Partida Rol por web

Había pasado ya una semana desde que la batalla en aquella fortaleza en las olvidadas tierras fronterizas se llevase a cabo. La mayoría de las heridas sufridas por los miembros del clan en aquellos días ya habían sanado y solo Nathan y Walter seguían aquejando de malestares debido a las heridas de sus piernas. Por algún motivo eso parecía preocuparle al capitán Hansel quien no daba muchos detalles al respecto salvo por el hecho de indicarles continuamente que había una deuda con él que tenían que pagar.

Durante aquella semana, Jaime y los otros habían podido descansar a la par de trabajar en aquella fortaleza ayudando tanto a los imperiales a los ciudadanos de aquel pequeño reino. Lo curioso de todo aquello fue el rumor de que el rey había regresado, un supuesto rey que había muerto provocando que su hijo -que era aquel loco que sacrificó a los niños- tomase el poder. Lo sorprendente de todo ello fue que aquel rey desaparecido, realmente había sido tomado prisionero por su propio hijo, hiendo a dar a una oscura y húmeda celda en el lugar mas refundido de la fortaleza. Si, aquel hombre débil y decrepito que los mercenarios de Jaime habían encontrado en las mazmorras era el mismísimo rey.

Un par de días atrás habían tenido de hecho una ligera entrevista con este en la cual a la par de una afectuoso agradecimiento por sus acciones, el rey les ofreció una pequeña recompensa de 30 monedas de oro; esto, dado que en la realidad su reino estaba en ruinas tras la batalla y fuga de gran cantidad de los bandidos. Lo importante realmente para Jaime, era que aquel hombre no les hubiera reclamado por haberlo dejado allí solo a su suerte a mitad de la batalla; aunque en su mente rondaba la idea de lo estupido que había sido, aquel hombre les hubiera dado todo lo que tenia si le hubieran ayudado mas.

Al atardecer el séptimo día el capitán Hansel había reunido a los mercenarios a las afueras de la fortaleza, el lugar en que los imperiales habían forjado su improvisado cuartel.

Ya habían estado allí en los días pasados, sobre todo realizando actividades de comercio o trabajando para las tropas imperiales. Y esto se debía mas que nada a que las fuerzas imperiales se habían hecho con la gran mayoría de las recompensas que se adquirían tras una batalla, recompensas que habría que decir, eran en realidad las riquezas de aquel reino.

El capitán Mike Hansel los esperaba en su cabaña sentado junto a unos planos mientras bebía algún tipo de vino. De hecho lo primero que había hecho al verlos llegar había sido invitarlo a beber, incluso antes de que entrasen.

-Creo que ya saben que no les dejaré ir sin que me devuelvan la ayuda que les he prestado. Pero no se preocupen por ello, no será difícil y al final tendrán una nueva recompensa. Sin entrar en detalles- señaló algo sonriente, -hemos de ir a cazar orcos a las tierras yermas, en el corazón los clanes de pieles verdes-.

Entendía que el capitán les pedía que le devolviesen el favor, pero Sir Hugo era de los que pensaba que la devolución de un favor debía hacerse de motu propio. En cualquier caso, es posible que las circunstancias en las que se encontraba el ejército imperial fuesen de extrema gravedad: Falta de hombres, de recursos... y ello hacía que tuviese que pedir al grupo que les ayudasen. No obstante, se mostró sincero con su respuesta

- Dar caza y expulsar a esos salvajes de las tierras civilizadas es siempre una buena noticia y desde luego yo jamás negaría mi ayuda a una empresa tan digna como ésa. ¿Iremos solos o formaremos parte de un contingente más amplio?

- Capitán, ya estaríamos lejos de aquí si no quisiéramos cumplir con nuestra parte del trato. Agradecemos la ayuda prestada en la liberación de los presos, pero no creo que sea necesario que nos lo recuerde en cada ocasión que nos encontremos. También podríamos recordarle que el asalto a la fortaleza ha supuesto ya para usted y sus hombres un beneficio mucho mayor del que esperaban conseguir en esta expedición y que no hemos recibido nada a cambio, ni siquiera una parte proporcional del saqueo. - 

- Podríamos también recordarle que salvamos su vida, nos hizo perder miles de coronas de oro y que tampoco hemos recibido compensación al respecto. Díganos ya que es lo que quiere de nosotros y acabemos nuestra relación cuanto antes. - dijo la elfa, tras la palabras del Capitán, ya cansada de la semana de cautiverio.

Kurt se mantuvo en silencio, pendiente de todo lo que ocurría. El bretoniano había sido más moderado, pero la elfa... Esta parecía querer que todos acabasen muertos. ¿Es que no se daba cuenta de que ese hombre tenía a su mando suficientes hombres para acabar con todos ellos, se pusieran como se pusieran? Debían seguirle el juego el tiempo que el capitán requiriera, pues la alternativa era acabar presos, muertos o cualquier otra desagradable circunstancia que el mercenario deseaba evitar.

Sin embargo, lo de cazar orcos, y además en mitad de sus tierras, no le parecía la más inteligente de las ideas. Se contarían por cientos, y atraerían una atención innecesaria. Pero claro, todo el clan no tenía aquí ni voz ni voto. Simplemente, debían obedecer. 

Ya sabia que aquí había gato encerrado, sabia que nos pondrían a hacer algo como eso- Aunque me desagradaba bastante la idea de seguir ordenes de los imperiales intentaría sacar el mayor provecho de la situación. -Supongo que no es algo voluntario, pero por lo menos me gustaría saber si nos ayudarán con equipo mejor que el que tenemos para poder realizar una campaña tan peligrosa.

Ir a cazar orcos, bestias musculosas, grandes, y verdes, en mitad de su territorio, no me agradaba nada. Sin embargo las al escuchar a Grimm... bueno, digamos que le había cogido gusto a llevar la contraria al viejo enano cascarrabias.

Era obvio que Walter y yo mismo sufríamos todavía por las heridas recibidas por los adoradores del tal Dios ese. Gundred. Debía recordar el nombre y dar caza a sus seguidores hasta el fin de sus días.

Así lo haremos Capìtán Hansel. Cuente con nosotros. Como bien ha dicho Lorantha, si nuestra intención hubiese sido otra ya no estaríamos aquí. Hay honor entre nuestras filas Capitán. Puede que no en nuestro pequeño lider, demasiado lleno de egoismo como para que quepa honor. Pero sí en el resto.

- Cierto, hay honor en nuestras filas. Pero no da de comer ni cura las heridas - respondio Walter a las palabras de Nathan - Ni desde luego resucita a los muertos. Porque ¿De cuantos orcos estamos hablando? Esos cabrones normalmente se mueven en grupos numerosos y aunque somos diestros en el combate no es que seamos muchos. Y eso nos pone en clara desventaja -

-Irán todas las fuerzas con las que cuento- respondió el capitán Hansel a la pregunta del bretoniano, -solo dejaré un pequeño contingente de 20 hombres para apoyar al reestablecimiento del orden en la región-.

Las palabras de la elfa fueron tomadas con relativa tranquilidad a pesar de tu tono eufórico y critico. –Exageras tus palabras… ¿Lorantha verdad?- preguntó el capitán aun algo confuso con los nombres de sus actuales acompañantes, -creo que muchos de tus compañeros te podrán confirmar que han recibido una cuantiosa recompensa, sobre todo el señor armero enano. Por mi parte no les he puesto traba alguna, ustedes hicieron cuanto quisieron, si lo hubiera querido les habría requisado todo; si no quisieron tomar mas cosas y dejaron en el suelo gran parte del botín que habían conseguido con sangre no es culpa mía y no se puede rehacer lo hecho. Por otro lado, creí que el salvarme la vida había sido un gesto honorable o quizá casual, ¿creo entender ahora que como mercenarios me están cobrando por su servicio?, si es así, no puedo hacer otra cosa que pagarles, pero tendrá que ser después pues ahora no tengo con que hacerlo-.

Ante las palabras del enano Grim, el capitán no dijo nada, hasta ahora el enano junto con el kislevita y la elfa eran quienes menos le agradaban, algunos por antipáticos y otros por quejarse todo el tiempo. –¿Hay honor?- preguntó el capitán ante lo dicho por Nathan, -por supuesto que lo hay, siembre habrá honor entre nosotros, no es así señor Sanpanza- preguntó con sarcasmo el capitán al mediano Jaime quien en un rincón se mantenía atento pero a su vez indiferente a la conversación.

-Por su puesto, el honor no da de comer ni cura heridas; coincido contigo completamente- respondió el capitán Hansel a Walter, -en cuanto al numero de pieles verdes, estimamos que sean unos 100 o menos, ya he mandando exploradores tras ellos y se que en estos momentos deben de haber ya cruzado el río de la sangre, lo cual nos pone en desventaja, aunque estimo les podremos dar alcance pues en las tierras yermas rara vez los pieles verdes son amigables con los grupos de otras tribus-.

-Los pieles verdes tras los que vamos asesinaron a personas en las tierras fronterizas tras escapar de la batalla en el paso de fuego negro y por ello se me ha encargado darles caza aun teniendo que adentrarse en las tierras yermas. No obstante no podemos atacar a las tribus con un grupo de poco más de 200 hombres bien armados, deberemos esquivar los asentamientos de orcos hasta donde podamos, pagar tributo cuando se necesario y cazar a los fugitivos antes de que lleguen a sus respectivos asentamientos. Hasta ahora de la información que tenemos, sabemos que los pieles verdes que buscamos pertenecen a la tribu de goblins Partepiñoz y a la tribu de orcos  salvajes Roba-Kráneos-.

El capitán tomo un pergamino que estaba sobre una mesa en torno a la que todos se encontraban en aquellos momentos. Extendiéndolo sobre la misma y afirmándolo con algunos pisapapeles, el capitán procedió a indicarles a donde se dirigían.

-Cruzaremos cerca de Barak Varr para ahorrar tiempo, nosotros no tenemos nada que temerle a los enanos. Una vez en las tierras yermas avanzaremos lo más rápido posible a través de las tierras en disputa entre los distintos clanes y que están en el centro de la región- señaló el capitán indicándoles con el dedo la región que se encontraba entre los asentamientos de las tribus Diente roto, Aulladores y Ojo Koztrozo. –Estimamos que los pieles verdes que perseguimos intentaran pasaran entre las tribus de pieles verdes Aulladores y Diente roto, por lo que justo en ese punto podremos darles caza pues es cuando mas vulnerables se encontraran. Una vez acabemos con ellos, para evitar una fácil emboscada de grupos más numerosos de pieles verdes, nos adentraremos mas en el territorio en dirección a Karak Azgal a fin de generar la idea de futuros ataques. Una vez la simulación este cumplida, daremos vuelta atrás y terminará nuestra colaboración-.

Observando con atención el mapa, el capitán les señaló la ubicación de Karak Azgal, -desde allí, solo les tomará de 3 a 5 días alcanzar su objetivo. Son un grupo pequeño por lo que no creo tengan demasiadas dificultades, sobre todo porque todos las tribus de pieles verdes tendrán seguramente los ojos puestos en nosotros y no en ustedes. Aun así, les recomiendo no demorarse y llegar cuanto antes a las montañas del fin del mundo-.

- Si conseguimos emboscarles en un terreno favorable no deberíamos tener problemas para acabar con ellos. Es verdad, el resto de tribus probablemente se centrarán más en un grupo numeroso de soldados del Imperio que en apenas media docena de hombres, aún así, habríamos de extremar las precauciones y viajar lo más rápido posible -prefiere no hablar de la recompensa, no era caballeroso que un caballero aceptase dinero a cambio de sus servicios pero Sir Hugo no podía hablar en nombre del resto, así que mejor callarse en ese punto.

- Si me permite la opinión Capitán - dijo la elfa tras la exposición del capitán y de Sir Hugo e ignorando los comentarios previos que nada tenían que ver con el objetivo de la misión - la única posibilidad que tenían de alcanzarlos era antes de que cruzaran el río de la Sangre y además ese sería su momento más vulnerable. -

Pasar por Barak-Varr podía permitir recortar distancias, pues los pieles verdes tenían que vadear tres ríos para evitar la fortaleza enana, pero si ya han cruzado el último río y se encuentran en la llanura, no creo que les demos alcance pues ya deben sacarnos más de una semana de ventaja y los orcos, aunque desordenados viajan rápido. Nosotros por contra tendremos que viajar con cuidado de no levantar mucho polvo para no hacernos visibles a las grandes tribus y deteniéndonos a negociar o combatir con las pequeñas tribus con las que nos encontremos.

Suponiendo que les demos alcance en el punto en el que indica capitán, y ya es mucho suponer, es consciente que el ataque que propone se realizará justo entre tres grandes tribus de pieles verdes. Si cualquiera de ella se decidiera intervenir estaríamos todos acabados y creo que hay muchas probabilidades de que las tres se decidan a intervenir, pues cómo resistirse a masacrar a un pequeño grupo de imperiales bien pertrechados y cargado de oro para sobornos.

En el mapa tampoco veo siquiera un punto hacia el que hostigar a los pieles verdes y que nos de una ventaja táctica, todo lo contrario, llegaremos hasta ellos al borde de la extenuación debido al elevado ritmo que habrá de imponerse para tratar de alcanzarlos y seremos fácil presa incluso para un efectivo menor que el nuestro. Ya pudimos comprobar la efectividad de sus arqueros en el paso, y sin lugar donde parapetarnos, un buen número caerá antes de llegar siquiera a acercarnos a ellos.

Aparte de esas cuestiones tácticas conducentes sin duda al fracaso de su misión, todavía no nos ha explicado para qué nos necesita. Diría que pretende utilizarnos de cebo, nuestra mayor movilidad nos permitiría alcanzar antes a los pieles verdes y conducirlos en retirada hacia un punto que ya conoce donde el grueso de su ejército esperase para caer sobre ellos, sin embargo, no se fía de nosotros para darnos esa libertad, así que no veo cómo podemos ayudar, pues apenas 10 miembros más en su destacamento no suponen una gran diferencia y mucho menos cuando carecemos de la disciplina de sus tropas. -

Seguir al Imperio nos acerca a Karak Azgal, y este caudillo está obsesionado con que le ayudemos a cazar orcos...algo no termina de olerme bien, pero la alternativa de ir solos me gusta aún menos. Malditos sean los dioses por jugar con nosotros.

Al norsca le sorprendió la percepción estratégica de la elfa, y sus palabras calaron en Trojan, pese a lo mucho que le disgustaba aquella mujer. Tres grandes tribus se interponían entre ellos y los saqueadores: era demasiado esfuerzo.

Habría que exterminar a las tribus que hay más al norte antes de ir al sur, y si no puede hacerlo con los soldados que tiene regrese la próxima estación, cuando haya reunido más. De nada sirve perseguir a un grupo de saqueadores, hay docenas de ellos por estas tierras. Si lo que quiere es dar una prueba de fuerza, acabe con una gran fortaleza.

Kurt siguió en una posición de silencio, esperando a ver qué ocurría. La elfa tenía razón, pero los capitanes imperiales no solían ser estúpidos en lo que se refería a táctica... Algún plan tendría para que no los convirtieran a todos en comida de orco.

"Claro, que estamos hablando del mismo capitán que acabó capturado por los pieles verdes..."

-Lo mas rápido posible, si-, afirmó el capitán Hansel a lo dicho por Sir Hugo.

Enseguida Lorantha emitió su juicio sobre lo sucedía y mientras lo hacia el capitán iba asintiendo y respondiendo brevemente conforme le parecía pertinente –Concuerdo contigo, y de hecho ese era mi plan inicial, no obstante la situación aquí era algo que había que atender; viéndolo de otro modo era elegir entre ayudarlos a ustedes o cazar a los orcos-. Respondió el capitán con respecto al hecho de emboscar a los orcos sobre el río de la sangre.

-Mmm, tendría que decir que estimo que ahora ya han cruzado el río de la sangre, pero esa es mi perspectiva menos favorable; en la realidad espero que tenga que desviarse mucho para acercarse lo mas posible a la fortaleza de pieles verdes en Roca de Hierro. Esto por que los enanos de Barak-Varr deberían ya conocer su presencia desde días atrás y auguro han salido a emboscarlos en las cercanías de su territorio. Si estoy en lo correcto, y como dije, hasta ahora solo es una corazonada en la cual no podemos confiar, el grupo de pieles verdes en fuga tendrá luego que girar en redondo para dirigirse al río de la sangre, atravesarlo y después viajar en diagonal hasta el territorio central de las tierras yermas, eso nos haría recuperar al tiempo perdido.

Por otro lado, te equivocas. No iremos lento y no evitaremos levantar polvo, de hecho provocaremos lo más que se pueda de polvo. Mi intención es que el grupo se vea el doble de grande, por las noches será aun mas fácil, si nos movemos rápido incluso parecerá que todos son caballeros; ya me he encargado de conseguir suficientes corceles para ayudar durante el viaje. A la par no pienso evitar a las pequeñas tribus, negociaremos con ellas de la forma más apropiada posible a fin de abrirnos paso, e incluso nos servirán para sentar la idea de que somos numerosos.

No creo además que los pieles verdes que están escapando vayan a viajar rápido sin tomar precauciones, son ellos quienes tendrán problemas, son pocos y están desgastados. Las demás tribus querrán acosarlos para quitarles sus saqueos hechos en el paso y en los reinos fronterizos-.

Continuando lo expuesto por Lorantha el capitán se limito a asentir y encogerse de hombros reflejando que estaba de acuerdo y dando a entender que no tenia solución para ello.

-Si cualquiera de las otras tribus intentase incorporarse a la batalla, no habría otra opción mas que emprender la fuga y escapar. Si libramos batalla contra ellos seremos superados por amplio numero. No obstante no creo que eso ocurra, las tribus no están unidas en estos momentos si una se moviliza lo harán otras para al final acabar peleando entre ellas. Por otro lado, mantendré exploradores vigilando las regiones cercanas a sus territorios, si amplios ejércitos se movilizan ordenaré emprender la pronta retirada; aunque tengo un haz bajo la manga por lo que no me preocuparía mucho por ello. En cuanto a la extenuación, estoy de acuerdo pero ya pensaremos en algo- indicó sonriendo con cierto pesar.

-Consideren que estás son ordenes que debo cumplir, por lo disparatadas que sean. Por otro lado a ustedes eso debe preocuparles tanto, su situación seria mucho peor si viajasen solos. Con nuestra compañía, aun si fracasamos, se habrán acercado mucho mas a su meta-. Consecuentemente a esto, respondió a lo dicho por Trojan pues tenia relación omitiendo temporalmente el comentario final de Lorantha.

-No es nuestra intención demostrar nada, simplemente se me ha ordenado castigar o mas bien cobrar venganza de lo ocurrido en el paso. Atacar una fortaleza o alguna región de las tribus del norte sería suicidio, tendríamos justamente que regresar y traer todo un contingente poderoso; cosa que no ocurrirá-. Concluyó el capitán claramente confiado de sus palabras.

-Antes de hablar sobre el motivo para el que los necesito, quisiera dejar en claro que quizá podamos atrapar a los pieles verdes al sur de Barak-Varr, no lo he mencionado por que seria aun mas especulativo; tendríamos que movernos muy rápido y tener mucha suerte. No obstante, eso no les conviene a ustedes realmente pues entonces estarían muy lejos y adentrarse profundamente en las tierras yermas seria un suicidio, su mejor oportunidad sería avanzar hacia el paso de la muerte y cruzar desde allí a Karak-Azgul, lo cual no se ve nada sencillo-.

-En cuanto a el porque de la necesidad de contar con ustedes, es mas que nada por un conjunto de situaciones estratégicas y no por un hecho fundamental concreto, aunque quizá puedan verlo así. Tengo otra orden que se me ha encomendado, debo enviar un paquete especial al comandante de los legisladores en Karak Azgal, su nombre es Furagrum Kazorson. He pedido voluntarios y dos de mis hombres se han ofrecido a llegar hasta alli a sabiendas de que no podrán regresar, al menos no pronto y no sin problemas. No obstante dejar que solo dos viajen hasta allí me da poca seguridad de éxito, por ello cuando he sabido de sus intenciones, he considerado que son ustedes la solución. Yo les ayudaré hasta llegar cerca de su meta, a cambio ustedes darán la oportunidad a mis hombres de viajar con ustedes a través de las montañas del fin del mundo hasta Karak Azgal. Ya allí, he de decir que tendré que confiar aun mas en ustedes; sobre todo en los señores enanos aquí presentes. El paquete debe ser recibido y es importante que mis hombres no lo pierden o eviten por algún motivo entregarlo- concluyó el capitán expresando lo que para el era la causa principal del porque de la permanencia de los mercenarios allí con él.

- Luego de eso esta el asunto trivial de numerosos, una decena de espadas me viene bien, las circunstancias me vienen bien, el contar con manos expertas en otras áreas fuera de lo militar me viene bien. Entonces simplemente es la mejor oportunidad que he tenido a mi alcance-.

- Bien pues, si es consciente de muchas de las dificultades contra las que habremos de enfrentarnos, tendremos alguna posibilidad, me preocupaba el hecho de ser guiado por un ciego a través de un precipicio. - volvió a decir la elfa. - Por lo que a mi respecta podemos salir ya, pues cada minuto que pasa dificulta más nuestra tarea. -

Parecía que todo estaba dicho, por fin. Como les gustaba discutir a todos, cuando era evidente que aún iban a tener que bailar al son del capitán un tiempo. Dando la discusión por terminada, el mercenario se estiró, desentumeciéndose, y se puso en pie.

-Bueno, parece que está todo dicho, ¿no?