Partida Rol por web

La entrada del alba era una de las cuatro zonas por donde se podía acceder a la mazmorra de los elementos. Las leyendas indicaban que el anillo del deseo estaba en el interior de ella, pero para ello había que resolver cantidad de desafíos y derrotar a innumerables enemigos.

El camino no iba a ser fácil, eso estaba más que claro, pero había que luchar para lograr el objetivo, había que moverse rápido, en silencio y evitar morir allí dentro. Esa era la oportunidad que siempre se había deseado para cumplir el mayor deseos de todos los tiempos. Pero para eso debía tomar el camino correcto.

CD BUSCAR 20: 

Si estás leyendo esto es que no he salido con vida. He dejado este mapa aquí escondido para poder orientarme la próxima vez que entre o por si tenías suerte tú y lo encontrabas antes que yo, cariño. Este maldito lugar más que una mazmorra parece un laberinto. Todas las salas parecen iguales y todo parece ser exactamente lo mismo. He hecho un pequeño esquema de qué es este lugar y como está distribuido. No quiero poner demasiadas pistas pues no quiero dar demasiados detalles a cualquier posible enemigo que tengamos. 

He dejado indicado los peligros y las runas que necesitamos. Hay que llegar al centro, pero ese maldito lago me lo ha impedido. Sé que el anillo está ahí, pero hay que resolver el acertijo de los molinos, sé que son la clave.

Fdo: R.E.

No había llegado allí por casualidad, pero tampoco buscando nada. No. Su camino había sido, sin saberlo, guiado. Los árboles habían susurrado palabras mientras dormía, el viento había bailado a su alrededor empujándole durante días, y tanto los pequeños animales del bosque como los grandes depredadores habían corrido hacia aquél lugar, volado en esa dirección, nada río arriba dirigiendo sus pasos como el perro pastor mostraba el sendero a las ovejas, inocentes en su rebaño. Él no había opuesto resistencia, y a su lado Centella no había puesto objeción alguna. Desde que se habían conocido en el bosque hacía varios años no habían discutido nunca, y nunca iban a hacerlo; vivían según el destino que les proponía la tierra, el agua y el cielo, tal como sus antepasados –los de ambos, lobo y orco–, habían hecho cuando eran nómadas y viajaban de un lado a otro en busca de alimento, cobijo y sentido. Ahora no había tribu, y tampoco manada, pero juntos eran una familia, todo lo que necesitaban.

Y así llegaron, un paso tras otro en el blando suelo alfombrado de verde hierba, hasta la entrada de la Mazmorra de los Elementos. No sabía su nombre, ni que guardaba en su interior, pero espíritus ancestrales gritaban su valor desde el seno de la madre naturaleza, y no era sensato contradecirles. La Entrada del Alba, le explicó el último rayo de sol que calentaba su piel antes de entrar a la cueva, y así supo también que estaba en el lugar correcto. Vida o muerte, éxito o fracaso, su futuro aguardaba a escasos metros, y era hora de dar el salto. 

Con su fiel compañera, con determinación inquebrantable, con fe nacida de la sabiduría, atravesó el umbral de piedra en busca de un fin que no entendía ni conocía, pero que pronto descubriría. Su primera intención fue caminar al frente, avanzar hacia el interior, pero entonces se detuvo. 

– Paciencia – creyó escuchar desde la oscuridad, proveniente de entre las fisuras de la roca eterna –. No tengas prisa, busca. 

Y siguió el rumor, hacia la izquierda. 

La entrada del alba era una de las cuatro zonas por donde se podía acceder a la mazmorra de los elementos. Las leyendas indicaban que el anillo del deseo estaba en el interior de ella, pero para ello había que resolver cantidad de desafíos y derrotar a innumerables enemigos.

El camino no iba a ser fácil, eso estaba más que claro, pero había que luchar para lograr el objetivo, había que moverse rápido, en silencio y evitar morir allí dentro. Esa era la oportunidad que siempre se había deseado para cumplir el mayor deseos de todos los tiempos. Pero para eso debía tomar el camino correcto.

-Bien, ya estoy aquí.-Caldith examina las entradas a los tres pasillos que se encuentran ante ella, intentando ver algo interesante o escuchar algún sonido procedente de ellos.

Caldith hace una mueca enseñando los dientes y frunciendo el ceño.-Mierda, se me han adelantado.-La exploradora continúa su camino por el lado derecho para evitar encontrarse con nadie.

La entrada del alba era una de las cuatro zonas por donde se podía acceder a la mazmorra de los elementos. Las leyendas indicaban que el anillo del deseo estaba en el interior de ella, pero para ello había que resolver cantidad de desafíos y derrotar a innumerables enemigos.

El camino no iba a ser fácil, eso estaba más que claro, pero había que luchar para lograr el objetivo, había que moverse rápido, en silencio y evitar morir allí dentro. Esa era la oportunidad que siempre se había deseado para cumplir el mayor deseos de todos los tiempos. Pero para eso debía tomar el camino correcto.

-Pfffffffffff.-Caldith se sienta con la espalda contra una pared mientras saca la poción de curar heridas leves. A continuación se la toma, mirando al techo durante el gesto de beber. 

Dada la tunda que le acaban de dar en la sala de la Tierra, la exploradora intentará seguir otras estrategias. Se acerca al pasillo de la izquierda donde había oído voces e intenta concentrarse en entender algo.

Caldith analizó el techo sin encontrar nada relevante en él. Nada de lo que había allí le serviría para alcanzar el final de aquella misión. La sala de la tierra quizá fuese demasiado para ella sola, así que tendría que probar nuevos caminos. Al escuchar el camino de la izquierda, se dio cuenta de que la conversación había cesado y el lugar parecía estar despejado. O al menos no era capaz de oír nada.

La poción no hace apenas efecto en Caldith. Tras escuchar unos instantes en la entrada del pasillo de la izquierda decide seguir por ese camino, quizá encontrara a alguien con quien se pudiera aliar o aprovechar de alguna manera.

La mazmorra está resultando ser tremendamente peligrosa y Caldith, no sólo no ha avanzado en su aventura, sino que se encuentra gravemente herida. Le queda una poción de santuario, que le daría la oportunidad de acercarse a los dos cofres custodiados por sendos elementales en las salas contiguas.

-Hummm.¿O tal vez debería ver que hay en la otra sala?

Desmoralizada por su falta de éxito, Caldith decide reservar su última poción y se encamina hacia el pasillo que tiene de frente.-Allá voy.-Piensa apretando la empuñadura de su mandoble.

La entrada del alba era una de las cuatro zonas por donde se podía acceder a la mazmorra de los elementos. Las leyendas indicaban que el anillo del deseo estaba en el interior de ella, pero para ello había que resolver cantidad de desafíos y derrotar a innumerables enemigos.

El camino no iba a ser fácil, eso estaba más que claro, pero había que luchar para lograr el objetivo, había que moverse rápido, en silencio y evitar morir allí dentro. Esa era la oportunidad que siempre se había deseado para cumplir el mayor deseos de todos los tiempos. Pero para eso debía tomar el camino correcto.

Hola, estoy esperando que me digas que observo al llegar de nuevo a la bifurcación y examinar los objetos.