Partida Rol por web

El goblin les habia llevado a una sala repleta de goblins con un equipo mejor que los que se habia enfrentado anteriormente.

No se si me fio de la palabra del goblin, permaneced atentos a lo que pueda pasar... Susurro Dwalin con voz baja aal grupo mientras preparaba su martillo de guerra y su escudo.

A Dastar la idea le parece arriesgada pero el grupo era bastante competente y habían logrado intimidar a las pequeñas alimañas. Muy probablemente el rehén goblin transmitirá su miedo a los otros y estos decidan que lo mejor sea no enfrentar a los aventureros.

—Que lo intente, pero si veo que quiere engañarnos, no quedará alimaña con cabeza —el joven guerrero intenta dejar en claro sus intenciones, además pide ser el primero en la marcha para entrar en combate si fuera necesario. 

El goblin maniatado se acerca a la pared de roca que forma la cornisa superior y, desde abajo, atrae la atención del goblin con armadura que hace guardia cerca del cabizbajo Sildar, el guerrero humano que acompañaba al enano, Gundren Buscarrocas.

Tras unos breves intercambios de gestos e impresiones, os hace un gesto tras el que os acercáis, captando la atención del resto de criaturas, que enseguida se vuelven hacia vosotros y permanecen en silencio, a la expectativa.

- Así que habéis logrado acabar con Klarg, el osgo. - dice en común Yeemik asintiendo con la cabeza con gesto pensativo. Os observa uno por uno con parsimonia - Bien. Nosotros nos quedamos con la guarida, y vosotros os podéis llevar al humano - hace un gesto hacia Sildar con la cabeza - a cambio de... digamos 100 piezas de oro.

Los goblins de alrededor sonríen al unísono con malevolencia.

Rosco enarca una ceja ante la petición del goblin sobre el oro y no puede evitar soltar una carcajada.

-Jajaja, claro que si apestoso, Yeemik creo que te haces llamar - palmeó el hombro de nuestro prisionero, en una actitud amistosa - Verás amigo, ese tal Klarg os tenia acobardados, no os juzgo era un tipo grande, lo entiendo - alzando los hombros y las manos para añadir teatralidad a sus palabras - Pero veras, aquí mis amigos y yo acabemos con él rápidamente, nos conocen como "Los Artistas Sombríos", seguro que habéis oído hablar de nosotros. Bueno el caso... es que nos han contratado para rescatar a estos pobres desdichados, y si no colaboráis.. bueno ya sabéis.. Klarg no colaboró y vamos... el era mucho mas fuerte que tu Yeemik. - el mediano sonríe con una amplia sonrisa que muestra todos sus dientes.

-Hagamos una cosa, pareces listo -no puede contener una mueca burlona al mentar esas palabras- Bueno aquí el flacucho nos ha dicho que lo eres, te propongo un trato, danos a ese hombre y os dejaremos seguir respirando y hacer cosas de goblins, y si no... bueno, quizá puedas buscar darle recuerdos a tu querido Klarg en alguno de los nueve infiernos en donde se encontrará ahora mismo.

El elfo, a pesar de estar maldiciendo internamente a varias generaciones del Goblin, permanecía calmado. Estaban rodeados por aquellas criaturas y todo podía salir muy mal, pero aún tenían una oportunidad de salvar a uno de los que habían venido a rescatar.

Coloca sus manos detrás de su espalda mientras espera el desenlace del intento de Rosco mirándolo por el nombre que había elegido, pero le quita importancia. En todo momento estaba mirando al líder goblin pensativo, valorando las alternativas.

Mientras tanto, provocaría el efecto sonoro de huesos crujiendo y el llanto del osgo y goblins, uno por uno, además de imágenes difusas de estas escenas en la fogata. La misma aumentaría un poco su llama, crepitando a medida que Rosco iba hablando, intentando con ello enfatizar sus palabras.

Sus compañeros podrían ver como mueve una de sus manos detrás de su espalda.

El objetivo de Aleyte se encontraba atado de manos, rodeado por criaturas inmundas que sólo buscaban su propio beneficio de esto, taciturna, analizó los movimientos corporales tanto de sus enemigos como de sus aliados, preguntándose realmente qué tan amañados estarán a estas situaciones. Con paso firme se adelantó entre sus congéneres otorgando una ligera reverencia al líder de los goblins en señal de respeto a su ser antes de con sus palabras, hacerle intentar comprender. 

- La oferta que nos ha sugerido, líder Yeemik, es digna de una sagacidad que pocas veces se encuentra en la humanidad. - Comenzó su monólogo seguido de otorgar un vistazo a los alrededores. - No existe mayor botín que el ser poseedor de este terreno notablemente fértil en piedras y metales preciosos que podrán otorgarles el buen vivir fuera de su confortable oscuridad y seguras grutas para emboscadas. - Le sonrió. - Tan grande el premio que ya posee ¿Por qué necesitar de un humano que apenas resiste de sus ataques? Mucho para el trabajo pesado no va a poder servir, por ende, como dádiva a estos que acabaron con el Osgo, otórguenos al humano cual recompensa y nos marcharemos.- Solicitó sin ápice de mentira en su potente voz llena de potencial para más... Pero ni una mísera moneda de bronce le iba a otorgar. 

Mientras las negociaciones proseguian, Dwalin hecho un vistazo a la sala donde se encontraban. Cuantos orcos habian y como iban armados? cuantas salida habia en esa sala? Habia alguna hoguera o fuego?

Las palabras amenazadoras del mediano parecen hacer mella, al menos, en Yeemik, el goblin que parece haber vuelto a ser el líder de la guarida. No se puede decir lo mismo del resto de criaturas, situados más atrás, de cuyos colmillos mutilados resbalan babas mientras agitan con creciente nerviosismo espadas y hachas. Se palpa tensión en el ambiente.

- Está bien, está bien!!!!! - responde Yeemik y acto seguido observa a sus súbditos y les insta a relajarse moviendo las manos - Nos conformaremos con 50 piezas de oro. - dice finalmente dirigiéndose a vosotros y cruzándose de brazos.

Es entonces cuando el truco de prestidigitación de Laor entra en juego junto a las palabras diplomáticas de Aleyte.

- De acuerdo de acuerdo!!! Que sean 10 piezas y no se hable más!! - 

El elfo saca una espada de entre sus túnicas y la sostiene sobre sus palmas boca arriba.

- Estupendo entonces. Esta espada tallada por artesanos elfos y fundida con aleación enana será suficiente para llegar a un acuerdo. Mínimo vale 10 piezas de oro.- se mantiene sosteniéndola mirando al goblin desde arriba, con su porte académico usual.

- Que sea una señal del día en que mas de una vida fue perdonada...- dice mirando al goblin que habian llevado como rehen entornando los ojos.

Si es aceptada la hara levitar hasta las manos del jefe goblin, solo cuando el humano sea liberado.

Mientras se negocia Dastar observa con cuidado todo a su alrededor empuñando su espada sin desenfundar. Espera que los goblins consideren la idea del pago y así no tener que luchar más por el momento.

Aquella criatura seguía negociando, y a Rosco le parecía increible, esos goblins estaban en deuda con ellos, les habían liberado de ese osgo que los esclavizaba y encima les reclamaban dinero. Enarcó la ceja cuando el elfo estaba dispuesto a cederles su arma como método de pago.

-¿Y si les rajamos el cuello con ese acero hechicero? Pensándolo bien, que les impide tender mas emboscadas a otros comerciantes en el camino - me giro hacia el lider de los goblins - ¡Ey! vosotros los del fondo, que tal si os damos 200 piezas de oro si nos ayudais a acabar con vuestro jefe, ¿Hay trato?

- Ciertamente, podríamos hacerlo...no lo dudes compañero rosco que seré el primero dispuesto a eso. Pero...- dijo mirando al humano. 

- No olvides nuestra misión. Goblin, acepta la espada y entrega al humano mientras puedas...-

Claramente, el elfo tenía como prioridad la vida del humano. Y aunque había pensado en más de una opción, todas le resultaban demasiado arriesgadas si la vida de este estaba en juego.

En un principio, Yeemik, el goblin jefe, desliza su mirada por la reluciente hoja y el ornamentado puño de la estética espada de artesanía élfica. Su gesto complaciente revela que va a aceptar el ofrecimiento de Laor, pero cuando Rosco grita a las criaturas que hay tras ellos, incitándoles a sublevarse, Yeemik recula sombrío.

El silencio acentúa la tensión reinante cuando, al comprender las palabras del mediano, el resto de goblins se lanzan miradas furtivas y maliciosas. Incluso alguno se atreve a cuestionarse en un murmullo: - Ha dicho doscientas piezas de oro?

- No seáis idiotas! Está claro que no llevan oro. Por eso me ofrecen la espada.- Yeemik se dirige a sus congéneres creyéndose astuto.

- Está bien. - responde a Laor finalmente - La espada. 

El arma del elfo surca el aire y el goblin la coge y la usa para liberar a Sildar, el humano magullado que apenas puede bajar las escalinatas de piedra por sí mismo.

El veterano guerrero baja cojeando hasta el piso inferior y os lanza una mirada. Ambos ojos hinchados y el rostro amoratado. Su ropa, sucia y hecha jirones. Su pelo, revuelto, y se sujeta el costado con una mano herida.

- Alguno puede echarme una mano? - pregunta con cierta ironía. - Apenas puedo caminar.

Una vez que el humano llega hasta ellos, Laor lo ayuda a caminar y lo lleva hasta Dwalin dejándoselo a su cargo, entonces se gira un poco lentamente y dice.

- Ah, me olvidaba. Solo una cosa más. ¿Qué tal si ahora negociamos el no enviar otros grupos de aventureros hacia ustedes? Ahora conocemos su guarida después de todo. - entorna los ojos.

- Me interesa saber sobre un tal Grol...su Rey. Me gustaría... negociar con el sobre asuntos religiosos y hablar sobre nuestro otro compañero... El enano Gundren. ¿Dónde podemos encontrarlos?-

- Vieron que si nos ayudan... les ayudamos. Aún pueden ganar algo más que una espada y una guarida. Seguridad de que no vendrán a por ustedes en cuanto nos marchemos...-

El jefe goblin habia aceptado la espada de Laor a cambio de Sildar. El humano parecia debil y Dwalin le ofrecio ayuda.

Apoyese sobre mi hombro y pongase detras del grupo. No queremos que salga herido. Tiene energia para blandir un arma?

El enano saco su bota de agua y se la ofrecio al humano. Ahora tendrian que alir de alli.

Podéis ver cómo el resto de goblins se unen a su jefe, Yeemik, quien alza la espada recién adquirida y la mueve, no con especial habilidad, dando tajos y cortando el aire comprobando su peso. Todos sonríen con ese aire malicioso que los caracteriza y vuelve a dar media vuelta hacia vosotros cuando el elfo pretende seguir ejerciendo la diplomacia con él.

- No te preocupes, cambiaremos de guarida más pronto que tarde, y no sabréis dónde estamos. 

Los goblins vuelven a reír con sorna. Cuando mencionas al enano, no obstante, su gesto se tuerce en una mueca despiadada.

- Grol es nuestro Rey. Nos ordenó a través de ese maldito osgo que nos hiciéramos con él, así que lo emboscamos y lo llevaron ante él, en el Castillo Bocapeñasco. Pero el Rey no dijo nada del humano, por eso nos lo quedamos como juguete.

Risas sarcásticas cargadas de retintín, una vez más.

- No vamos a deciros dónde está el Castillo. Antes lucharemos, y recuerda que tenemos tu espada de elfo. - dice alzando el arma apuntando hacia ti. - Ahora, marchaos.

Mientras tanto, y no ajeno a la conversación, Sildar se ayuda de Dwalin para caminar y bebe agua de su odre con exquisita ansiedad.

- Un acto de lealtad envidiable y respetable, mi querido Goblin. Lo respeto como un elfo de honor... pero verás, creo que un líder tan capaz como tú debe saber que mi honor no puede estar hacia criaturas infames como ustedes... mis disculpas si mi lenguaje respetuoso y educado fue motivo de malinterpretación... mis preguntas no eran una petición, sino una exigencia. Vine con más de un objetivo...me dirás lo que necesito a las buenas... o las malas.

Compañeros... por favor tengan en consideración a mi buen amigo goblin que ha aceptado darnos a uno de nuestros objetivos. En la medida de lo posible me gustaría llevárnoslo con nosotros a phandalin... con vida.- dice dándose la vuelta y colocándose detrás de aleyte y dwalin creando unas luces con sus manos antes de darse la vuelta con su rostro ensombrecido desde detrás liberando ráfagas de luz hacia el goblin que habían llevado ahí maniatado.

- Acábenlos...- su rostro una pantalla obscurecida.