Partida Rol por web

Véis como una mujer que parece una elfa, sale de la cabaña que estaba custodiada por el soldado que lucha con Lord Agrael. Está bastante demacrada y tiene cortes por todo el cuerpo que le hacen sangrar. Lleva puesta una armadura de mujer y porta un escudo y una espada.

 Todavia mantengo a el soldado inmovilizado, herido y sin opciones aparentes de atacar. 

En ese momento, de la cabaña que esta situada a mi lado sale lo que parece ser una elfa, guerrera posiblemente, en pesimas condiciones, herida, demacrada y sangrando a causa de diversos cortes que tiene por todo el cuerpo.

¡¡¡ Pero que....!!! ¿ Quien es ?,  un cumulo de preguntas se agolpaban en mi cabeza... no sabia de quien se trataba ni si era amiga o enemiga, solo sabia que era una mujer y a juzgar por su estado habia recibido una brutal paliza, y todo parecia apuntar a que los causantes de la escalofriante escena eran aquellos contra los que estabamos luchando.

Desvio la mirada hacia mi presa y le pregunto en un tono elevado..... ¡¡¡ Que le habeis echo  !!!... me giro en direccion hacia la elfa para que el soldado la vea y me pueda contestar...   ¡¡¡ contestaaaaaaaaaaa !!!

Conforme se iba acercando notó aquella nueva presencia. También alcanzó a contemplar el arranque de cólera del lord, y viendo que probablemente su enemigo ya estaba acabado optó por no entrometerse en su batalla. Anduvo con dificultad hacia la mujer, dejando un pequeño rastro sanguinolento por su propia herida, y le lanzó una mirada interrogante, mas no dijo nada.

Parece que ha dado mucha pelea. ¿Pero con quien se ha enfrentado, si eran solo cinco soldados? ¿O ya estaría así de antes...?

Lord Agrael se dió cuenta de la presencia de la elfa viendo con sus propios ojos lo demacrada que estaba. Se quedó tan atónito que preguntó a gritos al soldado al cual estaba intentando matar el por qué de aquellas heridas. 

El soldado miró a la elfa con cara de sorpresa y dijo sin soltar su espada:

- ¡Por todos los santos! ¿Qué le ha pasado a la reina? Nosotros no hemos sido, lo juro por mi rey. Debíamos mantenerla a salvo para llevarla a Arbebuck. 

Volvió a mirar a Lord Agrael por si a este se le ocurría cargar contra él, debía estar atento.

Por su parte, la princesa Aurea también reparó en la presencia de la elfa mientras se aproximaba hacia esa zona. El arquero Bernat la seguía a unos pocos metros ya que había decidido salir de entre la maleza.

 Ante la reaccion de aquel soldado me quede extrañado.

Hubiera jurado que habian sido ellos quienes le habian dejado asi, pero ahora ya no sabia que pensar.

Por una parte queria preguntarle a la elfa que le habia pasado, pero por otra parte no queria despistarme y darle a mi enemigo una oportunidad para atacarme, asi que de momento me centre en mi presa, porque aunque herida, la elfa no parecia estar herida de muerte.

desde mi posición veo una nueva silueta, a la cual no puedo distingir del todo por mi distancia, y decido ponerme en camino mediante una carrera para llegar lo antes posible por si surgen nuevos problemas

-Maldita sea...sergi no sale de su escondite...bueno, hablaré luego con el -

al rato alcanzo a Aurea, y desde aquí diviso que la nueva silueta no supone ninguna amenaza por lo que parece, así que decido hecharle una mano a Aurea en su camino. 

-Necesitas ayuda Aurea? veo que la herida sangra demasiado. tengo algunos conocimientos de medicina, si quieres puedo hecharte un vistazo en unos segundos e intentar detener la hemorragia- Le digo, mientras le cojo el brazo con mis manos para ayudarla a caminar

Tyaeda salió de la habitación malherida, llevando su espada y su escudo casi a la rastra. Estaba perdiendo sangre y tenía el cuerpo y la cara llena de magullones.

Miró a los desconocidos, sin comprender, hasta que un cuerpo en el suelo atrajo toda su atención.

-Fryda... no... Fryda...¡FRYDA!- Sin escuchar las palabras del caballero ni las del soldado, sin prestar atención a la joven dama herida que también venía hacia ella, la elfa tiró sus pertenencias y corrió hasta llegar al lado del cuerpo de su pequeña amiga. Acababa de morir una de ellas en sus brazos, no quería encontrarse con la noticia de que otra tampoco había podido sobrevivir.

-Fryda, despierta pequeña, vamos Fryda, por los dioses, no puedes morir- había llegado hasta el cuerpo y sólo tenía ojos para el pequeño rostro ensangrentado, al cual acariciaba al tiempo que sus lágrimas comenzaban a correr.

-Supongo que no ha sido el mas afortunado de los combates -comentó, sin poner reparo a la ayuda- Hm, lamento si te he incomodado antes con lo de tu pasado. Te viste algo afligido en ese momento -rapidamente decidió cambiar de tema- ¿y el noble?

Tampoco le dio tiempo a responder demasiado, porque era ahora la otra mujer la que se veía con necesidad de respuestas.

-¿Sois la reina de Linfa, no es así? Venimos de Loarrus. He de pediros disculpas, ya es la segunda vez que vuestra congenere sufre un percance de ese tipo. Un miembro del grupo es bastante torpe, tampoco es la primera vez que casi le fríe con un conjuro de fuego. Sin embargo, también ha podido mantenerle con vida al menos. Aún vive, solo esta dormida.

Las palabras de la joven dama la trajeron de vuelta. El alivio al saber que la pequeña aún vivía fue inmenso. Depositó su cabeza con suavidad en el suelo, se limpió las lágrimas y se incorporó para enfrentar a los extranjeros.

-Así es, soy Tyaeda Euduedil reina de Linfa. Intuyo, por tus modos que también eres noble a pesar de vestir como guerrera. ¿Serías tan amable de presentar a la compañía y explicarme como es que llegaron aquí tan oportunamente?- la reina estaba segura de que ese era el grupo de exploradores del que Fryda había hablado. Al parecer, la pequeña sí había logrado volver con ayuda.

-Pero que torpeza la mía. Antes de comenzar el relato aguardad un momento.- La reina se acercó a un grupito de elfos que habían llegado allí por el jaleo.

-Por favor, buscad a la guardia para que se encargue de estos soldados... ahora son nuestros prisioneros. Y por favor, preparad una mesa en mi palacio. Estos guerreros necesitan reponer energías. También mandad a llamar a las druidas. Necesitamos sus servicios cuanto antes.

Al terminar de impartir sus órdenes en forma amable, volvió junto a la joven para escuchar sus palabras.

-debo darte la razón, no ha sido uno de los mejores combates, pero por no conocer el estilo de lucha de cada uno de nosotros...nos hemos desenvuelto bastante bien no crees?- Ofrezco una pequeña sonrisa a lady Aurea, y acto seguido intento hacele un remiendo. Mientras inspecciono la herida, sigo hablando con Aurea.

-En cuanto al noble, no os preocupeis, esta inconsciente, puede que a estas horas haya hecho su ultimo suspiro, por lo demas...bueno, no os preocupeis por el comentario anterior de mis experiencias pasadas, dicen que el pasado hay que dejarlo ahí, aunque a veces es dificil no pensar en el. Si os interesa, en otro momento os lo contaré.

Veo como Aurea centra su atención en la supuesta reina elfa, la cual esta manchada de sangre, con unos cuantos cortes por su cuerpo, y observa el estado de Fryda.

Con un movimiento, llevo mi mano a la manga izquierda de mis ropajes, y la rompo de un tirón con la esperanza de que me sirva para parar la hemorragia, dejando al descubierto los grandes musculos de mi brazo y numerosas cicatrices de antiguas batallas, para despues proceder a hacerle dicho remiendo

Cuando salgo veo a una elfa con sangre cubriendo sus vestimenta de noble abrazará desesperada a Fryda y a Garren atendiendo a Aurea.

Bajo el arco pero manteniendo la flecha en mi mano por si apareciera el dragón.

Permanezco en silencio vigilante por lo que pueda ocurrir y mientras voy recogiendo las armas del enemigo comenzando por el noble que aun respira.

Un enemigo que recupera las fuerzas puede lanzarse desesperado sobre alguien para morir matando.

La herida de Aurea en el muslo es algo profunda, intento usar la manga de mi camisa que he arrancado anteriormente como venda, se la enrosco en su pierna, pero el vendaje no surte efecto

-Aurea lo siento, no tengo suficientes recursos ahora mismo como para hacerte una cura, y no puedo detener la hemorragia, de todas formas no te preocupes, la elfa ha dicho que traera druidas en breve. No te muevas demasiado, si no la herida sangrará mas rapido-

Cojo la venda impregnada de la sangre de Aurea y la arrojo al suelo, en mí se me notava algo decepcionado conmigo mismo debido a no ser capaz de hacer un buen remiendo a Aurea.

Una vez acabado con Aurea, observo a la elfa.

-vaya, por sus manchas de sangre puedo deducir que ha tenido algún percance antes de nuestra llegada. Pese a eso...es atractiva, jeje- pienso mientras hago un repaso con la mirada a Tyaeda

-Gracias, os preocupeis. Una sola herida no me supone dem asiado problema, no soy tan fragil a pesar de que lo parezca.

Giró la cabeza a la reina.

-Oh, por supuesto, presentaciones. Este que me acompaña es Garren. El nombre caballero que lucha contra el último de los soldados de Shallot es Agrael Farshin. La hechicera pirómana, quien esta con Fryda, es Kashya. El arquero que viene hacia aqui y que ha inclinado el combate a nuestro favor, Bernart del Puig. Y Sergi Llorens, un improvisado tirador que ha de estar aún en cubierto. En cuanto a mi, soy Aurea Loarrus. No ha sido el mas venturoso de mis días, he de decir.