Partida Rol por web

Al parecer dentro del edificio habían dos personas, una de ellas sin duda aquella que me interesaba, la otra... con cuidado intentando que la armadura no hiciera ruido alguno asome la cabeza por el resquicio de la puerta, lo justo para que uno de mis ojos intentara vislumbrar su interior

 El ambiente del interior, paradójicamente, aún resulta más cargante que el espeso aire del pantano, como si hubiesen concentrado la esencia de olores pútridos y húmedos dentro de la cabaña.

La casa parece estar compuesta de una sola habitación atestada de montones de trastos cubiertos con telas polvorientas apilados en los rincones. Y dentro, no encuentras a dos personas como creíais, sino a tres. Dos de ellos, un tipo ataviado de rojo de barba cuidada y pelo aceitado y otro vestido con una extraña armadura de mallas (de Anauroch, quizás) escoltándolo, se dirigen hacia la puerta delantera, como si se estuviesen marchando. Al tercero no le distingues el rostro, pero está vestido con una sucia túnica y solo puedes apreciar su grasiento pelo color panocha.

Algo que te llama poderosamente la atención es un saco grande a los pies de este último, que por un instante te ha parecido ver moverse espasmódicamente. 

Mi corazón se acelera cuando me sitúo delante de la puerta, el escudo bien preparado delante del pecho, los pies ligeramente separados listo para saltar, aprieto los dientes y aprieto con fuerza la espada, un momento, un simple instante, son tres personas, no puedo permitirme ni un solo error, noto los latidos con fuerza en las sienes mientras la adrenalina alimenta mis músculos en tensión, contengo la respiración mientras las sombras que se acercan a la puerta.

entonces uso el punto de destino para declarar que caen aparatosamente y se quedan enredados entre si y las cosas de alrededor.

La invocación ¿la tengo que usar inmediatamente o la puedo reservar?

La puerta se abrió dejando salir la luz de la estancia, casi al instante mis piernas me proporcionaron impulso, el escudo golpeo al primer hombre mientras con un gruñido continuo el empuje apenas unos segundos después la resistencia ceso aquel saco contuviera lo que contuviese sirvió de zancadilla para los dos hombres perdiendo pie y sin posibilidad de presentar resistencia, el sonido del metal al chocar al suelo era música para mis oídos, al apartar mi escudo pude ver que ambos estaban enredados perfecto pensé no intentéis levantaros dije con fuerza y tú dirigiendome al tercer individuo no intentes nada raro ¿que hay en el saco?

En el momento en el que vais a abandonar la casa, oís a vuestras espaldas el sonido de la puerta trasera abrirse, y cuando por reflejo os intentáis girar ante el ruido de unas pisadas metálicas corriendo por la sala, notáis cómo algo os empuja y os hace perder el equilibrio. Ese algo es una figura embutida en una armadura que ha empujado el saco misterioso hacia vosotros, y cargando con un pesado escudo os hace perder pie y acabar enredados en el suelo. Tras el casco, dice con fuerza: 

-No intentéis levantaros - y dirigiéndose al comprador, dice-: Y tú, no intentes nada raro ¿que hay en el saco?

Cuando ya pareces ceder ante el aprisionamiento y el agobio dentro del saco, un inesperado sonido se saca del desfallecimiento. Una puerta abrirse y un ruido metálico de pisadas se acercan, y cuando llegan a tu lado, sufres un bandazo que te hace rodar por el suelo de la habitación hasta chocar con algo (o quizás alguien).

Un grito, ahora claramente de mujer, surge del saco cuando golpea al mago rojo y su guardaespaldas, lo que hace que el comprador se ponga aún más nervioso con la irrupción del guerrero misterioso.

-¡El saco no! ¡El saco no!

Y mientras se acerca temerosamente con una mano apuntada hacia delante, parece estar susurrando otras palabras por lo bajo.

No es momento para aventuras ni riesgos. Me quedo quieta en la medida de lo posible (salvo calambres, etc) hasta que tenga la sensación de estar sola (si es que ocurre, que me da que no...).

Prentis cae de bruces enredado en una maraña de brazos y pies. Tose al caer al suelo y se vuelve preparado para hacer un hechizo cuando su atacante habla. Intenta serenarse y retener el ataque. 

- Con perdón, pero ni sé lo que hay en el saco, ni me importa, ni tengo nada que ver con él,-dice con una voz temperada, tranqulia y conciliadora, fruto de su entrenamiento con los magos rojos-así que con su permiso, mi acompañante y yo, nos vamos a levantar lentamente y nos vamos a ir para que puedan dirimir sus problemas que para nada nos incumben.

Luego se toma un momento para ver la reacción del recién llegado y solo si ve que accede a dejarles marchar, se decide a levantarse. 

El misterioso comprador parece sumido en el pánico por la irrupción del caballero. La transacción estaba yendo tan bien hasta ese momento... Por lo menos el mago rojo y su guardaespaldas no estaban dispuestos a interferir en sus planes.

No era lo más indicado, pero tendría que improvisar y precipitarse con el ritual. Con la joya facetada recién adquirida en su mano izquierda, y un cuchillo ritual en la derecha, empezó a dar pasitos hacia el saco que cada vez se revolvía con más furia y apuntó con la daga hacia él mientras murmuraba una letanía en voz baja.

Se ha hecho como un silencio, ya no hablan, pero oigo movimientos. Qué pasará ahora? Me dejarán sola?

Aquello estaba yendo mal, muy mal. Se suponía que no iba a haber problemas en el negocio y su papel consistía en proteger al mago de los peligros que se pudiese encontrar por el camino. Sin embargo, el comprador había resultado ser la mar de sospechoso, y su reacción ante la llegada del inesperado caballero no había hecho más que confirmar esto. La gema, el saco (que claramente contenía a alguien vivo), la pinta del tal Throeld,... Nunca me había gustado la magia oscura, y aquello tenía tomando un cariz más que tenebroso.

Un impulso me hace sacar mi cimitarra y adelantarme, no hacia el caballero inesperado (aunque sin perderle ojo, por lo que pudiese pasar), sino interponerme entre el comprador armado con una daga ritual y el saco.

Ya daríamos explicaciones a mi patrón Zharek.