Partida Rol por web

Grim tuvo que quitar la vista de aquel enano loco, si quería lanzarse él solo contra los pieles verdes allá él. Abrió mucho los ojos cuando escuchó el informe del resto, tantísimos pieles verdes y todos con la idea de matarlos. - Malditos hijos de trol, hay que salir de aquí. Vamos salid del río y larguémonos no podríamos ni durar ni un minuto contra tantos. Vamos Kurt, este cacharro es lo más lento del grupo, más vale que luego nos alcancen con sus caballos el resto y que el apaño pueda aguantar.

Al escuchar lo que dice Grim asiento .Lo que daría por un cañón de salvas  maese enano podríamos convertir ese vado en un infierno  pero como no lo tenemos ya podemos echar a correr.Echo un vistazo al carro con cierta preocupación  . si esos pieles verdes tienen caballería podemos tener un problema .

Una vez cruzado el vado y ayudando en el trayecto al venerable Grunt a salir del agua, creía estar fuera de peligro nada mas lejos de la realidad. Nathan con mejor vista que yo vio lo que se nos venía encima, no teníamos ninguna posibilidad.....ni en el mejor de los sueños tendríamos posibilidades contra tanto piel verde.

- Es hora de espolear los caballos y cabalgar como el viento. No tenemos ninguna posibilidad de sobrevivir en caso de quedarnos, nos tumbarían solo por sus números.

Encaro con el caballo el sur como el explorador imperial a dicho en caso de que la orden termine siendo correr por nuestra vidas.

-¡Subid a Igor de una puñetera vez y nos vamos!-respondió Kurt desde el asiento del conductor. Aquella situación era un asco, pero el anciano no iba a poder con todos esos orcos, ni alcanzarles si empezaban a avanzar ya. Quizás los otros pudieran apañárselas para escapar, pero desde luego él no. Y por algún motivo, era importante para Jaime.

"Pero ya podría darse prisa, maldita sea su alma..." pensó disgustado, mientras retorcía las riendas entre sus manos presa de la ansiendad. 

La precisión con la que Nathan había descrito las fuerzas enemigas dejaba fuera de toda duda su única opción, salir de allí rápido. Era cierto que los tiradores del grupo de manera segura podían, casi con toda seguridad, contener los primeros intentos de cruzar, el problema estaba que sus compañeros aunque bien podrían detener el avance cuerpo a cuerpo de los enemigos, no podrían mantener la posición con tanto arquero goblin y al final acabarían sucumbiendo ante sus flechas.

- Vamos Melissa, no perdamos tiempo entonces, tomemos el camino del valle como Jaime ha propuesto y adelantémonos para buscar una ruta segura entre las montañas, en la explanada seremos presa fácil. - dijo expoleando a su montura.

Espoleo mi caballo para ponerlo al trote, es el momento de buscar una salida, junto a la Elfa de mirada de águila me siento más segura, lo que se me pase a mí, seguro que a ella no. Separanos no es una opción con tantos enemigos en las proximidades, así que iremos juntas.

-Vamos allá- le digo mientras me aprieto la coleta para dominar mi salvaje pelo rojo, Carafea renqueneante empieza a coger velocidad poco a poco.

Tras haber prácticamente arrojado Domochievski al anciano sobre el carromato, y que el enano Grunt hubiese de nuevo subido al carromato monjando todo, el grupo pudo al fin ponerse en marcha con cuatro exploradores por delante separados en dos grupos. El primero estaba conformado por Alfred y Hans, y el segundo por Melissa y Lorantha. Uno de estos habría de viajar hacia el suroeste y el otro hacia el sureste en un intento por encontrar un camino mas beneficioso, aunque sin alejarse demasiado del grupo. Aunque cierto era que el valle eran tan grande y plano que se podía haber hasta gran distancia, sobre todo si uno era un elfo.

Por su parte, el resto del grupo siendo aun guiados por Jalon Smith se apresuraron directamente hacia el sur, hacia la siguiente cordillera montañosa y lejos de Karak Ocho Picos, que ahora mismo tenían demasiado cerca. En el carromato viajaban Valdia quien cuidaba de Igor, los enanos Grunt y Grim, y el mediano Jaime quien ya había cogido un arco. Por su parte, Sir Hugo cubría la retaguardia del grupo con otros voluntarios mientras que el kislevita y otros habrían el paso tras Jalon.

Las flechas ya empezaban a surcar los cielos, y si bien, aun quedaban muy cortas, era claro que la amenaza no solo era creciente sino mortal, esta vez era poco probable que un ejercito imperial viniese a ayudarles por lo que estaban solos y lo mejor era escapar a toda prisa.

Ya habían salido los exploradores a buscar un camino adecuado para la no ralentización del carro y el poder alejarnos lo suficiente para que nos perdieran de vista, Nathan por su parte se quedo con el carro en la parte de atrás observando cada 5 minutos como iban las distancias, con los pieles verdes y diciendo:- Esperemos que esa rueda aguante, sino estamos jodidos de verdad, por no decir muertos.

Voy tan ocupado  levantandome de la silla de montar  para que mi vista llegue mas lejos  que cuando el caballo se encabrita  el pie se escapa  del estribo y en un momento estoy agitando las manos en el aire para agarrarme a las crines del caballo y  no caerme .Quieta bestia .Digo intentando calmarlo 

La guerrera debido a la ansiedad de hacerlo lo más rápido posible, tiene serias dificultades por manejar a una montura ya nerviosa de por si, y sólo logra empeorar la situación. En más de una ocasión se tiene que detener y respirar hondo para no transmitirle el propio miedo y nervios que ella siente. Eso hace que tenga que interrumpir su galope un par de de veces.

Una de de esas veces parece ver algo entre un desnivel que puede ser una salida y así se lo dice a su compañera.

La llegada de los pieles verdes nos espoleaba y nosotros a nuestros caballos, debíamos salir de estas colinas si queríamos sobrevivir. Nuestros grupos de exploradores habían partido a buscar un camino desde donde dejar a tras a esas malditas bestias verdes, mientras el resto seguíamos con el carro y el grueso de nuestros compañeros. Oíamos y veíamos las flechas que los goblinoides nos lanzaban, pero aun estaban a suficiente distancia como para no ser un problema, no dudaría mucho.

- Vamos avanza maldita bestia o seras la comida de esa horda piel verde.

Por mas que azuzaba a mi bestia no parecía que avanzara. Tras cruzar el río había colocado mi montura flanqueando la trasera del carro lo que hacía que estuviera ligeramente mas cerca de las flechas y eso no me gustaba.

Tomó, junto con Melissa, el flanco suroeste del avance y, durante la primera etapa del camino, se concentró más en mantener a su montura a buen ritmo para separarse de los demás y de los pieles verdes que en fijarse en los detalles de la orografía, aunque de vez en cuando también oteaba el horizonte en busca de una posible vía de escape. A ello había que unirle el hecho de estar pendiente de su compañera, que parecía por momentos, no ser capaz de mantener su ritmo.

Como no pensaba dejarla atrás, por difícil que se pusiera la situación, aprovechó esa circunstancia para hacer algo útil, así que recurrió a los espíritus del aire y de la tierra para que borrasen los rastros que las dos iban dejando¹.

Poco más de un día de viaje por la planicie era lo que tenían, forzando la marcha, para llegar hasta la siguiente cordillera, pero esto no implicaba, ni mucho menos, dejar a los orcos atrás. Para ellas que iban a caballo, quizá fuera sencillo dejarlos atrás, pero no iba a ser tan fácil para los compañeros en carro con los que compartía destino.

Grim estaba encima de la carreta sin poder hacer nada productivo por aquellos del grupo. Los exploradores iban por delante, Kurt conducía la carreta a la máxima velocidad que podía y un grupo hacía de retaguardia para mantener vigilados a los orcos. Los que iban de pasajeros sólo podían sentir la impotencia de no tener un medio rápido por el que moverse y estaban a merced de la conducción de Kurt. Esa sensación era opresiva por lo que el enano no pudo mantener la calma y tuvo que sacar una de sus piedras que llevaba en la mochila. Se puso a examinarla con cuidado, dándola golpecitos con el dedo, escuchando su sonido al tocar las tuercas metálicas de la carreta evitando escuchar los sonidos de la rueda en donde habían realizado el apaño.

Una vez en la carreta me seco cómo puedo y observo la situación. Grim está conmigo en la carreta impotente e impaciente. Kurt a las riendas de los caballos, el grupo de escolta nervioso ylos dos grupos de exploradores muy por delante de nosotros como para saber que les está pasando. Y con un grupo de ataque orco a nuestras espaldas. La mejor situación que nos podía suceder. 

Kurt azuzó a los caballos tan pronto como todos estuvieron en a bordo, intentando que el vehículo avanzara lo más rápido posible. Ahora mismo era mejor no pensar. No pensar en lo que tenían detrás de ellos, en el apaño chapucero de la rueda, y tampoco en el hecho de que lo mismo delante se encontraban más problemas que les cerraran el paso. Ahora sólo interesaba correr. Correr mucho, y rezar por que salieran de allí enteros. 

A pesar de que en un inicio la ventaja de tener monturas un tanto frescas y que el torpe enemigo viajará a pie hizo mella en la distancia que lograron sacar con respecto al enemigo, incluso aun dados los contratiempos en el vado, el cabo de unas seis horas de carrera en persecución, se hizo notorio que el desconocimiento del terreno y la falta de coordinación les estaba pesando pues el enemigo en la ultima hora había empezado a acercarse de forma preocupante y de hecho, la mayoría de los jinetes ya no solo marchaban al ritmo de Kurt en el carromato, sino que no lograban dar mas de si, y eso a pesar de que Kurt magistralmente había logrado contener su ímpetu para cuidar de la rueda recién reparada.

Los mismos exploradores habían tenido que sucumbir y reunirse con los demás ante la preocupación de perderse en el valle o acabar desgastando a sus monturas; así, solo Lorantha había logrado tomar considerable distancia con respecto a los demás. Estos, por el momento no había logrado divisar nada en el inmenso valle que les diera una súbita esperanza; ahora, ya a mitad del camino, mas valía que esa esperanza súbita apareciese por que de lo contrario, no llegarían a las montañas mas al sur, o al menos no todos.

Para Jalon la situación era obvia, pero no quería desalentar a nadie ni tener que verse como un cobarde en medio de aquella situación. Por ello, avanzando a la par del carromato y acercándose a este, habló con Jaime lo mas en secreto que pudo mientras este asentía y se reía, aunque con una risa sarcástica y trágica.

-Los orcos nos darán alcance tarde o temprano-, exclamó el mediano con un tono pesimista. -No llegaremos al sur. La mayoría de los goblins se han quedado atrás y con suerte no serían un problema, y con mucha mas suerte quizá los goblins mas ágiles que se ven a la distancia tampoco nos den alcance. Pero esos orcos sin cerebro son demasiado testarudos como para darse cuenta que están cansados. Jalon cree que nos alcanzarán en unas seis horas a lo mucho y probablemente antes- Jaime quien se había levantado por sobre el carromato a un lado de Kurt y sostenido apenas por uno de los pilares del vehículo, miraba hacia el sur como intentando evaluar y aprobar las conclusiones expuestas por su guía. -Para cuando nos alcancen los orcos, nuestros corceles estarán tan cansados que probablemente caerán rendidos apenas intentemos frenar para hacerles frente. Y de nosotros ni se diga, quizá soportemos la primera embestida, pero 50 orcos son muchos para un cuerpo cansado tras tanto cabalgar, y los enanos no podrán con todos. Y aun con la victoria, tendríamos que enfrentar a los Goblins que caerían sobre nosotros poco después. Hermanos de batalla, no hay esperanza, he querido llevarlos hacia la gloria, y hacer de nuestro clan una leyenda, pero el destino nos ha traicionado. Decidan ahora si quieren morir dándoles batalla o si prefieren continuar hasta agotar la ultima esperanza y entonces morir juntos si así lo quiere el destino-.