Partida Rol por web

¿Podría tratarse de un souvenir enviado por su hija? Había intuido que Cynthia se encontraba de misión en algún lejano lugar del globo y ésta podía ser la confirmación.

-Esta dirección podría sernos de utilidad... – informé mientras tomaba anotaciones en mi libreta.

-También he encontrado alguna de su correspondencia, pero esta fecha es mucho más cercana. – Le instaba a recordarme la necesidad de compartir con ellos mis descubrimientos en el momento en que tuviéramos tiempo para ello.

Comprobé si había algo interesante en el interior de la caja.

- Si, he leído algo. Al parecer su hija se encontraba en esas islas, y fue secuestrada por los nativos, aunque después fue liberada sin problemas.

Konrad se saca el diario de la gabardina

- Yo he encontrado su diario personal. Podríamos examinarlo con más calma, y luego devolverlo, pero haciendo un repaso por encima, he visto que vuelve a mencionar esa droga del diario onírico y quien se la proporcionaba; al parecer era el propio Julián. El psicólogo no estaba seguro de que efectos secundarios podría tener la droga y no quiso proporcionarle más, así que el señor Baxter entró en los archivos de Julián y robó la fórmula para fabricar él mismo la droga. El día anterior a su muerte parece que tomó una buena dosis, intentando regresar a aquel último sueño que describió en el diario. También he encontrado algo sobre un posible hermano o esposo de Ángela, que murió en un accidente, pero no creo que sea relevante para el caso.

En el interior de la caja tan sólo hay una docena de cocos, no sabes el tiempo que llevarán ahí, así que es posible ya no sean comestibles.

-Peligrosos esos indígenas... He leído los estudios de Silas Paterson acerca de algunos de ellos, concretamente los que habitan en las indias orientales. Philip los guardaba en su estudio, quizás este relacionado. – La geografía no era una de mis materias preferidas, pero tenía la sensación de que las susodichas Islas Andamán no se encontrarían muy lejos de la india, en todo caso era algo fácil de comprobar, algo pendiente, no obstante.

-Puede que lo estudiara cuando tuvo noticias del secuestro de su hija, en busca de las motivaciones de los captores...

-Bueno en la caja solo hay una docena de cocos y parece que no nos queda nada más que investigar aquí. ¿Volvemos con Harper?

Habíamos conseguido información precisa y ahora era el momento de exponerla y ordenarla conjuntamente.

- Antes de nada, ¿no ha encontrado alguna referencia a la fórmula que menciona, o la droga? Si la robó y la fabricó él mismo, debería haber algo por algún lado

-No, no he encontrado nada referente a la droga. - Musitó con ligera frustración.

- Hum. Habría que buscar mejor, aunque creo que lo ideal sería ir directamente a preguntarle a este tal Julian, el psicólogo que se la proporcionaba. Ahora volvamos con Harper; no creo que pueda entretener a Angela mucho más.

Cuando Harper se había quedado casi sin conversación y apunto estaba de hablar del tiempo de Nueva Inglaterra, aparecieron por allí Konrad y Michael, el primero mostraba un bulto rosáceo en plena cara que iba a más por segundos, mientras que el segundo traía una cara de satisfacción que dificilmente podía ocultar.

Al ver llegar a Konrad se levanta de un bote y empieza a gritar

- ¡ PERO POR DIOS SEÑOR SUMMERS ! ¿QUÉ LE HA PASADO EN LA CARA? TIENE UNA REACCIÓN ALÉRGICA PARECE, ¡ DEBE IR AHORA MISMO AL HOSPITAL A QUE LE VEAN ESO !

Y en realidad tenía una pinta horrible.

Konrad le quitó importancia al asunto

- Tranquila Ángela, es solo una picadura. Limpie bien en el desván del señor Baxter; una araña ha hecho allí su nido y está lleno de huevos.

- ¿PERO CÓMO UNA PICADURA SEÑOR SUMMERS? ¿ SE HA VISTO USTED LA CARA? TIENE UNA PINTA GRAVÍSIMA....

Aquella mujer exageraba muchísimo, desde luego

- Está bien, si se queda más tranquila iré a ver a un médico en cuanto terminemos aquí, pero deje de gritar, por favor.

- Tranquilícese Angela, no es más que una reacción alérgica, como bien ha dicho... la intento calmar sentándola de nuevo y dirigiéndome al resto sugiero:

- Señores si han terminado la búsqueda como así parece, lo mejor sería dejar descansar a Angela y por supuesto echar un vistazo a esa picadura, no tiene mala pinta pero es mejor prevenir. ¿Les parece que vayamos hablando de camino al doctor?

Dicho esto me levanto y me dispongo a partir con ellos.

Intenté transmitirle serenidad así como también agradecimiento por todo lo que nos había permitido realizar en esta última visita. Se percibía que se trataba de una persona bondadosa y solo podía desearle todo lo bueno que pudiera pasarle, más aun sabiendo de todo por lo que estaba pasando en aquellos momentos de sufrimiento.

-Gracias por todo, Ángela. – Mis palabras lo expresaban con sinceridad, así como los cordiales gestos que las acompañaban.

-Cuídese. – Era la despedida, si todo salía bien, puede que nunca tuviéramos la necesidad de volver a importunarla.

- Si, vámonos ya. Esto empieza a escocer. Muchas gracias por su paciencia, Ángela. Y revise el desván del señor Baxter; no querrá tener una colonia de esas malditas arañas en la casa, supongo.

- No deje de visitar al doctor Walters para que le vea la picadura- dice ya más tranquila gracias en buena medida a Harper que era todo un psicólogo -espero que hayan encontrado lo que buscaban. Y por favor... si no es mucha molestia, infórmenme si descubren algo relevante. Que se solucione esto cuanto antes, pobre Philip...- dijo mientras cerraba la puerta.

En el coche de camino al centro de Providence a la consulta del doctor Walters...

No bien nos hemos instalado en el coche y vamos camino del doctor comienzo a preguntarles ansioso.

- ¿Qué ha pasado ahí dentro? Me estaba preocupando con la tardanza. Decidme que habéis sacado en claro. Y Konrad eso no tiene pinta de ser una araña, ¿qué demonios esconde esa casa?

No pude evitar que una leve risotada aflorara de entre mis labios. Era fascinante y misterioso cómo la mente humana era capaz de asimilar cosas sorprendentes, fruto de la imaginación más creativa, sin cuestionarse demasiado y sin demasiada dificultad y por el contrario otras cosas mucho más evidentes y terrenales podían encontrar infinidad de impedimentos.

-Puede comprobarlo usted mismo. – Con un movimiento aparatoso y motivado por la intención de aplacar su preocupación o su curiosidad, le brindé un calcetín recién encontrado entre mis pertenencias, cuyo contenido podía fácilmente intuirse como la respuesta a su pregunta.

-Tenga cuidado de no mancharse. – Reconozco que era algo asqueroso, pero no tenía intención de deshacerme de aquellos restos hasta que el médico viera a Konrad. No sé, tal vez sirviera para diagnosticar y determinar la cura apropiada para su picadura...

-Por mi parte, he encontrado el acta de reuniones de esa academia del martes por la noche, dónde principalmente podrían destacarse varios acontecimientos:

Animado y decidido tomó la iniciativa en la exposición. Ayudado de su libreta dónde parecía tenerlo todo bien organizado por fechas se dispuso a compartir aquella información.

-He tenido también oportunidad de leer alguna de la correspondencia privada cuyos remitentes eran sus hijos Cynthia y Colin.

En esta ocasión le brindaba la copia textual de las cartas que si bien no eran demasiado extensas, si podían justificar su tardanza a la hora de regresar al salón.

Pero lo que sin duda había significado un esfuerzo mayor había sido la lectura de algunos pasajes con los que esperaba que Harper pudiera ilustrarles mejor que nadie.

-También he ojeado algunos de los libros de antropología que habitaban en la estantería de su estudio. Su autor es Silas Paterson. Los siguientes fragmentos se encontraban remarcados y señalizados.

-En el sótano encontramos una caja de cocos aparentemente intacta. Fue enviada por su hija desde una dirección de las islas Andamán, fechada el 3 de Febrero de este año.

Luego esperó en silencio, sabía muy bien la necesidad de reflexión ante aquella gran cantidad de nueva información. Él también la aprovecharía. Aunque ya tuviera algunas intuiciones y conclusiones (acertadas o no), no rechazaría cualquier observación por parte de sus compañeros

Examino de forma somera el calcetín que me ofrece el señor Hall y no puedo evitar poner cara de repugnancia al atisbar el contenido.

- Por Dios que asco de bicho, Konrad tenemos suerte, el señor Hall ha tenido una buena idea, enseñarle la araña al doctor supone una ventaja médica indudable.

Tras echar una mirada a toda la nueva documentación compruebo que hay mucha tela que cortar y me quedo enfrascado en su lectura durante el viaje.