Partida Rol por web

Permanezco en silencio pensando hacia donde deberíamos dirigirnos. Lo cierto es que estoy bastante perdido.

- De momento vamos a la comisaría a buscar a Bangs y a Dilinguer, a ver si ellos han obtenido algo.

Konrad abandonó la cabaña para dirigirse a la salida del criadero, con la intención de ir hacia a la comisaría

Sigo los pasos de Konrad sin hablar, esperando que nuestros compañeros hayan tenido mejor suerte en sus pesquisas.

- ¡Haberlo dicho antes! George Packard. Es familia del detective que me detuvo. Es un chico que acaba de dejar atrás la pubertad. De lo más bajo del departamento yo creo, me refiero en puesto. No tiene fama de ser mal tipo. He oído -dice bajando más la voz-que Morris Packard está actuando con mucho ahínco. Dicen que no es normal que hayan tardado tanto en asignarme abogado y que encima viene de Jacksonville. Oí a uno de los policías que decía que tienen mucha prisa por resolver esto. ¿Ahora lo véis claro no? me quieren cargar a mí la muerte del Padre García sólo porque le ví el mismo día. No me huele bien esto, no os fiéis de Morris Packard.

¡Ajá! Ahí está la maldita conexión... Ese puto detective tiene algún chanchullo con los del criadero. El Padre García debe haberles descubierto y lo han quitado de en medio, con muy poco estilo.

Necesitamos más información pero al menos tenemos algo por donde empezar. Miro a Bangs para ver si también ha atado cabos. Supongo que sí pues el viejo ha demostrado ser muy inteligente.

- Haremos lo posible por sacarte de aquí Colin. - digo con el semblante serio. - Señor Bangs, creo que es hora de poner al día a Konrad y Harper y ver todos juntos como mover el culo de Baxter fuera de aquí. - digo señalando al interior de la celda con el pulgar.

Colin iba a decir algo más pero el policía volvió puntual y casi al mismo tiempo que Joe daba por terminada la conversación. El policía os condujo de vuelta arriba y en menos de lo que canta un gallo estábais de nuevo en la calle y de ahí a tomar un café y esperar al resto.

Antes de media mañana en un café del centro muy cerca de la comisaría de policía y el castillo de San Marcos. George y Joe esperaban a Harper y Konrad que llegaron con expresión contrariada. No había ido muy bien la cosa.

- Nuestro hombre ha huído -informó Konrad al llegar a la cafetería- No tenemos muchas posibilidades de dar con él, pero podríamos investigar su entorno para ver si alguien nos puede decir a donde ha podido huir.

Pidió un café solo, y lo cargó un poco con el contenido de su petaca asegurándose de nadie que no estuviera en la mesa lo viera.

Apago el cigarrillo y me enciendo otro mientras escucho a Konrad. Doy una primera y larga calada y luego me dispongo a contar lo que hemos averiguado.

- Lamento oír eso. - Gruño un poco. Es una putada pues nos vendría de lujo haber hecho cantar a ese cabrón. Ofrezco un cigarrillo al resto de los presentes y continúo hablando: - El famoso George es seguramente George Packard. - Digo bajando el tono para que nadie quitando a los cuatro presentes pueda escucharme. - Es familia del detective que detuvo a Colin. Baxter conoce a George, dice que es de lo más bajo de la cadena policial... un buen tipo. Pero Morris Packard, el detective, es harina de otro costal. No es trigo limpio. Se está esforzando mucho, demasiado en esta investigación. Es más que posible que quiera cargar la muerte del Padre García a nuestro amigo Colin sólo porque se vieron el mismo día que lo mataron... - Niego con la cabeza mientras vuelvo a fumar un poco más.

- Si tuviera que apostar, el tal Morris fue el que se cargó al sacerdote... quizá fue un accidente y tan sólo quiera encubrirlo... o quizá esté encubriendo a alguien, o sus propios negocios turbios... No lo sé. -

Voy a dejar un rato para que mis palabras resuenen en los oídos de mis compañeros... Hay mucho en qué pensar y tenemos que decidir cómo proceder ahora. No será fácil. 

Tras escuchar las pesquisas de Dillinger y el señor Bangs me doy cuenta de que estamos en un lío.

- ¿Y que podemos hacer ante un detective corrupto? Contra la policía estamos maniatados.

Miro alternativamente a mis compañeros, no me apetecía nada acabar en una calurosa cárcel de Florida. Solo de pensarlo tengo que sacar mi pañuelo del bolsillo y secarme el sudor que perla mi frente.

- Demostrar que es corrupto -respondió Konrad como si fuera lo más normal del mundo. En sus tiempos como policía, había visto suficiente mierda como para saber que ningún poli corrupto es tan listo como se cree que es

No me gusta ser pesimista.- Dice el viejo antes de que su frase se vea cortada por un ligero ataque de tos tan seca como el desierto.- Pero ¿Cómo exactamente piensa hacer eso señor Summers?

No es que la idea le desagradara al viejo anticuario que deseaba ver libre al joven Baxter tan rápido como fuese posible para poder vender el tesoro y recuperar su dinero, pero dicho así no le parecía un plan muy detallado.

- Bueno, soy investigador privado; sacar los trapos sucios de la gente forma parte de mi trabajo. Seguirle, averiguar donde vive, a donde va, hacer una "visita" a su casa para ver que se puede encontrar... La verdad es que no es una tarea muy distinta a la de averiguar si un marido le pone los cuernos a su mujer.

Konrad tiene razón. Miro seriamente al resto. – Yo puedo encargarme de colocar pruebas en casa del detective. – Comento con naturalidad como si no fuera la primera vez que hago algo así. – Pero dudo que podamos pillarle con las manos en la masa… No creo que podamos conseguir testigos creíbles que testifiquen contra él, o que sus compañeros le pillen dejándose comprar o infringiendo la ley… Lo más que se me ocurre es colocarle algo de contrabando en su casa… -

Una nueva calada y exhalo el humo hacia el techo lentamente. - ¿Le importa que le acompañe, Konrad? – Espero que esto salga bien, porque mi siguiente opción es darle una paliza a ese detective hasta obligarle a confesar.

- En absoluto -respondió Konrad sonriendo. Le empezaba a caer en gracia ese Dillinger; Bangs y Harper hacían un buen trabajo cuando tocaba pensar y mirar tomos gordos, pero esta pequeña misión necesitaba de otras habilidades, y de hacer cosas que no eran precisamente "legales". A fin de cuentas, a él le importaba una mierda la honradez o corrupción del oficial en cuestión; era un poli idiota que se había puesto en su camino, y para él eso era más que suficiente para querer joderle.

Lo cierto es que la conversación había derivado hacia el tipo de temas escabrosos del que yo mismo no me siento muy partidario es por eso que cambio el tema de la conversación.

- Bueno, puesto que vosotros dos ya tenéis trabajo quizá el señor Bangs y yo podríamos darnos un paseo por la biblioteca, o el archivo local o el periódico o lo que sea que haya por aquí con libros y legajos. Quizá podamos sacar algo en claro de todo esto.

Dirijo la mirada hacia el señor Bangs.

- Todo eso si no tiene alguna otra idea.

Según lo acordado, el grupo se dividió en dos subgrupos. Uno iría a la biblioteca y a los archivos de los periódicos y el otro seguiría al detective Morris Packard, pues él era la clave según parecía.
 

Volvéis precisamente a la comisaría, aparcáis discretamente lo suficientemente lejos como para no ser detectados y lo suficientemente cerca como para ver salir o entrar a Packard cuando lo haga. Son las 12 45 y esperáis hasta las 14 00 sin que haya salido aún, al parecer no ha salido a almorzar ( si es que se encuentra dentro).

Gracias a vuestra educación superior y con esto nos referimos a modales en general, os indican amablemente que la única biblioteca de interés es la que está ubicada en el interior de la Sociedad Histórica de San Agustín en la C/ Charlotte. Allí la entrada es pública y tienen un gran archivo respecto de la ciudad y su historia.

Además os enteráis de que en San Agustín circulan dos periódicos, el Heraldo de San Agustín, de carácter local y el Centinela de Jacksonville, que se ocupa fundamentalmente de casi todo el Estado y cubre los principales sucesos.

Las oficinas del Heraldo están en el centro mientras que las del Centinela están en Jacksonville, os informáis también de cómo llegar. Al parecer hay un tren que tarda 45 min en lugar de las 2 h que se tarda en coche.

- Podemos esperar aquí todo el día, o puedo asegurarme de que Packard está dentro... - sugiero a Konrad. - ¿Te parece si lo compruebo y me esperas con el motor encendido por si acaso? - pregunto. Si no le parece buena idea esperaré pacientemente en el interior del vehículo, pero si accede tendré que darme prisa y volver a entrar en la comisaría con un buen plan improvisado para averiguar si el poli corrupto está ahí o no, y si piensa salir de una puñetera vez.