Partida Rol por web

Hades gozaba todas las muertes, pero las de los héroes le resultaban especialmente entretenidas. La mayor parte de humanos pueden morir torciéndose el tobillo en el lugar y el momento adecuado, y esa fragilidad frustra al dios del inframundo. Es por eso que al saber que Arkantos sería el encargado de esta enmienda, decidió darle el honor de planear contra él. 

Su muerte revelará su valor. Los espíritus del inframundo sabían a quien se refería su rey, y algunos de ellos gritaron el nombre del atlante, llenas de agonía y rabia. Hades sabía que quienes gritaban eran guerreros muertos, derrotados por Arkantos en batallas del pasado. Los había oído antes. Los escuchó en el momento de su muerte, y los escucha cuando gritan tan fuerte, que llegan a los sueños de Arkantos.

Frío y llameante, hizo venir a los guerreros derrotados por el héroe. 
Todavía estáis vivos en la mente de Arkantos. Es frustrante, ¿verdad? Los espíritus se encendieron rojos y verdes en el vacío. Hades dibujó un rectángulo en la nada, y una puerta de piedra, demasiado viva para ese reino, apareció ante los espíritus luchadores. Esta puerta lleva a esa parte de la mente de Arkantos en la que todavía estáis vivos. Él visita lo que hay detrás de esta puerta en sueños. Solo Arkantos puede abrirla. Solo su furia, su lucha, su violencia, pueden abrir esta puerta. Estad atentos.

Arkantos logra acercarse a las puertas de la ciudad. Allí consigue infiltrarse, gracias al té que le había entregado anteriormente un joven. 

Pudo ver como un pueblo barbaro, de gente de piel negra, había invadido la ciudad y sometía a todos los habitantes. 

Se acercó a un puesto de comercio con la intención de obtener algo de información. Dónde podría hallar al general militar de ese ejército. 

En el puesto le esperaba una chica atractiva. No destacaba mucho pero tenía algo.

Tras una breve charla la chica coqueteó con el y le dijo que podría encontrar al general en un pequeño valle. Pero era mentira.
En ese valle lo único que había era una fiesta de los barbaros, pero no todos eran barbaros. Las mujeres..¡Oh que mujeres! eran atractivas y de vida distraida.

¡Era una bacanal!

Arkantos no pudo combatir con la idea de hallar al general, aunque supiera que quizás podría tratarse de una trampa.

En cuanto vio aquella fiesta, poco pudo hacer para evitar la tentación. Muchas mujeres se acercaron a él, y solo se rindió ante sus encantos.

Pero los demás barbaros, si bien estaban ebrios, observaron a un desconocido e inmediatamente supieron que algo andaba mal.

Tomaron sus espadas para luchar contra este, pero Arkantos, empezó a perder el juicio en cuanto entabló combate.

Cientos de fantasmas de aquellos que, en su momento hubiese matado, empezaron a invadir su visión. De repente, ya no luchaba contra barbaros, sino que lo hacía con aquellos que alguna vez derrotó.

Con ira y sin mucho que hacer, terminó por perder el juicio en la pelea. Los barbaros lograron reducirlo con facilidad.