Partida Rol por web

Hécate se pocisiono para tener a la vista al gigante. Levantó las manos y comenzó a canalizar correctamente su energía divina en ese catalizador mortal. De hecho mas que correctamente, comenzaba a sobrepasar sus límites hasta el momento, estaba concentrando una cantidad colosal de poder entre sus manos, que chisporroteaba amenazante.

Abrió los ojos en un momento, y aprovechando las atadura que habían impuesto sus compañeros, libero una enorme embestida de magia divina hacia el gigante.

El Dios de los sueños trató de hacer honor a su nombre y título y trató que la bestia comenzara a caer bajo el pesado abrazo del sueño y cayera cual roca inanimada en profundos y placenteros sueños . 

" Espero que funcione " . 

Viendo como mis compañeros utilizaban su poder para atacar al hecatónquiro, esperé pacientemente a ver qué sucedía pero con mi guadaña preparada por si tenía que emplearla.

Estaba convencida que aquel obstáculo lo salvaríamos al igual que habíamos vencido todos los anteriores que habían ido apareciendo a lo largo de nuestro camino.

Hécate consiguió concentrar una gran cantidad de energía en su cuerpo, que lanzó contra el gigante. Debido a que era una gran mole, un ataque directo como el suyo no pudo esquivarlo, así que varias de sus cabezas se vieron dañadas, empezando a sangrar en abundancia.

Cuando el ser intentó avanzar hacia vosotros, intentando esquivar todavía las sombras, el poder de Hypnos le hizo detenerse. Como si unas ondas surgieran de la profundidad de los ojos del dios, el gigante cerraba todos sus ojos, hasta que se derrumbó en el suelo, dormido

Miré como el hecatónquiro caía sumido en un profundo sueño gracias al poder de Hypno.

- Será mejor que continuemos sin perder más tiempo. Por ahora no creo que nos pueda hacer daño. -Dije señalando al bello durmiente.- Todavía no sabemos las sorpresas que Zeus nos ha preparado.

Mire a la criatura dormir. Respire aliviada, ahora no era amenaza por lo que podiamos seguir.

-Es cierto ahora no da problemas podemos seguir- dije comenzando a caminar.

Aun tenia mi latigo en la mano por si cualquier eventualidad sucedia.

-Conociendolo, puedo hacerme una idea de que será lo próximo...

Hécate observó al gigante dormido.

-Si, continuemos de una vez.

El Dios de los sueños prefirió continuar con su invisibilidad por el miedo a que el padre de los dioses estuviera observando , tampoco dijo nada pero se mantenía al lado de los otros dioses ahora y estaba de acuerdo con ellos , era momento de continuar . 

Decidisteis seguir caminando. Sabíais cuál era la morada de vuestro último rival, pero no sabíais qué os podíais encontrar allí.

Temerosos, caminábais con cuidado, en silencio, a pesar de saber que vuestro Padre estaba atento a cada paso que dábais.

No estaba muy lejos vuestro destino, pero a vosotros os pareció que estaba a una gran distancia.

Al llegar, no tuvisteis que buscarlo

Zeus se encontraba allí, con un rayo en la mano. El rayo soltaba chispas mientras el os miraba muy enfadado, con el ceño fruncido.

Avanzamos despacio, con todos nuestros sentidos alerta por si un nuevo obstáculo aparecía en nuestro camino. Pero nada ocurrió, nadie salió a nuestro encuentro para detenernos.

Y cuando llegamos allí estab el padre de todos los dioses esperándonos, henchido de todo su poder.

- Zeus... -Fue lo único que salió de mi boca.

La visión del rayo en su mano imponía demasiado miedo y respeto como para atreverme a hacer cualquier otro movimiento.

Habéis osado desafiarme dijo. Su voz era profunda y fría. Penetrante. Os retumbaba en la cabeza. Imponía.

¿Y ahora pretendéis luchar? ¡PRETENDÉIS HACERME CAER! gritó.

El Dios de los sueños , aún invisible comenzó a rodear al padre de los dioses , recordaba perfectamente las palabras de hades , tan solo debía hacer que la sangre de zeus tocase el suelo y él aparecería para luchar ..... tal vez con tropas del inframundo para ayudar , de manera que lentamente mientras se desplazaba desenvainó la espada con cautela para no delatarse y trató de clavarsela al padre de los dioses en un pie para que la sangre brotara rápidamente del cuerpo inmortal al suelo . 

-Zeus, las palabra sobran, pero aún así... -habló Hécate. Estaba tensa, no era una diosa caracterizada por su belicosidad, pero aún así parecía mantenerse firme- No escucharás sobre lo descabellado que es esto que quieres llevar a cabo. Los sabios rectifican de sus acciones, pero no parece que quieras retractarte sobre  los mortales. ¿No te das cuenta de que estas siguiendo los pasos de tu padre y de tu abuelo?

La presencia de mi hermano habia sido siempre imponente, pero en esta forma humana era aun mas abrumadora. Tuve que hacer acopio de cada pizca de mi ser para no temblar de miedo y encogerme como una niña pequeña.

-Hermano al menos dinos las razones de esta decision- dije cuando hecate termino de hablar.

Realmente no esperaba que nos dijese algo pero imaginaba que Hypnos estaria haciendo de las suyas, asi que podiamos ganar algo de tiempo por poco que fuese. Aun asi me prepare por si era necesario curar al dios de los sueños, cosa que esperaba no necesitara.

Zeus no se percató de la presencia de Hypnos, estaba concentrado observando con furia a las tres diosas. Así que el joven dios consiguió acercarse a él y, con un rápido movimiento, clavó su espada en el pie de Zeus.

¡Aaaaahhh! gritó con fiereza al sentir el dolor. Hypnos sabía que seguía invisible, pero los ojos de Zeus parecían atravesarle. El padre de los dioses levantó la mano e intentó golpear al dios invisible.

Unas pequeñas gotas de sangre empezaron a rodear el pie de Zeus... Y una de ellas tocó el suelo. Algo sentisteis dentro de vosotros. Hades no tardaría en aparecer para luchar a vuestro lado.

¿Queréis razones y me atacáis a traición? No os mataré, encontraré la manera de quitaros vuestra divinidad y que sufráis mil penurias, hasta el fin de los dias.

Zeus alzó su brazo con el rayo. Éste se dividió en varios y os atacaron a todos.

Hypnos había conseguido su propósito, la sangre de Zeus se había vertido y ahora sólo era cuestión de segundos que mi esposo apareciera para combatir a nuestro lado, tal como nos había prometido.

Pero la furia del padre de los dioses no tenía límites y sus rayos se dirigieron directos hacia nosotros. El miedo que me causaba la imponente figura de Zeus y sus amenazas consiguieron que mi reacción no fuera todo lo rápida que debía para esquivar el rayo.

A Hécate el rayo le dió de lleno en el vientre, haciendo que le ardiera la piel y se le retorcieran los órganos por el fuerte calambrazo. Los cuerpos mortales no estaban hechos para esa clase de agresiones, y como recibiera poco mas de ese trato era probable que no lo resistiera. Esas efímeras existencias no iban a ser suficiente contra Zeus en toda su divinidad.