Partida Rol por web

Vacio por si acaso.

Vacio por si acaso.

El caracol formaba con su rastro unas lineas de diamante, que se reflejaban acontra luz dando a conocer el camino que había tomado a sus espaldas, pero indescifrable el camino que seguiria. Aquel rumbo herratico y zig zageante sin sentido parecia acercarlo a otros que a su vez borrachos danzaban a ninguna parte, pero ya eran mas de dos docenas. El garrapato medio desinflado y baboso, estaba siendo devorado por un ejercito de caracoles silenciosos, mientras unos gobos se acercaban a aquella sala.

El golpe había sido tremendo, no sabian cuanto tiempo llevaban inconscientes pero parecia que una manada de garrapatos cachondos les había pasado por encima. Lo primero que vieron fue dos antorchas danzando y golpeando los flancos de Kurgan, debíl pero erguido sujetaba aun en alto el estandarte. Este ondeaba mojado y chorreando, pero parecia que después del centrifugado el valiente enano había conseguido mantenerse en pie junto con el mastil. Aquella determinación lo llevaria a ser el porta estandarte del mismisimo Rey si seguia ese camino mucho tiempo mas, pero esa es otra historia.

Las antorchas estaban sujetas por dos gobos que entre risitas infantiles buscaban un punto debíl en aquella armadura para darle matarile al enano. -pincha al tapon! jijiji!- decia uno de ellos mientras el otro respondia -ya veras como zalta, zera diveltido- decia con otra sonrisa igual de despiadada en su brutal idioma.

La armadura paraba lo peor de momento, pero el comvaleciente Kurgan paraba con su arma de mano lo que podia. El grupo se fue desperezando de un doloroso y largo sueño donde la estampa era desalentadora. Un tercer gobo montado en un garrapato, pequeño y semi acorazado  obstruia una de las entradas o salidas de aquel lugar. Al ver a los enanos moverse, hizo sonar una trompetilla obstruida que largo una nota quejumbrosa que mas molestaba que otra cosa. Aquel sonido pronto atraeria a otros como ellos, y la pregunta era cuantos.

Mirando al rededor, puede ver que teniamos barro hasta en la frente, una cosa era mojarse un poco la armadura y otra ser arrastrados por la corriente de agua mas grande que nunca habia visto. Mire de reojo al rededor, y mi tenaz espiritu me obligo a levantarme casi sin apoyarme con las manos, aun con el tremendo peso de la armadura, equipo y armas. Vi de reojo varios Gobos zumbantes, les quedaba mas bien poco de vida con esas risillas, eso estaba claro.

Cargue como una bestia poseida, el agua y el barro me daban un aspecto realmente brutal, como un animal que ataque desesperado.
 

Dorg se incorporó del suelo, mareado y desorientado. ¿Dónde estaba? No conseguía saberlo, tampoco sabía quiénes eran los extraños que le rodeaban. Enanos. Guerreros enanos, rompehierros. ¿Quiénes eran? Reconoció a su hermano entre los presentes.

¿Garrim? ¿Qué haces aquí? -mejor dicho- ¿Qué hacemos aquí?

Estaba empapado, al igual que el suelo y todos los demás enanos. Sus ojos se dirigieron hacia el origen de una risa maligna. ¡Había dos goblin! ¡Tres! Uno de ellos montaba un garrapato y parecía haber dado la alarma.

¡Goblins!

Se hizo la luz, estaba despierto aunque no sabía exáctamente donde, y se podían oir golpes metalicos, como alguien intentando romper un candado.

Mirando alrededor escuchó a su hermano, que tampoco tenía muy buena pinta y se dirigió a el asintiendo. En ese preciso instante se dió cuenta de los goblins que había a su alrededor. Sin perder un instante levantó su escudo el cual iba atado a su brazo con duras correas y su arma de mano. Estaba atontado, pero no muerto.

Quejumbroso pero decidido, avanzó para ayudar a su viejo compañero. No iba a permitir que acabaran con el tan fácil.

- ¡Aguanta compañero! ¡Acabemos con ellos! - arengó a sus camaradas mientras levantaba el martillo en dirección a uno de los goblins.

La formación se había movido de forma correcta. Nadie había dudado ni un segundo. Pero la fuerza del agua era brutal, por no hablar de las rocas y otras cosas que arrastraban por debajo afectando nuestro equilibrio. El tirón de la cuerda me indicó que alguien había caído. Maldición!!! Pero aún así me mantuve firme y logré realizar un paso más. El agua casi no me dejaba ver a mi alrededor y a duras penas conseguí mantenerme erguido y respirar. Algo tiraba mucho de mi, haciéndome retroceder. Aquello no pintaba bien!!! Miré a mi derecha y vislumbré vagamente a mi amigo Kurdrim instantes antes de que perdieras pie y su tirón me desequilibrase. Poco a poco fui retrocediendo por la fuerza de la corriente y el peso…hasta que una roca golpeó mi rodilla y fui arrastrado.

Todo se volvió confusión. Tragué agua!!! Por todos los dioses que tragué más que en toda mi vida. Con desespero busqué algo a lo que sujetarme mientras buscaba la forma de conseguir algo de aire. Mi otra mano sujetaba el estandarte, incapaz de soltarlo por miedo a perderlo, pero su peso, junto con el de la armadura me arrastraban al fondo. Un golpe en la cabeza y perdí casi el sentido. Una nube de luces comenzó a brillar en mis ojos mientras un nuevo trago de agua era engullido. Menuda mierda!!! Aquella era la forma menos honorable de morir que habría esperado tener!!! Fue mi ñultimo pensamiento antes de perder el sentido del todo…

Desperté boqueando como un pescado cuando lo sacan del agua. Estaba húmedo y un tanto desorientado. Mi mano buscó entre los charcos y algunos caracoles el astil del estandarte. I mirada se nublaba por momentos y me era difícil enfocar la vista. Pero después de todo estaba vivo, aunque en aquellos momentos no parecía estar en mi mejor momento por no hablar que no sabía que diantres habría ocurrido al resto. Cuando mi mano lo encontró solté el aire contenido. Por unos instantes seguí tendido, resigiendo con mis manos las runas y filigranas intrincadas que habían grabado en él y que tan bien conocía. Con fuerza lo sujeté y por enésima vez intenté incorporarme aunque un acceso de vértigo amenazó con impedírmelo.

Unas luces se acercaron entre la neblina de mis ojos. Un par de antorchas. Al parecer no era el único superviviente y mis compañeros venían a ayudarme… pero las voces chillonas y desagradable de un par de gobos hizo que torciese el gesto. Busqué algo en lo que apoyarme!! Era blando y resbaladizo y noté varios crujidos al despachurrar varios caracoles. Cuando mi visión se aclaró un oinstante pude comprobar que a mi lado yacía el cuerpo roto de un  garrapato. Pero un golpe a mi costado me hizo encarar contra la amenaza más inmediata. Los gobos. Mi hacha surgió del cinto y golpeé a lo loco hacia el punto en el que una de las luces deslmbraba, pero fallé ante las risas maliciosas de los malditos goblns que parecían deleitarse con mi momentánea incapacidad… o eso esperaba.

Un nuevo golpe conseguí esquivarlo levantando en el ñultimo instante mi brazo y desviando el golpe con el martillo, pero la otra lanza golpeo mi estómago. Afortunadamente, la coraza desvió el golpe.

- Dawis a mi!!! – intenté gritar, aunque la voz cascada que salió más pareció un cacareo.

En respuesta a mi llamamiento sonó un cuerno. Su nota discordante y demasiado estridente no se correspondía con un cuerno enano. Habían más Gobos y nos habían descubierto…por lo menos a mi. Retrocedí lentamente hasta topar con una pared y planté el estandarte que goteaba de forma clara pero que esperaba que intimidase a mis enemigos. Tras pasarme el dorso del brazo por la cara en un intento futil de aclarar mi vista y mis aletargados miembros, agarré con fuerza mi hacha y me dispuse a vender cara mi vida y la mi estandarte.

- AARRGGGG!!! – Grité para aclarar la voz y eliminar los efectos del agua bebida en mi cuerpo. – Queréis mi sangre!!! Pues venid a buscarla!!! Por Grungni que no os va a resultar fácil!!!!

Y dicho aquello comencé a atacar sin demasiado éxito a los escurridizos Grobis que parecían estar disfrutando. Sus ataques no eran mortales pero si continuos y desde luego, si no conseguía aclarar mi vista iba a acabar cansándome. Ya estaba casi pensando en finales honorables cuando escuché una voz. Parecía ser Garrim y no sonaba con demasiada convicción pero era un rayo de esperanza. Y siempre era mejor morir al lado de un hermano  que solo en un hoyo húmedo y mohoso…

- ¿Oís eso? ES LA MUERTE QUE SE ACERCA!!!! – y renové mis esfuerzos por atacar intentando distraer su atención….

El agua nos arrastró sin remedio por más que estuviésemos todos atados a la cuerda. Para cuándo noté que perdía pie ya estaba a varios metros de distancia de mi posición original, siendo golpeado contra las duras paredes de piedra por la enorme fuerza del agua.

El golpe me había dejado ligeramente conmocionado, y mis ojos tardaron unos segundos en fijar al enemigo que tocaba la trompeta. Pero en cuanto lo localicé supe lo que tenía que hacer, apunté al asqueroso gobri con una de mis mejores armas de fuego y abrí fuego.

Durante unas interminables décimas de segundo, me pareció que el arma sufriría uno de esos pequeños accidentes que solamente de vez en cuando ocurren y explotaría en mi mano, pero al final la pólvora se prendió pero la bala, supongo que por culpa del agua, salió demasiado despacio y prácticamente sin fuerza.

Escuche ruidos, y protestas, sin abrir aun los ojos mi espalda esta dolorida, entreabrí los ojos y capte las primeras formas que se movían eran pequeñas y parecían que hostigaban a algo. Cuando los abrí completamente me sobresalte, resultaba que habíamos ido a parar a una sala y que por fortuna el agua se escapaba por un lateral en un hueco, pero la sorpresa no era por eso, sino por los Goblins que azuzaban y se reían de uno de mis compañeros, en este caso Kurgan, que se mantenía allí de pies entre ellos aguantando sus pinchazos como una buena beta ante picos de mala calidad.
Eso me encendió el alma y las energías recorrieron todo mi cuerpo cual pólvora de ingeniero, agarrando fuertemente el escudo y el martillo, me acerque velozmente hasta donde estaban mientras Tocaba cada una de las runas en riguroso orden y de una forma particular hasta que justo antes de llegar las runas se encendieron y del martillo salio una llama envolviendo la cabeza justo antes de atacar al Goblo que tenia delante mientras digo:- Dejar a mi hermano en paz o os iréis a reunir con vuestro asqueroso padre!!!

A nadie le extraño que el rompe hierro rebotara contra el suelo, para salir a la carga tras su barbahierro, le cubria el flanco a la perfección y nada ni nadia hubiera podido atravesarlo sin darle muerte previamente. Ataco al gobo con todo su aliento, pero aquel escurridizo ser esquivo con pericia el ataque de lodo, agua y martillo que le paso rozando la cadera. El golpe de Kurdrim lo dejo seco, era cuestión de segundos que muriera en el lodo.

La brutal fuerza del agua había conseguido machacar sus cabezas, pero inexplicablemente aun tenian ganas de gresca, en especial cuando se trata de gobos. El fuego rugio en sus estomagos, al ver a su porta estandarte defender por todos el orgullo de la unidad, depie, acosado y porsupuesto orgulloso busscando con ojos viscos la muerte que lo buscaba entre las sombras. Los gobos seguian arremetiendo entre risillas mientras no prestaban atención a como otros enanos se levantaban de entre el barro, para caer sobre ellos. Muy presumiblemente vengando algún agrabio que no quedaria registrado como se esperaba, por falta de tiempo y recursos.

Los enanos cargaron sobre la posición devastando a los dos gobos, que entre estertores miraban a los dawis con expresión bobalicona, sin saber muy bien que había pasado. Ya con la posición tomada, vieron como un tercero y unico a la vista dejaba de tocar su rechinante trompetilla, para agachar la cabeza ante los disparos de mease Mordrimsson que ante la poca visibilidad, y rapida acción parece que falla el tiro, pero hacien un tremendo estruendo que pone los nervios de punta por lo inesperado. El goblin se agarra un brazo, y comienza a dar la vuelta a su acorazada montura para salir por garras de allí, al ver como sus dos compañeros terminan en el suelo. Ya sabemos todos que los goblins no son precisamente los mas valientes, sobre todo si vienen en pequeños numeros.

Los caracoles seguian comiendo con esmero y en silencio los fluidos en descomposición del garrapato, nadie había echado cuentas de ellos y ellos no echaban cuentas a nadie, tenian alimento para mucho después de que los enanos hubieran marchado, y en el fresco del lugar nada cambiaria. Mientras esto sucedia los enanos se miraban unos a otros, parecia que seguir a aquel garrapato y su jinete no llevaria a nada bueno, pero quedarse allí parecia una estupides, ahora mas que nunca había que actuar rapido. Aunque no tuvieran ni idea de su posición, estaba claro que había descendido mucho y un desague cercano recordaba que el agua seguia perdiendose en los niveles inferiores lenta pero inexorablemente.

Dorg no se sentía con ánimo para luchar. Para él hubiera sido mejor estar haciendo cualquier otra cosa menos luchar. Pero no es que pudiera elegir. Los enanos no solían tener la ventaja de poder elegir cuando luchar. La interminable guerra contra los pielesverdes no daba descanso. Era una lucha constante, podías recibir su llamada en cualquier momento, estuvieras preparado o no. A menudo cuando no lo estabas, las guerras no ocurrían cuando uno estaba en plena forma y listo para el combate, sino con la guardia baja, enfermo, herido o distraído. Era la mejor oportunidad del enemigo para matarte. Uno no luchaba cuando quería, sino cuando no tenía alternativa. Cuando el honor, el deber, el sentido o común o la supervivencia imponía la opción de luchar sobre la muerte segura.

Con esos funestos pensamientos Dorg preparó su pico de minero y se puso a la espera de ver qué hacían los guerreros, él actuaría apoyándoles a ellos.

La caída había sido dura pero, según parecía, el grupo al completo estaba intacto salvo algunos moratones que ningún dawi que se preciara tendría en cuenta. Aquí y allá las goteras, pequeños charcos e incluso un fino pero constante hilo de agua recordaba el funesto destino al que casi nos habíamos visto arrastrados.

Una miserable cuadrilla grobi nos había creído muertos y ahora yacían, con los cuerpos hendidos, a nuestros pies no sin que antes uno de aquellos cobardes seres huyera para dar la alarma... torcí el gesto. Aquello nos traería problemas

Miré alrededor y, tras cercionarme que no había nada más por lo que preocuparse, salvo un grupo de babosos caracoles*, convoqué al grupo entorno a mi posición

¡Dawis, aquí!- bramé mientras me recolocaba armas y armadura en su sitio - ¿Algún herido, todos bien?- pregunté una vez se hubieron ubicado en su posición - ¿Dorg, sabes dónde diablos estamos? Y no quiero suposiciones, estamos en territorio grobi y no quiero más sobresaltos-añadí antes de recibir respuesta

(una vez obtenida la contestación por parte del minero...)

Formad filas, y no os separéis. Ese grobi llamará a más de los suyos, y antes o después darán con nosotros. Más vale estar preparados - me calé con firmeza el escudo y aferré el hacha con la diestra - Marcharemos en formación cerrada todo el tiempo, NADIE se adelantará ni retrasará - añadí dedicándoles una mirada harto explicativa al minero, no fuera que le volviera a dar el arrebato de hacer de explorador - No somos suficientes como para permitirnos exploradores, así que supondremos que estamos siendo observados en todo momento. Apretaremos la marcha, así que prácticamente no habrá paradas... estamos en guerra dawis. ¡Adelante!

Los ataques se iban sucediendo. Todo ello amenizado con las estupidas risas de aquellos Gobos. Mi mirada, enturbiada por el golpe en la cabeza no acababa d despejarse, aunque poco a poco parecía ir abriéndose paso entre las telarañas de mi vista. Aún así sabía que mi situación no era de las mejores.

Escuchar varias voces de los bravos Dawis me hizo asentir orgulloso de la unidad. Y los golpes que sonaron a continuación, así como el silencio que vino a continuación me dejó claro que el resto de enanos o por lo menos unos pocos habían sobrevivido al accidente.

- Brrrrr!!!! Habéis tardado demasiado!!! Aunque debo de reconocer que me alegro de veros!!! - agregué irguiéndome ahora que me sentía protegido. Busqué un charco de agua y me eche un poco n la cara para terminar de despejar la mente.

El ruido del disparo casi me cogió por sorpresa y a punto estuve de caerme en el agua.

- ¿Pero que diantres ha sido eso? – dije ya con la vista más clara y viendo la humeante pistola del ingeniero que para colmo había fallado. Una ballesta habría acabado con la vida de aquel miserable goblin, pensé para mis adentros.

La voz de Kurdrim nos hizo disponer nuevamente la formación. Al parecer aquel minero andaba un poco desorientado y que aquel Gobo hubiese escapado dejaba claro que en breve habría un enfrentamiento. La cosa estaba en saber cuando y de que lado estaría la balanza.

Después de destrozar dos goblin entre varios enanos, mire al que daba media vuelta con el garrapato y exclamo a mis compañeros:- Dispararle!!! sino vendrá con mas refuerzos!!!.
Después escucho a Kurdrim y me apresuro a formar a su alrededor en la posición correspondiente al lado de los demás enanos y esperando a ver hacia donde vamos.
Estar en terreno goblin me producía malestar, sobretodo al ver esas construcciones enanas que les cubrían la cabeza, debíamos echarlos de aquí cuanto antes y sanear esta zona, como tantas otras, pero ahora no había tiempo, debíamos encontrar la runa y volver sin contratiempos para poder conseguirlo, la misión era prioritaria y debía ser rápida. Esperaba que estos enanos, más de la mitad de ellos barbilampillos, pudieran hacer el cometido que se les encomendo.

No estaba en condiciones de hacer nada nuestro músico, con la vista nublada por los golpes en el agua y haber tragado mas agua de la que había bebido en su vida, se revisó ya con mas calma, sin prestar atención a los gritos de la gente. No estaba como para dar trotes innecesarios.

Solo un rudo grito del Barbahierro le espabiló, e hizo que hiciera de tripas corazón y formara con el resto.

No sabemos ni donde estamos, y para aumentar la jodienda, tenemos a goblins siguiéndonos... Grugni, protégenos.

Y mientras pensaba, escudriñaba todos los pasadizos y grietas de alrededor, a la espera de que el enemigo se abalanzara contra la columna de enanos allí presente.

Malditos pielesverdes. Arcadas me dais.

Chapoteando y rojo de ira, parece que echa chispas en cada uno de sus poros. Se acerca tras la muerte de los gobos a la orden de su barba hierro.

-Deberiamos ir a por ellos, sera mas facil que esperar a que nos atrapen- dijo encolerizado, queria sangre y terminaria por encontrarla.