Partida Rol por web

Surgiendo desde la oscuridad, el humano apuntó rapidamente e intentó clavarle una flecha al huargo que amenazaba a Kirk. Sin embargo, la velocidad del movimiento y las sombras que provocaba el fuego mientras flameaba, fue suficiente para que su disparo se perdiera en la oscuridad de la noche

- Será cuestión de usar el estoque - murmuró el picaro mientras avanzaba, desenfundando su arma y medía con la mirada a los huargos que parecían querer rodearlos

- Que ninguno entre a la cueva - les propuso a sus compañeros - Será más sencillo si solo los tenemos de frente - insistió, dispuesto a mantener la posición frente a la abertura

Mientras hablaba su mascota se movió entre sus ropas, lista para esconderse en la arena y así atacar a quien se pusiera frente a Abrojos

Ignorando la flecha que voló sobre su lomo y al pícaro que se le acerca con el estoque, el huargo que había llegado hasta Kirk se abalanza contra el trasgo. Los dientes chasquean en el aire cuando el pequeño explorador le esquiva.

Los otros dos huargos se acercan mientras tanto. Los aullidos continúan perforando la noche. Está claro que solo ha venido una pequeña representación de la manada, una avanzada quizá. El grueso sigue estando en el bosque. Aun así no queda claro que no vayan a llegar más en cualquier momento, o que el gran lobo blanco no se una al combate.

Ante el repentino asalto de los feroces cánidos, Kirk apenas tuvo tiempo para reaccionar. Por suerte tenía su rodela a mano, la cual se ajustó, y también ayudo su idea había mermado la capacidad de ataque de la manada, si bien aun seguían siendo letales. Letales de verdad.

Unos colmillos pasaron muy cerca de su cuerpo cuando un huargo le eligió como menú de medianoche. Kirk, siempre ágil, evitó la dentellada, pero sabía que tenían que hacer algo, pues más enemigos se unirían a este y al que forcejeaba con Drusila, quien a su espalda se debatía por evitar que le sacaran las tripas.

Una flecha mal disparada pasó por encima de ellos y Kirk esperó que el huargo se distrajera lo suficiente para darle unos segundos preciosos y maniobrar su estoque con la que buscar un hueco y herir con más efectividad, o al menos crearlo a alguien. Con un gesto, lanzó una estocada buscando defenderse al tiempo que atacaba.

Su acero mordió carne, arañando el hocico del huargo, y haciendo que retrocediera sorprendido por el aguijón. Así menos pondría espacio de por medio entre él y su rival, así como creaba una distracción mientras Tak atacaba, pues sabía que su compañero necesitaría poco para saltar en su ayuda dadas las circunstancias... Probó a distraer al rival y con un chsquido de su lengua le dijo en goblin:

- Ahora estás envenenado, chucho. -probó con una sonrisa que pensó sería maliciosa- Si no bebes agua de mar te moriras en breve...

Con el pito de voz que le salía por los nervios no tenía muchas esperanzas, pero sabía que si por un casual le creía, Kirk ganaría un tiempo precioso. Y si no, con suerte se reía en su propia cara y se le desencajaba la mandíbula hasta morir...

Drusilda sigue estando de mala leche. Esta aventura va a acabar cambiandole el humor. Ahora por fin el suelo es firme bajo sus pies y no piensa tener piedad. Ataca rápidamente al Huargo más cercano. Cierra su brazo derecho, mientras la punta de su katana se levanta sobre su hombro izquierdo y asesta un golpe rápido por debajo de la graganta del huargo mientras dobla sus rodillas para acertarle mejor.

Tak no necesita ninguna orden para defender a su compañero trasgo. Avanza desde el fondo de la cueva adelantando a Dork y pasa entre Drusilda y Kirk para enzarzarse con el huargo. Un mordisco de Tak peligrosamente cerca del pelaje obliga al oponente a encarar a la nueva amenaza.

Entre Kirk y su lobo consiguen mantener en guardia al huargo, pero poco más. La bestia espera la oportunidad para clavar los colmillos en una garganta y asegura su posición mientras sus compañeros huargos se unen al combate.

La espada curva de Drusilda resulta un peligro mucho más inmediato para los lobos oscuros. El que lucha contra la semielfa recibe un amplio corte en las patas delanteras y el pecho justo cuando iba a atacar. La herida es profunda y de cierta gravedad. El huargo retrocede un poco y parece replantease cómo hacer frente a esa semihumana cargada de metal. 

Otro que va a probar el veneno de nuestras armas. Quema verdad? Espera que comience a hacer efecto y sabras lo que es el fuego. Chicos, viene el lobo blanco. Preparad esas flechas con el veneno que  hace desprenderse los testiculos. Yo solo quiero los de los lobos negros, no tengo ninguno en mi colección, jajaja. - por fín mejoraba el humor -

-Compañeros, necesito espacio.-Digo preparando mi flecha incendiaria y colocándome detrás de mi hermano.-Cuando os avise abrid un poco de hueco. Bro, mantente cerca.  

En ese instante, veo al huargo colocado más afuera y le apunto con mi arco.

-Disfrútala.-Digo soltando la flecha.-Porque tengo muchas como esta. Con veneno de fuego.

Dentro de Dork se despertó un fuego que hizo que el bárbaro corriera casi a ciegas hacia el huargo de Drusilda. A sus compañeros casi no les dio tiempo de ver como el brazo del semiorco se levantaba y lanza con rabia su hacha a la bestia.

Los mercenarios se posicionan a la entrada de la cueva defendiendo la entrada y evitando flanqueos. Una flecha ardiendo sale del arco de Pikard y se clava en el lomo de uno de los huargos que se acercaba, que da un brinco y un aullido al sentir el pinchazo y, sobre todo, el contacto con el fuego. La pequeña saeta se apaga pronto, pero queda clavada en la piel del lobo negro.

El hacha de mano de Dork también vuela cerca de Drusilda y choca contra una roca, haciendo saltar chispas, al fallar por poco al huargo que lucha contra la guerrera. El semiorco se planta junto a Drusilda con su martillo y tiene toda la atención del huargo, que le considera el mayor peligro inmediato. 

Abrojos, con su estoque en la mano, se acercó al huargo más cercnano moviendo su cuerpo a uno y otro lado. Resultaba dificil entender como se estaba moviendo, hacia donde se dirigía, incluso para la relativa inteligencia del animal que tenía enfrente

Repentinamente el picaro pasó al ataque, su estoque avanzó, buscando sorprender al lobo oscuro mientras Abrojos sonreía - Veneno y velocidad... a ver que haces contra eso - comentó mientras su arma buscaba el pelaje oscuro - Ya lo verás... - insistió mientras su mente se concentraba en la imagen del huargo e irradiaba un odio puro y absoluto

Había dado resultado, el mercenario sintió como su fiel mascota descendía por su pierna y se acercaba al huargo, dispuesta a morderlo a la primera oportunidad.

El huargo de la derecha estaba atento a Kirk y su lobo, pero cuando avanza el veterano mercenario los ojos rojos se clavan en él. La bestia no se deja engañar por las fintas y cuando Abrojos ataca, el huargo reacciona lanzando una dentellada a la mano del pícaro. Lo primero con lo que se encuentra el morro es con el filo del estoque, que le deja una fea herida, pero después los dientes se clavan en el puño que sujeta el arma. 

Uno de los huargos que estaban más atrás se lanza también contra Lupin, pero este ha aprendido la lección y el estoque impide cualquier intento de que se le acerquen los colmillos. El huargo con la flecha colgando del lomo trata de morder y derribar a Tak, el lobo de Kirk, pero solo llega a morder pelaje y el compañero animal del trasgo lo mantiene a raya.

Aun teniendo una herida de katana en el pecho y las patas, el huargo de la izquierda olvida a Drusilda en favor de Dork. El semiorco es mucho más grande que la guerrera, una amenaza más obvia para la bestia. Aunque se mueve como un salvaje, sin mucha atención en la defensa, los instintos del bárbaro le libran de un ataque y le animan a devolver el favor.

Dork agarra con fuerza su martillo con las dos manos y contraataca descargando un fuerte golpe al animal.

Drusilda habla en élfico - Acabemos con este y me iré a ayudaros a los demás. Estamos dos guerreros y tenemos que estar juntos, que mal reparto.