Partida Rol por web

"El Grifo Cojo", reputado local por su cerveza de alta calidad y sus carnes asadas, lugar donde se encuentran aventureros, lugareños y viajeros en esta localidad de paso que es Robleda.

Aquí os encontráis, por separado en dos grupos, enanos y no enanos, tras llegar aquí, unos en barco y los otros caminando. Deleitandoos con el ambiente del local al caer la tarde, con buena música y buena bebida y comida.

Sin duda es un lugar acogedor para cualquier aventurero, ya que aquí se concertan muchos "trabajos" que los lugareños no son capaces de hacer y ni siquiera de pensar, aunque de vez en cuando, algún joven soñador emprende una misión y no vuelve nunca más o vuelve enriquecido y con un buen elenco de historias que narrar a sus vecinos y familiares.

Lleváis varios días alojados en Robleda y acudís cada noche y muchos días enteros a la posada.

Ya conocéis al dueño, Hamill, que os invita de vez en cuando, siempre que le expliquéis una buena historia que hayáis vivido.

Hace días que vuestro grupo ve un pequeño grupo de enanos con pintas de aventureros, pues con una armadura completa que lleva uno de ellos no creeis que vaya a la mina a cavar.

Johann hace días que se los mira, y la reticencia de Snivean con los desconocidos y con las otras razas no os han llevado aún a conoceros, pero parece que ellos también os observan como vosotros a ellos.

Hace días que os fijáis en un grupo formado por tres individuos, uno de ellos un elfo de blancos cabellos, un chica con la piel curtida, y sobre todo un clérigo, por sus símbolos, con un martillo de guerra, arma poco común en humanos y con una armadura completa, con pinta de estar curtido en batallas. Llevan varios días viniendo, como vosotros, y os observan con curiosidad, sobre todo el calvo clérigo, el elfo no suele miraros de frente, pero aún no se han atrevido a acercarse a saludar, como vosotros, pero está claro que un grupo tan dispar son, como vosotros, aventureros, pocos clérigos de ciudad dedicados a la vida religiosa visten armadura completa y un martillo de guerra.

-Y asi es como gane la apuesta de que podia derrotar aquel OwlBear con las manos desnudas- Dije terminando de narrar a mis compañeros una de mis ultimas aventuras, hacia ya una temporada que no los veia y me gustaba siempre ir actualizandolos sobre las cosas que me habian pasado, la mayoria siempre acaban ignorandome o simplemente pensaban que eran mentira, pero aun asi y por muy pesada que me hiciera, yo lo seguia haciendo.

Me apure la poca cerveza que me quedaba en el vaso con una sonrisa, desvie a mi lado para ver mi querida bastarda apoyada en la mesa, en su pomo habia la cabeza de un oso, una extraña simbologia que habia dejado aquel que reparo el arma hacia menos de un mes.

-¿Y vosotros que os contais?- Pregunte bastante animada al tener compañia despues de tantos dias trabajando sola mientras de vez en cuando desviaba la mirada para ver el resto de ocupantes de la taberna, incluyendo los tres enanos que en algun momento me habian llamado la atencion.

Deberíamos hablar con esos tres, a lo mejor ofrecen un buen trabajo o un trato ventajoso ¿que decís? ¿provocamos un encuentro? Durcan espera a que sus dos compañeros de mesa beban con deleite sus cervezas y contesten a su preguntas. Mientras el levanta su jarra y comienza a apurar su refrescante cerveza.

Koraz asiente las palabras de su compañero, mientras disfruta de su cerveza mira a los ocupantes de la mesa vecina, esperando la opinión de Glowmy, tras los años de espera puede ser la oportunidad de aventuras que desea.

—Supongo que es una buena idea. Las aventuras no están mal, siempre que se saque un buen beneficio de esta —dijo Glowmy mientras remataba la jarra de cerveza y la colocaba en la mesa dando un golpe seco que resonó en toda la taberna. —¿Se os ocurre alguna idea de acercarnos a ese trio sin llamar la atención de nadie si podemos sacar provecho de esto no me gustaría tener que compartirlo con otra gente?.

Escucháis un fuerte golpe y cuando os girais en su dirección podéis ver que ha sido uno de los enanos del otor grupo.

- Podíamos hablar con Hamill, para que nos deje alguna habitación en la que hablar a solas con ellos - dijó Koraz, mientras miraba al resto de parroquianos.

Danja seguia explicándonos sus viajes y aventuras, algunos un tanto descabellados e inverosímiles, pero entretenidos como el que más con lo que ni el elfo ni yo haciamos ademán de hacerla callar, en mi caso por estar casi más pendiente del peculiar grupo de enanos sentados no muy lejos de donde estábamos nosotros. Aquellos tipos, de aspecto serio, no iban precisamente a cavar a una mina a juzgar por su apariencia y la visión que tantas veces se me había repetido a lo largo de las últimas semanas cobraba más y más fuerza a medida que pasaban los días.

Dejé a un lado el vaso de agua, algo turbia, sin apenas haber probado su contenido. Miré a mis dos compañeros y, pese a la poca predisposición del elfo de entablar conversación con los barbudos ocupantes de la mesa próxima me decidí a explicarles mis "novedades" a ambos, tal y como acababa de requerir Danja

He tenido una visión otorgada por mi Dios Maelgor... o sería más acertado decir que me ha encomendado una misión a través de mis sueños- dije sin tapujos a ambos - En él me instaba a encontrar a los hijos de la montaña... enanos, por un asunto relacionado con una montaña robada. He indagado mucho, he recorrido cientos de millas y al final he encontrado las piezas faltantes de ese rompecabezas. Y todo parece indicar que ellos- dije mirando de reojo a los enanos - pueden ser la pieza final que me lleve hasta donde Maelgor me indica. Voy a ...

Pero un fuerte golpe en la mesa de los enanos me hace girar la cabeza en ese momento, interrumpiendo mis palabras, para observar que ocurría. Si no era nada fuera de lugar acabaría mi corta disertación

... voy a preguntarles si saben algo del asunto y si tendrían a bién indicarme la dirección a la que tengo que ir. No os puedo pedir que me acompañeis, pero sin duda vuestro talento sería una ayuda muy agradecida en este asunto que no se hasta donde me va a conducir- acabé diciendo, esperando unos segundos, antes de levantarme y encaminarme hacia la mesa de los enanos

Buenas noches, caballeros ¿Me permiten que les importune con una pregunta?

No, las importuneces son eso y como tal no son permitidas, ahora bien, si quiere tomarse una pinta de cerveza con nostros y mantener una conversacion amigable mientras bebemos y fumamos, eso es otra cosa, en ese caso sera usted y sus dos amigos bienvenidos a compartir mesa, aunque en un lugar un poco menos ajetreado...levanto la mano y espero a que se acerque Hamill. Querido anfitrion, podrias conseguirnos a nosotros y a nuestros 3 nuevos amigos un lugar algo mas acogedor y privado para poder hablar lejos de los ruidos.?

"Otra vez con las visiones divinas, bueno, hacia mucho tiempo que no lo veia asi que tampoco me tendria que sorprender de ello, incluso recuerdo cuando me intentaron recultar de paladina... Pero creo que todo ese asunto sobre dioses es algo que a mi no me afecta, o eso creia... Por cierto ¿Ha dicho La Montaña Robada?" Pense mientras me llevaba dos dedos a la frente y me ponia a reflexionar mas intensamente sobre aquellas palabras... Me sonaba de algo.

De repente escuche el ruido de algun tipo de altercado y me gire para ver que uno de los enanos habia decido hacer un poco mas de ruido de la cuenta, posiblemente toda la taberna se giro un segundo a mirarlos, no seria raro que yo lo hiciera tambien...

El problema era Strauffer que habia decidido dirigirse hacia los enanos para hablar con ellos, por experiencia sabia que asi era como comenzaba una buena cantidad de peleas en las tabernas, incluso podria intentar un porcierto de posiblidades sobre lo que sucederia, si se me dieran bien las matematicas, algo que no era mi especialidad.

Asi que me quede atenta a la conversacion de mi compañero, por si hacia falta ir a repartir "Hostia Benditas" como diria el o en mi caso, por si los enanos decidian repartir estopa y me dejaban a mi en el lado incorrecto de la pelea, como diria mi padre "A veces no hay quien te entienda" y tenia razon.

Hamill mira hacia los reservados, sonríe, te guiña un ojo y dice:

- Creo que en uno de nuestros reservados podrán hablar tranquilamente, ¿Una ronda y algo de comer de neustra sabrosa carne?

Claro prepara una buena fuente y cerveza en abundancia....Durcan se levanta y se dirige a los reservados que Hamill a indicado....Vamos, estaremos mas tranquilos y mas comodos.

Hoscos y duros, pero buena gente en el fondo. No era necesario más que unas cuantas cervezas para que aquellos enanos entablaran conversación... en el fondo eran como todos los demas, ovejas descarriadas que necesitaban un pastor que los guiara por el lado correcto del camino

Asentí con diligencia a las palabras del enano pelirrojo y, girándome hacia mis dos compañeros, les hice ademán de que nos siguieran hacia un lugar más apartado.

Cuando el dicharachero Hamill nos preguntó por lo que tomariamos me faltó poco para declinar la oferta de la bebida, aunque a juzgar por el aspecto de los enanos bien podrían tomarse aquello como una ofensa así que, sin más remedio, acepté como buenas las palabras del enano y me senté junto a ellos, a la espera de mis compañeros y el resto de enanos, que no habían dicho aún nada al respecto.

Levantándome del taburete, mejor dicho, bajando del taburete note como mis entumecidas piernas se quejaban por haber estado tanto rato colgando de el mohoso taburete. —Hamill lo de siempre—le dije alzando la mano, en una voz inaudible pero que entendió perfectamente lo que le estaba diciendo. Cuando llegue al reservado me sente sin dirigir la mirada a nadie de los presentes. Sin duda estos asientos eran mas cómodos que los anteriores. Mis piernas lo agradecerían.

Escucho sin mucho entusiasmo las historias que me narran hasta que finalmente veo que se va al grupo de los enanos, mi alivio dura poco ya que nos hace señas  para que le sigamos, con un suspiro de resignación, cojo mi jarra  de aguardiente y voy hacia el grupo, cuando llego al lugar me siento sin decir nada, ni tan siquiera un saludo.

Al parecer no haria falta la violencia, eso sin duda era bueno aun que tal vez un poco aburrido, suspire mientras me levantaba con toda la tranquilidad de la silla, agarrare la funda de mi espada bastarda como una mano y me la lleve conmigo, daba igual donde estuviera, aquella arma y yo eramos inseparables.

Mire a todos un segundo para detenerme mientras nos dirigiamos al reservado, hacia falta decir que no sabia disimular cuando miraba a las personas de forma critica, por lo que era mas que evidente que estaba mirando a los enanos imaginandome que sabrian hacer, llegue rapidamente a la conclusion, si les dabas una buena hacha transformarian cualquier cosa que los amenazara en comida para gatos.

Tras ese pequeño impas volvi a andar en direccion al lugar para hablar con aquellos enanos.

—Mi nombre es Glowmy, un placer— dije dirigiéndome a aquél extraño trio mientras volvia a dejar la jarra de cerveza, que Hamill me había traído, sobre la mesa. Esta vez sin hacer ningún ruido no quería seguir llamando la atención como había hecho la vez anterior.