Perséfone no tenía muchas formas de ayudar, pero con un fuerte pisotón hizo temblar la tierra, resquebrajando el suelo. Con un gesto imperativo, un grupo de sombras alargadas surgió de las grietas, y lentamente comenzaron a colocar piedras para reforzar el muro.
Motivo: reforzar el muro
Tirada: 1d100
Resultado: 98
Helios accedió al interior del templo donde estaba la gente del pueblo. Sin que le vieran, conjuró el poder del sol. Los humanos quedaron deslumbrados y, aunque sumidos en el pánico, empezaron a rezar a la diosa Atenea, ya que era la diosa que protegía el lugar.
Al volver, Selene le cogió de la mano y, moviendo la mano, cubrió a los dos dentro de un iglú, que parecía bastante sólido.
Artemisa voló por encima de todo, seguida de Hécate. Pero ésta se quedó más cerca. Tenía que seguir reforzando su escudo, no podía irse demasiado lejos.
Por su lado, Perséfone, la que estaba más indefensa, llamó a las sombras, que rápidamente empezaron a poner rocas tras los escudos de Selene y Hécate, intentando reforzarlo de alguna manera.
La ola estaba más y más cerca
La ola entra en la isla, destruyendo todo lo que hay a su paso. Pequeños pájaros intentan salir volando, los últimos rezagados. Pero no lo consiguen. La ola se los traga y los devora.
Es el momento del impacto. Notáis como si la ola se parase para estudiar algún punto débil. Se empieza a concentrar hasta formar lo que parece sólo una columna de agua que, con fiereza, se lanza hacia vosotros.
El impacto es brutal. Pequeñas grietas empiezan a aparecer en el escudo de hielo de Selene, y empiezan a golpear en el escudo de Hécate, que puede resistir a duras penas.
Varios chorros de agua entran a presión. Las sombras empiezan a amontonar piedras en los más bajos, pero alguno golpea a Hécate y a Perséfone, aunque no las hace daño, solo las empapa
Muy lentamente, la ola pierde fuerzas. Poco a poco, se va retirando al mar... A un tranquilo mar, como si nunca hubiera pasado nada.
Lo único malo es que el pueblo ha quedado totalmente destruido.
De los barcos, queda uno en pie. No hay ni rastro de los otros
Motivo: Helios
Tirada: 1d100
Resultado: 32
¡Maldigo al hermano de Zeus! El dios Poseidón está confabulado con él. Cada vez creo más la historia de Atenea, aunque las súplicas de los humanos parecen haber dado sus frutos y al menos un solo barco ha quedado en pie. Parece una señal de Atenea.
¿Estáis todas bien? ¿Deberíamos ver a los humanos y darles la noticia o directamente nos hacemos cargo del barco? No sé como les vamos a explicar la razón de nuestra supervivencia. Quizá sea mejor que lo tomemos prestado.
Veo a Selene algo alterada... es normal tras la cometida de Poseidon...
Miro a todas las diosas y les digo: Tenemos que darnos prisa, no tardará en volver a atacar... debemos de viajar rápido...
¿Teneis alguna idea de viajar de forma segura?
Acasto sale de dentro del templo solo. Parece que ha sido enviado por los demás del pueblo para enterarse de lo que ha ocurrido.
¿Y la ola? ¿Qué ha ocurrido? Mira alrededor, y ve el pueblo destruido Por Atenea... Nuestro pueblo... Mira al puerto y ve sólo uno de los barcos Todo ha sido destruido, al menos queda ese barco en pie...
Se gira y os mira con sospecha ¿Qué ha pasado? ¿Quiénes sois y qué habéis hecho para que la ola no llegue hasta aquí?
Selene miró a ambos lados en busca del resto de sus aliadas.
- No importa quienes seamos nosotros, lo que importa es que el favor de los dioses esta con Atenea y con el templo. Mientras permanezcáis en su resguardo todo será más fácil. Atenea nos ha protegido de la ola. ¡Ha ocurrido un milagro!
Ese barco es la señal, la esperanza, Acasto, usted tiene pinta de ser un buen marinero y seguro que puede llevarnos hacia el Monte Olimpo. Necesitamos hacer un viaje, nuestra misión puede que esté relacionada con esta gigantesca ola, queremos averiguar su origen. ¿Se atreverá un bravo marinero a surcar los ríos y no temer la Ira de Poseidón o finalmente decidirá quedarse en tierra acobardado por lo sucedido?
Mirando primero a Acasto y luego a Selene, agregé después de las palabras de la diosa Somos enviados de la Diosa Atena, un gran peligro, mucho mayor que la ola, se desatara en la isla sino logramos llegar hasta el Monte Olimpo lo mas cerca posible!
Muy sutiles- susurró a sus compañeros. ¿Por qué no os mostrais en vuestra forma real y así les confirmais lo que somos?- dijo en un tono de voz bajo, que impidiera a los humanos escucharla.
Acasto os mira de forma rara ante las palabras de las dos jóvenes diosas
¿Enviados de la Diosa Atenea? No se por qué decís esas palabras. No me termináis de gustar. Aparecéis aquí y esa gran ola nos ataca. El pueblo queda destruido y aseguráis que Atenea nos ha salvado...
Tenemos que ir al continente a por provisiones, aquí no tenemos nada ya. Así que no me importa que nos acompañéis en el barco, pero como ocurra algo raro, os tiraré por la borda.
¿Estáis listos? ¿Necesitáis algo?
Usted puede o no creernos, nosotros hemos venido aquí y mientras ustedes estaban dentro del templo, nosotros hemos estado elevando nuestras oraciones y elevando nuestras plegarias afuera! Aun así, te agradecemos que nos lleves hasta el continente, la Diosa sabrá recompensarte!
No le haga caso a la rubia, ha perdido un tornillo...no somos enviados de nadie, solo queremos salir de aqui YA!! asi que prepare a su tripulación antes de que el vuelva el temporal...
Selene se mantuvo en silencio. A pesar de que ella no había sido bendecida con el don de la palabra y que le costaba tratar con tristes humanos, puesto que su divinidad y amor por Helios se lo impedía esto no quería decir que no se diera cuenta que aquel ser les estaba tratando por unas simples locas que tenían mucha suerte.
Por lo que se imaginaba Selene, el viaje no sería fácil y le preocupaba que Acasto las culpara de ello.
Miro al dueño de la embarcación y le digo: Bueno... ¿A que esperamos a que venga otra de esas olas producto de la ira de Poseidon?...
El tiempo apremia, y debemos de apurar el tiempo lo máximo posible Insté para que embarcaramos cuanto antes...
Acasto se pone en marcha con sus hombre, y en menos de dos horas están preparados para partir.
La nave zarpa tan pronto como puede. Os habían dicho que, con buen tiempo, en días llegaríais al continente, pero el viento no es siempre favorable. Unas veces va a vuestro favor, otras en contra, y otras simplemente no hay.
Pasados cuatro días, os hayáis en la cubierta. Lleváis notando una presencia algo extraña a vuestro alrededor y no habéis podido averiguar de qué se trata. Pero algo os dice que esa noche cambiará.
Y, en efecto, algo ocurre. En el mar, se pueden ver dos ojos amarillos brillando, que os están mirando directamente
Pido permiso para subir y hablar con vosotros...
Mientras que no nos azotes con otra de tus furías marinas, ni nos castiges con torbellinos, tormentas, tempestades o cualquier inclemencia que tu preciado mar nos pueda crear, serás bien recibido para dialogar...
Digo enarcando una ceja al saber la procedencia de aquella mirada y aquella voz...
Dejar subir a lo que fuera aquello podría suponer un problema con los navegantes. Quizá empezaran a sospechar la clase de seres que tenían en su barco, pero no podían levantar demasiadas sospechas.
¿Alguna de vosotras es capaz de hacer algo para distraer a Acasto y sus hombres? Mientras, el resto podremos hablar con quien sea que esté allá abajo espiandonos.
Persefone cariño, haz una oscuridad a nuestro alrededor anda....para que suba nuestro invitado acuático.
Un remolino surgió alrededor de los ojos amarillos, y poco a poco una columna de agua fue ascendiendo, posando su extremo superior en la borda. El agua desapareció, y pudisteis ver al dueño de esos misteriosos ojos
Os mira sonriente
Tritón es mi nombre, para los que no esteis seguros, hermanos. Y tranquilos por los humanos, mis sirenas les mantienen ocupados, si os paráis a escuchar...
No tenéis por qué creer mis palabras, pero el tridente de mi padre me parta si son falsas. Del lado de Atenea me sitúo y, por tanto, del vuestro también.
Os vengo a avisar de que los hermanos de nuestro Padre, Poseidón y Hades, están de su lado. A pesar de las diferencias y las guerras que han tenido entre ellos en el pasado, se han puesto de acuerdo, y los tres atacarán.
Creedme que estoy de vuestro lado, pues si todo el poder de mi padre hubiera llegado en esa ola, la isla entera hubiera desaparecido. Conseguí bloquear parte de su energía, aunque por suerte vosotros conseguisteis detenerla.
Hizo un gesto que abarcó todo el mar que podíais ver
El océano es inmenso, y mi padre Poseidón domina todo ello. Podría volver el agua contra la tierra y sumergirla, y entonces mi poder sería inútil.
Y aquí mi consejo. Bajad a las profundidades marinas y venced a mi padre. Si le derrotáis, le podéis obligar a no atacar, y tendríais un rival menos
Perdona mi osadia pero pensabas que eras el gran Poseidon... pero aún tus palabras no me son de confianza, pues is nos sumergimos bajo el agua... estaremos bajo sus dominios, y será fácil para él derrotarnos... por no decir que mi fuego allí abajo no será de ayuda, y contaremos con un par de manos menos para la batalla...
¿Que pensais el resto?, le dije a las demás diosas