Partida Rol por web

Tal como esperaba Seiji, los piratas se centran en la furgoneta que pasa por delante de ellos, mientras Lupo consigue escabullirse entre los coches aparcados. El Chef pirata y el Pirata con parche corren detrás de la furgoneta, mientras que el Pirata cojo, con la pata de palo, se queda rezagado.

Los dos loros del chef salen volando detrás de vosotros y comienzan a lanzar picotazos a las ventanillas, sin mayor peligro.

Mientras, Lupo se adentra en el establecimiento. En la entrada hay un par de mesas, de madera mellada, para los clientes (valientes, sin duda). Detrás de la barra se ve una puerta que da acceso a las cocinas.

Seiji le dice a Keboi en tono confiado ¿Si ves? No hemos matado a nadie y le hemos ahorrado a Lupo una cantidad de líos. El hábil conductor disminuye un poco la velocidad, para mantener motivados a los piratas. Les mantiene a una prudente distancia de unos 20 metros. Keboi, vigila si han sacado los trabucos para empezar a hacer maniobras evasivas.

- No confíes tanto en la suerte, Kurosawa-san. Hasta ahora estamos sobrados de ella, pero Lupo ha entrado allí solo... - Comenta Keboi una vez que su compañero ha reducido la marcha para mantener a los piratas a la zaga sin que perdieran el ritmo. Se levanta del asiento y se desplaza hábilmente por el interior del habitáculo hasta colocarse en la parte trasera, desde dónde pudiera vigilar a los piratas gracia a las ventanillas y avisar al hábil conductor de posibles disparos de trabuco o armas mas pequeñas. Un impacto directo a alguna rueda podría suponer un gran retraso a la hora de seguir con el reparto. Y tiempo era lo que menos le sobraba al equipo.

Lupo no se permitió respirar aliviado cuando sobrepasó a los piratas. Si decidían que la persecución no merecía la pena, regresarían al local, así que tenía que actuar rápido. Su preparación ninja le había enseñado a no dejarse llevar por el pánico, pero las situaciones de sigilo requerían que mantuviera una concentración constante, así que se obligó a repetir mentalmente los ingredientes que debía robar: pepperoni, mozzarella, anchoas, piña, aceitunas negras...

El interior del local parecía desierto. Lupo lo atravesó silenciosamente y se dirigió hacia la puerta de la cocina. Esperó unos momentos antes de abrir la puerta, con el oído agudizado por si percibía a alguien en el interior: su intención era entrar si creía que no había nadie. En caso contrario, habría que crear otra distracción...

Pepperoni, mozzarella, anchoas...

En el exterior, habéis perdido de vista al Pirata cojo, que dejó de perseguiros casi al principio. El Chef pirata comienza a parar, cansado de la carrera, mientras el Pirata tuerto levanta su trabuco para apuntar por el ojo bueno. No hay ni rastro de los loros rabiosos.

En el interior, Lupo consigue introducirse sin problemas hasta la cocina. Fundiéndose con las sombras consigue llegar a la puerta de la nevera. Mira alrededor y escucha por si algún enemigo viene detrás de él, mientras abre la puerta de la nevera...

¡Booum!

Lupo abre los ojos y contempla un par de cacerolas colgando sobre él. Al otro lado de la puerta de la nevera había una trampa cañón. Según parece, el Chef pirata era un paranóico - y con razón.

- ¡Nos disparan por detrás! ¡El único pirata que nos sigue se ha parado para disparar el trabuco! - Keboi avisa al conductor al tiempo que agarra la manilla de la puerta trasera de la furgoneta, listo para abrirla aunque sin llegar a hacerlo por la presencia de aquellos maldito loros chillones. Se lleva la mano libre a la bolsa de shuriken, que pendía en su espalda, y extrae dos de estas mortales armas arrojadizas, preparándolas para lanzarlas contra el pirata en caso de que este lograra impactar contra el vehículo. Confiaba que no fuera necesario ya que Kurosawa parecía un conductor mas que preparado para evitar ese tipo de incidentes.

- ¡Vuelve al local en cuanto puedas! Si nos alejamos demasiado Lupo podrá meterse en problemas con los piratas que se han cansado de la persecución! - Un mal presentimiento le asaltó en el momento en que se escuchó una fuerte detonación en el interior del local pirata.

Seiji al escuchar a su compañero, toma una curva a la derecha por el final de la cuadra donde se encuentran, para desaparecer de la zona de tiro del pirata tuerto, sin tener que abrir ventanas, poder dar una vuelta a la manzana y volver al punto cero a recojer a Lupo.

La furgoneta gira la esquina chirriando las ruedas cuando oís la detonación del disparo. Saltan esquirlas de ladrillo en la pared del edificio. A toda velocidad, Seiji conduce rodeando la manzana.

Mientras, tumbado entre los trastos de la cocina, Lupo escucha cómo se cierra la puerta de entrada, y unos pasos desacompasados.

Con un apresuramiento nervioso, Lupo trata de sobreponerse al cañonazo y comprueba que sus heridas le permitirán finalizar la misión. Sin embargo, sus nervios le traicionan y está a punto de derribar toda una pila de cacharros sobre el suelo, lo que habría resultado fatal ahora que hay alguien entrando en el local... ¡el patapalo!, piensa Lupo bordeando la histeria. Trata de sobreponerse y se esconde tras la puerta, en un lugar donde pueda sorprender de espaldas a los que entren en la cocina. Usaría un cuchillo, pero aún cree en el sigilo, así que, renunciando a su entrenamiento ninja en instrumentos afilados, toma un cazo ganchudo y una sarten. Cuando el patapalo entre, Lupo apresará su pierna buena con el cazo y tirará hacia atrás, haciendo perder el equilibrio al pirata, para después dejarle KO con la sartén.

No es el mejor de los planes, pero dado su estado nervioso, es lo mejor que se le ocurre ahora para no tener que matarle...

Kurosawa, acércame todo lo que puedas al local, voy a entrar a cubrir a Lupo. Nos vemos en el mismo punto en que se bajó. - Flexiona las piernas, agarra con fuerza la manilla de la puerta trasera y vuelve a guardar en su bolsa los shurikens que había sacado. Una vez evadidos del problema del pirata del trabuco ya no tenía sentido alguno llevar las armas al descubierto.

Cuando Kurosawa realiza la maniobra que Keboi le pide, abre la puerta y salta en el aire, adelantando los brazos para hacer girar su cuerpo y caer rodando por el asfalto. Era una de las primeras técnicas que había aprendido de su viejo maestro y de las que mejor manejaba.

Una vez en la carretera, le hace un gesto a Kurosawa para indicarle que se encontraba en perfectas condiciones y que siguiera adelante con el plan. Busca entonces un acceso al local pirata, dispuesto a realizar un asalto para ayudar a su compañero en caso de que este lo necesitara. Al fin y al cabo, era la tarea de un Vigilante proteger a sus compañeros y solucionar sus problemas. El Conductor del equipo no estaba en problemas y se valía por si mismo. Era hora de acercarse a echarle una mano a Lechugas.

En el interior de la cocina todo sucede velozmente. El pirata cojo entra, se queda parado durante un instante al ver la puerta quemada del frigorífico, y por el rabillo del ojo distingue una forma humanoide. Lupo trataba de atrapar al pirata, pero se detuvo antes de llegar al punto ideal, sin embargo utiliza la cacerola para golpear al enemigo, dándole en un brazo. El pirata se abalanza sobre él y comienza un forcejeo.

En el exterior, sus compañeros han dado la vuelta a la manzana. Keboi abre la puerta trasera y está a punto de saltar de la furgoneta cuando dos coloridos loros surgidos del mismísimo infierno entran por la puerta y comienzan a picotear a los ninjas.

Seiji frena en seco y saca una de sus confiables bombas de humo ninja, con ellas de seguro desorientará a los malditos pájaros para poder usarlos como reemplazo del pollo de la pizza. Keboi! voy a lanzar una bomba de humo, alístate!

El joven ninja se lleva la sorpresa de su vida. No se esperaba que aquellas bestias aladas estuvieran todavía por los alrededores de la furgoneta y que irrumpieran en ella con tanto ímpetu. El frenazo de Kurosawa lo coge también por sorpresa, pero le da tiempo a agarrase con fuerza a la puerta abierta y mantener el tipo mientras se protegía los ojos de los fieros picos de los loros.

- ¡Lanza! - Exclama saltando de la furgoneta y aguantando como puede los picotazos de los loros. Solo eran dos pajarracos. Si Kurosawa se encarga de uno, él se encargaría del otro. Y cuando acabara con aquella bestia de brillantes colores, iría a echarle una mano a Lupo.

Sin pensarselo un segundo, Seiji suelta la anilla del bote de humo y lo deja caer en la furgoneta. Inmediatamente se llena con un espeso humo gris irritante. Los pájaros intentan salir por donde pueden, rebotando en los cristales, hasta que consiguen encontrar la puerta trasera. Podéis ver cómo vuelan renqueando hasta posarse en un árbol cercano, donde comienzan a toser como fumadores crónicos.

- ¡Rayos, largad velas ratas de cloaca! - os dice el loro verde.

En el interior del establecimiento se escucha el estrépito de los platos y cacerolas cayendo al suelo. Lupo y el pirata combaten en cuerpo a cuerpo cerrado. Lechugas consigue darle un empujón y el cojo tropieza con una sartén, cayendo sentado junto a la puerta.

A la porra filipina el sigilo, pensó Lupo mientras se limpiaba la sangre de las manos. Cuando el Pirata cayó contra la puerta, intentó volver a dejarle KO con una sartén del suelo. Esperaba vivamente que el resto de los piratas estuvieran tan entretenidos persiguiendo a su equipo que no hubieran oído ese estrépito...

Miró al patapalo. La sartén estaba en su mano, vibraba con el poder milenario del teflón místico.

-La vida pirata es la vida me-JOR.

Lupo recuerda el gong milenario de la academia ninja, que avisaba de la hora de comer, en el momento en el que la sartén impacta en la cara del desdichado pirata. Rodando por el suelo hasta quedar tumbado junto a un canasto de cebollas, el pirata parece recordar la hora de la siesta de la academia pirata, si es que estudian algo.

En el exterior, los pajarracos no parecen tener muchas ganas de volver a jugar a las películas y permanecen en lo alto del árbol mirándoos con cara de pocos amigos. En la esquina más alejada del edificio, podéis ver el Chef pirata, con los dos cuchillos de cocina en las manos y la cara roja de furia, corriendo hacia vosotros.

Seiji acciona la radio de la máscara Kurosawa a Esplugas-san, cuánto tiempo más? Keboi-san se bajó para dar apoyo terrestre, estatus de la situación.