Partida Rol por web

Sighvat habia resultado herido durante el encuentro, y no solo en su orgullo, pensaba que podia haber sido por todo el alcohol que habia bebido antes, asi que acepto la invitacion, pero solo bebio una jarra de cerveza caliente.

Mientras esperaba a Saul estudio tranquilamente a sus nuevos compañeros.

- necesito que Saul me de una de las pociones esas - comento con Aleena -... como la que le ha dado a la ladrona - señalo al piso de arriba, sin duda pensando en Thuvalia - al menos si pretende que haga algo esta noche...

Sonrío a Sighvat y doy un buen sorbo a mi cerveza, degustandola con una enorme sonrisa

- Vaya... si lo hubierais dicho hubiéramos intentado que Thuvalia recuperase la conciencia con medios menos caros, y hubieras podido beberte tu la poción. No creo que le sea muy bueno a la tonta extranjera esa el estar más sana. Más bien lo contrario - la mediana se queda un instante pensativa y luego se encoge de hombros- Cosas de intentar un asalto y que le salga mal. Pero sí, claro, preguntadle si tiene una poción. A lo mejor la tiene y todo. O tal vez... Erion, guapisimo, ¿tu puedes hacer eso de rezar y sanar a la gente poniendole las manos encima? Se que hay algunos paladines que pueden hacer esas cosas. - y tan pronto como el paladín niega con la cabeza, mira a Leland- ¿Y tu?, había bardos que... ya sabes... eso de curar, y tal

-¿Tengo cara de enfermera?- Respondió Leland con sarcasmo.- En la Academia Kitharodian no imparten clases de medicina, pero les haré llegar tu sugerencia.

Aleena se queda mirando la cara de Leland con evidente concentración

- Pues hijo, la verdad es que no se. ¿Seguro que no te especializabas en llevar personajes femeninos en el teatro? Porque quitando la perilla, se nota que... bueno, dejésmoslo, que veo que el tema te pone incómodo - termina sonriendo de forma encantadora al bardo. Y dando un nuevo sorbo a su cerveza

- Aleena por favor, no seas mala, deja de meterte con el señor Barrymore - Le digo mientras guiño un ojo a la mediana -. No le hagas mucho caso Leland, si le sigues la corriente es capaz de seguir así durante toda la noche.

A sighvat toda esta conversacion le resultaba algo... extraña, asi que se dedico a beber tranquilamente despues de alzar su copa a modo de saludo a Elanail, que permanecia callado ante el espectaculo.

Salís todos hacia la barra de la taberna a tomaros un refrigerio. Saul entra y sujeta suavemente a la chica para llevarla con el resto de malhechores. Ya no quedan clientes, pues todos han reclamado su parte, y enseguida llegan los alguaciles.

Señor, no os preocupéis. Investigaremos el asunto y encontraremos al culpable. Gracias por facilitarnos su ayuda.

Los alguaciles son escuetos y pronto se van. Probablemente no les haya hecho mucha gracia salir al frío de la noche, pues os dais cuenta de que ya debe ser muy tarde.

Saul cierra las puertas principales y después se aproxima a vosotros.

Por favor, si me haceis el favor, me gustaría hablar con vosotros en privado. Si sois tan amables de seguirme…

Subis por unas escaleras y llegáis a una sala de reuniones, con una mesa y varias sillas. Un hogar comienza a chisporrotear y a mostrar una llama que al principio era tímida pero que ahora es generosa con su calor. Sin duda acaban de encenderlo. Una botella y unos vasos descansan en un extremo de la mesa.

Por favor, sentaos. Me gustaría ofreceros un poco de reconfortante vino, y a quien haya sido herido puedo ofrecerle alivio. – esto último lo dice mirando al bárbaro. – Bien, antes de nada quería mostraros mi agradecimiento antes vuestra ayuda esta noche. Brindo por vuestra valentía y resolución ante la inesperada situación que ha surgido. No sé qué hubiera pasado de no haber estado presentes esta noche. Al salir pasad por la caja para que Larur pueda recompensaros con el doble del valor de las fichas que tengáis.

Con un ademán y una pequeña pausa, hace un punto y aparte en la conversación. Mientras habla pasea por la estancia.

En su día, hace tiempo ya, fui uno de los líderes de bandas en Puerto Enigma. Pero lamentablemente mi vida criminal estuvo lejos de ser lucrativa. Es más, me costó mi salud, mi fortuna, mi familia y mi mano izquierda. – Hace un gesto para que se vea el extraño accesorio que porta en ella. – Con mi esposa muerta y mis hijos exiliados, reuní todo el dinero que me quedaba y compré el Trasgo Dorado. – En toda la estancia se oye el largo suspiro al evocar esos recuerdos. – Ya estoy demasiado viejo para volver a aquella vida, y he descubierto que este negocio está siendo toda una aventura, quizá lucrativa. Pero hay quien no lo ve así, y aunque yo ya no formo parte de la escena criminal de Puerto Enigma, aún poseo enemigos. A pesar de mis intentos de ser legal, la sombra de su castigo aún pende sobre mi.

Saul toma asiento y prosigue, mirandoos a todos.

He reconocido al mago que ha escapado. Angvar ha estado rondando el Trasgo Dorado con su banda callejera. En el pasado ya ha sido contratado por muchos de los señores del crimen de la ciudad, principalmente para realizar chantajes a cambio de protección. Yo mismo he considerado la posibilidad de sucumbir ante Clegg Zincher o cualquiera de los demás señores del crimen, pero me niego a volver a ese mundillo…

Hace una pequeña pausa y toma aire. Después sonríe y su voz cambia a un tono más alegre.

Estoy impresionado con vuestra actuación de hoy. Creo sinceramente que sois los indicados para que nos cambie la suerte. Me gustaría que trabajaseis para mi. Me ayudaríais en el día a día como mejor lo veáis según vuestras habilidades, bien como crupiers, porteros, guardaespaldas… ya encontraríamos el mejor sitio. La paga sería de 10 piezas de oro a la semana, con un variable en función de las ganancias producidas. Además, si queréis os ofrezco alojamiento y comida aquí, en el Trasgo Dorado, a mi cuenta. ¿Qué decís?

-Por mi parte, digo que acaba usted de contratar a una estrella del espectáculo para dar categoría a su local.- Dice Leland intentando contener su alegría. 10 monedas de oro a la semana, incentivos, alojamiento y comida... Ni en sus previsiones más optimistas consideró que se encontraría en esta situación tan solo un día después de haber puesto pie en Puertoenigma. Esto pintaba muy, pero que muy bien. Se levantó y fue a estrechar la mano de Vancaskerkin para sellar el trato. Después cambió de mano porque la idea de estrechar el muñón no le parecía tan atractiva.-Y además de su dinero aceptaré su hospitalidad, por supuesto. Que no se diga que Leland Barrymore no es agradecido o que se siente por encima de según qué alojamientos.

Diez... oro... Diez monedas de oro! Cama, techo, comida...

Un brillo de ilusión había aparecido en los ojos del elfo cuando una opción para abandonar la vil indigencia a la que estaba reducido, aparecía ante él.

Apuró de un trago el resto del vaso que tenía ante él para tratar de disimular la alegría, para darse unos segundos y controlarse algo mejor. Observó al resto como calibrando las opciones de un grupo así, la fuerza bruta que podrían aportar unos, la puesta en escena de otros, su propia magia y... bueno, seguro que algo mas aportarían el resto.

Extendió el brazo y tomando la jarra se sirvió un nuevo vaso de vino al que dio dos generosos tragos. Un poco de color empezaba a verse en sus pálidas mejillas. Sin duda el calor del hogar y el vino estaban sentándole bien, demasiado bien.

- Eâlidinath sinnë vilasithèd annu da olvâinesádel... - Murmuró en élfico. - Sí... Sí, acepto. Yo también acepto, Saul. - Sentenció, ya en común, dejando el vaso ante él.

Aleena estuvo a punto de dar un salto de alegría. 10 monedas de oro a la semana, y ser parte del personal. Quizás incluso podría llevarse algo de la comida que sobrase para que los crios pudieran comer sin problemas. Y eran 10 monedas de oro.

- Yo también acepto. No dormiré aquí, sin embargo, que para algo tengo casita. Pero por lo demás cuenta conmigo señor Vancaskerkin

Me alegra oiros decir eso, de verdad que sí. Estoy seguro de que saldrá algo bueno de este negocio.

Solo me quedaría saber lo que harían nuestros fuertes amigos. ¿Qué decis?

Saul pasea la mirada del bárbaro al paladín.

- Veréis Saul, mi posición es un tanto ... especial - me tomo una pequeña pausa para ordenar mis ideas -. Como paladín que soy no debo entrar al servicio de ningún hombre, ya que mi vida pertenece a Iomedae. Podéis llamarme presuntuoso, pero os aseguro que digo esto con la mayor humildad de que soy capaz: mi vida está dedicada a impartir la justicia de mi señora. Actué contra esos malhechores porque era mi deber, no en espera de una recompensa, ni mucho menos de un trabajo. Iomedae me provee de lo que necesito, que no es mucho.

Saul sonríe, aunque cierra un pcoo sus ojos, pensativo.

Bien, te respeto, joven paladín. Estoy seguro de que es así, y puedes hacer con ese dinero lo que te plazca. Piensa que quizá haya sido Iomedae quien ha puesto en tu camino este torneo, para que acudieses en mi ayuda y me salvases de un desastre. Y quizá ahora es Iomedae quien te provee de la posibilidad de ganar un dinero honrado para los desamaparados del distrito de los desechos. Piensa que nadie podrá dudar de la legalidad y justicia en mi salón, si un hombre del bien supervisa los eventos que ofrecemos. Eso es hacer el bien por la comunidad, ¿no crees? No trabajarias para mi, sino para la comunidad de Puerto Enigma.

Ahora soy yo el que sonríe ante la elocuencia del dueño del establecimiento.

- Realmente sabéis como aprovechar las palabras de otro en vuestro beneficio Saul. Sea pues. Os ayudaré a mantener el orden en el local a cambio de vuestra ayuda a los pobres del barrio de los deshechos y de alojamiento y comida para mí. No obstante, os impongo una condición que confío entenderéis correcta: no actuaré contra mi fe en ningún momento.

Saul sonrie, devolviendote la gratitud con la que le has hablado.

No esperaba menos de un hombre recto como tu. Te digo más: si eso no fuese así, yo mismo probablemente no querría que participases.

Después, mira fijamente en el último miembro del variopinto grupo que quedaba por responder a su ofrecimiento.

El barbaro parecia atento a las palabras de sus compañeros, pero con la mirada puesta en otro sitio.

- Presuntuoso... - dijo claramente aludiendo al paladin - ... afortunadamente yo tengo menos escrupulos que el - dijo mientras se escupia la mano y se la mostraba a Saul - Acepto. Tan solo dejeme prevenirle con una cosa - dijo mientra clavaba la mirada en Saul - no intente engañarnos...

De acuerdo pues. Ya es muy tarde, y ha sido un día largo y trepidante, por lo que os propongo una cosa. Ahora os enseño vuestra habitación y os animo a dormir bien. Mañana os presento a mis otros fieles trabajadores, y os mostraré el sitio. ¿De acuerdo?

Tras mirar a la mediana, se dirige a todos de nuevo.

Únicamente, os pediría a alguno que acompañeis a Lady Aleena a su casa. Nunca sabe uno lo que puede encontrarse a estas horas en los callejones oscuros... Bien, seguidme por favor.

Seguis a Saul, y os lleva a vuestra habitación.

Bien, solo tengo 4 copias de la habitación, una para cada uno de vosotros. Es vuestra mientras decidais trabajar aquí. Hasta mañana entonces, a eso del mediodía. Buenas noches.

- ¡Vaya! "Lady Aleena", creo que acabas de subir de categoría. No os preocupéis Saul, yo escoltaré a nuestra damita sana y salva hasta su casa, aunque creedme que tiene más recursos de los que aparenta, por no hablar de mal genio - no puedo reprimir una amplia sonrisa cuando me dirijo a ella.