Partida Rol por web

Kurt seguía allí, vigilando el paso. Aquellas malditas explosiones habían desaparecido, sí... pero la calma tampoco le gustaba nada. Además, no podía evitar pensar que aquel lugar era perfecto para una emboscada. Revisó distraídamente el mecanismo de su ballesta. 

"Espero que no tardemos mucho más"

-¿Cómo va por ahí, Grim? ¿Hay algo que un servidor pueda hacer para ayudar?

Tras meditarlo un tiempo, tanto Nathan como Sir Hugo habían llegado a la conclusión de que lo mejor sería adentrarse un tanto mas en el paso pues aun no sabían nada sobre lo que mas adelante les esperaba.
A lo largo de su trayectoria en la primera hora de su recorrido solo habían encontrado una cosa interesante, un pequeño sendero a un costado del camino principal que se internaba en las montañas con rumbo desconocido. Dicho sendero se ubicaba a unos pocos minutos de donde estaba el carromato con dirección hacia donde ahora se encontraban ellos mismos, a la par el sendero era lo suficientemente grande como para que el carromato avanzara por allí de ser necesario. Fuera de eso solo habían encontrado polvo y rocas por lo que su decisión de continuar era poco cuestionable.
Así, avanzando por el paso el par de aventureros se fueron alejando mas y mas de la carroza por otra larga hora. Cabalgaron sin divisar nada mas que polvo y rocas, hasta que en cierto punto se detuvieron al encontrarse en un punto muy alto de las montañas se detuvieron. Habían notado que desde allí tenían una excelente perspectiva de la continuación del camino, mas aun, notaban una nube de humo que se arremolinaba muy lejos en el camino y que parecía avanzar en su dirección. En no mucho tiempo estarían sobre ellos, por lo que era importante darse prisa y regresar ante los demás para informarles.

Mientras Grunt y Trojan conversaban Grim continuaba en lo suyo sin mucho éxito, tras un par de horas mas de trabajo no había logrado conseguir avance alguno y parecía que el carromato y sus reparaciones no se le daban mucho.
Los exploradores que habían partido al norte y al sur 3 horas atrás no habían regresado aun con noticias y la espera empezaba a volverse larga. Lo anterior sumado al calor que se sentía a aquellas horas hacia aun mas molesta la estadía en el paso, incluso Jaime se notaba incomodo y poco sonriente. Sin embargo, poco se podía hacer por el momento además de esperar e intentar ayudar a Grim con su trabajo.
Aunque en el fondo el grupo se encontraba tranquilo como pocas veces habían estado desde que partieran de Grenztadt; pero esto podía durarles poco, sobre todo si no lograban mover el carromato a un lugar mas seguro.

La reparación del carromato estaba acabando con mi paciencia y parecía no tener fin, el tiempo se alargaba cada ves mas y no veía mejoría, fue entonces cuando escuche la propuesta de Kurt lo cual me tomo por sorpresa ya que el mercenario no se veía muy apto para las reparaciones, sin embargo podía ayudarme en cosas leves en las que solo necesitara usar su fuerza como ir por madera para la reparación de las ruedas o levantar el carromato para girar las ruedas o desmontarlas según sea el caso.
-Kurt, cualquier ayuda sera bien recibida camarada, mientras mas rápido terminemos la reparación de este armatoste mas rápido podremos irnos.-

La elfa aprovechó el tiempo de espera, aparte de para vigilar y avisar de cualquier nuevo desprendimiento, para atender las contusiones que sus compañeros habían recibido, dejando las de Grim para cuando acabara con las reparaciones, ya que el enano no se permitió ni un solo descanso en su tarea de arreglar los desperfectos ocasionados en el carro.

Luego intentó arreglar la pata del perro de Nathan, sin embargo esta estaba muy dañada y no tenía nada con qué entablillarla adecuadamente, así que confió su sanación a la madre tierra. 

Kurt echó una última y furtiva mirada al paso.

"Lo que sea por salir cuanto antes de ésta trampa"

Se acercó al carro. Verdaderamente, las rocas lo habían dejado hecho una pena.

"En fin... Mejor éste armatoste que yo..."

-Bueno, enano, tú mandas-y empezó a seguir las órdenes del Grim. Pero por desgracia, parecía que el carro pesaba demasiado, aunque no por éso dejo de intentarlo. 

Rapidamente Walter tambien se acerco a ayudar en lo posible a Grim tanto por salir de la apurada situación como para que Kurt no se llevara todos los elogios, asi que con un rictus en la boca comenzo a empujar el carro pero sus denodados esfuerzos no parecieron tener demasiado exito.

- ¡Maldita sea Kurt estas empujando o estas tirando del carro! -

Al ver a aquella extraña nube moverse con toda velocidad hacia nuestros compañeros, ¿Quien sabe que extraña suerte nos depararán los dioses, o aquel extraño culto?. Gruiado por la prisa, galopo a toda velocidad de regreso a mis compañeros.

Al enano parecía haberle costado bastante recuperarse del terrible golpe que lo había sorprendido en plena siesta. Quizás más que al resto de sus compañeros. O, al menos, eso era lo que podía deducirse de su andar errático y algo confuso.

Luego de permanecer largo tiempo recostado contra una gran roca, se había puesto parsimoniosamente de pie y había comenzado a deambular por el escabroso sendero. No parecía que persiguiera algún fin en particular, pues tan solo se contentaba con ir lenta y calmosamente de un lado a otro, observando con ojos distantes los montones de rocas que se habían acumulado tras el derrumbe.

Prácticamente no alzaba su mirada del suelo, excepto alguna que otra vez, y siempre para observar con ojos ausentes la tremenda pared de roca que delimitaba uno de los lados del valle. Aquella actitud le daba un aire de ensimismamiento tan extraño y ridículo que provocaba cierto desconcierto entre los que reparaban en él.

Además, su andar no era para nada firme, y en varias ocasiones estuvo a punto de tropezar con sus propios pies y terminar de bruces sobre las rocas. Muchos de sus camaradas habían visto actitudes semejantes en otros miembros de aquella raza. Principalmente en las tabernas donde el hidromiel corría como el agua.

Solo de vez en cuando, se arrodillaba junto a algún montículo de piedras y procedía a estudiarlas con absorta fascinación.

En uno de esos lapsus, Lorantha se había acercado a él y le había aplicado algunos vendajes. No eran heridas demasiado profundas, apenas unos cuantos raspones y contusiones, principalmente en la cabeza y uno de sus brazos, pero el enano se había entregado mansamente a las dulces cuidados de la elfa. Casi como si no hubiera siquiera reparado en su presencia.

Finalmente, cuando ya habían transcurrido un par de horas, Grunt decidió encaminar sus pasos tras el norsca, a quien había visto trepar a un promontorio cercano.

- Tal vez no sea oro… - dijo cuando llegó junto a su camarada, acomodándose hábilmente entre unos peñascos que rodeaban su posición – Pero igual creo que podremos sacarle algunas monedas.

Tras aquellas palabras, el enano comenzó a depositar sobre la tierra algunas rocas que había cargado hasta allí. Una de ellas, un recio pedrusco del tamaño de un puño, la arrojó en dirección a Trojan, para que este la tomara en pleno vuelo. Estaba cubierto de polvo y de tierra, pero podían notarse algunos destellos cobrizos en varias de sus caras.

- Este también puede valer algo… - agregó de inmediato, mientras señalaba otra de la piedras que había traído – Pero es ésta otra la que más me preocupa.

Con cuidado casi reverencial, el enano tomó entre sus dedos un pesado trozo de roca, de un color gris opaco, y lo alzo hasta ubicarlo prácticamente en sus propias narices.

- Es hierro. Y no suele desprenderse tan fácilmente…

- Se necesita mucho esfuerzo para romper una pared de este tipo. Y, si no me equivoco mucho, solo mi gente cuenta con el conocimiento y el equipo adecuado para semejante proeza. Aunque ellos hace tiempo que dejaron de excavar en esta zona.

- Así que no puede tratarse de mineros. Y solo se me ocurre otro artilugio capaz de algo semejante. ¿Te he hablado alguna vez de nuestros cañones? Solo se utilizan en situaciones desesperadas… cuando el enemigo es inusualmente poderoso…

Trojan, en la cima del promontorio, echó su arco a la espalda para atender al enano; examinó las dos primeras piedras, las que Grunt decía que podían tener valor, pese a no tener conocimientos al respecto.

¿Son metales parra la fundición o piedrras valiosas? -preguntó, interesado en los beneficios inmediatos de su venta. Su encuentro con aquellos sacerdotes rojos le había convencido de la necesidad de adquirir una armadura; armadura que requería de mucho oro.

Después cogió la piedra de hierro, o mena, o como demonios se llamase aquella cosa. Él sabía algo sobre el hierro, algo que Grunt le había confirmado.

¿Quierres decirr, amigo mío, que este hierro es purro y saltó por los airres separrado del rresto de rrocas? ¿Y que esos "cañones" son el rruido que hemos escuchado? ¿Hay una batalla porr aquí cerrca?

El enano guardó silencio por un rato antes de contestar, mientras dejaba que su mirada vagara perdida por los interminables desfiladeros que delimitaban el paso. Parecía distante, y había un dejo de amargura en la comisura de sus labios.

¿Nostalgia? ¿Decepción, quizás? Aquellas sutiles sensaciones tal vez escapaban al agudo escrutinio del norsca, poco habituado a tener que lidiar con semejantes miserias del espíritu. Aunque tampoco se necesitaba tener una gran empatía para reconocer que su compañero se hallaba seriamente preocupado.

- ¿Batalla? – respondió finalmente en un susurro, casi como si hablara para si mismo – Eso espero… porque de otro modo, significaría que nos han tendido una emboscada. Y una demasiado brutal como para siquiera imaginarla.

- O quizás los Dioses finalmente han decidido venir a castigarnos por tanta estupidez. No se me ocurre otra cosa capaz de provocar algo así… - Sus ojos habían vuelto al trozo de hierro que sostenía entre las manos, y lo observaron durante algún tiempo con renovado interés. Finalmente, se encogió de hombros y esbozó una sonrisa antes de agregar:

- Es una lástima que aún estemos algo lejos de Karak Azgal. Aunque tal vez Grim consiga hacer algo con todo esto. Con las herramientas adecuadas, podría sacarle un buen brillo a esas piezas de cobre. De seguro doblarían su valor…

Los primeros en divisarlos fueron Tronjan y Grunt, estaban dejando una amplia estela de polvo al tiempo que sus corceles avanzaban presurosos por el camino de regreso hasta donde los demás estaban.
Sir Hugo y Nathan estaban de vuelta, y no parecían traer buenas noticias.

Cabalgando esta vez a toda prisa Sir Hugo y Nathan lograron regresar hasta donde los demás sen encontraban en tan solo unos 30 minutos. Tras dejar atrás aquel sendero a un costado del camino, que se encontrara muy cerca del carromato, se encontraron de nuevo en el punto de partida, tal y como lo habían dejado. La mayoría seguían haciendo lo mismo que hacían antes: Grim trabaja con el carromato ayudado por otros; Trojan y Grunt estaban en las alturas despreocupados de que se les podía ver desde muy lejos, sobre todo el norsca; Lorantha atendía a los heridos y Jaime parecía seguir en silencio.

Las reparaciones continuaban en el carromato, al fin tras un largo tiempo y con la ayuda del tosco Domochievski se había logrado reparar la última de las ruedas dañadas del carromato. El grupo podría ahora mover el carromato hasta un lugar mas seguro y evitar algún nuevo contratiempo. Por su parte Grim sabia que estaba lejos de lograr repararlo todo, pero al menos lo mas difícil e importante ya se había hecho.
Era tarde ya, en no mas de 3 horas caería el sol en las montañas, el grupo tenia ahora que decidir si continuar o permanecer todo el resto del día y parte de la noche a resguardo intentando reparar el carromato.
Sin embargo, una nueva variable se sumaba a todos esto. Dejando una nueve de polvo tras de si, Sir Hugo y Nathan cabalgaron a toda prisa hasta estar de nuevo junto al resto de sus compañeros, no se les veía contentos por lo que todos los allí presentes estaban ansiosos por saber que es lo que tenían que decir, sobre todo Jaime que casi se había parado dando brincos cuestionándoles acerca de que es lo que habían visto hacia el sur  y por que regresaban cabalgando de esa manera.