Partida Rol por web

Ponze recorrió con la mirada los artefactos encontrados entre los restos. El arco y la espada parecían de buena manufactura, pero ninguno de ellos llamó su atención.

En cambio, si le picó la curiosidad una extraña piel que no había sufrido apenas quemaduras. Cuando la tomó entre sus manos, notó que algo guardaba en su interior.
Al descubrir las pieles contempló que se trataba de un colgante bastante extraño, hermoso a su manera, pero que le llamaba extraordinariamente la atención.

Observó en derredor, intentando advertir alguna figura femenina entre los caídos, pero era imposible.
¿Quién sería el destinatario de tan suntuoso objeto?

Sin caer en la provocación del Puñadas y haciendo caso omiso a sus palabras, Mudarra se dirigió junto a Ponze para observar aquello que había encontrado, mirando los cuerpos carbonizados con lástima al pasar a su lado, se situó tras su compañero y miró el objeto que reposaba en su mano.

- Hermosa y extraña joya en verdad. ¿Os habéis fijado en que el fuego ha respetado este colgante? Mmm... me resulta bastante insólito. -Las últimas palabras iban más dirigidas hacia él mismo que hacia Ponze.

- Si no ha podido destruirlo un rayo lanzado por orden de nuestro Señor, mejor dejarlo ahí por que eso debe estar impregnado de brujería, herejía y blasefmias de todo tipo.

-Es cierto, el fuego celestial no lo quería, por eso no lo abrasó. Pero no podemos saber con certeza si es obra de bruxería o del diablo. Aún así, será mejor que lo llevemos con nos, seguro que tiene algún valor, y solo Dios sabe si nos encontraremos con el legítimo dueño o con una muerte segura, pero toda muerte lo es.

Ponze se puso en pie y, envolviendo el colgante entre las pieles, se lo guardó en la manga del hábito.

Si la espada y el arco no son de buena factura y especiales los dejo ahí sin otorgarles más interés.

Miró no sin cierta avidez la joya que Ponze se guardaba en el hábito. El hecho de que aquel colgante pudiera ser algún talismán conferido de a saber qué tipo de hechizo hacía que se frotara las manos con codicia, aunque intentó disimular ante sus compañeros.

- Será mejor que nos alejemos lo más rápido posible. No quisiera que los hombres del Rey nos dieran alcance y nos culparan por estas muertes, aunque bien se ve que no han sido dadas por mano humana.

Mudarra, puedes tirar en privado por Concimiento mágico (CUL) si sospechas de esos colgantes.

Fray Ponze se guardó el colgante entre sus ropas ¿pensaría quizá sacar algún dinero poniéndolos a la venta en el próximo pueblo? Sea como fuere, no pensó lo mismo Pedro de las armas que allí vio, pues parecía como resecas del lance que les hubiera ocurrido. Una vez vistos todos los acontecimientos, y apoyados en la palabras de Mudarra, siguieron presto el camino.

Lo cierto es que no habíais visto ni rastro de los hombres de Su Majestad, tan sólo albergábais las sospechas. Caminando por el camino llegó el mediodía, casi sin daros cuenta. Pero fue en éstas que vísteis más adelante (ya no veíais la escena de los cadáveres, pues la habíais quedado atrás), un caserón medio derruido ¿un lugar bueno para tomar el almuerzo o resguardarse lejos de las miradas incautas que parecían estar persiguiéndoos?

- ¿Qué les parece a las doncellas de la Reina si paramos en ese caserío y pedimos un almuerzo como Dios Manda? Eso si con buenas viandas porcinas- Mirando a Mudarra y riendo- jajajaja animal prohibido el cerdo....Ese Muhammad no estaba muy bien de la cabeza...

Koldo fijó su mirada en Pedro y sonrió. Parece ser que a Mudarra no le hacía mucha gracias el comentario jocoso de su compañero.

- No te lo tomes a mal, Mudarra.  - rió Koldo llevándose la botella a la boca - Cada uno es como es.

Koldo le dio un golpe en la espalda al compañero de forma amistosa. Pensaba que un día le daría un puñetazo por las bromas de Puñadas. Volvió a tomar otro trago. Sólo necesitaba descansar, comer y...beber. Miró al compañero monje y emitió una leve sonrisa:

- ¿Qué está pasando por tu cabeza, hermano Ponze? Creo que sería bueno usar como refugio

El cazador tomó otro trago. Aunque trataba de disimularlo, estaba nervioso con todo ese tema de tormentas, cadáveres medio calcinados. Empezaba a pensar que el monje tenía razón y había brujería detrás de todo aquello. Tomó otro trago.

- Sí, cada uno es como es... y tú no deberías beber tanto muchacho, no es bueno para tu salud ni conveniente tampoco para la nuestra, llegado el momento de pelear no me gustaría comprobar que tus sentidos se encuentran embotados por el alcohol.

Habían avanzado bastante y la trágica visión del carro y los cadáveres calcinados quedaba muy atrás, aún así Mudarra seguía preocupado por los hombres del rey que pudieran ir tras sus pasos. Cuando vio el caserón medio derruido pensó que sería buena idea detenerse al abrigo de ojos indiscretos, descansar un poco sus viejos huesos y llevarse algo de comida a la boca.

- Parece un sitio discreto y lo suficientemente alejado del camino para pasar inadvertidos. ¿Os parece bien?

-En peores lugares me he resguardado yo, pero habéis de saber que el diablo mora hasta en los palacios mas suntuosos.

Ponze miró en derredor por si algún mal les estuviese acechando, pero le pudo más el cansancio y las ganas de comer algo que el instinto de protección.

-No pareice haber peligro alguno, pero no bajen la guardia. Bebamos y comamos, y llegado el momento, cerremos un ojo para descansar y deixemos el otro aberto por si el enemigo se acerca.

- ¡Hombre Fray, no seais blasfemo! El señor mora en todos y cada uno de los lugares de este recto mundo, incluso en los corazones más oscuros....¡Incluidos los de los mahometanos!- Mirando a Mudarra-  Insha Allah'.

Tras estas palabras y mientras ríe sigue el camino hasta el derruido caserón removiendo su bolsa buscando la comida.

Las palabras de Mudarra se clavaron en el alma del cazador. La furia estuvo a punto de hacer que Koldo se abalanzara sobre el musulmán, pero las palabras de Pedro le arrancó una carcajada de sus labios y se levantó de la roca sobre la que descansaba.

- Ten por seguro, Insha Allah' - comentó con una sonrisa - que el día que esto me controle - levantó el brazo cuya mano sostenía la botella - dejaré de beber.

Se aproximó a Puñadas, le dio una palmada en el brazo.

- Tomad un trago Puñadas - rió con una carcajada exagerada entregándole la botella - que Dios mora en todos los rincones.

Comenta histriónico alzando los brazos  y señalando alrededor. Se aproxima al monje

- No crees hermano Ponze.

Bebo de la botella que me ofrece Koldo y le digo:-  ¡Incluso en el interior etílico de un hombretón del norte como tu!

Habiendo pasado ya el mediodía, mientras unos comenzaba a hacer degustar al gaznate aunque fuera sólo con vino y otros se mostraran altivos y graciosos con cuestiones religiosas, algo ocurrió. Casi habíais decidido refugiaros en la casa del camino cuando, de repente, una densa niebla comenzó a formarse. No hubo tiempo alguno para reaccionar ¡Ninguno!

En cuestión de segundos, aquel camino polvoriento se transformó con la niebla tal que una de esas veredas que tan sólo en los cuentos terroríficos de la más pútrida y sucia taberna son capaz de narrarse. Ésta, tan densa era, ¡tan sumamente densa!, que parecía como si unos grandes muros de humos hubieran sido levantados entre vosotros en un instante, sin que os hubiérais dado cuenta: ¡AHORA NO OS VEÍAIS LOS UNOS A LOS OTROS!

Tirad Iniciativas (1d10+AGI)

IMPORTANTE: desde ahora postead sólo para vosotros, de forma individual.

Ah, si!, menos mal que me lo has dicho, que se me había pasado.

El objeto es un Talismán de "Aceleración"

Componentes: Piel de ciervo, sangre de liebre, artemisa (planta), ojos de barbo.
Caducidad: Si se rompe
Duración: Lo que se desee
Empleo: Se fabrican unas jarreteras (ligas) que se anudan por encima de las rodillas. Al activarse, se pueden realizar 6 acciones por asalto y se mueve más rápido que un caballo al galope. Pierde –1 Resistencia / asalto. Si se desmaya, se acaba el hechizo.

Añado: el talismán está listo para usarse.