Partida Rol por web

-Teniendo en cuenta tus habilidades con las armas... No, si llevaras alguna otra cosa te harías más daño tú mismo del que te podría hacer el enemigo. Asegúrate de permanecer con vida y de cubrirnos las espaldas. Y... cuando salgamos de la Disformidad... tienes permiso para usar tus "habilidades". Puede que las necesitemos, Thadius.

El padre se acercó a la puerta del compartimento, y se giró para decir una última frase:

-Si estais listos... ¡¡¡FOR THE GOD EMPEROR!!!

 Estamos listos Padre. ¡Vamos a limpiar nuestra nave de todos esos putos Xenos!¡Vamos a retomar el Hangar y vamos a salir de aqui...! ¡CON VIDA!

Las palabras de Thadius tenían el color de la ira, de la ilusión, de la intención de conseguirlo todo, o morir en el intento. Pero esa última posibilidad no estaba contemplada. Saldríamos impunes, vivos y victoriosos de cualquier batalla que significara recuperar la nave.

Las nuevas órdenes de tomar el hangar se retrasmitieron por el sistema de comunicaciones durante las siguientes horas, además de las de mantener el puente. Ahora había dos frentes abiertos. Dos bastiones aislados. Era la guerra.

La compañía de Thadius se deslizó como una sombra en la noche a través de la nave, evitando las posibles zonas peligrosas, y llegaron al hangar.

El hangar principal era una inmensa habitación que ocupaba casi toda la "panza" de la nave. Contaba con 3 niveles de pasarelas retráctiles, donde pequeños cazas y naves de transporte se podían guardar, y un subnivel desde el que se accedía a los demás que era una inmensa llanura de acero del tamaño de tres capmpos de fútbol. Los lados estrechos de la sala se comunicaban con la nave, mientras que los laterales carecían de paredes y solo un escudo evitaba que el aire saliera al vacío.

Cuando entraron en el hangar, parecía que un tornado había pasado por allí hace tiempo: los cuerpos, armas y fragmentos de metal se apilaban por todas partes. Había pasarelas destruídas qeu colgaban peligrósamente de un par de cables, y naves estrelladas contra el suelo del hangar. En todo el centro, se encontraba una inmesa montaña de metal retorcido: la nave de la que salieron los xenos, o más bien lo que quedaba de ella.

 -¿Por que está todo tan silencioso? ¿No se supone que aquí iba a suceder una batalla? Espero que lo que ocurra es que somos los primeros. Tanto silencio me pone muy tenso. ¿Qué piensas tu Morgul?

Dios, esto es enorme. Esos escudos es lo único que nos separa de la disformidad. Hay herrumbre por todos lados, y eso es lo que queda de la nave donde llegaron esos Xenos. Los mismos que hoy han acabado con la vida del pobre Wolfe. Mierda. Tenía que haber sobrevivido, seguiríamos con sus bromas habituales, con su sempiterna sonrisa. Sin olvidarnos de sus grandes dotes en el combate, supongo que las vamos a necesitar ahora. Por el Emperador, Wolfe, si sigues entre nosotros, concédeme tu habilidad. Me gustaría salir de este sitio, conocer mundos nuevos, saber qué es una vida sin un combate constante.

Mientras todos esos pensamientos cruzan la mente de Thadius, sus ojos se van fijando en todos los lugares en los que podría cubrirse alguien de disparos, tanto los más cercanos a él, como los cercanos a las puertas donde, presumiblemente se esconderán los atacantes.

Aunque, si nos vuelve a atacar un ser como el que mató (y fue matado por) Wolfe... no se si seré de mucha utilidad con estas pistolas. Espero que en ese caso nuestro compañero con sus cohetes le hagan daño. Al menos el suficiente para que podamos dañarle con esto.

Tengo miedo, Morgul. ¿Cuando terminará este silencio? Me siento incluso menos tenso en la batalla. Ahí son los instintos los que afloran pero ahora... ahora en lo único que soy capaz de pensar es en cuántos soldados nos atacaran, si serán Xenos o renegados. Si tendremos ayuda de algún otro grupo... Y todas esas preguntas me ponen mucho más nervioso.

Por cierto Padre. Me ha dicho que podré usar mis poderes cuando salgamos de la disformidad. ¿Por qué?

Thadius asaltó con preguntas a Morgul. Pero le parecía normal. La situación le confundía en extremo.

Morgul hizo un gesto de silencio.

-Hablas demasiado. Dispersémonos a ver que encontramos.

Empezaron a avnazar, y el soldado subió a los pisos superiores por la escalera de su izquierda. Morgul y Thadius tendrían que cubrirle desde abajo.

 De acuerdo. Me mantendré calladito. Espero que nuestro compañero encuentre algún lugar con bastante visibilidad. No creo que tengamos mucho tiempo.

El tiempo es escaso en esta nave, cuando quieres tomarte un respiro ya te están ametrallando, o intentando descuartizarte. Por ello esa sala era tan inquietante, por eso no puedo estar tranquilo. Por eso cada respiración es eterna.

Al llegar hasta la nave alienígena, un fuerte ruido se escucha al otro lado de la sala. La otra puerta se ha abierto.

Tras el sonido, le sigue el silencio, durante el cual los tres ocupantes de la sala busca un lugar seguro desde el que disparar; y finalmente, el ruido del asalto:

-¡FOR THE EMPEROR!

Un pelotón entero de la Guardia hace su aparición en el hangar. ¡Los refuerzos han llegado! Morgul de une a los gritos para evitar un enfrentamiento con las tropas aliadas, y tras una rápida inspección de la zona, el nuevo grupo se reúne con los supervivientes.

-Se presenta el teniente Ramirez, oficial al mando de la operación "recuperar el hangar". Es una suerte encontrar aliados vivos. ¿Sois el grupo de Morgul? ¿Está con vosotros Wolfe?

Al momento ve a Thadius:

-¡¿Y qué se supoene que es eso?!

 -NO SOY ESO, TENGO NOMBRE Y ES THADIUS.

No debería haber hecho eso. Es lógico que les resulte extraño encontrarse con un hombre azul, sin párpados y con el pelo de colores. pero... ¿podían fijarse en que estoy con ellos? Vale... es una reacción lógica, pero no puedo evitar que me sienta mal por ella. Creo que tengo que empezar a acostumbrarme, si salimos de esta no creo que el trato sea muy distinto en el exterior. Al menos aqué si eres útil para la supervivencia del grupo no te molestan demasiado...

-Wolfe no está con nos...

Escondiéndose detrás de Morgul, pues sabe que no debería haber chillado, los ojos de Yhadius empiezan a llenarse de nuevo de lágrimas. La mención de Wolfe ha sido dura y su muerte aún está muy reciente. Además es lógico que él no tiene el turno para hablar. Se han dirigido a Morgul, no a él. Y estos soldados son muy exquisitos en cuanto a las reglas y la cadena de mando.

El soldado estaba a punto de gritarle algo a Thadius justo cuando la otra puerta se abrió, y por ella entró otro grupo de hombres. Sin embargo, las armaduras de los nuevos eran rojas.

Al momento comenzó en intercambio de disparos, sin dar tiempo a ninguno de los dos bandos a cerrar su respectiva puerta. Ponerse a cubierto era el objetivo primordial, y en mitad del caos nadie daba órdenes.

Sin embargo, en cuanto consiguieron cubrirse y la explosión de uno de los cohetes del soldado sin nombre (no voy a ponerle nombre a ESTE, ¿acaso te has molestado en preguntárselo? XD) dispersó a los rivales, una voz se alzó en mitad del campo de batalaa por los sistemas de audio: Por una vez, buenas noticias.

-Abandonando Disformidad en 10... 9... -El inmenso estruendo de los motores de disformidad perparandose para els alto comenzaba a hacerse audible- 8... 7... 6... 5... -un temblor comienza a sacudir cada partícula de la nave- 4... 3... 2... 1... ¡VOLVEMOS A CASA!

Una fuerte sacudida derribó a todos los presentes y los desplazó unos metros por el suelo, y el sonido de una fuerte explosión acompañada de una luz cegadora llegó de todos los rincones de la nave. Cuando el temblor cesó, Thadius se atrevió a levantr la cabeza, aún aturdido. Lo que vió le dejó atónito: al otro lado de los escudos del hangar, ya no estaba la masa cambiante de la disformidad, sino una inmensidad negra salpicada de puntos brillantes. La voz del capitán resonó de nuevo sacándole de su ensimismamiento.

-¡LAS ÓRDENES HAN CAMBIADO! ¡HAY QUE DEFENDER EL HANGAR A TODA COSTA! ¡TODO HOMBRE CAPAZ DE ARRASTRARSE Y APRETAR UN GATILLO, QUE MUEVA LO QUE QUEDE DE ÉL Y CUMPLA MI ÚLTIMA ORDEN!

Y con un sonoro zumbido seguido de una explosión, el sistema de comunicaciones se desactivó para siempre. Luego sabrían los supervivientes que el puente de mando fue volado en pedazos, pero eso es otra historia.

 ¿Qué es esto? Parece como si un millar de bombillas se hubieran encendido tras los escudos... un millar de bombillas lejanas. Es precioso, nunca había visto la inmensidad des universo... ¡VUELVE! Estás en un combate ¿recuerdas?

Mi mente vuelve a serenarse, haber contemplado la salida de la disformidad desde tan cerca ha sido un suceso que no olvidaré e mi vida. En lo que me queda de vida que, según lo que suceda en este momento, puede acabar inmediatamente.

Morgul me dijo que ya tengo permiso... voy a ver qué es lo que soy capaz de hacer con estas habilidades.

Intento fijarme en uno de los traidores más cercanos.

Tu... tu vas a ser el objetivo de mi poder... tú... vas a ver cosas que volverían loco a cualquier ser racional... ¿serás capaz de soportarlo?

Las palabras de Thadius, incluso en su mente, sonaban deseosas de poder probarse, crepitantes de un poder que aún no comprendía pero que quería conocer sus límites.

Thadius recuerda justo en el momento antes de liberar su poder que no se ha concentrado antes para reunir su poder, lo que podría hacerle fallar. Ese pensamiento hace que una descarga de adrenalina recorra su cuerpo y aumente momentáneamente su poder. Aunque la mente del objetivo parece resistirse a la locura, algo sucede.

De repente las luces se apagan. O eso es lo que parece. Símplemente la oscuridad que inunda todo se ha tragado su luz, al igual que todo lo que rodea a Thadius. Pero no es oscuridad lo que ve. Todo cambia muy rápido. Luces, imágenes, sonidos. Y de repente eso apareció. Una inmensa figura que lo mira. No es humano. No es anda que él haya visto antes. La criatura acerca su mano a Thadius y le agarra el brazo. Un inmenso dolor recorre su cuerpo y grita, y entonces el demono habla.

-Hola, Thadius, hijo de Thalia. Bienvenido a mi reino. Has entrado sin darme nada a cambio. Eso me enfurece, y como castigo cogeré lo que yo quiera de tí. Jasajsjajsajajaa.

Una luz cegadora inunda todo y ahoga la risa del demonio, y con una poderosa sacudida que hace temblar hasta la última fibra de sus ser, Thadius cree volar. Y vuela por la disformidad a una velocidad vertiginosa, hasta que choca de espaldas contra el suelo.

Ha vuelto a la nave, y se encuentra tendido en el suelo donde antes estaba. ¿Era una pesadilla? No, imposible. El brazo donde el demonio le había agarrado, el brazo izuierdo, tenía una quemadura con la forma de la garra de la criatura.

A unos metros de él, Morgul y los dos soldados más cercanos a él se apollan en la pared, agarrándose la cabeza como si les fuera a estallar. El sacerdote está gritando un exorcismo. Todos los demás, incluyendo a los enemigos, se han desplomado en el suelo como él.

 ¡¿Que... que... que ha sido eso?!. ¿Eso lo he hecho yo? Dios santo, esta habilidad que me ha sido concedida es demasiado peligrosa.

Mirando la situación del campo de batalla, observa como ha tumbado a casi todos los soldados. Su poder es decomunal, pues él solo ha podido acabar este combate.

Pero no lo he hecho yo, eso no es lo que yo buscaba, la visión tenía que haber aparecido en la cabeza de aquel traidor, no en el mundo real. Y era una ilusión, simples imágenes y lo que tengo en el brazo no es el resultado de una "ilusión". Tranquilo Thadius, concéntrate en sobrevivir.

Tras esto vuelve a mirar al traidor.

-Ahora no puede suceder nada raro. Estas pistolas no invocan demonios.

Creo.

El objetivo de Thadius cae tras un impacto de su arma que le hace la depilación láser entre los ojos.

El intercambio de disparos no se hace esperar, y ambos bandos comienzan a tener bajas en la refriega. El primero en caer de "los buenos" es el valiente soldado sin nombre del grupo de Thadius, al que la entrada de los enemigos pilló sin cobertura en los pasillos superiores. Su cuerpo cae desde la plataforma superior al ser impactado en el pecho, pero no se oye el sonido de nada roto al caer. Sin embargo se escucha la detonación de uno de los misiles que llevaba a su espalda, haciendo llover miles de fragmentos de héroe por la sala.

Con el caos reinante, a Thadius le resulta imposible saver qué está pasando a su alrededor.

 ¿Pero cuantos enemigos hay? Además ¿Por que estamos luchando entre nosotros? ¿No se supone que ya hemos salido del infierno? No es lógico que sigan en pie de guerra. Quiero saber cuántos son, aunque me da miedo hacer esto, creo que va a ser útil.

Intento evadirme, sentir mi poder, ahora no quiero ser destructivo, antes me he dejado llevar por la ira y no es el momento. Oculto tras mi parapeto, me concentro en mis propios pensamientos para poder proyectar mis sentidos hacia más allá de la entrada de los traidores. Quiero saber cuantos hay de ellos.

Thadius se concentra en sentir la esencia de los seres vivos de sus alrededores, y obvserva unas 50 o 60 entidades de tamaño humano en los alrededores. Son demasiados, y sabe que los aliados apenas serán una decena.

Mierda, Mierda, Mierda. Su número es demasiado elevado, y estamos en clara desventaja.

El terror invade por un momento el corazón de Thadius, no es capaz de pensar con claridad, si descubrimiento le asusta demasiado.

¿60 contra 10? No es equilibrado. Si salimos de esta va a ser contado como una epopeya.

-Morgul. Su número asciendo hasta más de 50 hombres. Símplemente resistiendo no creo que podamos son ellos.

Espera, alguno de los soldados tiene que tener un lanzacohetes. Si disparamos a la puerta y bloqueamos el paso ganaremos un tiempo de oro para poder luchar dividiendo el combate en grupos, algo que es más fácil de llevar que todos juntos. 

Recordando la explosión de hace unos instantes, Thaduis hace un gesto de desilusión.

Él tenía un lanzacohetes, espero que alguien más tenga alguno, o al menos una granada... !Eso es! Una granada, y yo también tengo.

-Morgul, lanza una granada a la puerta... ¡YA!

Thadius no ve a ningún compañero con lanzacohetes ni nada similar; parece que todos son tropas de choque equipados con armas ligeras.

Sin embargo tiene mejor suerte con su granada, que lanza en la dirección correcta y pasa a solo unos milímetros del casco de la nave alienígena. Thadius puede escuchar el ruido de la explosión seguida de gritos de dolor y agonía. Parece qu ha dado en el blanco.