Partida Rol por web

Un escalofrío recorrió la espalda de Sergi, la ejecutado no es de las preferidas por él y más estando en la situación que se encuentraban. Se quedó ahí, esperando a que la princesa o la reina pusieran un manto de tranquilidad a la situación y pudieran salir con vida.

El bereber os escucha con atención entendiendo todo lo que decís y se da cuenta de que sois 6 y solamente lleváis 5 camellos:

- Kain no vender 5 camellos para 6 personas, Kain vender camello por persona, lo conozco demasiado bien, no entender que pasar con camello que falta. Yo príncipe Narit, Gussanda mi siervo- miró al resto de los bereberes y continuó hablando- estos son parte de mis hombres, buenos mercenarios, morir por su príncipe.

Dicho esto les hizo un gesto a sus hombres para que guardaran sus armas y os dijo:

- Seguidme, negociaremos y contar a nosotros quiénes sois y por qué querer cruzar el desierto.

Se dió la vuelta y guió a su camello hasta una zona más poblada de casas de las cuales comenzó a salir gente para veros, las mujeres agarraban a sus hijos pequeños para que no salieran corriendo hacia vosotros ya que temían que les hiciérais daño. Sus maridos os miraban bastante desconfiados.

Afortunadamente parece que la situación se ha calmado.

Destenso ostensiblemente el arco mientras lo guardo como signo sino de paz si de tregua.

Me quedo esperando instrucciones ya que no se si iremos todos o sólo algunos tras Kain.

La reina miró con aprensión y enojo a la princesa Áurea ante su reacción. Estaba tratando de arreglar todo en forma diplomática y la chiquilla aquella ponía en jaque todos sus intentos con una rabieta más propia de una niña caprichosa que de una futura gobernante. El diamante de Loarrus iba a tener que pulirse bastante antes de que pudiera ocuparse del bienestar de su gente desde el trono.

Por suerte los bereberes no reaccionaron ante el tono altivo de la princesa. Su líder, el príncipe de la ciudad les ofrecía dialogar para aclarar la situación y Tyaeda no iba a desperdiciar esa ocasión.

-Muy bien alteza, os seguiremos.- Tomó las reindas del camello que compartía con Áurea y encabezó la marcha caminando. Contaba con que los demás la seguirían y que pronto estarían pertrechándose para cruzar el tramo de desierto que les quedaba por delante.

 Al principio el asunto se puso feo y me temi lo peor cuando el bereber agarro su arma hostilmente. Temia por la vida de la princesa, mis compañeros y por la mia propia, pero por suerte, no paso nada.

Cuando nos preguntaron por el camello que faltaba, nadie respondimos sobre el tema, asi que tampoco seria yo el que digera a los bereberes que se lo habian comido los dingos del desierto.

Cuando nos digeron que les siguieramos a otro lugar para seguir hablando, tome las riendas de mi camello y segui el paso de Aurea y Tyaeda.

Aurea estaba realmente sorprendida, no pensó que sus palabras tuvieran tanto éxito con aquel hombre, de hecho estaba pensando en una estrategia de defensa pues la forma en la que empezaron ya era hostil de por sí, sin ánimo de ninguna negociación. Pero contrariamente a lo que esperaba aquel hombre cambió de parecer y les invitó a acompañarles para hablar.

Tardó unos minutos en reaccionar, pero sonrió triunfante y siguió el camino tras la comitiva.

- Pon a alguien de guardia y estad alerta dijo en voz baja cuando pasó junto a Agrael, al que había tenido cerca todo el tiempo.

Un largo y hondo suspiró se escapó de la boca de Sergi, el alma volvió a su cuerpo y eso lo reconfortó. Viendo que los demás estaban siguiendo a la comitiva, hizo lo propio poniendo a andar el camello. Se quedó algo atrás cuando comenzó a estudiar a la gente que componía este asentamiento.

Niños y madres le traían recuerdos de su hogar, un hogar que está lejos desde hacía mucho tiempo y al cual quizás no vuelva. Pobre vida dirían para el campesino algunos, otros que desperdicio de oportunidad que es haber mandado a un cobarde flechero a tan importante misión. Pero las opiniones poco importaban para Sergi, él era el que estaba en la misión ahora y nadie más.

Parece que la cosa se calma, y tras la invitación del principe a pasar para hablar en algun lugar mas privado, veo como todos mis compañeros acceden a ello y empiezan a seguirle. Yo hago lo mismo, cojo las riendas de mi montura y avanzo hacia ellos, pero mantengo mi hacha en mi mano, no acabo de fiarme del todo... porqué ha canviado de opinion tan subitamente? esto es sospechoso.

-Me mantendré en guardia por si las cosas no salen como lo esperamos, y si se atreven a atacarnos...rodarán cabezas-

Sigo a los demás también con las riendas en la mano esperando si me indicaran entrar dentro o permanecer fuera de guardia.

Cuando estamos a punto de llegar cruzo mi mirada con la Princesa Aurea para preguntarle con ella si desea que la acompañe dentro o me quede de guardia fuera.

Cuando estamos a punto de entrar, mi mirada se cruza con la de Bernat, el joven todavía sigue magullado, pero parece que está fuerte para aceptar montar guardia. Así que con un giro de cabeza le indico que se quede fuera.

Pensando que tal vez alguien debiera quedarse con las bestias digo sin más: Sergi, vigila las monturas.

El hombre os conduce hasta una cabaña bastante espaciosa y sus esbirros se encargan de que todos entréis menos Bernat que es bastante cabezón y se empeña en quedarse fuera a tomar el sol.  

Os hacen sentar en unas sillas de madera alrededor de una mesa cuadrada y el príncipe, que también toma asiento, le hace un gesto a una sirvienta. Al momento se presenta esta con una bandeja llena de comida y bebida.

- Tomad lo que gustéis, ahora ser mis invitados- os dijo muy amablemente- pero no haber respondido a mis preguntas, ¿ quiénes sóis y qué pasar con camello que falta?- reiteró ahora con cara de enojo.

Algunos de los esbirros se colocan de pie en puntos estratégicos de la estancia, y otros se quedan fuera vigilando. Vuestros camellos se los lleva una muchacha bastante joven supuestamente para que descansen y beban agua.

Permanezco apoyado cerca de la puerta en un lugar donde de la sombra. Es evidente lo que hago así como que no soy el único.

Mantengo mis manos bien a la vista sin tenerlas apoyadas en las armas.

No soy quien para iniciar un incidente por lo que mi actitud será pacifica sin caer en duelos de miradas o cosas parecidas.

 Tomo asiento cuando nos lo ofrecen mientras nos sirven una bandeja con comida y bebida. Cogo un par de datiles y un poco de te y con un gesto de cabeza les agradezco lo que estoy a punto de comer y beber, para luego empezar diciendo... Gracias por estos alimentos.

Estaba claro que queria saber quienes eramos y que habia pasado con uno de los camellos alquilados. Asi que me limito a responder solo una de las preguntas... El camello que falta... hice una pequeña pausa... una manada de Dingos dieron buena cuenta de el, cuando lo atacaron y se lo comieron.

Habiendo contestado esa pregunta, dirigi mi mirada hacia Aurea ya que creia conveniente que fuera ella la que diera las explicaciones oportunas a cerca de quienes somos.

La reina aceptó la hospitalidad ofrecida por el bereber agradeciéndola a su vez. Conservando el protocolo, tomó una fruta y comenzó a comerla delicadamente mientras Agrael tomaba la palabra. Luego de que éste terminara decidió presentarlos para no ofender a su anfitrión. Siendo una reina no podía mostrarse descortés con alguien que ocupaba su misma posición.

-Soy Tyaeda Euduedil, reina de la ciudad de Linfa que se ubica en el centro del Bosque de las Ánimas. Viajo en compañía de la princesa Áurea de Loarrus y su séquito conformado por Lord Agrael Farshin, Benart del Puig, Sergi Lorens y Garren... Garren- dijo al tiempo que los señalaba, dudando al llegar al bárbaro ya que no conocía su apellido. -Necesitamos atravesar el desierto lo más rápido posible y como ya os hemos comentado, el pastor que nos vendió los camellos nos dijo que aquí nos prestarían la ayuda que necesitamos.

Todo era alegrías a medias, los anfitriones no dejaron de sospechar en ningún momento cuando los invitaron a entrar en la cabaña, si bien les ofrecieron todo sin imponerles límites, las precauciones que se tomaron al plantarse tan estratégicamente alrededor del grupo no dejó lugar a duda su desconfianza.

Por su parte Sergi hizo acopio de un poco de agua, estaba tan sediento que a pesar del miedo que tenía, tuvo que alejarlo lo suficiente para tomar solo un sorbo y volver a su postura habitual, tratando de de pasar desapercibido lo mejor posible.

¡Qué gran recibimiento!pensó la princesa.

- No gracias, no tomaré nada. Guardamelo para el viaje. dijo a un sirviente que trajo comida y algo de beber. Soy la princesa Aurea de Loarrus, vamos en una misión al Reino de Arbebuck. Esta es mi compañía, también nos acompaña la Reina Tyaeda, como bien ha dicho. El camello que falta fue presa de los dingos y nada pudimos hacer por salvarle, incluso atacaron a nuestro compañero Bernat. Vinimos a Narit en busca de agua y refugio, y buscando al guía. Ahora indicarme vos, ¿Qué queréis de nosotros?

Cuando Tyaeda pronuncia mi nombre con tal de presentarme, acabo a que acaben mis compañeros de hablar para hacer yo mismo mis presentaciones -Exacto! me llamo Garren de Garren JAJAJA! EL BARBARO MÁS TEMIDO DE AQUÍ HASTA EL FÍN DE LAS TIERRAS POBLADAS POR HOMBRES!-contesto eufórico.Tras decir esas palabras, me acerco a la muchacha para cojer un vaso de vino y probar que tal es la bebida en esos lugares, además que estoy sediento por la calor de ese maldito desierto.

Cojo la copa y doy buena cuenta de ella con un solo sorvo.-Ahhh...la bebida de aquí es realmente exquisita. Aprecio tu ofrecimiento, príncipe bereber

El príncipe os escuchó atentamente mientras tomaba una copa de vino y unas viandas. Cuando terminásteis las presentaciones se decidió a hablar:

- ¡Otra vez malditos dingos! Nosotros acabar con ellos pero aun quedan. Yo no querer nada de vos, habéis venido a mis tierras, no yo a la vuestra- hizo un gesto con la mano a uno de sus sirvientes y al momento apareció un niño de unos 7 años- este ser Gussanda, el mejor guía de Narit, conocer el desierto como palma de mano. Pero no ser barato, 15.000 púas con camello y provisiones. ¿Vos parecer bien?

Dicho esto siguió comiendo como si nada mientras el niño permanecía de pie junto a él sin mediar palabra y mirandóos con desconfianza.

 ¡¡¡ Un niño sera nuestro guia !!!

La identidad de aquel niño, me extraño bastante. Aunque mayor sorpresa me lleve cuando nos dijeron el precio de este si queriamos que nos hiciera de guia.

- Ese es un precio demasiado elevado, no os parece... dije al bereber que llevaba la voz cantante, mientras de reojo miraba a Aurea y el resto de compañeros, esperando que alguno de ellos lanzara una contra-oferta por los servicios de Gussanda.

Os quedáis fuera de la cabaña e intentáis refugiaros del caluroso sol en una de las sombras que la cabaña ofrece. Pasan unos cuantos minutos en los cualesos aburrís demasiado, no tenéis nada que vigilar ya que los camellos se los llevó una sirvienta para darles de beber. Pero pronto algo capta vuestra atención, una bella mujer de ojos azules pasa frente a vos con una vasija de agua en la mano. Se para frente a vos y os dice:

- ¿Querer agua caballero?- os ha mirado de arriba a abajo sin pasar por alto ningún detalle de vuestro cuerpo.