Partida Rol por web

Mas que pararse el ogro se lanza al suelo cubriéndose la cabeza con temor. Tembloroso mira hacia atrás donde estáis vosotros sobre los cadáveres de su avanzadilla ... parece que tira atrás a gatas unos metros, pero luego se detiene sin saber muy bien si escapar o no.

Dayereth siente el estremecimiento del lugar tras la orden de Eva. ¿Quien o mejor dicho que era aquella mujer? 

El ogro puso fin a su intento de huida y como un lastimoso perro apaleado se tiro al suelo y forzó su cuerpo a ponerse casi en postura de suplicante. Al Eladrin no le hubiera sorprendido que con esa energía canalizada por Eva, el ogro se hubiera echo algo encima.

Sus pasos le llevaron hasta colocarse en una posición cercana al Ogro, mientras observaba cada movimiento y lejos del alcance de sus armas o manos para poder defenderse, se preparo para recibir a los demás y ver que podían obtener de información de aquel sujeto.

Salto del tejado para acercarme al ogro. Caminando con un andar magullado pero decidido.

A medio camino me quito la infernal máscara de hueso para revelar un aspecto no mas agradable. A pesar de que la roca que me ha lanzado ha golpeado en el hombro, un nuevo corte reciente se extiende desde la frente hasta la parte superior de la ceja derecha. Mis ojos que han perdido el blanco para dar paso a un rojo intenso. Del mismo color que los hilos de sangre que cruza mi rostro de arriba a bajo.

¿¡ Hablas mi lengua !? - Le grito en lenguaje Primordial(*) antes de llegar, cuando aun me encuentro a una docena de metros. - Mas te vale que así sea ... - Mascullo ahora ya en común, cuando llego a su altura. Entre dientes unos teñidos de rojo y en un claro tono de amenaza.

El ogro no parece entender que dices. Si bien parece espantado ante tu acercamiento.

El mago dio unos cuantos pasos hacia atrás cuando Eva decidió soltar toda su furia. Finalmente llegó al borde del tejado, mientras levantaba la tunica para protegerse de la columna de fuego que se elevaba Habrá que vigilar de cerca a esa criatura infernal. Guardó en uno de sus numerosos bolsillos el orbe cristalino y recitó un simple encantamiento para descender del tejado lentamente.

La casa se está incendiando, habrá que revisar si ha quedado alguien adentro. Comentó mientras la hija del demonio corria a buscar al pobre ogro. Momentos después ya estaba dentro de la construcción, no tenía tiempo que perder, pues todo se vendría abajo.

¡Hay alguien aquí! gritó mientras registraba rápidamente el lugar.

El clerigo se acerco a Eva y miro con desprecio al Ogro.

Si no tenemos a nadie que hable su idioma mal lo tenemos para sacarle informacion. Suerte pues, voy con Andet por si mis plegarias puede salvar alguna vida y si no salvare sus almas.

El clerigo se movio entre los escobros y empezo a mirar los cuerpos que no estuvieran descuartizados. Su mente aun horrorizado con el escenario se supo mantener a la altura. La experiencia sufrida en estos casos era un mero reflejo de su rostro en estos momentos.

No parece quedar nadie vivo mientras la casa se va incendiando. 

Los únicos habitantes de la casa yacen ahora entre los cadáveres de los gigantes y los orcos. Carbonizados igual que ellos, eliminando cualquier posibilidad de que aún estuvieran vivos. 

Respiro de forma acelerada y aun siento como me hierve la sangre. El ogro acurrucado no calma el mas mínimo el torrente de emociones que lucha para salir. Aprieto los dientes, ganando unos segundos mas, pero acumulando mas ira a cambio.

...

No parece entender nada. Seguramente tampoco diría nada.

Los ojos vuelven a adquirir un fulgor amarillento. Las llamas extintas de mis puños emergen otra vez de entre mis dedos y, de forma súbita, la piel de la cara del ogro se agrieta como si fuese un pergamino seco. De los grotescos cortes escupen vivezas llamas que envuelven su cabeza en una macabra antorcha viviente.

...

Dejando atrás los gritos el ogro, regreso a la cabaña la cual no tardará en convertirse en cenizas. Esa niña es demasiado inconsciente. Pienso para mi misma al distinguir los cuerpos calcinados de los dos humanos.

A unos quince pasos de la cabaña distingo unas rocas. Ignorando al resto de mis acompañantes, me dirijo a ellas y me siento como si el peso de cien días sin descanso pesaran sobre mis hombros.
No sin esfuerzo, me quito ambos guantes y me miro las manos. Ambas están enrojecidas por el calor abrasador y siento los dedos entumecidos.

Una vez terminado el exterminio de ogros Sizzly se acercó a los cuerpos calcinado, entre ellos el de los campesinos. Estaba segura que ya estaban muertos cuando inició el ataque, los ogros no hacían rehenes y veían a los humanos como rebaño. A pesar de todo le asaltó la duda por un momento, por lo que desgarró las ropas de un gigante y utilizó los trapos como guantes para arrastras los calcinados cuerpos hasta el interior de la casa. Seguramente sus compañeros se negarían a perder mas tiempo enterrando los cuerpos pero aquellos dos desconocidos merecían un funeral y desaparecer junto con la que había sido su casa cuando aún vivían.

Una vez dejados dentro la muchacha agachó la cabeza y juntó las manos en forma de rezo en frente de la entrada.

-Reina Cuervo, os ruego que acojáis estas almas inocentes en vuestro reino y les deis la paz que merecen. Que sus huesos reposen por siempre, sin ser profanados por bestias o nigromantes. -rezó en voz queda a la deidad. Aunque no era una ferviente seguidora la muerte era su ámbito de poder y era inteligente encomendar el cuidado de los difuntos.
-Amanautor, suplico que iluminéis su camino hacia el más allá. En vida debieron rezaros por sol y abundantes cosechas, aunque yo no merezca vuestra atención hacedlo por ellos, por favor.

-Sehanine, dame fuerzas para seguir y sapiencia en mis futuras decisiones. -Se guardó ya para si y su "madre". Esta deidad no necesitaba mas para saber por lo que estaba pasando.

Iannes escuchó las plegarias de la muchacha, y conmovió su corazón.
Seguro que el te estará escuchando, pues pareces uno de sus angeles purificando el mal que nos rodeacon una ssonrisa le señala el cielo. El siempre nos observa, y aunque las oscuras nubes del mal turbe su presencia, el siempre esta, en nuestras almas. Consagrare este lugar en su nombre y daremos paz a sus almas, tan los inocentes como los asesinos, pues sólo allí donde van serán juzgados por sus actos
El clérigo se musita en un lugar elevado y empieza a realizar el ritual de consagración.

Dayereth observo el desenlace para el ogro. Estaba claro que si ninguno de ellos podía hacerse entender, no estaba de mas eliminar una amenaza que podría reforzarse junto con otros de los suyos.

A pesar de todo ello, la muerte que Eva le había otorgado había sido exagerada y dejaba pocas dudas de los poderes que poseía la mujer.

Cuando vio como la gente se dividía para realizar diferente tareas, el eladrin se acerco a las rocas de Eva, observando el tono rojizo de sus manos.

- Perdonadme, Lady Eva. ¿A que poderes dais forma para causar semejante caos en vuestros enemigos y en vos misma? - Comento el Arcanista mientras la miraba atentamente. No temía a la mujer, al menos no de momento.

Me estaba frotando las manos para aliviar el escozor, en el momento que aparece el guerrero de pelo blanco. No tengo ni siquiera que levantar la vista para verle acercarse directamente hacia mi. 

¿A que poderes dais forma para causar semejante caos en vuestros enemigos y en vos misma?

Me miro las manos durante unos instantes, como si ellas en ellas hubiese mi respuesta, pero permanecen impasibles. Asi que me tomo unos segundos para meditar mis palabras - No lo se ...  - Digo en forma de media verdad - Es algo que ... llevo dentro. Como un extraño hedor del que no consigues liberarte.

Levanto un poco la vista para ver a la niña, el santo y el encantador. Aparentemente muy ocupados en asuntos que no me interesan. Luego giro de nuevo la vista hasta ver las rodillas de Dayereth. - Tu tampoco lo has hecho nada mal. - Admito por cortesía, esperando que no se note en exceso que no he prestado mucha atención a lo que hacia. - Plantarse delante de esos gigantes y ogros, sin que te tiemblen las rodillas, es digno de ser mencionado.

Andet se alejó de la casa al percibir que era inútil, la construcción se vendría abajo enseguida a causa de las llamas. Mientras Eva se encargaba de terminar con el último ogro de aquél grupo y los demás entonaban plegarias en honor a los muertos, él decidió revisar los alrededores en busca de algo que llamase su atención.

Se absorvió en sus pensamientos mientras vagaba por los lindes del terreno de aquella granja. Esa muchachita es más peligrosa para los demás de lo que ella podría jamás imaginar... en su desesperación por castigar a las caóticas bestias ha calcinado a dos personas inocentes. Ya lo sabía, ya la había dejado otras veces por temor a que volviese a hacer lo mismo. Estaba en lo cierto. Incluso Eva, bajo esa máscara de miedo y furia, es mucho menos destructiva. Se parecen más de lo que les gustaría, debo mantener un ojo atento. Se mesaba la prolija barba y percibía a un lado y a otro. Todo había sido demasiado sencillo, pero eran solamente las tropas inferiores con las que contaban los gigantes. No hemos visto nada aún.