Partida Rol por web

¡¡HUID, PROFANADORES. HUID MIENTRAS PODAIS, PUES LA IRA DEL HOMBRE-ROCA ES TERRIBLE!!

Algunos arbustos cercanos se agitan ligeramente como movidos por un viento que no sopla.

En ese momento, la antorcha que cargaba Dork cambia su llama rojizo por un resplandor blanco chisporroteante con tanto brillo que ciega por completo a Abrojos, Pikard y Bro, que no apartaron la mirada a tiempo. El trozo de madera con fuegos de artificio se apaga al contacto con el agua, cuando el semiorco lo suelta en el suelo encharcado, pero para entonces el daño ya está hecho.

El semiorco ve que las plantas que corta son sustituidas por otras demasiado rápido. La roca no parece haberse intimidado por las palabras de la semielfa ni tampoco la ayuda de Kirk ha conseguido liberar al lobo negro. De hecho, no hay rocas suficientemente altas cerca, y las plantas llegan hasta los tobillos del trasgo inmovilizándolo también.

Cuando la piedra se refirió a sí misma como el "hombre-roca", Abrojos y Dork escuchan varias risillas agudas, en voz muy baja, salir de unos arbustos a ambos lados del grupo, apenas a 15 pies de distancia.

Dork empieza a sospechar que algo no es lo que parece, pero Abrojos ya ha atado los cabos...

¡La roca es solo un señuelo! ¡La voz está desviada con un conjuro de ventriloquía!

Cegado por la luz y cansado de luchar contra las plantas decide soltar una flecha contra el arbusto más cercano en el que oyó voces, pero es un disparo a ciegas, por no mencionar que las enredaderas no dejan de ascender por sus piernas y moverle, impidiendo que se concentre en el disparo, de forma que sale muy desviado.

¡En los arbustos! ¡Están en los arbustos!

Drusilda lanza la antorcha encendida hacia los arbustos cercanos a Lupin mientras profiere otra amenaza SOLTAD A MIS AMIGOS INMEDIATAMENTE Y TENDREIS UNA OPORTUNIDAD. SI NO MORIREIS! y a continuación se desplaza lateralmente hacia el lado donde ha lanzado la antorcha y se oculta entre los matorrales

Dork siguió intentando quitarse las enredaderas para que no cubrieran su cuerpo

- Cuando salga de aquí pienso ¡ARRANCARTE LA CABEZA!

Se escuchan unas risillas suaves y agudas, como de criaturas muy pequeñas, pero cuando Drusilda lanza su antorcha encendida al arbusto a la derecha las risas se transforman en grititos de sorpresa y miedo. Acto seguido, dos bichitos marrones con pequeños brazos y cabezas humanoides salen volando del matojo en llamas. Antes de poder verlos bien han desaparecido.

En el lado opuesto, una de las vocecillas agudas dice algo en un idioma extraño y la antorcha de Abrojos se apaga y empieza a despedir un humo negro denso y asfixiante. El pícaro, aunque cegado, nota el efecto viniendo de su mano y lanza la antorcha lo más lejos posible.

Entre toses y maldiciones, todos intentan orientarse, ver algo y sacarse las plantas de los pies, pero la situación parece de pesadilla. No es hasta un minuto después que la bruma negra se vuelve menos densa y las plantas se marchitan, dejando libres a los que estaban sujetos. Abrojos, Pikard y Bro también han recuperado la vista, aunque todavía ven puntitos brillantes miren donde miren. Para entonces, los diminutos responsables de tanto caos ya deben de estar muy lejos.

El pantano queda en calma. Hay todavía suficiente luz del día para avanzar sin problema, y es una suerte, porque una de las antorchas arde junto al matorral en la que fue lanzada, otra está demasiado mojada para prender en las próximas horas y la tercera está apagada en algún lugar de las cercanías. Abrojos estaba ciego y desorientado cuando la lanzó, pero si no lo hubiera hecho alguien podría haberse asfixiado y todavía estarían en tinieblas. Habría que esperar a que se disipara por completo el humo para buscarla.

Delante les mira la roca inerte, inofensiva. Quizá esas mismas pequeñas criaturas hayan tallado los burdos rasgos humanos para reirse de los intrusos.

- Esos eran grilios - aclaró Abrojos, ocultando su mal humor lo mejor que podía - pequeñas fatas, duendes. Si este bosque gusta tanto a los druidas no me extrañaría que estuviera lleno de ellos.

El viejo vio asomar a su serpiente por encima del hombro y se sintió más tranquilo. Con toda la confusión temía que se hubiera caído, aunque si hubiera estado en peligro lo habría sentido. Le dedicó un saludo y una caricia para recuperar el aliento y habló otra vez.

- No creo que quisieran matarnos. Más bien me siento como si se hubieran reído de mí. Y no me gusta un pelo.

Pues yo no le veo la gracia. No me apetece que esto nos vuelva a pasar. Todos llevabamos las capas y nos han visto, no han hecho caso a ningúna amenaza y nos han pillado totalmente por sorpresa. Quizas haya que replantear el orden de marcha - mira a los trasgos - Las antorchas nos protegían cuando eramos un grupo tan numeroso, pero al ser solo unos pocos parece que pueden ser más contraproducentes que otra cosa y avanzamos llamando la atención de todo el bosque. ¿Que os parece apagarlas y seguir en silencio? Acabemos de cruzar este pantano y busquemos refugio con tiempo para preparar una buena trampa. Quizás deberíamos buscar una cueva o un agujero y tapar la entrada con las capas. Mantener el fuego oculto en una antorcha y podríamos dejar preparada una buena fogata pero sin encender. Esta noche quiero dormir bien. ¿Alguno sabe algo de como son esos Druidas y como atacan? - Drusilda recupera las antorchas y las reparte.

-Si nos han dicho que no lo dejemos apagar, creo que será lo más sensato.-Digo colocándome la capa en su sitio.-Si algo se de los druidas es que suelen servirse de las bestias para atacar, asi como de la magia. Si nos atacan sin fuego puede que no consigamos salir bien parados. Por ello creo que deberíamos seguir como hasta ahora... o con mi hermano y yo ocultos entre las sombras y la espesura. Si nos movemos sin ser vistos puede que cojamos por sorpresa a una posible emboscada. 

- No, vamos todos como hasta ahora, encendamos las antorchas que podamos y sigamos. Por suerte solo ha sido un susto. Además ¿si los dos van escondidos en la espesura y los raptan o caen en una trampa como lo sabremos los demás? puede que avancemos metros y metros sin darnos cuenta.

- Atentos, no todo va a ser lo que parece en este pantano.

Dork se sacudió un poco la tierra y se preparó para seguir... algo más cauto que hasta ahora

- Estoy de acuerdo - dice Abrojos - mantengámonos juntos y con fuego a mano.

Dicho eso, retoma el camino. Más les vale salir del pantano antes de que se haga de noche.

Los cinco continúan el camino, pasando junto al hombre-roca que no resultó ser más que una piedra común tallada. A ratos, el agua llega hasta las rodillas, pero buscando las rutas más practicables se mantienen razonablemente secos. Al final, como los nativos habían prometido, dejan la ciénaga atrás antes de que el sol rojizo desaparezca del todo. No hay horizonte, en este bosque tan denso, pero con la llegada de penumbras todos visualizan la puesta de sol y deciden parar por hoy.

El claro al que han llegado parece un buen lugar para hacer campamento. Por supuesto, harán falta guardias, porque ya nadie se fía de este bosque, ni de las buenas intenciones de sus pobladores. El viento se vuelve frío y las hojas se mueven en los árboles, dando a la zona una sensación de vida. Desgraciadamente, no hay cueva ni ningún tipo de refugio. Si llueve, las copas de los robles serán el único cobijo. Si no, el fuego mantendrá los peligros alejados. O eso esperan.

-Podemos buscar unas ramas y anudarlas para hacer algo parecido a un techo.-Dijo el Goblin examinando el lugar.-Y la verdad es que no vendría mal clavar otras cuantas en el suelo a modo de pequeña valla por si acaso. ¿Creéis que podéis encontrarlas? Yo voy a ver si puedo recolectar material para fabricar un puñado de metros de soga o cuerda... Nos vendrán bien unas cuantas cuerdas. 

Acto seguido, empezó su tarea.

Creo que podemos dormir al aire libre, este clima cerca de la costa lo permite, es mejor no llamar la atención, dormir unas pocas horas y seguir en cuanto salga el primer rayo de sol. Y si van a salir a buscar algo, vayan acompañados y digan hacia qué dirección van.

Yo dormiré primero

Dork se tumba con su capa por encima

-Como prefieras.-Dijo el goblin en busca de plantas, hierbas y demás útiles necesarios.

- Kirk, ve con él. Si nos separamos para algo mejor que sea en parejas.

Abrojos busca un buen lugar en el suelo blando y se acomoda, preparándose también para dormir.

- Podemos hacer las mismas guardias que anoche. Yo me encargo de la última.

Y dicho eso se acuesta, usando la nueva capa como manta y su manta como almohada.

Bien, haré la primera guardia como la noche pasada. Vigilaré a estos dos maromos mientras duermen.  Drusilda comienza a recoger ramas secas y a echarlas en la hoguera. En cuanto han pasado unos pocos minutos desde que Pikard y su hermano partieran, se sube a un arbol de copa alta a unos 5 mts de la hoguera, de manera que quedando camuflada vea claramente si alguien intenta subir y prepara su arco y flechas. Agudiza el oido y vigila con su visión de semielfa.
 

Los dos trasgos recuperan leña, bayas y materiales con los que podrían fabricar flechas o trampas sencillas cuando fuera necesario, además de tal vez unas cuerdas algo toscas. Kirk, Pikard y Drusilda cenan con los frugales hallazgos, mientras que Abrojos y Dork todavía cuentan con algo de comida más nutritiva.

Con una hoguera ardiendo y una antorcha encendida por guardia, la zona está bien iluminada y los animales salvajes deberían pensárselo dos veces. Ya con la luna creciente en lo alto, Drusilda y Kirk dan por finalizada su guardia sin incidente y ceden el turno a Dork y Pikard.