Partida Rol por web

- Muy bien señores, en ese caso nos vemos a lo largo de la tarde en mi despacho. Tenemos que hablar largo y tendido. Siento lo de Bangs -dice despidiéndose y caminando hacia su coche aparcado en la misma puerta de la iglesia.

- Nos vemos.

Dice yéndose en la dirección contraria a la del juez, dando un rodeo a la iglesia por la izquierda.
 

- Si no les importa me marcho a casa de mi padre. Ángela me espera.

Harper, Joe y Konrad van a tomar un café junto con el tal Graves.

- Bueno caballeros. - Comento mientras me acomodo en la silla y observo el café que acaba de ponerme el camarero. Saco un cigarro y me lo coloco en la boca antes de ofrecer al resto por si alguno quiere.

- Preferiría estar brindando con un whisky por la memoria de nuestro buen amigo Bangs... Pero esto es lo que hay. - Digo levantando la taza de café a modo de brindis. Luego le doy un pequeño sorbo.

- Imagino que no piensan cancelar nuestros planes. - Añado mirando un momento a Konrad y Harper. - Bangs habría querido que siguiéramos adelante. - Y la verdad, no estoy yo como para perder oportunidades de hacer dinero.

Al entrar en el bar el ambiente preñado de olores ricos y sabrosos golpea mi nariz con contundencia. Multitud de dulces desprenden un aroma perturbador para mi estómago. Comienzo a sentir un apetito atroz pero me da vergüenza desatar mis pasiones gastronómicas justo tras el entierro de nuestro compañero, así que encargo un café con leche en taza grande y remuevo con cara mustia la cucharilla mientras escucho al señor Dillinger.

- Ni por asomo pienso en cancelar nada - repongo con brío - Hemos llegado demasiado lejos y el señor Bangs no nos perdonaría que abandonáramos. Lo que no sé es muy bien por donde seguir.

La cafetería más cercana resultó ser un lugar agradable. Más el servicio, también lo resultó; algo de agradecer en nuestras circunstancias. Normalmente me gustaba tomar té  con un pequeño chorrito de leche pero en el día de hoy necesitaba algo que me estimulara de nuevo.

-"Un sandwich y café sólo, por favor." pedí cortésmente al camarero.

Me gustaba muy caliente acompañado de una copa de Brandy para ir añadiendo unas gotas de vez en cuando. En casa, el servicio ya estaba alertado de esta costumbre, pero lamentablemente no me encontraba en mi casa. Así que dejé que mi nariz captara el aroma del café antes de dar un primer trago y volver a depositar la taza sobre la mesa para acomodarme en la silla, me alegraba saber que mi amigo no estuvo solo y además....entretenido; con la mente ocupada como a él le gustaba.

-"Estamos de acuerdo, señores. El esfuerzo y sacrifico de nuestro amigo el Señor Bangs no ha de ser en vano. Debéis continuar...debemos continuar si me lo permitís." Cogiendo mi sandwich le dí un pequeño y delicado mordisco mientras sonreía a los presentes y medité durante unos instantes la siguiente afirmación. 

-"Como le digo a mis alumnos: No todo se aprende en las bibliotecas de las universidades ni de los anticuarios. A veces se descubren cosas muy interesantes viajando por el mundo.  Soy profesor de Arqueología y doy fé de mis afirmaciones por mis numerosos viajes a Egipto como a otros lugares." Tomé otro sorbo de café antes de proseguir: -"Si tenemos algo de tiempo me gustaría que me pusieran al corriente de vuestra última aventura con mi gran amigo. Quizás un punto de vista diferente aporte un nuevo comienzo." Tras este pequeño diálogo mi mirada se centró de nuevo en mis acompañantes.

Las cafeterías no eran lugares que Konrad frecuentase; él prefería los pubs clandestinos donde servían bebida de verdad y la música jazz atronaba el local hasta altas horas de la noche. Pidió un café solo y sin azúcar; ya le añadiría él algo de "aderezo".

- Si lo que quieren es brindar por un muerto como está mandado, podemos ir a mi oficina. Allí si tengo cosas con las que merece la pena brindar.

Konrad miró discrestamente a su alrededor para asegurarse de que nadie le veía añadir un chorrito del contenido de su petaca a su café. Dio un sorbo y encendió un cigarrillo antes de continuar con la conversación. Asumió la pose y expresión que ponía cuando interrogaba a alguien, firme y ligeramente agresiva, para dejar claro que no se iba a andar con tonterías.

- Si quiere mi opinión, señor Graves, todo esto es una locura, y si de verdad quiere meterse en ella, estese preparado para lo peor. No voy a andarme con medias tintas: ya he visto morir a dos buenos hombres desde que todo estó comenzó, de formas bastante horribles. El señor Bangs ha sido el tercero, pero al menos es un consuelo saber que la causa ha sido su edad. Así que sepa que se expone a un gran peligro si quiere acompañarnos en esta investigación. Si está dispuesto a asumir eso, entonces le contaré más.

Sonrío ante la actitud de Konrad. Es un tipo duro, y me alegro de estar en el mismo bando que él. Lástima que trabaje por libre… podría encajar bien en la banda de mi hermano.

Me acomodo en la silla y vuelvo a pegar otro sorbo al café. Miró a Graves sin borrar la sonrisa de mi rostro:

- Si convence a Konrad tendrá casi todo hecho para meterse en esta empresa. –

Sé que en el fondo la opinión de Harper vale tanto como la de Konrad, pero este último impone más. La gente poco habituada a este tipo de confrontaciones no suele percatarse de detalles así, así que simplemente me dedico a observar a Graves y su reacción.

Lo poco que quedaba de mañana transcurrió allí sentados. Harper llevaba la voz cantante y ponía a Graves al tanto de la extraña muerte de Philip Baxter, del diario onírico del viejo profesor y el mapa de unas tierras en el mundo de los sueños, de la extraña araña hallada en su casa, de la tormentosa relación con su hijo Emmott, de los problemas legales de Colin, de la estancia de Cynthia en las Islas Andamán teniendo pocas noticias suyas y siendo secuestrada por unos aborígenes para después ser liberada, de los experimentos de Silas Patterson y de su posterior suicido, de la construcción de un observatorio en Montana para seguir a una extraña estrella y demostrar que existe, de las extrañas criaturas con las que lucharon en el observatorio y las pistas allí halladas*. De hecho desplegaron cantidad de documentos allí en la cafetería justo después de almorzar.

A primera hora de la tarde todavía seguían hablando sobre cómo desmantelaron la secta de San Agustín, sobre la extraña criatura vestida de mujer que habían abatido, el falso asesinato de Colin y el naufragio y el oro. Finalmente la muerte de Bangs y lo más importante lo dejaron para el final: ¿Qué hacer ahora?

1.- Cumplir el encargo de Braddock y viajar a las Islas ésas con el barco de Colin o en otro

2.- Investigar la "Tierra de los sueños", el bebedizo que dicen que permite viajar allí (la botella sucia)

3.- Continuar investigando en Providence

Se acercaba la hora de la reunión en el despacho del Juez...

Sentía la boca seca después de tanto hablar pero había merecido la pena. Con suerte tendríamos un nuevo miembro en el equipo para proseguir la investigación. Tras beber un último trago de champán voy recogiendo mis cosas, poniéndome el abrigo y comentando.

- Mientras decidimos nuestro siguiente paso, vamos a ver que nos depara la conversación con el juez. Quizá nos aclare qué camino tomar. Ahora mismo no me apetece volver a embarcarme y me suena mejor eso de "La tierra de los sueños", pero quizá haya que cambiar de opinión.

- Ustedes son los expertos. – Respondo ante las palabras de Harper. – Cuenten conmigo para lo que sea. Personalmente preferiría no viajar. No tan pronto al menos. – Aclaro.

Me quedo unos segundos pensativo. Quizá haya algo más en Providence. Algo que nos hayamos saltado.

- A mi tampoco me apetece viajar, pero supongo que las cosas se aclararán un poco cuando tengamos a todos los Baxter juntos; quizás la hermana de Colin sepa cosas de su padre que hasta ahora han permanecido ocultas. Pero ya no me cabe ninguna duda de que hay toda una conspiración detrás de esto, y que la secta que vimos en San Agustín es solo una rama de la misma. Si se ha corrido la voz de lo ocurrido, podriamos tener problemas en Providence. Tenemos que estar alerta.

Y todavía quedaba el tema del supuesto suicidio, que a Konrad le resultaba demasiado conveniente. Tendría que preguntar al juez si al menos habían encontrado el cuerpo.

Guardé varios segundos de silencio tras escuchar el relato de aquellas personas. Tomé un último bocado a aquel sándwich sabroso y delicioso, sin dejar ni una miga en el plato. Aún podía oler a café recién hecho, momento que aproveché para pedir al camarero que me llenara de  nuevo la taza al mismo tiempo que reposaba mi cansada espalda en el respaldo de la silla.

-“Peligrosa aventura nos espera con lo que me contáis. No me asusta, al contrario… En mi opinión, lo mejor es ir cerrando los caminos que se nos presentan. Si hay algo que investigar aquí…hagámoslo. Y luego decidamos por donde continuar.” Llené mi boca con otro café caliente y lleno de vida.

- Parece que esperaremos pues... Primero hablaremos con el Juez a ver si nos esclarece algo... y luego decidiremos si investigar más en Providence, si buscar algo sobre ese extraño bebedizo, o si viajar a las Islas. - Comento. - Aunque esto último parece que queda relegado al último lugar. -

Acabo mi café y, de momento, no me pido nada más.

De allí fuísteis directamente al despacho de Braddock. Nuevamente os recibe su secretaria haciéndoos pasar el despacho lujosísimamente amueblado, panelado con roble oscuro y en donde huele a madera y piel. Con el escritorio que es una auténtica joya y el sofá de tres plazas que debe costar una fortuna.

Colin estaba en el despacho charlando amigablemente con Braddock sentados en el sofá cuando os dieron paso.

- Bien. Me alegro de que hayan sido puntuales. Mi pésame de nuevo... - hace un ademán con la mano -bien señores. ¿cómo les fue en Florida? veo que trajeron a Colin, así que mis felicitaciones. Colin me ha comentado que le tendieron una trampa para endosarle un asesinato. ¿Qué pueden contarme?

Konrad se sentó ante el juez y sacó su libreta de notas para relatarle lo ocurrido en Florida. Lo hizo en un tono monótono y automático; a fin de cuentas, era un profesional.

- Cuando el señor Bangs, el señor Welles y yo llegamos a San Agustín y nos pusimos en contacto con el señor Baxter, él nos explicó que se encontraba en Florida con el motivo de realizar una expedición marina, y nos ofreció la oportunidad de participar en ella, a lo cual accedimos. El señor Dilinger se unió también a la expedición y en ese momento fue cuando lo conocimos. Tras hayar una especie de ruinas marinas y regresar a puerto, el señor Baxter fue inmediatamente detenido por la policía, acusado de haber asesinado a un sacerdote con el que había hablado antes de partir. El señor Baxter defendió su inocencia, pero la policía no parecía muy dispuesta a investigar el caso a fondo, así que nos vimos en la obligación de desentrañarlo nosotros para poder cumplir con la tarea de traerlo de vuelta a Providence. En el transcurso de la investigación, averiguamos que una serie de personalidades locales, entre las que se encontraba un oficial de la policía, eran miembros de una especie de culto o secta. Dicha secta estaba implicada en el asesinato del sacerdote y, mediante sus contactos en la polícia, habían inculpado al señor Baxter, quizás con el propósito de hacerse con algo que fue hayado en la expedición, aunque desconozco exáctamente el que. Informamos a la policía de todo lo que habíamos hayado, y la secta fue desarticulada en una operación policial. Lamentablemente, los miembros se resistieron a la detención y fueron abatidos en un tiroteo con la policía, por lo que no se pudo proceder al interrogatorio de los implicados. No obstante, la documentación hayada fue suficiente para demostrar la inocencia del señor Baxter. Una vez liberado, procedimos a regresar a Providence, aunque desgraciadamente el señor Bangs sufrió un ataque al corazón y fallecío de camino.

Asiento durante toda la exposición de Konrad, rápido y conciso había explicado toda nuestra aventura en un santiamén.

- Básicamente eso es todo lo acontecido. ¿Qué hay del tema de Cynthia? Me tiene intrigado.

Su semblante se va endureciendo a medida que escucha toda la narración. Finalmente dice -¡vaya! y me quejaba yo con todo lo que tenía que lidiar aquí en Providence. Gracias a Dios no hemos tenido noticias de ninguna secta aquí. Toquemos madera.. -dice tocando su escritorio -bien. Me alegro Colin que esta vez no hayas sido tú -dice medio en broma medio en serio. La cara de Colin era todo un poema...

-bien caballeros. Respecto al suicidio de Silas, como me temía el cuerpo no ha aparecido y hemos dado de momento por concluido el asunto. El otro tema que quería comentar con ustedes era Cynthia. Me gustaría que viajasen hasta las islas y me la traigan. Es el último heredero que nos falta y por supuesto no es más que un favor que les pido. Entenderé que no quieran ir. Aquí el bueno de Colin ofrece su barco. Les recomiendo que le hagan estudiar las cartas náuticas antes de ir tan lejos -dice ahora más distendido -está herencia me trae de cabeza si les soy sincero. Todo este asunto...