Partida Rol por web

Dork el semiorco es el único que demuestra competencia como nadador, alejándose rápidamente de la zona más peligrosa. Sin duda hay marineros que saben nadar también, pero parecen demasiado aterrados y desorientados como para reaccionar. Alguno ya ha desaparecido bajo el agua, tironeado por unas mandíbulas fuertes con dientes afilados.

Los dos trasgos chapotean con poca técnica pero de forma bastante eficaz. Sus complexiones ligeras y la poca carga que llevan son ventajas en este caso. Los dos nadan hasta sus respectivos lobos y Kirk desata las alforjas que amenazan con ahogar al animal. El resultado es tan bueno que los dos cánidos comienzan a nadar hacia la orilla, ofreciendo su lomo para que los dueños floten con más seguridad.

El agua helada y la zambullida por sorpresa dejaron sin aliento y desorientado a Abrojos, que no obstante recupera el sentido rápidamente y respira hondo, sin saber por cuanto tiempo aguantará a flote. Entre tanto caos, el pícaro solo alcanza a entender que la capitana, muy cerca, está siendo atacada por un tiburón. Drusilda, por su parte, ha conseguido momentáneamente flotar pero le es imposible acercarse a algún madero, desatar su coraza y mantener la cabeza sobre el agua a la vez. La guerrera nunca ha tenido tanta prisa por librarse de la armadura; su vida puede depender de ello.

El tiburón gigantesco, sujeto por las garras del ave, es incapaz de sumergirse. Medio a flote sobre el agua, cubierto con jirones de velas y trozos de barco, el enorme pez parece un naufragio vivo. Su sangre flota en todas las direcciones y las mandíbulas chasquean con los dientes de una verdadera máquina de matar. El gigantesco pájaro, aunque un poco mayor, parece fragil al lado de esos colmillos, pero por ahora lleva las de ganar.

Muy cerca, las olas espumosas de un mar agitado rompen contra la playa, manchando las piedras heladas con las primeras gotas de sangre de una batalla que todavía promete mucha más muerte.

Sin preocuparse por la capitana, ni, en realidad, por sus compañeros Abrojos intentó avanzar hacia la orilla. Tragando un poco de agua, pero con la compañia de su familiar poco a poco, consiguió que su cuerpo, aún agarrotado por el frio, se aproximase a la costa

Con todo no fue tarea sencilla, el viejo mercenario estuvo casi tanto tiempo, intentando mantenerse fuera del agua como consiguiendo que sus brazadas fueran efectivas

Tras avanzar levemente hacia la costa, el trasgo se mantuvo a flote durante un instante, avanzó un puñado de metros y, atenazado por el cansancio, comenzó a hundirse y salir a flote sucesivamente hasta que finalmente se hundió.

Dork empezó a nadar contra las olas hacia la orilla, sus brazos se movieron como remos en el agua helada y sus piernas no pararon hasta que  alcanzó la orilla. Una vez salió del agua agradeció que el sol le calentara la piel, y mientras respiraba miró a lo lejos para ver como se desarrollaban los acontecimientos en el agua.

Los dos trasgos avanzan torpemente junto a sus lobos. La orilla se les acerca poco a poco, aunque a costa de tragar mucha agua y agarrotar todos sus músculos por frio y cansancio. Lupin llega un poco más lejos, pero sufre más que nadie los efectos de la hipotermia. Las últimas brazadas hasta la costa se hacen eternas.

Dork ha nadado limpiamente hasta la playa y se ha sacudido el agua como un oso al salir del rio. Ha estado poco tiempo en el agua helada, y el ejercicio físico le ha mantenido templado. Desde su posición segura en la costa, el semiorco mira al más cercano, Abrojos, que está muy cerca pero parece extenuado. Detrás, los trasgos, y más lejos, en el epicentro del naufragio y peligrosamente cerca de la colosal batalla entre tiburón y águila, Drusilda. La guerrera semielfa está helada, medio ahogada y las pocas brazadas que ha acertado a dar la han acercado a un madero que flotaba cerca. Agarrada a la tabla, ya no parece en peligro inminente de ahogarse, pero si no se quita la armadura pronto la muerte le llegará de una forma u otra. Por si la hipotermia y el cansancio no fueran suficiente, el chapoteo de la semielfa ha acabado atrayendo a un tiburón. Los dientes arrancan una placa de la armadura y dejan una fea herida debajo, pero el escualo no se conforma con morder metal y sigue enzarzado con la mujer.

Tras un rato debatiéndose en aquel maldito mar helado, el goblin consiguió sacar a su compañero lobuno del agua. Una vez allí, buscó algo que poder usar como cuerda y algún tronco o pedazo de madera que poder usar como balsa.

-Aguantad, intentaré volver a por vosotros con una balsa o algo.-Gritó desde la orilla.

El picaro miró a su mascota y respiró profundamente, intentando olvidarse del frío que le agarrotaba los miembros y y con la vista fija en la orilla, el objetivo de sus esfuerzos

El esfuerzo dio resultado. Repentinamente el mercenario se dió cuenta que ya el agua solo le llegaba al pecho y que podía caminar. Lentamente, dejando que el aire llenara sus pulmosnes llegó a la orill y se dió vuelta, mirando lo que estaba pasando a sus espaldas

Los trasgos, con sus lobos, poco a poco se acercaban a la orilla, el semiorco ya había llegado y la guerrera... allí estaba el problema, no solo su pesada armadura le impedía nadar con comodidad, sino que un tiburón intentaba utilziarla de almuerzo.

Abrojos midió la distancia antes de buscar su arco que colgaba a su espalda. Sería un tiro dificil, pero, ahora que había llegado a la orilla intentaría ayudarla.

Dork vio a Abrojos y a los trasgos, la idea de volver al agua con los tiburones no le hacía ninguna gracia, pero puso cara de haber mordido un limón y se tiró al agua para ayudar a Abrojos (los otros dos tenían a los lobos para ayudarles).

Con la ayuda de Dork, Abrojos estuvo fuera del agua y con el arco preparado en un instante. Cuando Pikard llega a la orilla lanza un trozo de madera a Kirk, un poco más retrasado, que se ayuda de él para, poco a poco, alcanzar la costa. No hay señal de la capitana ni otros marineros, pero Drusilda es visible, gracias a la tabla a la que se agarra, y su lucha contra el tiburón no pasa desapercibida. Apenas capaz de respirar y helada de frio, en apariencia la guerrera tiene las de perder.

Para su sorpresa, el violento semiorco volvió a adentrarse en el agua para ayudarlo a salir - Gracias - atinó a murmurar el mercenario, sorprendido, ante el gesto totalmente inesperado.

"Una nueva sorpresa" se planteó a si mismo mientras medía la distancia que los separaba de la semielfa. Abrojos se descolgó el arco y empulgo, rapidamente, una flecha, dispuesto a atacar al tiburón. Era un tiro dificil, tanto por la distancia como por la posibilidad de acertarle a su compañera

Lupin elevó el arco y lanzó una flecha hacia el cielo, calculando, erroneamente, que caería en el lomo del escualo- Por lo menos cayó más cerca del bicho que de la semielfa - comentó mientras se preparaba para efectuar un nuevo disparo a la distancia

Drusilda se movía torpemente en el agua. Empapada, agotada por el esfuerzo de flotar,tenía a un escualo que la atacaba y ya le había hecho una herida. En esa situación la supervivencia se imponía y el raciocinio daba para poco.... nunca le había gustado el mar, pero después de esto se juro que si salía con vida nunca volvería a embarcarse y esperaría a que le crecieran alas. Podría luchar contra el escualo, pero esgrimir una hoja en el agua no le pareció una gran solución, máxime cuando después de un escualo acudiría otro. Aunque ahora, aferrada al madero, podía  intentar quitarse la armadura, descartó invertir sus últimos minutos de vida en desvestirse. En su infancia había aprendido a nadar, así que optó por centrar sus esfuerzos en huir de allí. Aferrada al madero con el brazo izquierdo y apoyando parte de su espalda sobre el mismo para tratar de conseguir la máxima flotabilidad (nada boca arriba y hacia atrás) comenzó a mover las piernas a impulsos "tipo rana" (braza para que nos entendamos) hacia tierra. En la mano derecha había empuñado la daga, y la utilizaba para propulsarse hasta que el tiburón volviera a acercarse, momento en el cual trataría de propinarle un dagazo.

Kirk sintió el caos y desenfreno de la situación. Oyó el grito de Drusila, dolorida bajo el ataque de un escualo y el pánico le atenazó. Temía por la vida de ella, pero también por la propia y eso le agarrótó como nunca al tiempo que le aflojó. Perdió agarre y se deslizó de Tak, y luego, bajo el agua, casi quedó paralizado. En el pasado había sido marinero por un tiempo, pero lo había dejado porque en el fondo odiaba las grandes masas de agua. Ahora recordaba claramente el porqué...

Dork dejó a Abrojos cerca de la orilla y al ver que este se mantenia en pie, se giró y fue nadando hasta Kirk. Una sensación de urgencia lo invadió cuando por un momento lo vio desaparecer bajo las aguas

Lupin prepara otra flecha y en ese momento el tiburón vuelve a atacar. Los dientes avanzan hacia Drusilda cuando la guerrera con un movimiento rápido clava la daga en el interior de la boca y la punta asoma por el morro. Los tiburones son temibles y feroces, pero también son cazadores sin rival ni depredador natural, y eso significa que no están acostumbrados a luchar por la comida. Aunque la herida está lejos de ser mortal, el escualo se sacude violentamente y acto seguido se aleja en busca de presas más fáciles.

Kirk se ahoga a medias en la docena de brazadas que le separaban de la playa, pero gracias a Dork sale del agua antes de llegar a lamentarlo. Incluso más que Abrojos, el pequeño trasgo está muerto de frío y se derrumba sobre las piedras negras hecho un ovillo; sin la ayuda del semiorco el frío podría haberle matado ya.

Con tregua por parte de los tiburones o sin ella, Drusilda parece ir a hundirse definitivamente tarde o temprano, víctima de hipotermia o fatiga. Aunque había conseguido separarse del tiburón, espoleada por la necesidad o el miedo, la armadura sigue lastrándola como un ancla. Es por eso que para todos es una sorpresa cuando la semielfa empieza a patear el agua, apoyándose en el madero, y a avanzar a buen ritmo hacia la orilla.  

Cuando Drusilda llega a tierra, la reciben sonrisas de alivio en rostros agotados y lívidos. Dork y Pikard son los únicos que están de pie, en relativamente buenas condiciones, y miran a su alrededor examinando la zona. Entonces es cuando el cielo se oscurece de repente y una lluvia fina les cubre, mojando lo ya empapado. Cuando miran hacia arriba lo que ven les quita el aliento: el par de alas de tamaño inimaginable les sobrevuelan, batiendo con aparente lentitud y tapando el sol de mediodía, mientras de las garras del ave cuelga el cuerpo chorreando agua y sangre del tiburón, aún imponente muerto al verlo al completo.

El ave de presa proyecta su sombra a través de la playa y luego sobre el bosque, como un eclipse viviente, hasta que se pierde con su carga en el interior de la isla, o lo que sea esta masa de tierra que les ha salvado la vida.

Drusilda se tira boca abajo extenuada sobre la arena. Se queda así casi 5 minutos hasta que empieza a recuperarse. Luego lentamente se levanta y busca la herida en su pierna. Mira al mar, buscando si algo del equipo se ha salvado. Había hinchado de aire las odres de agua junto a su mochila y quizás hubieran quedado a flote después del naufragio.

Al ver que todos estaban en la orilla, el goblin suspiró aliviado. Había conseguido sacar a Bro del agua y con él todas sus pertenencias, lo cual resultaba bastante beneficioso. Pero no sabía si había sido el único.

-¿No hace algo de fresquito?-Preguntó mirando a su hermano. 

Al instante los dos goblins empezaron a moverse al unísono. Se adentraron en tierra en busca de madera para encender una pequeña hoguera seguidos de sus compañeros caninos. Tras unos minutos, ambos aparecieron de nuevo haciendo señas a sus compañeros para que se acercasen a un lugar despejado y seco de la playa, donde apilaron la leña que traían y encendieron una modesta hoguera que, si bien necesitaría algo de tiempo para quitarles el frío, al menos les serviría para secarse un poco.

-Esto es otra cosa.-Sonrió el Goblin.-¿Quereis que construyamos una balsa y busquemos a la capitana o al resto por si hay supervivientes? ¿O preferís que empecemos a registrar la costa en busca de restos del naufragio?