Partida Rol por web

Montados en sus veloces corceles el caballero bretoniano y el misterioso Kislevita lograron darle alcance al espía fugitivo. Este confiado de que ya había logrado escapar, había aminorado el paso y para cuando se dio cuenta de su error ya se encontraba con sus perseguidores encima. En su intento por escapar pronto y presentar combate, el fugitivo intentó desenfundar su espada al tiempo que dirigía y aceleraba a su caballo.
El resultado fue tan inesperado como aparatoso, el caballo encabritado, había arrojado al espía de forma brutal contra el suelo.  Ahora en el suelo, ensangrentado y con la espalda probablemente rota el espía farfullaba palabras poco coherentes de las que algunas parecían ser improperios y maldiciones.

Al llegar a la altura del hombre y ver la caída, desmontó rápidamente y se agachó junto a él

- Dime, ¿Quién eres y porqué nos sigues?

Parecía que Sir Hugo y Domochievsky habían atrapado a aquel desgraciado, fuera quien fuera. O mejor dicho, que se había caído del caballo... Ésas cosas solían terminar mal, así que ya no creía que aquel hombre pudiera representar ninguna amenaza. 

Simplemente continuó junto al carro, avanzando a su ritmo. Quería ver lo que hubiera pasado, pero no iba a dejar aquel lugar descubierto... Ése hombre podría ser un cebo para que le persiguieran y dejar todo desprotegido, y el mercenario no iba a picar en una estratagema tan burda. 

Cabalgué hasta la altura de Sir Hugo y Domochievski. No descabalgue si no que simplemente empuñé la rodela y me preparé por si aquello pudiese ser una emboscada o el hombre pertenecer a una avanzadilla.

No bajar la guardia le había salvado la vida en más de una ocasión. No bajar la guardía en las Tierras Fronterizas no te garantizaba vivir pero ayudaría bastante...

- Vayamos ha ver que ha pasado pero por el que polvo que han levantado la caida ha debido de ser dura. Me gustaria saber quien es ese hombre y espero que no signifique mas problemas. Aunque tal como nos ha ido ultimamente no me extrañaria nada -

La elfa no se movió de su sitio, seguía observando, aunque estaba satisfecha por la captura. - Walter dejemos que sean ellos los que lo traigan a nosotros y sigamos avanzando mientras tanto. Es tarde y queremos llegar a la fortaleza antes de la  hora de cenar. Si nos retrasamos más allá de esa hora, es posible que no nos admitan dentro. -

Toda la escena se había desarrollado algo lejos de donde se encontraba el carromato, la elfa había decidido quedarse al margen y no había querido avanzar hacia el lugar de los hechos, por lo que decidí quedarme en el carromato junto a mis compañeros para no entorpecer mas la situacion y en ves de eso dejar que el resto se hicieran cargo del problema por el momento.
-Esperemos llegar por lo menos lo suficientemente temprano para alcanzar alguna taberna abierta.- Dije para complementar lo dicho por la elfa.

-Maldita sea, tener que ser capturado por un marica bretoniano- dijo aquel espía con claro desprecio hacia Sir Hugo. –No esperas que …- Su respuesta fue interrumpida súbitamente por un ahogado grito proveniente de él mismo. Un poco paciente Domochievski había clavado su cuchillo en su hombre y lo retorcía como advertencia.
-Está bien, basta…, basta ya maldita sea- clamó aquel hombre rogando por que el Kislevita terminase con la tortura.
-Hablaré joder, hablaré. Soy parte de un grupo de bandidos, fui enviado a espiarlos y avisar cuando se acercasen para emboscarlos. Mis compañeros les han tendido una trampa mas adelante-.
Sus palabras eran una clara advertencia mezclada con una sonrisa de satisfacción y esto se debía a que al parecer el grupo había optado por continuar la marcha independientemente de lo que sucediera con el espía.

El grupo había optado avanzar y a pesar de que el ritmo era pausado y seguían a la expectativa de lo que sucediera con sus compañeros, su decisión era clara, tenían que llegar cuanto antes al castillo.

A lo lejos las cosas se estaban tornando sangrientas. El Kislevita no parecía tener mucha paciencia y había empezado ya a torturar al prisionero clavándole uno sus cuchillos en el hombro y retorciéndoselo sin parar a pesar de los gritos.

Al escuchar sus palabras digo -VoY mientras asiento con la cabeza.

Cabalgo rápido sobre Straego en dirección a la caravana. Si grito para alertarlos, mi voz podría poner de sobreaviso a los compañeros bandidos.

Así pues cabalgo y a mitad de camino, como jadeante les digo. Esperad compañeros. Parad un momento.

Asiento con la cabeza.

Cabalgo rápido sobre Straego en dirección a la caravana, a mitad de camino, como jadeante les digo. Esperad compañeros. Parad un momento

Cuando llego a su altura detengo a Estraego y hago como que busco algo en el carro. El tipo es un bandido -digo a quien me pueda escuchar -más adelante sus compañeros nos están tendiendo una emboscada. Estad preparados. No se cuantos son pues lo primero era deteneros para evitar que cayésemos en la trampa.

Trojan, bajando del carro se acercó hasta los jinetes que habían dado caza al espía. Aún no había scado su hacha, no consideraba necesario hacerlo.

No lo mates demasiado deprisa -le dijo a Domochievski, lo bastante alto como para que el espía le oyera. Esa iba a ser su actitud por el momento- Quierro saberr lo que él sabe.

Nosotrros, prrisionerros e interrogatorrios -comentó a los miembros del clan Sombra Lunar-; parrece la historria de nuestrra vida. Nos hemos hecho experrtos en esto de sacarr la verrdad porr las malas.

Entonces Natahn informó de lo que había averiguado.

Justo lo que decía. ¿Podemos evitarr el combate?

- Nos han tendido una trampa más adelante. No son más que vulgares bandidos... -si el hombre despreciaba al bretoniano, apenas era nada comparado con lo que el bretoniano le despreciaba a él. Los bandidos era la peor gente posible, sin oficio ni beneficio, sin principios. Gente que vivía de robar lo que otros habían ganado honradamente. Lamentable...

- Os vamos a dar vuestro merecido, en Bretonia os colgarían del árbol más alto, desgraciado.

Kurt seguía subido en el pescante del carro, y miró con desprecio en dirección a aquel tipo, que se reveló como un bandido.

-Bueno... Entonces, ¿cómo actuamos? ¿Seguimos adelante con el carro?-preguntó el mercenario, que tenía la espada a mano, listo para defenderse si fuera necesario. Si tuviera las dos manos activas y virotes... O mejor aún, como los cocheros, un arcabuz o trabuco para repeler a los bandidos... Pero aquellos pensamientos eran estériles, y sería mejor no continuar por ahí. 

La elfa ya estaba preparada para aquella eventualidad, arco en mano, sin embargo prefería evitar el combate directo en clara desventaja además. No sabía las intenciones que tenía Jaime acerca de cómo afrontar aquella situación pero era claro que tenían que sacar más información del bandido capturado. ¿De cuantos bandidos se estaba hablando? ¿Cómo se habían enterado de que salían del pueblo? ¿Cómo había trasmitido la noticia de su llegada y hasta dónde alcanzaban los detalles transmitidos? 

Era raro que un grupo normal de bandidos atacase a una banda de mercenarios salvo que se tratara de un grupo muy numeroso, tuvieran un líder muy intrépido y el lugar de la emboscada fuera muy bueno o estuvieran completamente desesperados. 

El mocoso nos había comentado sobre la emboscada que nos tendían mas adelante, mi instinto de conservación sugería apresurar la marcha y largarnos lo antes posible pero por otro lado si no peleábamos probablemente solo recibiríamos ataques que podrían mermar nuestras fuerzas contra otros peligros que encontrásemos mas adelante, si los demás coincidían en que querían pelear yo apoyaría la moción sin dudarlo un segundo y según los comentarios de los demás pareciera que hacia allá se dirigía el resultado de la discusión.
-Creo que seria bueno escuchar al Bretoniano, de nada nos sirve correr si ya saben donde estamos y nos han estado vigilando, deberíamos aprovechar a atacar mientras tengamos el factor sorpresa de nuestro lado.- Sin decir mas dejo mi hacha al alcance en caso de ser necesario.

-Bien pensado Grim- respondió Jaime sonriendo, -hay que aprovechar la situación, propongo que les embosquemos nosotros a ellos. Saquémosle  al prisionero todos los datos posibles de la ubicación de sus compañeros, rodeémoslos y dejamos que como señuelo se acerquen Kurt con Valdia en el carromato-. Jaime parecía muy seguro de que las cosas iban a funcionar y de hecho a menos que el bandido mintiera, el factor sorpresa era clave.