Partida Rol por web

-los muertos no tienen nombre....si has venido a servirme ya puedes empezar....con tus amigos, matalos quiero ver como los aniquilas, como traicionas su lealtad y confianza.

"Pero a este tío que coño le pasa en la puta cabeza".

Miro a mis compañeros... - No voy a matarlos, no es que les tenga demasiado cariño, pero al fin y al cabo me son leales y... bueno está esa parte de que no soy estúpido, ¿que baza puedo jugar yo si mato a mis compañeros? Puede que sea medio ogro, pero no soy completamente imbécil. Creo que ambos ganaremos más si nos unimos... si es víctimas lo que quieres, las traeré aquí con gusto y las podrás degustar tú mismo. - hago un leve parón - Pero por supuesto no voy a matar a mis compañeros. - clavo mi mirada en la maldita criatura salida del averno "¿a donde quiere llegar? ¿Que lo motiva?... malditas criaturas del averno, maldito jefe de la puta tribu... pero bueno, todo llegará" y la mantengo desafiante. 

- Pide lo que necesites y será traido a tus pies, pero no necesites mi debilidad señor sin nombre...- dejo la frase ahí para ver la reacción del enano. 

-muy bien.....matare a tus amigos y luego te dare caza, no esperes clemencia engendro...¡pues juro por los Dioses a los que serví con fervor en vida, que te entregare a ellos como ultimo tributo!.

-el enano que había permanecido tranquilo durante tanto tiempo se abalanza contra vosotros como una centella. y con movimientos tanto gráciles como feroces aniquila a tus aliados con una amplia sonrisa.

-a sido demasiado fácil...no entiendo porque has renunciado a tu vida por tan poco, pero me alegro por ello, así no tendré que contenerme.

"¡Mierda! ¡Maldito enano loco de los cojones!" 

- ¡Que te jodan monstruo!

Si me da tiempo arrebato el martillo mágico de las manos del orco herido si no, a la mierda a la mierda y salgo corriendo. 

te das la vuelta y huyes como un perro apaleado(de hecho así es) tu codicia a hecho que pierdas muchas cosas como 2 seguidores estúpidos, muchas riquezas etc... pero no todo esta perdido, has conseguido el objeto de tu misión, algo de oro, un anillo mágico, una mascota y un enemigo inmortal que a jurado matarte sobre su Dios, lo peor de todo es que conoces un dicho que dice: "los enanos nunca olvidamos..."

aprovechando la luz del día corres y corres, no importa el cansancio o el dolor, el miedo te hace huir hacia una zona segura "el poblado orco"

Al ver como despedaza a mis pobres compañeros un terror infundado comienza a crecer en lo más profundo de mi corazón, aunque por supuesto no lo admitiría nunca.

Comienzo a correr hacia la salida. Corro, corro y sigo corriendo, una zancada tras otra como si no hubiera un mañana con las pertenencias colgando, los sacos parecen a punto de reventar, pero ahora nada de eso importaba, tenía que seguir corriendo, "ese loco hijo de la gran puta seguro que sigue por ahí, me cago en su puta madre". 

Mantengo un muy buen ritmo, mi físico portentoso me lo permite, aunque finalmente a las últimas horas de la tarde cuando el sol está tan alto que me abrasa apenas puedo arrastrar los pies. Es un dolor agónico, no he terminado de correr y ya noto como las agujas de dolor recorren todos mis músculos. 

Estoy... asfixiado...

el miedo hace que llegues hasta el poblado al anochecer, ciertamente te sientes seguro en la compañía que aquella gente, pero no al 100% ya sabes que odia a los orcos, y en un momento mato a tus dos hombres sin vacilación alguna, como un profesional, aunque estes con el jefe y su guardia personal, no dudas en que durarian poco mas de un asalto, su espada no era un mero adorno para planchar la ropa.

Al llegar al poblado ya es de noche solo unas hogueras adornan la oscuridad, aunque es más para calentarse que para otra cosa puesto que somos hijos de la noche. Estoy totalmente sudado y echo un olor que probablemente supere al de la mayoría de los asquerosos orcos del poblado. Antes de acercarme más recuerdo a mi pequeña criatura que había dejado de chillar hacía rato. Miro en el bolsillo en que la dejé, ahí seguí la pequeña cría de arpía, milagrosamente los palos habian aguantado muy bien y no parecía herida, estaba dormida pero estaba seguro de que estaría ambienta, saqué un pequeño pedazo de carne reseca que estaba empapando con la grasilla mucha de las monedas y se lo acerqué al animal tras haberlo masticado. Al momento la pequeña joya abrió la boca y comenzó a chillar ligeramente hasta que notó la carne pasando por su garganta. Tras asegurarme de que comía lo suficiente cerré el bolsillo y el animal pareció caer en un sopor "normal si yo tuviera el estómago lleno seguramente también me dormiría... espero que ese puto loco se haya quedado en su puta casa...".

Al avistarme los guardias apenas se sobresaltan al ver que se trataba de mí.

Busco al jefe, lo que no me cuesta demasiado ya que está con sus muchachos, que parecen tan altivos como cuando me fuí. Parecen algo extrañados de verme pero bueno... eso da igual. 

- He vuelto, mi señor Hallgrunt, solo para la mayor gloría de tú tribu- digo volviendo al tono adulador que tanto le gusta a este maldito ímbecil - Limpiamos aquel foco infecto de muertos... pero tus hombres... los que me dejaste, despertaron un mal terrible, este mal mató a ambos y clamó venganza. No sé si va a venir, pero lo que es seguro es que no me vine con las manos vacías. - digo señalando a mis abultados sacos que milagrosamente han sobrevivido a toda la caminata. - Los dioses nos tienen provistas cosas, cosas grandes mi señor, ¿cual va a ser nuestro siguiente paso oh, gran señor?- digo coronando la frase con ese toque que sé le encantará. 

tus palabras le dejan un amargo sabor de boca, pero cuando le traes el cadiz su rostro se ilumina

-no importa, solo es uno, nosotros 50. Debemos irnos pronto, los espíritus están ansiosos, come bebe y duerme, lo has echo bien ahora devemos ir a purificar las tierras sombrias para poder cruzarlas.

Asiento ante las palabras del jefe "evidentemente este tío no ha visto lo que yo... pero bueno, a las malas mientras los mata a todos puedo huir como veinticinco veces más lejos de lo que lo he echo ahora". 

Me siento a comer todo lo que puedo hasta que no puedo más, sobre todo bebo agua, y cerveza, y todo lo que sea líquido, después de toda la paliza que me he dado estoy sediento. 

Tras esto me cojo una cuantas telas de donde sea, o de algún orco menos importante, para poder reforzar mis sacos, que por nada en mundo quisiera que se rompiesen. 

Finalmente me meto en alguna tienda, para descansar. Vuelvo a dar de comer a la pequeña arpía... "pronto se hará grande... tendré que buscarle otro sitio" pienso mientras veo el bolsillo de la mochila donde se encuentra. 

A la mañana siguiente me levanto temprano, con las primeras luces para ver a donde vamos a partir. 

después de ponerte hasta arriba de agua, cerdo y otros animales que prefieres pensar que "sabe a pollo" y con eso basta....caes en un sopor  en una tienda cercana, el cansancio, el empacho de comida y agua. Después de saciar todos esos sentidos solo quieres descansar.

al día siguiente te levantas temprano y junto con la caravana marcháis, a pie como meras bestias de carga, cada uno con fardos muy muy pesados, lo que obliga a descansar cada cierto tiempo.

Al rato de caminar aburrido y desconcertado por no saber a donde nos dirigimos me acerco al jefe.

- Halgrunt, señor, ¿hacia donde nos dirigimos? 

El cabecilla orco permanecía en la delantera de la columna junto con su séquito de brutos, cuando apareces delante de ellos te miran con un poco de desconfianza y se hace el silencio.

Hallgrunt te mira por un momento cuando apareces y desvía su mirada hacia unas montañas

-según una antigua leyenda, tras esas montañas hay agua, vegetación  y animales de gran tamaño, pero antes de ello hay que atravesar las tierras malditas, que gracias al éxito de tu misión-dice mientras se palpa visiblemente el contenido de su bandolera-ahora podremos cruzar sin problemas.

-cuéntame, ¿como era el mal que despertaron esos inútiles?

Al llegar con el resto de grupo estos parecen algo nerviosos ante mi presencia, algunos incluso altaneros. "Puaj... estúpidos."

Apenas me llegaban al pecho y mi espada aunque oxidada y roída colgaba de mi cinto, no tenía nada que temer de ellos. 

El jefe comienza a darme una pequeña charla de hacia donde vamos, y acaba preguntando por el "amiguito" que nos encontramos. - Pues verás, Gran Hallgrunt, había esqueletos por doquier, los aplastamos a todos... pero finalmente tus esbrirros abrieron una tumba que no debían, atacamos sin pensarlo dos veces como habíamos echo con los demás, pero este, este era distinto, era un maldito enano, poseía un espadón enorme de color rojo y negro, encontré inscripciones que decían que era un gran héroe... apenas en un abrir y cerrar de ojos los despachó a los dos tras ver eso bueno... Tuve que poner pies en polvorosa para traerte el preciado objeto, sinceramente... creo que me hubiese matado, estaba loco, enajenado, debería estar muerto pero estaba vivo... era algo extraño mi señor- en todo momento mi voz grave reverbera potente contra mi pecho mientras le digo mi versión al jefe. 

Mientras tanto seguimos caminando hacia nuestro destino. Tenía curiosidad por saber para que servía ese objeto que tanto necesitaba. 

El cabecilla te mira con los ojos abiertos, en su cabeza parece haber aparecido algo pero trata de negarse

ese enano...¿no sabrás por casualidad su nombre o el de su espada?.