Partida Rol por web

Lo cierto es que no me veía con muchas ganas de sudar y el hedor que provenía de arriba me decidió a no subir. Así que cuando vi a mis dos compañeros animados y prestos para la aventura decido quedarme abajo.

- Me quedaré abajo con el profesor, tres son multitud allá arriba.

Saco mi arma y la compruebo, por si las moscas. Mientras, no quito ojo de la torre.

Konrad y Michael empezaron el lento ascenso, ambos empuñaban sendas pistolas y subían despacio, con precaución y temerosos de que en cualquier momento algún animal o algo peor asomase en la escalera.

Poco a poco fueron desapareciendo de la vista de los que se quedaban abajo...

A medida que ascendíais el olor se iba haciendo más intenso, en apenas 5 min estábais arriba del todo, las escaleras morían en una cabina con una balconada desde la que se veían kilómetros a la redonda, cuando estábais casi en la cabina el olor penetrante se mezcló con otro que os resultaba más familiar: El olor a podrido. Al entrar en la cabina véis un cerro de papeles revueltos y desparramados en el suelo sobre los cuales hay el cuerpo de un hombre con la cabeza destrozada... apenas podéis contener el vómito.

Ni siquiera os fijáis en el resto del habitáculo...

Me muevo alrededor de la torre buscando algún rastro o pista de lo que pudiera haber pasado, en todo caso intento colocarme en un ángulo donde pueda ver a mis compañeros o al menos el mejor sitio para ver la parte más alta de la torre.

Konrad miró el cadáver con desagrado, pero con la ayuda de un trago de licor fue capaz de contener el pánico y las ganas de vomitar. No era el primer cadáver que veia, aunque no había visto muchos tan destrozados y que oliesen tan mal. Inmediatamente, se puso a buscar por la habitación en busca de alguna pista sólida sobre lo que allí había ocurrido.

No fue fácil digerir la imagen de aquel cadáver cuya cabeza apenas podía distinguirse, pero al verlo, de alguna forma recordó a Silas y el asunto de los comedores de cerebros.

Lo primero que observó fue uniforme del tipo. ¿Era el guardabosques?

Se acercó un poco más, intentando discernir lo que le había sucedido, de encontrar alguna pista que lo relacionara con lo que estaban buscando.

El olor era insoportable y comenzaba a sentir mareos, así que se dio toda la prisa que pudo.

En la cabina además del cadáver hay una serie de documentos que miráis por encima y que no son para nada transcendentes, pero Michael encuentra un trozo de papel con lo que parece una carta inacabada del difunto a un tal Ian. Ambos hombres dedican un par de minutos a leer la carta:

"Apreciado Ian,

Hace ya algún tiempo que estoy por aquí y aún no he podido echar una ojeada a los seres que estamos buscando.He seguido varias veces a Silvia Englund pero parecen darse cuenta cuando lo hago y no se acercan.No creo que ella sospeche porque sus intenciones parecen ser las mismas que las mías. Como convinimos, aún no he dicho nada del tema, pero he encontrado más rastros y pude evitar a esos seres momentáneamente un par de veces pero con muy poco..."

No hay escrito nada más. En la cabina encontráis una radio de onda corta, unas baterías, prismáticos y un fusil. Además Michael encuentra unas extrañas marcas en la cristalera como si algún gran ave se hubiera posado allí. Un grito femenino y un chillido agudo os deja paralizados justo en ese momento.

Harper da una vuelta a la torre si encontrar nada de interés en un principio, pero entonces se fija en que tras unos matorrales cercanos , justo detrás vuestra, asoman las pezuñas de un animal, cuando va a ir a investigar escucháis un chillido agudo y al mirar hacia arriba el tiempo se detiene.

En el cielo hay una especie de enorme crustáceo con alas, cuerpo rosado, una cola ancha y unas enormes pinzas de cangrejo, patas articuladas de insecto, aletas membranosas sobre las que reluce algo metálico que no acertáis a ver del todo.

La bestia es repugnante, asquerosa y definitivamente, desconocida para vosotros. Por la expresión de Vladimir y el grito de Silvia, nunca jamás habían visto algo como aquello.

El hombre se queda petrificado un segundo, pero entonces apresta su escopeta y dispara a la criatura sin pensárselo dos veces, vaciando los dos tubos del arma.

Al ver aquella cosa, la mujer no puede resistirlo y se desvanece, tropezando y cayendo de costado.

Guardé la nota encontrada una vez que ambos terminamos de leerla para así poder compartirla con el resto de nuestros compañeros y con la señora Silvia, quién a juzgar por el contenido de las líneas podía estar interesada.

-Esto nos puede servir... - el resto de objetos también podían llegar a sernos de utilidad, asique le propuse repartírnoslos.

-Mira estas marcas, seguramente el  resplandor que vimos hace un momento está relacionado. - Sin embargo no había ningún indicio que aclarara aquel nauseabundo olor...

Le hubiera gustado otear los alrededores desde aquella elevada posición y porque no, con la ayuda de los prismáticos, pero aquel grito le obligó a actuar de forma más apremiante.

Miró a Konrad en ese momento y aun sin decir ni una palabra ambos pudieron entenderse. De nuevo empuñando su arma se apresuró en acudir a la llamada de auxilio.

A primera vista, Konrad diría que una de las criaturas había atacado al guarda porque lo habían descubierto siguiéndoles, pero no podía asegurar nada más y de todos modos él no era forense. No obstante, se dejó de divagaciones en cuanto escuchó el grito, y empuñando su revolver se dispuso a bajar de la caseta

- ¿Pero qué...?

El pensamiento se hiela en mi mente ante el horror que cuelga del cielo, algo que jamás debió haber existido ni en los más oscuros sueños del pintor más trastornado. Me quedo paralizado escuchando una y otra vez el grito de Silvia, como si nunca fuera a acabar.

El parapsicólogo tampoco consigue reaccionar, empieza a temblar y se queda así unos segundos, sin hacer nada.

Michael y Konrad bajan las escaleras de la torre justo en el momento en el que una enorme criatura voladora que flota por encima de las cabezas de Vladimir, Harper, Vasily y Silvia lanza un rayo pálido desde una caja metálica que lleva sobre sus alas a apenas un metro de dónde Harper permanece inmóvil.

El rayo impacta en el suelo y deja un agujero y una zona requemada alrededor, pese a todo, Harper sigue sin moverse.

En el cielo hay una especie de enorme crustáceo con alas, cuerpo rosado, una cola ancha y unas enormes pinzas de cangrejo, patas articuladas de insecto, aletas membranosas sobre las que reluce algo metálico que no acertáis a ver del todo.

Tirada de COR , si fallaís perdéis 1D8.

- ¿¿Pero que coño es eso??

Konrad estaba demasiado tenso por la visión del cadáver para sentir miedo ante la aparición de aquella... cosa. Sin dudar un momento, apuntó con su revolver y disparó.

-¡Joder! - La mente del inspector Hall tampoco era capaz de definir lo que sus ojos estaban viendo en ese momento, pero a juzgar por lo acontecido en su acercamiento a aquella torre y por las marcas de los cristales, esa criatura había acabado con la vida del guardabosques sin demasiada piedad.

-¡Harper! – Gritó al ver que su compañero era incapaz de reaccionar. Por suerte aquel rayo había fallado, pero se trataba de algo altamente peligroso y mortal. Quedarse quieto sería tentar a su suerte.

Desde las escaleras no había mucho más que pudiera hacer, sin pensárselo dos veces apretó el gatillo...

Entre el grito del señor Hall y la explosión justo a un metro de mí por fin reacciono y salgo de mi estupor. Me aparto a un lado buscando un ángulo donde el bicho tenga dificultad para alcanzarme y disparo mi arma.