Partida Rol por web

os escondeis y mirais con mas detenimiento ... parecen aventureros como vosotros, y lo que es aun mas interesante, os da la sensación que uno de ellos es Sildar Hallwinter, el guerrero que acompañaba a Gundren cuando lo visteis en la posada, y no va como prisionero, sino acompañándolo.

"¿Qué hace aquí el guardaespaldas de Gundren?" — susurra Auric a Dalya, algo inseguro de cómo proceder al respecto de todo esto — "¿Deberíamos acercarnos y saludar? No parecen hostiles."

-Ve tu, te cubro desde aqui-le dijo Dalya seria- quizás no sea nada, pero prefiero tener ventaja por si acaso esos 4 son malas noticias-le dijo afianzando la ballesta en su mano.

"Claro." — dijo secamente el paladín. No le hacía mucha gracia la cautela de Dalya estando herido, pero no iba a decir nada al respecto. Al fin y al cabo era su deber.

Saliendo de su escondrijo de detrás del árbol, Auric se acercó hacia el grupo de aventureros en el que viajaba Sildar.

"¡Ah del camino! ¡Que grata sorpresa encontrar una cara conocida en el camino, Sildar!"

Tras ver al niño, el cual desaparecio de repente, aparecio otro individuo enorme, verdoso, si era un goblin seria un gigante estre sus filar, pero su armadura brillante hacia que pareciera un caballero y no un mostruo.

Paro un instante para despues comenzar a moverse en dirección a los 4 aventureros y con una voz profunda y agradable ... 
 

"¡Ah del camino! ¡Que grata sorpresa encontrar una cara conocida en el camino, Sildar!"

Sildar se sobresalto, aunque había descansado aun le fallaba algo las fuerzas , pero lo miro on detenimiento ...

- Saludos amigo de Gundren, lamento no recordar vuestro nombre, pero si os reconozco de la taberna del "Caballito Veloz", aunque la armadura que portais ahora luce mas reluciente y nueva, no asi vuestra cara, pareceis herido, os han atacado? -

Al llegar casi a los carromatos, vi que las figuras que veía se trataban de un semiorco y una mediana. Y al parecer conocían a Silver, lo que me tranquilizó bastante. Luchar contra ese mastodonte no seria tarea fácil. Me acerqué a ellos y me presenté.

-"Buenas compañeros, he escuchado que también sois amigos de Gundren. Yo soy Izmael, clérigo de Lathánder. ¿Puedo preguntaros qué os ha pasado? La otra carreta es de nuestra propiedad, ¿sabéis qué ha pasado con sus ocupantes? Un elfo y un dracónido."

-Seguramente los atacaron los goblins, nos han asaltado hace un rato-dijo la mediana saliendo de detras de un árbol, sin estar muy segura de si la habían visto o no. Por suerte parecían amigos- mi compañero y yo estamos heridos, por poco acabamos como vuestros amigos-les dijo- Me alegra volver a verte Sildar. ¿No estabas con Gundren? ¿Donde está?

"Auric Blackbane, señor." — respondió ante Sildar. El guardaespaldas le imponía bastante aún — "Nos atacaron unos goblins, pero estamos bien, mayormente."

Ante las preguntas de Izmael, el paladín, bajando la mirada con severo arrepentimiento, responde:

"Siento mucho no haber llegado antes. Cuando avistamos el carromato ya estaban muertos y había una banda entera de goblins haciendo vete a saber qué con sus cadáveres. ¿Les conocíais?" — dice Auric mientras echa una rápida mirada a los cadáveres que aún yacen en el suelo, un elfo, un dracónido y ocho goblins.

Cuando la mediana y el semiorco hablaron, miré rápidamente hacia los cuerpos que había en el suelo. No me había fijado en ellos al llegar, ya que estaban ocultos por las carretas. Me acerqué a mis antiguos compañeros. La pena me invadió y me sentí responsable por haberlos dejado solos con el carromato.

-"Sí, eran compañeros nuestros. Se quedaron custodiando la carreta."

Me agaché y recé unas oraciones por sus almas.

Si os acercais a la zona delantera del carromato, detras de los dos nuevos compañeros, podeis ver que las dos mulas estan muertas en el suelo, acribillada de flechas negras, sentado a las riendas y con un arco entre sus manos lacias y muertas, esta Elowanher, el elfo explorador que salio con ustedes desde Neverwinter, acribillado por numerosos flechas negras.

En la zona por delante del carro hay como 12 cadáveres de goblins, todos ellos como ya habeis visto con dientes en forma de sierra, afilados, y algunos, por alguna extraña razón os suena ... los habiais visto antes ... con cierto goblin malvado.

En medio de mucho de los cadáveres, agachado y apoyado en sus talones esta el cuerpo muerto de un draconiano, como si hubiera luchado hasta el ultimo aliento, su espada aun esta sujeta por su mano, ni cayo cuando acabo muerto con flechas y profundos cortes, sin ninguna duda es Ardrian.

-Vaya, lo siento. Llegamos cuando ya estaban muertos y usaron el carro para tendernos una emboscada también. Tengo la sospecha de que su guarida debe estar cerca... pero deberíamos ir al pueblo a entregar las cosas y curarnos antes de investigar-les dijo- Soy Dalia Aguanieve, por cierto-se presentó casi por descuido con una sonrisa.

- Pues si es una emboscada deben ser los peores emboscadores de Toril- dijo viendo salir al emboscado de la armadura de detrás de un árbol más delgado que él.
- ¿Amigo de Gundren?- masculló en tono bajo pero audible.- Tal vez deberíamos montar un club, ¡a ese enano le salen más amigos que verrugas a un goblin! Estoy seguro que si esperamos un poco más podremos reunir un ejército para salvarle…- Su tono era neutro, casi indiferente, tal vez algo tiznado por un poco de… ¿Envidia? Sacó tras esas palabras su libro de ensalmos y hundió en él la cabeza, fingiendo leerlo para no tener que participar en otra conversación banal y deseando que no se entretuvieran demasiado.
Sin embargo, no pudo evitar oír el destino de sus antiguos compañeros. Fingió no haberlo oído y no levantó la vista de su libro.
"Deberían haber ido al poblado y no haberse quedado en el camino"- pensó para sí. "Sabían el riesgo que corrían, ya nos habían asaltado en este mismo camino…"- les reprendió en sus pensamientos. "Además, ni siquiera los conocía, solo hemos viajado juntos cuanto, ¿una semana?"- se justificó. "Aún así, eran amigos de Gundren… ¡Maldita sea!"- terminó explotando en su interior. Por fuera, solo leía su libro de plegarias, aunque los dedos se le habían vuelto blancos de tan fuerte que agarraba el libro por la impotencia y la indignación. De una forma casi distraída, sin levantar la vista del manual, se acercó un poco hasta los caídos. No se atrevía a mirarlos, no fuera que no aguantara la visión, pero les dedicó en voz muy baja unas palabras:
- Un amigo nos juntó y un gran mal nos ha separado. Viajad ahora libres de toda culpa o rencor pues la Diosa, que es justa, os aguarda con amor.
Tras aguantar unos segundos en completo silencio rezando a su Diosa, Isildel se adelantó unos pasos para dejar a su espalda la dantesca escena, se subió al carro ayudándose solo de una mano mientras con la otra sujetaba su libro y masculló:
- Yo de vosotros no me entretendría demasiado. Echad los cuerpos a uno de los carros y pongámonos en marcha. Yemmik notará que los suyos no han vuelto y mandará más. Mejor que cuando lleguen nos encontremos lejos de aquí. Les daremos un entierro digno en Phandalin.

El enano se relajó al ver qué Sildar los conocía y escuchar que también eran amigos de su primo. La escena no era muy agradable, sobretodo por sus dos compañeros muertos, pues ver goblin caídos por todos lados era algo a lo que ya se había acostumbrado. Uno no sabía de dónde podían salir esos pequeños y escurridizos saltimbanquis, eran peor que una plaga de ratas. A pesar de todo Freyr sacó una valiosa conclusión, esos dos, acababan con los goblin tan bien como ellos, por lo que serían una buena inclusión para el grupo.

Mi nombre es Freyr Fireforge, primo de Gundren. Dijo el enano solemne mesándose la barba. Será un honor que nos acompañéis en la búsqueda de mi primo. El enano se paró un segundo a pensar y cayó en la cuenta de que aún no les habían explicado nada. Tanto a él como a Sildar los capturaron los goblin, liderados por un osgo. A mi primo se lo llevaron y lo mantienen cautivo en el castillo de Bocapeñasco, aunque lo necesitan por el momento... no deberíamos tardar en ponernos en marcha, quién sabe lo que puede pasarle. Concluyó el enano. 

Freyr miró por unos instante los cadáveres de Ardrian y Elowanher y se despidió para sus adentros, no había compartido mucho con ellos, pero sin duda eran valientes y amigos de su primo, por lo que tenían todos sus respetos. 

Bien, nuestras mulas están muertas, por lo que deberíamos trasladas todo a vuestro carro si os parece bien. El enano se dirigió al semiorco y a la mediana esperando su aprobación para ponerse manos a la obra.

-¿Salvarle? ¿Han secuestrado a Gundren?-dijo alarmada la mediana- Tenemos que ir a rescatarle. ¿Alguien sabe donde está el castillo donde le han encerrado? ¿Y por qué le encerrarían?-preguntó algo confusa, no esperaba que las cosas se torcieran tanto a solo dos días de haber salido.

Sildar avanza los dos heroes ..., - me alegra mucho veros Auric y Dalya, y aun mas que esteis bien, como ya os dijo Gundren ... esto era algo peligroso y necesitaba ayuda, pero no creo que esperara que acabara con alguno de sus amigos muerto, os tene a todos en muy alta estima y aun mas como fuertes y poderosos como para ayudarlos sin sufrir daños, pero parece que sus ... sospechas no eran para nada paranolla o infundadas .... -

Sildar avanza hacia los heroes caidos, hace una señal de caballeros en su rostro y despues parece recitar o rezar algo pero en voz baja. 

- Por desgracia no podemos hacer nada mas por ellos, salvo darles un entierro digno ... , como os comente dejar libre a estas criaturas en los bosques es peligroso, pero encontrarlos aquí seria demasiado dificil .... tal vez nos lo encontremos con suerte en un futuro a Yemmik o incluso en el castillo Bocapeñasco , y también encontrar a Gundren ... -

Sildar se volvio al grupo ...- Maese enano y Maestro elfo, creo que esa es la mejor idea, cargar a los caidos en el carro, traspasar las mercancías al otro carro, y quemar a estas inmundas criaturas para no atraer a los lobos ni a criaturas salvajes al camino ... -

- En cuanto a tu pregunta mi pequeña mediana ..., esta noche cuando lleguemos a Phandalin delante de un cuenco de guiso y estemos a salvo y seguros, te contare todo lo que sabemos ... permanecer aqui mas de lo necesario, podria ser peligroso-

Tras terminar sus palabras, con la delicadeza de una madre con el cuerpo de su hizo, Sildar comenzo a tomar el cuerpo del elfo con cuidado y con una honorabilidad y respeto que solo un caballero de antiguar ordenes seria capaz de realizar de forma tan bella y mágica como aquella visión, a pesar de su ropa harapienta y su aspecto desaliñado.
 

Auric respondió a la pregunta del enano silenciosamente, con un movimiento de cabeza y un gruñido. Era de agradecer ver a Sildar por aquí, sobretodo por su buen juicio. Al paladín le había caído bien el elfo, cuyas sugerencias aprobaba por completo.

Sin palabras, se colocó junto al elfo para ayudarle a mover los cadáveres según había indicado. El dracónido y el elfo merecían un entierro digno, y efectivamente los goblins debían ser quemados y ese carro estaba mayormente inservible.

-¿Como es ese tal Yemmik? Varios de los goblins que nos atacaron escaparon-advirtió la mediana mientras dejaba que los altos movieran los cuerpos de sus amigos caidos- si son tan peligrosos y hay muchos más será mejor que salgamos de aquí de prisa. Mierda, esto me va a llevar mas de dos días Dolan me va a matar-dijo rascándose la cabeza nerviosa.