Partida Rol por web

Mientras el joven  paladín luego de saludar a los presentes y preguntar sobre el trabajo que anuncia el cartel de afuera, le dedica en silencio una escrutadora mirada al elfo y éste a su vez le dedica una burlona respuesta casi sin prestarle atención,  y hace la misma pregunta al tabernero, al tiempo que Nigrum, el gato del elfo, sigue sin prestarle atención a nada más que la pierna del hechicero, frotándose suavemente contra ella.

Con toda la actual situación, nadie parece darse cuenta del nuevo individuo que en silencio había entrado en la taberna  y ya se posaba en un extremo de la barra sin prestar atención a los dos llamativos personajes, y al grito de:

                                      "Una jarra de cerveza bien fría para un viajero cansado"

, llamó la atención de todos sobre su persona,  el nuevo serio y misterioso personaje mantenía la mirada clavada en la barra, llevaba una gastada capa sobre sus hombros y el rostro cubierto por una capucha oscura, por lo que nadie que no se acercara a el a verle más de cerca podría ver con claridad su rostro.

Casi al mismo tiempo en que el misterios hombre encapuchado pidiera una cerveza, la puerta de la taberna se abrió súbitamente, si n darle tiempo a Sorac, el posadero, a responder ninguna de las preguntas que le habían hecho.

En la puerta se hace presente una figura de muy baja estatura, demasiado baja para ser humano, todos aquellos que alguna vez hayan visto un gnomo, fácilmente logran darse cuenta de que esta nuevo personaje, es en efecto uno de esa raza, un gnomo con un aspecto desaliñado, con pelo largo y muy revuelto, barba descuidada y ropas muy pobres por lo menos en apariencia. Al dar un paso, e interrumpiendo la escena que se daba lugar en la taberna, el Gnomo dice en vos alta como para que todos puedan oírlo:  

Busco a Sorac, el cantinero, vengo a poner fin al mal que destruye la naturaleza, no busco recompensa más allá del cobijo para mí y para mi amigo y algo de comer.

Al segundo de decir  estas palabras todos vieron como lentamente un enorme lobo de un tamaño superior al pequeño hombrecillo, de pelaje marrón y negro,  surgía de detrás del desalineado gnomo y se sentaba a su lado mirando con una amenazadora cautela a todos los presentes, haciendo que todos se revolvieran en sus sillas por la impresión de ver a semejante animal dentro de la taberna, hasta que los ojos del animal se toparon con los del gato del elfo, e instintivamente y debido a la poca comida que los 2 compañeros habían consumido en su largo viaje, el lobo emitió un muy suave y grave sonido, al tiempo que se lamia el hocico como saboreando con su mente al pequeño animal del elfo, y eso hubiera pasado si no fuera porque Tom, el gnomo, le diera a Roble, su lobo, una rápida mirada, a la cual el lobo obedeció inmediatamente sin moverse, pero sin dejar de mirar a Nigrum como si se tratara de pollo asado con pelo.

El gnomo en un acto gracioso para todos si no fuera por la tensión creada por la entrada del enorme lobo, le dio una toba en el hocico al lobo, el cual le podría haber arrancado la mano de un mordisco, pero éste bajó la mirada y se mantuvo a un lado de la entrada, se giró hacia la izquierda de la puerta,  y se tumbó en una esquina, apartado del gentío, esperando a que Tom le diera algo de comer. - Aguarda ahí, Roble, ahora te busco algo de comer. - El lobo puso la cabeza entre sus patas, apoyada sobre el suelo, y resopló.

Ruego disculpas, supuse que por como está la ciudad la posada estaría vacía, y no quería dejar un lobo solo en la calle, para aterrorizar a las gentes... Parece que tenemos una acuciante necesidad de carne - dice sonriendo y mirando al gato del mago, como si este le pudiera entender, el cual erizaba el cabello tratando de parecer lo más grande posible ante el imponente lobo negro.

Yo soy Tom Girasauce, y el es Roble, venimos de lejos y por aquí la caza escasea, por lo que ambos estamos hambrientos... supongo que los de por aquí sabréis dónde se puede conseguir algo de carne aún.

Phelcyan está algo impresionado y sintiendo algunas incomodidades leves que su gato vinculado tambien sentía del lobo que acompañaba aquel pequeño hombresito. De todas maneras le dió algo de gracia o simpatía aquel gnomo silvestre con sus discursos disparatados igual que todo él. Aun asi aquel gnomo llamado Tom mantenia consigo alguna conexión con artes magica, sin dudas de la naturaleza por poder controlar facilmenteuna criatura bastante intimidante como un lobo.

 "Jaja miren! Al parecer el gnomo Tom tambien es un estudioso libre de las magias, un tanto mas salvajes. Controlar un lobo no es algo de cualquiera eh?" dice Phelcyan para romper algun tipo de tensión. 

 Luego vuelve a mirar al tabernero y dice "Bueno, ud dira sr Sorac... Que delicias podrian deleitarnos almenos? algunos pedazos de carnes para nuestros animales? si quiere, luego hablenos sobre lo del cartel! Tantas personas interesadas..."

¿Control? ¡No!, este lobo es mi amigo, y hasta cierto límite me hace algo de caso, pero no está vinculado a mí, ni soy estudioso de las artes mágicas. La magia es una aberración antinatural que rompe nuestros vínculos con la Gran Madre destruye nuestro espíritu. Algún día la naturaleza se revelará contra vosotros por robarle el poder que siempre le ha pertenecido y os hará pagar por vuestro ultraje... y como es natural, si Roble no tiene pronto algo de carne entre las fauces, quizá deje de lado su voto de obediencia y se coma a tu esclavo animal. Trataré de impedirlo, pero es difícil interponerse entre un lobo hambriento y su presa.

El gnomo no sonreía, pero tampoco lo decía en un tono de enfado, más bien parecía divagar, soltar un discurso a los presentes y espetar al tabernero por un poco de carne, pues no se daba cuenta de lo atareado que éste se encontraba. Mientras tanto miró a los presentes, como quien mira una vulgar piedra, con indiferencia, no haciéndolo a propósito, sino porque nada allí le parecía realmente interesante.

Gira la cabeza avistando a los nuevos visitantes, ligeramente sorprendido por lo extrabagante de los personajes
- ¡Señores! - Alza un poco la voz para llamar su atención.

- Me parece genial que entablen una conversación amena entre recien llegados pero al menos podrían acercarse y dejar de dar voces. A algunos nos cuesta escuchar nuestros propios pensamientos. - Expresa con un tono más tranquilo una vez tiene su atención sin realmente mirarlos directamente, con la cabeza levemente girada mostrando apenas la nariz asomar por la capucha.

- Y si su interes es tener información del cartel que se muestra a la entrada, es algo que tenemos en común y podramos solventar una vez hayamos descansado un poco y comido algo ya que, igual que yo, un largo viaje acarreamos a nuestra espalda. - Añade volviendo su vista a la barra esperando por su cerveza y esperando poder comer algo.

Al llegar a la taberna, Morkhur se preocupó más por conseguir un buen tarro de fría y espesa cerveza que por lo que decía ese pequeño anuncio. Decidió entrar, sacó una pequeña bolsa de cuero negro llena de monedas de oro y, con un tosco gruñido se dirigió al cantinero: "¡¡¡Cantinero, cantinero!!! La mejor y más fina cerveza que tenga", dijo el enano con voz ronca. El mensaje de ese letrero le vino de pronto a la cabeza y sus palabras danzaban en su mente. "¿Valor, busqueda, rescate? Suena a oro. Y mucho". Con un nuevo grito, Morkhur llamó al cantinero: "Por simple curiosidad ¿cuántos postulados hay para esa partida de búsqueda hacia las minas?". 

Una vez pasado el sobresalto que produjera la entrada del lobo a la taberna, y viendo que el gnomo parecía controlar perfectamente al animal, secándose la frente con el trapo que tenía en la mano y que hasta hace poco usaba para secar un vaso, Sorac, el posadero, se arregló un poco la ropa tirando de la camisa hacia abajo, se aclaró la garganta y dijo:

Ejem, ejem, un momento señores, les ruego tengan calma, son demasiadas preguntas al mismo tiempo para una cansada mente como la mía, vamos de uno por favor, en cuanto a la cerveza, aún nos queda un poco, que con mucho gusto inmediatamente Joaquín, mi mozo, les servirá a cada uno una pinta.  En cuanto a la carne, puedo ofrecerles muy poco, apenas unas tiras de carne seca para cada uno, ya que como seguramente han podido ver cuando llegaron al pueblo, nuestros animales han muerto y ya casi no quedan reservas, estamos algo escasos de casi todo, por lo que les ruego me disculpen, pero eso es todo lo que tenemos por ahora. ¡¡¡Joaquín, tráeles a los señores también algo de queso y pan!!!

Sorac se vuelve nuevamente a ustedes y les dice visiblemente entusiasmado con su presencia:

Por lo que veo, todos ustedes están interesados en el anuncio de afuera, no puedo decirles mucho al respecto, ya que el alcalde me ha pedido que le avise en cuanto alguien se presentara para el trabajo, ya que el en persona quiere darle la bienvenida a todo aquel que esté dispuesto a participar en ésta empresa, muy importante para todos los habitantes de Duvik, junto con toda la información que necesiten, por el momento déjenme decirles que todo aquel que participe en la partida a las minas, tendrá comida, bebida y hospedaje gratis mientras dure su estancia aquí, asique caballeros, les pido que me acompañen a una mesa los cuatro, ya que si todos están interesados en la misma empresa todos comparten un interés común, si nos tienen problema al respecto les ruego me acompañen por aquí está su mesa.

Una cosa, señor Tom, podría pedirle su lobo que espere afuera o por lo menos donde está por favor, la clientela se pone como decirlo…algo nerviosa con su presencia aquí dentro, se lo agradecería mucho.

Dijo Sorac, notoriamente nervioso con la proximidad del gran animal.

Caballeros, por aquí.

Sorac los guía a una gran mesa como para que 8 personas se sienten cómodamente , ubicada en el centro del salón.

Justo en el momento en que se sientan a la mesa, el mozo, llega haciendo equilibrio bastante nervioso con 4 pintas de cerveza, 4 pedazos de pan, 4 pedazos de queso y un par de tiras de carne seca para cada uno, reparte la comida y la cerveza entre todos, y cuando se está yendo Sorac lo llama.

Joaquín, a donde vas, ven aquí, ve lo más rápido que puedas a donde el alcalde y dile que tenemos cuatro valientes hombres interesados en el anuncio de la taberna, vamos vamos, rápido!

El muchacho sale corriendo de la taberna, y Sorac les dice:

Bueno señores, los dejo disfrutar de su comida, debo volverá a mis asuntos, por cualquier cosa que necesiten estaré en la barra, no tienen más que llamar y vendré antes de lo que canta un gallo.

Sorac, les saluda, y vuelve a su lugar de trabajo, notoriamente entusiasmado.
 

Un momento, una recepción como ésta se merece una carne mejor. Esperaba encontrar algo más de carne, para no tener que emplearlo, pero, ahora vengo. - El mediano salió a la calle y cogió un cordero que había visto antes, muerto poco tiempo atrás y volvió a entrar, cargando con el - Aprendí esto cuanto pasé un tiempo en la llanura de Tirem, donde no había nada que echarse a la boca, más que animales podridos, muertos por el hambre. Este conjuro hace que el agua y la comida sean aptas para el consumo, aunque estén podridas y echadas a perder, e incluso envenenadas, no sabía que fuera a ser tan útil estos días.

Puso el cordero, con un aspecto horrible en el suelo y se arrodilló frente a él, diciendo unas palabras en un idioma que ninguno de los presentes había oído siquiera. - Parcarak tuluc, ancanak urrumba tirinia et' istarim zam kieia. - Una luz verdosa salió de las palmas de la mano del gnomo, mientras la carne del cordero iba recobrando un estado más saludable y la podredumbre desaparecía lentamente. Si no fuera por la muerte, el cordero aparentaría todavía estar vivo.

El gnomo sonrió y tomó al cordero lechal, para ponerlo a disposición del posadero. - Ahora puede comerse, corta una pata y dásela a Sombra. No le tengas miedo, no te hará daño y se quedará donde está hasta que le diga otra cosa, es un buen chico. Prepara el cordero, con ello tienes comida para todos los parroquianos... y sirvenos unas chuletas.

Ante la demostración de lo que para los presentes era magia, se pudo escuchar una sonoroa muestra de admiración por la proesa que el gnomo habia realizado.

Ooooohhh!!

Sorac con asombro dijo:

Señor Girasauce es usted en verdad un gnomo muy poderoso! Si los demás caballeros son tan poderosos como usted estoy seguro que la tarea del anuncio si desiden aceptarla será muy sencilla de realizar para ustedes.

Le agradezco mucho su generosidad, inmediatamente les prepararé las chuleats más exuqisitas que hayan probado alguna vez, y por supuesto le daré una pata a su noble animal.

Esto último, el rechoncho y calvo tabernero lo dijo no con poca alegría, ya que no le gustaba nada acercarse a aquel Lobo, pero tampo se atrevía a contradecir al gnomo después de lo que le había visto hacer con el cordero.

Luego Sorac se retiro rápidamente llevando el cordero en sus manos por una puerta en un extremo de la barra que seguramente daba a la cocina.

No pudo evitar reirse a carcajadas ante las alabanzas del tabernero, al fin y al cabo era un conjuro harto sencillo. - No es tal, Sorec, cualquier idiota, que comprenda realmente como funciona la naturaleza  y sepa utilizar su magia en el momento apropiado, buscando un fin, puede realizar algo similar. Recuerdo haberlo visto hacer también a los clérigos que encuentran su poder en los dioses, una variación en la teoría, misma practica. Estoy seguro que los otros tres caballeros serán más útiles que yo, no dudo que el de la armadura y ese encapuchado, me pudieran cortar en dos con un movimiento de espada, y el de la túnica, aunque con hechicería bastarda y tenebrosa, podría calcinarme en un abrir y cerrar de ojos... pero el poder no lo es todo cuando te mueres de hambre o de sed.

Tras haberse asegurado que Sombra tenía comida, se sentó en una silla, cortó una loncha de queso con su hoz y se la comió con pan, mirando hacia sus compañeros, y a los parroquianos, que aún seguían sorprendidos tanto por la presencia del mago, como por las artes mágicas del pequeño gnomo.

Pasa un tiempo, y luego de asar el cordero Sorac vuelve y les trae unas muy jugosas chuletas y dice:

Cortesia del señor Girasause, que las disfruten.

Les dedica una reverencia y vuelve a la barra, donde tiene una pata de cordero entera sobre un plato, la toma, y con timidez se acerca al lobo que espera a un lado de la puerta y se la deja a un metro temblando en todo momento.

El lobo, sin siquiera mirar al tembloros tabernero con un rápido movimiento se levanta tomo la pata de cordero con sus grandes mandíbulas y se vuelve a sentar donde el gnomo le dijo saboreando con gran placer la jugosa pata.

Armando sigue en todo momento el hilo de la situación si articular demasiadas palabras más allá de un "Vale" o "Adelante" antes las propuestas formuladas por el tabernero, se ha acostumbrado a no hablar demasiado, le ha traido mas problemas que soluciones. Se sienta en la mesa ante el ofrecimiento deseoso de probar el tan ansiado bocado que llevaba rato esperando.

- Gracias mozo - Expeta una vez en ayudante del tabernero puso la comida sobre la mesa. - Kord hará que estos alimentos me den fuerza para aniquilar a mis enemigos. - Susurra una pequeña plegaria para si mismo y empieza a comer lo servido. Justo después el gnomo sale por la puerta diciendo unas palabras que inconscientemente ignora.

Un rato después vuelve con un animal podrido pero que, milagrosamente, regenera con algún tipo de magia ofreciendo alimento a todos los presentes.

Tras sus palabra, a las que esta vez si hace caso sorprendido por la reciente hazaña, se da cuenta que es respetuoso y modesto, cualidades que le gustan y que por desgracia para muchos no comparte.

- Aunque desconozco las habilidades de los demás no puedo si no daros la razón en que podría cortaros por la mitad en un parpadeo eso no nos beneficia ni a vos ni a mí, además, quizás me incomoda lo que no entiendo pero he de reconocer la utilidad de vuestra habilidad y no me gustaría privar al mundo de ella. Y a pesar de vuestra modestia no dudo de que tendréis magias mucho más poderosas útiles para cualquier gesta. - Responde ante los comentarios del pequeño hombrecillo, intentando ser lo más amable y respetuoso posible si van a ser compañeros de batalla es mejor tener su favor que su antipatía. Muchas palizas de taberna le enseñaron que le cuesta hacer amigos por usar palabras que no debería y dejar demasiado claro lo que piensa.

- Gracias de nuevo - Expresa esta vez al tabernero que trae al suculento filete, apenas puesto sobre la mesa lo devora sin consideración alguna y observando a sus compañeros antes de cada bocado. 

Mientras el grupo degustaba la generosa contribución del gnomo a la mesa y algunos intercambiaban palabras y otros se concentraban en la comida,  un muchacho que no tendría más de 16 años, vistiendo unas maltratadas y viejas prendas ingresó a la taberna, al pasar junto al lobo que aún seguía enfrascado en su jugosa pata de cordero casi cayo al suelo del susto, pero pasó de largo y sin dejar de mirar al animal, siguió hasta la barra en dirección a Sorac que en ese momento se encontraba nuevamente secando el mismo vaso con el mismo trapo que antes.

Mientras camina el muchacho da una rápida ojeada al lugar y a sus ocupantes, ve una mesa en un rincón ocupada por dos lugareños, otra mesa a la derecha ocupada por lo que parece otro habitante de Duvik y una larga mesa en el centro que llamó poderosamente su atención por la mezcla de personajes evidentemente ajenos al pueblo que se encontraban sentados a la misma disfrutando de una, en apariencia, exquisita carne y otras cosas, eran 4 hombres, dos de ellos eran humanos, el tercero un elfo y el cuarto era un gnomo, todos con vestimentas que nada tenían que ver con el lugar, algunos, por lo que Lazaro pudo  ver  portaban espadas y los dioses sabrán que otras armas llevarían escondidas fuera de la vista. 

De lo que Lazaro estaba seguro al ver a esos cuatro personajes, es que eran gente a  la que no parecía buena idea molestar.
 

- ¡Epa! - exclama el joven al sobresaltarse por el perro - Qué susto copón.... y qué pintaza tiene ese cordero pardiez. Los hay con suerte.

Sigue con sus andares tranquilos y sus ropas sucias y algo raídas andando a través de la taberna sin dejarse ocultar. Es un muchacho de no más de metro setenta. De complexión delgada, pelo moreno y alborotado, su mirada parece ingenua, casi infantil, pero el gesto de su cara y pose le añaden madurez al conjunto. 

Sin quitar la atención de la barra de la taberna, Lazaro escudriña todo lo que puede el bar y no pasan desapercibidos los ocupantes de la mesa que parecen extraños al pueblo como él. Levanta la cabeza compartiendo un saludo, pero sigue hacia la barra.

- ¡Saludos! Vengo seco, ¿tenéis alguna cerveza local? - dice apoyando una moneda sobre la barra - Por cierto, vi el anuncio, ¿eres Sorac? 

Sorac observa con algo de desconfianza al muchacho que acaba de entrar, viendo su desalineada presencia, y su corta edad, antes de responder y al fin dice tomando la moneda que Lazaro pone en la barra y mirándola por sus dos lados como analizandola, y al ver que es real, vuelve a mirar al chico y dice sin prestar atención a la mención que Lazaro hace sobre haber visto el anuncio:

Si, soy Sorac, y si, tengo cerveza, lo que no se es si tu tienes edad para beberla muchacho, la tienes?

- Ja! - Lázaro cambia el gesto y el tono de amable a serio - ¿Menor? Bebo cerveza desde antes de que a tí te empezara a salir esa pelusilla que tienes por barba compañero... Hace muchos inviernos que me salieron pelos en los huevos - dice mientras se los acomoda con la mano derecha -  ¿Es costumbre en este local tener que mostrarlos para entrar a pedir?.

Se sienta en un taburete tranquilizando un poco el comportamiento y continúa.

- Aunque no deja de ser un cumplido que me consideres menor. Así será más fácil engatusar a las señoritas de la aldea - ahora directamente sonríe - Venga, si la moneda que te ofrezco te gusta, sigue apeteciéndome esa cerveza. ¿Qué hay del anuncio compañero? 

 "Jaja...  vienen mas locos desvencijados Duvik!" comenta con una sonrisa de costado tras la llegada de aquel joven.

Obviamente le llamó la atención que aunque el gnomo druida tambien usaba algun tipo de magia y si bien es distinta a la suya, sigue siendo magia. 

 "y bueno, si todos los presente somos aventureros, si quieren cuentense algo de sus vidas. Tras tantos regalos alimenticios supongo que nos inspiran en algo especial verdad? jmjm!" dice el elfo con gestos que parecen engreidos aunque algo comun en algunos magicos especiales como él.

Tras lo dicho va comiendo un poco de pan, queso, un poco a la exquisita carne. "Mhmhmh Asique... tu gnomo Tom, manejas conjuros tambien...?" echando palabra entre medio.