se lo pensó dos veces e ideó una estrategia en unos pocos segundos.

-Vigilad las puertas. Gnomo volador, quédate con tu águila en la otra puerta. Junto con Ash y Bella Dama. -Señala a Yash y a Nefertari.

-Yo me quedo con arquero sagaz y Dulce protectora- señala a Xweto y a Auren a la que además le dedica una sonrisa dulce.

-La magia no durará para siempre y cuando se disipe, disparad con todo. Mientras decide aparecer, apuntad a la ventana.

Si no lo ha hecho nadie, Darío se acerca a la cabeza caída y lo remata... o lo intenta

Dario remata a la cabeza y, en seguida, se pone al mando, repartiendo órdenes para no permitir que la que quedaba escapara. No iba a dejar una salida a aquél monstruo.

Pixy retrocedió para proteger la puerta, como le pedía Darío.  Nico se movió hacia l lugar que anteriormente ocupaba la cabeza y se pegó un pequeño susto cuando Pixy soltó una llamarada que barrió parte del espacio vacío. El gnomo había sacado un pergamino mientras se movía y, tras leerlo, había soltado un abanico de llamas.

El fuego crepita en un cono frente a Pixy, dejando marcas de abrasión en las paredes y reduciendo a cenizas parte de los muebles que toca. Empero, ni rastro de la cabeza invisible.

La demoníaca criatura desapareció ante sus ojos y la de sus compañer@s. No podían dejar escapar a la malvada criatura, por lo que decidió invocar los poderes de los antiguos faraones, que recorrían por su sangre. Un pequeño destello en sus ojos, inició un cambio gradual anuncie sorprendentemente rápido, que transformó a la joven Nefertari en la viva imagen de felina Bastet, antigua diosa Osirion, protectora y sensual.

ya en su nueva forma, la felina Nefertari, comenzó a husmear el aire buscando a su presa...

- Percibo tu fétido olor, acompañado de miedo y desesperación, Nefertari no pudo evitar una leve sonrisa, ahora eres nuestra presa, solo estás alargando tu agonía.

Mientras unos y otros siguen las recomendaciones y se colocan para cubrir las salidas y asegurar las posiciones dónde están, Nefertari se convierte en una otra criatura, que parece sacada de los mitos y las leyendas de Osirion.

Transformada, el fino olfato de la félida capta los muchos olores de la habitación. El polvo acumulado durante años inunda sus fosas nasales, haciéndola toser, y la arena del desierto que se ha colado en la casa la araña la nariz. Sin embargo, no huele a cerrado, sin duda por las idas y venidas de las criaturas a las que allí dan caza.

Las dos cabezas demoníacas que ya han caído tienen su propio efluvio, un aroma agrio y fétido, a muerte. Es así para todos, pero para su agudizado sentido va mucho más allá; produce arcadas con solo olerlo. Empero, la paladina no se deja llevar, y sigue intentando descubrir dónde está su verdadera presa. Se esfuerza en distinguir y separar la miasma de la brutal criatura.

—Allí.

Señala a la derecha de su posición, hacia la puerta que ha permanecido cerrada durante el combate, aquella que Pixy y Nico protegen. Ambos —gnomo y animal— se ponen nerviosos al ser señalados, y rebullen en su sitio. Nefertari se acerca hasta la fuente del olor, pero no termina de descubrir el punto exacto dónde se esconde el demonio.

La mujer vuelve a concentrarse, inhala profundamente, y gruñe. Se ha movido; ahora su presencia está hacia el noroeste.

—Allí —repite de nuevo, marcando otra posición, o más bien abarcándola con su mano.

En ese momento, escucháis de nuevo la ya conocida voz en vuestras cabezas.

—No podéis atraparme, no estáis preparados.

No hay miedo en su voz. Al contrario, no podéis asegurarlo, pero parece que lo dice con mofa. 

—Soy Imanish, y este ha sido mi hogar durante décadas. Vosotros, mortales, venís aquí y creéis que esto os pertenece, que podéis echarme. ¡Matarme! —Definitivamente, si había dudas, ahora no cabe ninguna de que se está burlando. Al decir eso último casi se estaba riendo—. Marchaos, dejadme en paz, volved cuando seáis dignos. Os cansaréis antes de encontrarme, y tampoco es que vayáis a aguantar mucho. 

_^>>Miráos —continúa diciendo—. ¿No estáis heridos? ¿No notáis la infección? ¿Os duele la cabeza, sentís como os abruma? ¡Fuera de aquí, fuera!

Ahora que lo ha dicho, si que notas que te molesta la cabeza. Es como un picor. Aguantable, pero está ahí.

Tú notas que el veneno sigue corriendo por tus venas. Tu cuerpo lo intenta rechazar, y vomitas. Aún así, sabes que aún no te has librado de ello, no del todo, y tu mente sigue algo embotada desde la mordedura.

Cuando Imanish termina de hablaros, algunos os dais cuenta de que algo de razón lleva. Dario vomita una papilla no muy agradable; se encuentra algo mejor después, pero aún así en su mirada se aprecia que no está del todo bien. Pixy, por su lado, también se da cuenta de que el mordisco que ha recibido Nico está infectado. Y Yash se rasca la cabeza casi sin darse cuenta.

Quitando eso, tenéis más o menos heridas, pero aguantáis. Eso si, esa criatura parece ser ladina e inteligente, por lo que puede no ser tan fácil de cazar. Está claro que, sin ayuda para acorralarle de alguna forma, Nefertari lo único que va a hacer es dar vueltas detrás de ella mientras cambia de posición en el último momento. A lo mejor no tenía que haber desvelado su habilidad para olerle.

Dario recriminó a Pixi- No. No malgastemos recursos. Lanzar hechizos al azar solo nos cansará.- El muchacho confiaba en que antes o después la invisibilidad se iría.

Luego observó con asombro como la paladina se transformaba en una mujer gato-Ostras! Otra cambiaformas.- Escuchó lo que decía la mujer gato y asintió; pero al ver que no acababa de funcionar, se quedó pensativo un rato.

La cabeza se presentó como Imamish y sus palabras tenían sentido. -Pero la magia se acaba, casi nada es permanente y la magia activa...claro!- pensó Darío cuando le vino una arcada y una papilla pestilente le salió de la boca.

Se limpió los restos de la papilla de la comisura de la boca y esbozó una sonrisa al tener una nueva idea.

Se acercó a Nefertari, a Yash, a Pixi y a Auren y les comentó su idea en voz baja para que no la oyera Imamish, mientras le indicaba a Xweto que custodiara aún la puerta.

Si no me equivoco, todo hechizo deja un rastro de magia. Vosotros sabéis más del tema; pero no creéis que dejará un rastro de magia que se podría detectar con un detectar magia?

Si os ponéis en una pared y miráis en una dirección constante, de tal forma que entre todos podáis abarcar toda la habitación, igual podemos triagular su posición.

Otra opción es, si podéis crear comida, crear tanta harina como para cubrir toda la habitación.

Observa a sus compañeros a ver si es factible alguna de sus ideas.

Las cabezas habían sido derrotadas salvo la del propio dueño del lugar. Escuchaba al pícaro nombrarles incorrectamente como era su costumbre para después plantear cursos de acción. Nefertari seguía la pista de la criatura mas no podía dar con ella, lo que les daba como mejor opción volver en otro momento en el que no tuviera defensas.

- Yo puedo detectar magia pero sólo para cosas visibles*. Mejor sería retirarnos y dejarle aquí dentro, para revisar nuestras heridas pues tenemos algún tipo de infección. Corremos peligro de que algo nos suceda.

Expuso el voz baja, luego la alzó para tratar de hablar con Imanish.

- Fuíste noble en vida y nos haces una oferta que así lo confirma, que bien podría interesarnos. Quisiera saber si guardas algún conocimiento sobre el Ojo del Erudito, un objeto que está siendo buscado por estudiosos.

Trató de indagar en aquella historia pues nunca se sabía de dónde podían obtener una pista.

—¿Si os digo lo que sé, me dejaréis en paz y os marcharéis? —preguntó con curiosidad, directo en vuestras mentes.

Si eran tan estúpidos de ir allí, allá ellos. Sería su problema, siempre y cuando le dejaran en paz.

No es mala idea lo que propone. Realmente, poco nos beneficia matarlo. Hemos venido a saquear, no a purificar.

Nunca, este ser es malvado y corrompe este lugar...debe ser destruido.

—¡Vosotros lo habéis querido! —replica la cabeza, furiosa—. Jugaré con vosotros hasta que os sintáis débiles y sin fuerzas.

Escucháis su risa en vuestras mentes.

—¡Me deleitaré con vuestra carne!