Partida Rol por web

El gnomo, jadeando por el esfuerzo de caminar tanto, saludó como pudo.

-Saludos, hermanas! Lamento la interrupción. Efectivamente, traigo información. Hemos explorado casi por completo el primer nivel hasta encontrarnos con una especie de demonio. Una cabeza voladora con la capacidad de volverse invisible y con colmillos venenosos. Tres de mis compañeros han resultado envenenados durante la exploración de una de las criptas. Necesito comprar dos pergaminos de ralentizar veneno. Mi propio compañero animal ha resultado afectado.

El oráculo hubo de hacer un esfuerzo para dejar tranquilo su pelo, siempre le había gustado llevar sus rastas y ahora corría el riesgo de perderlas.

- Esa cabeza me ha maldito.

Se estaba imaginando ya lo que sucedía y sólo podía esperar que el pergamino que iban a comprar sirviera para darle tiempo.

- Eres la mujer más bella y con más carácter que he visto nunca, Nefertari.

Dijo a la paladina sin importarle que hubiera gente presente, la mujer tenía esas dos grandes virtudes que merecían ser halagadas.

- Darío, haz el favor de llamar a la gente por su nombre, el mio es Yash Fuego Negro, oráculo de la batalla bendecido por los espíritus de las llamas.

Explicó al pícaro, que parecía no enterarse de aquellos detalles, ni los del tiefling ni los de cualquier otro miembro del grupo.

Tras un rato observando, al fin Auren consigue calcular cada cuanto sobrevienen los ataques a su compañero. - Son endiabladamente rápidos. - murmura, manteniendo la cuenta, pues debe asegurarse antes de hacer uso de sus dones. Por fin, tras unos cuantos tensos minutos, consigue hacer remitir los mismos, pero no tiene la seguridad de que no vuelvan a empezar, y tanto Darío como Yash están bastante afectados, al punto que uno parece ido y el otro que tenga la sarna. 

- Jolines, igual debimos irnos con Pixy. Como lo que sea que tengan vuelva, no sé si lo podré parar a tiempo. - les dice a sus otros compañeros. 

Una vez estos parecen estar de nuevo estables, coge su arma y se prepara para defenderles en la medida de lo posible. 

Yash comienza a hablar, y aunque Auren está a punto de demostrarle de un mazazo a la cabeza que sí que tiene carácter, decide que no es buena idea en ese momento. - Bastante me toca aguantar a la piernas largas ésta como para encima... Hombre ya... ¿Que no tengo carácter, que no? Te vas a enterar cornudo... - piensa, resoplando de vez en cuando.

Pero Auren es un trozo de pan, y pronto se le olvida..se le pasa, la mala uva, mirando de vez en cuando a sus compañeros con preocupación.  

Darío se giró hacia el tiefling cuando este habló y miró a la paladina después de su halago

Ehm... Bueno, pero nuestra Dulce Protectora es más preciosa- replicó como si ambos estuvieran solos en un bar- Mira su cabello, bañados por la luz del sol. Y sus ojos son como el cielo de un claro día de verano...- Se queda como ensoñado mirando hacia la sacerdotisa. Hasta que la repentina explosión de ira Yash le sobresaltó y se giró de nuevo hacia él asustado.

Eh... Oh... Ah... Bueno- Empezó a decir el muchacho- Entonces eres... Yash. No. ¿Cual era la primera palabra?- se rascó detrás de la oreja pensativo.- ¡Rash! ¡Eso! Ehm... Fuego Espiritual... y... eh...- intenta recordar todas las palabras que le dijo Yash- ¿bendecido por la batalla de los espiritus oráculos llameantes?

Jo qué nombre más largo. ¿Te importa si te llamo Fuego Espiritual? Es más fácil de recordar.

Auren miró a Dario mientras hablaba y se puso roja, riendo por lo bajo y haciendo un movimiento de mano para restarle importancia. 

- Oh..no...para, tampoco es para tanto. - dijo. 

- Que mono...  - pensó. 

- Fuego neeegro...repite. Fuego. Negro. Es un poco difícil porque como es rojo..pero piensa en el carbón. - dijo con voz melosa. 

—¿El primer nivel? —bufa, molesta—. Supongo que te refieres a la Mansión de Pentheru. Se te olvida que también debisteis informar sobre vuestra exploración de ayer. —Negó—. Parece que mi compañera —dirige una dura mirada a Kia—, se olvidó de recordaros las reglas de esta exploración cuando vinisteis esta mañana a por vuestro siguiente destino. Tal vez debí asegurarme de que el sorteo fuera para gente más... adecuada.

Tras un momento de cavilación, suspiró y desechó la idea, restando importancia al asunto con un gesto de la mano. Había cosas más importantes y, como sacerdotisa, debía darles prioridad.

—No importa. Volvamos al tema que nos ocupa. Pergaminos de ralentizar venenos... Si, tenemos. Y también podemos atender al animal, pero tendrás que pagar por cada servicio. Los pergaminos serán 150 de oro cada uno. Si quieres el mismo conjuro sobre tu compañero, te costará 60 piezas de oro, o podemos neutralizar cualquier veneno directamente, en cuyo caso te costará 280 piezas de oro. Los pergaminos de ésto último son más caros, 700 de oro. ¿Qué es lo que quieres?

Será un placer informaros de ambas expediciones cuando volvamos. Agradeceria que me vendierias dos pergaminos de ralentizar veneno y que lanzarais otro sobre Nico.

el gnomo sacó el dinero de la bolsa y se lo dió.

Darío escucha atento a Auren, o todo lo atento que se puede estar antes de que una mota de polvo se cruza en su campo visual

Ji ji ji-se ríe como un niño siguiendo la mota de polvo. Al perderla de vista, mira a Auren la cual le mira como si le fuera a dar un coscón...otro más, y el muchacho sonríe a modo de disculpa- ¿Decías?

El plan de Nefertari era ir al templo, pero si lo que el grupo a decidido es esperar aquí, pues eso haría ella. Aunque algo preocupada por el estado de Yash y Darío, no pudo evitar una sonrisa al ver a sus compañeros...

—Bien —asiente, conforme.

Rápidamente, imparte varias órdenes, y apenas un minuto después una joven sacerdotisa ha llegado con los pergaminos mientras otra lanza un hechizo sobre Nico; en cuanto el conjuro surte efecto, la infección desaparece. Aunque la herida sigue, es probable que ya nada impida su curación normal.

Sebti estira la mano, requiriendo el pago para las arcas del Templo, y asiente cuando le das el dinero. Una vez finalizada la transacción, te mira con gesto serio.

—Tenéis hasta la medianoche para que al menos uno de vosotros regrese aquí e informe de lo descubierto estos dos días. Si no lo hacéis, me plantearé quitaros la autorización para explorar. —Entrecierra los ojos—. Hay otros que quieren su oportunidad. Ahora márchate, y cuidado en la Necrópolis.

Si las cosas no se complican, es tiempo suficiente para que vuelvas, terminéis de explorar rápidamente la casa y regreséis. Al menos, gracias a la velocidad de Nico, tú no tendrías problema para llegar a la hora. Pero debes darte prisa, cada minuto está en tu contra, así que te despides y sales de allí rápidamente, deshaciendo el camino por entero.

Sales del Gran Mausoleo, recorres la amplia avenida, arriesgándote a ir más rápido ahora que hay menos gente, y cruzas las puertas de la ciudad tras saludar de nuevo al guardia de la muralla. Una vez en las ruinas, remontas el vuelo y te diriges hacia la casa, a la cual llegas poco después.

Escucháis ruidos provenientes de la parte de abajo de la casa, así que os ponéis en guardia. Ha pasado una hora más o menos, así que es posible que sea Pixy, pero es mejor no dar nada por sentado. Atentos, observáis... Y efectivamente, el gnomo y Nico aparecen al pie de las escaleras, el primero con dos pergaminos en la mano.

Miró anodadado a Darío, al que no había forma de corregir, el tiefling lo observó fijamente y movió los labios despacio.

- Sé... que... lo... haces... adrede...

No le engañaba, era un descarado y no lo podía ocultar eternamente, tarde o temprano estaría claro que el pícaro siempre retorcía los nombres en busca de su propia diversión. Pero siendo prácticos convenía seguir la marcha y para eso había que esperar al retorno del gnomo, Yash fue a recibirlo en cuanto el ruido delató su vuelta.

- Bienvenido seas de nuevo. Creo que sigo sin estar curado, lancemos ese conjuro de ralentización pero me veo retirándome al templo.

Tomó uno de los pergaminos que había traído Pixy para poder lanzarlo sobre su persona.

El tiefling era incapaz de esperar más, tomó el pergamino en sus manos y lo abrió para investigar aquellas palabras inscritas.

- Auren, necesito que hagas eso de la suerte conmigo, por favor. De esa manera lo sacaré con mayor facilidad.

El oráculo lo vio como la mejor de las opciones, trabajando juntos podrían lograr ese pequeño reto y ralentizar lo que le sucedía, aunque estaba temiendo que era algo diferente a un veneno. Ya no importaba mucho, había que darse prisa para terminar con aquella planta y poder retirarse.

Pixy le entregó el otro pergamino al tiefling.

-Aquí tienes. Sólo falta el de Darío. A Nico ya se lo han lanzado en el templo.

Se aplicó el pergamino a sí mismo, consumiendo las palabras escritas las cuales eran acompañadas de una pequeña carga de magia divina. El papel terminó por quemarse dejando como rastro un olor a ceniza.

- Ya está, a por el segundo.

Habiendo conseguido el primero ya el siguiente debía de ser más sencillo de usar. Lo tomó y recitó las oraciones pensando en que con eso estaría todo hecho. Volvió a sentir las llamas acariciar sus dedos, sin la intensidad necesaria como para quemarle.

- Hecho, ojala todo vaya bien ahora.

Expresó mirando al grupo y recuperando su alabarda fue a la sala siguiente, evaluando la puerta para abrirla si todo estaba en orden.

Yash termina de recitar las palabras escritas en ambos pergaminos, gracias a la ayuda de Auren, y asiente complacido al ver caer la ceniza en la que se han convertido los papiros. Lo que no se ha dado cuenta es de que, aunque ha surtido efecto, su mala pronunciación ha alterado el conjuro, haciendo efecto... En Nefertari. La paladina nota la magia en su cuerpo, y aunque no logra identificar que ha sido, no la cuesta atar cabos. Sea como sea, no hay más oportunidades, así que lo hecho, hecho está.

Yash, convencido de que todo está bien, se rasca la cabeza inconscientemente y se dirige a una nueva puerta.