Partida Rol por web

-No sé en qué estaba pensando- Fares se lleva la cara a la mano, después de sufrir heridas leves por las ráfagas de viento, se alejó un poco del elemental y tomó ahora su honda, y le lanza una piedra con su onda, a pesar de que sus anteriores ataques habían resultado futiles, tenía que intentarlo todo. El buhó también atacó con ambas garras, ambos empecinados ya en vencer al elemental.

Ni Fares ni Evas eran capaces de lograr acabar con el elemental de aire, y mientras él continuaba con su cuerpo convertido en huracán que iba cortando y arañando los cuerpos de los presentes.

Esta vez, el ataque del elemental dio de lleno a Fares, Asustado, dió un salto hacia atrás e inmediatamente sacó una poción que tragó rápidamente para recuperar fuerzas y envalentonarse. El buhó se interpuso entre este y el agresor, ensimismado en la batalla, empecinado en seguir atacando... sin resultado.

Al ver que la poción casi no había servido, Fares comenzó a temer por su vida. Con toda la verguenza que eso suponía, comenzó a pensar en la retirada,

-Ojalá no sea demasiado tarde.- Pensó.

Fares y Evas estaban lejos de derrotar al elemental de aire contra el que se estaban enfrentando. Su rival continuaba convirtiendo su cuerpo en un viento afilado que cortaba cada centímetro de su piel y rasgaba cada pliegue de su ropa. 

-Mierda! - Gritó Fares recibiendo otro golpe directo del elemental, su vista fue oscureciendo, mientras él solo sentía la decepción de no haber podido hacer más.

El último golpe dejó a Fares lleno de terribles cortes que le hicieron desangrarse por completo. El druida cayó al suelo gravemente herido e inconsciente. Había luchado con todas sus fuerzas y aún estaba en mano de Evas conseguir que su compañero se salvase. 

El elemental no vio peligroso a Evas, por lo que se desvaneció para dejar de seguir luchando. Aunque si el búho intentaba seguir hacia delante, una horrible y poderosa corriente de aire le impedía seguir. Quizá Evas pudiera encontrar a alguien que le ayudase a sanar a su compañero, aunque tenía el tiempo limitado, pues Fares se estaba desangrando lentamente.

Al ver a su amigo Fares que ha perdido la conciencia el Buhó enojón como él solo, se queda un momento cerca del cuerpo meneando la cabeza de un lado a otro en signo de desaprobación... y emprende el vuelo de regreso. Quizá encuentre alguien cerca. Regresa a la sala por la que entró, (la que se dividía en 3 caminos) y se concentra para ver si escucha a alguien cerca.

Antes de que Owel pudiera examinar la sala con detenimiento, otro de aquellos guardianes había vuelto a aparecer frente a ellos.

"¡Otra vez no! ¿Pero cuántos elementales hay en esta mazmorra?" - pensó Owel. Ahora, sin compañeros, no esperaba tener oportunidad. Incapaz de resistirse al viento que le arrastraba, llamó a su compañero.

- ¡Rice, ayuda! - dijo, mientras intentaba prepararse para el inminente ataque. Parece que, a pesar de todo, tendría que luchar.

Rice intentó lanzarse contra el enemigo. ¡Tenía que protyeger a su amo!. Sin embargo, antes de que pudiera moverse, la guardiana ya había comenzado a avanzar hacia ellos. Rice lanzó un aullido de impotencia.

Antes de que nada pudieran hacer Owel y Rice, el elemantal de aire empezó a girar rápidamente sobre sí mismo generando un pequeño tornado que llenó de cortes el cuerpo de ambos combatientes.

- ¡Ataca! - gritó Owel a su compañero mientras ambos se abalanzaban contra el elemental. Owel intentó lanzar un corte diagonal mientras Rice buscaba una forma tangible que morder.

Owel quiso devolver el ataque que le había provocado el elemental, pero no tuvo mucho éxito. En cambio, su compañero que le acompañaba sí que le provocó un fuerte mordisco a pesar del cuerpo etéreo que tenía. Aún así, no se desvaneció y por eso, segundos después volvió a transformarse en un huracán que volvió a realizar varios cortes sobre sus rivales.

Owel soltó un gruñido. El viento cortante laceraba sus extremidades. A pesar de portar armas, no estaba acostumbrado al combate.

- ¡Maldito elemental! ¡Desaparece! - exclamó, intentando cortar al elemental con furia. El cansancio comenzaba a notarse. Esperaba poder acabar con el elemental antes de que pudiera acabar con ellos.

A Rice tampoco le hizo ninguna gracia la tormenta de cortes que se volvió hacia ellos. Owel tenía toda su atención centrada en el elemental, pero Rice sabía que hacer. Con un ladrido, se lanzó de nuevo a intentar morder al elemental.

Por fortuna, el elemental de aire estaba muy debilitado, aunque por la fuerza de su torbellino no lo había parecido. El último impacto de Owel fue suficiente para lograr que se desvaneciera.

Se habían librado del elemental que les estaba impidiendo seguir adelante. 

Aquella sala estaba abierta a lo que parecía ser un patio interior de la mazmorra. a varios metros podía apreciar lo que parecía ser un río y más allá una pequeña caseta. Para llegar a ese lugar habría que intentar nadar, pero a pocos metro se podía apreciar un molino que parecía servir para generar corriente en el agua. La rueda de agua parecía girar a gran velocidad, quizá movida por el viento que había en el lugar o quizá por algún tipo de mecanismo desconocido.

La sala estaba iluminada gracias a la abertura, por lo que no había necesidad de encender ninguna antorcha. Había suficiente visibilidad como para poder procesar todo lo que había en el lugar.

En una de las esquinas de la sala se apreciaba un símbolo tallado.

Interesante... - dijo Owel, observando los surcos y remolinos que se formaban en el agua. Quería investigar la caseta, pero no se atrevía a cruzar el río con aquellas corrientes.

- Ven, Rice - dijo a su perro mientras se acercaba al molino. Rice se acercó cabizbajo, algo molido tras la reciente batalla. Owel le acarició detrás de las orejas, y examinó los cortes de su amigo. Deberían descansar pronto.

Durante un buen rato, Owel se quedó mirando el molino, pensativo. Desafortunadamente, los conocimientos de Owel no abundaban en materia de mecánica y arquitectura, y no tenía idea de cómo podría detener la corriente. Con un encogimiento de hombros, Owel se lanzó al agua e intentó cruzar el río para llegar a la caseta. Al fin y al cabo, ya iba siendo hora de tomar un baño.