Partida Rol por web

La pequeña asintió.- ¿Amigos vuestros? Pero no ser los de ruinas, uhuh. Yo conocer estos, ellos intentar atrapar, torturar a veces... con eso.- Señaló las espadas.

- ¿Amigos vuestros hacer esto? Está mal.- Se la veía apenada.

Negó inconscientemente a las palabras de Rami, centrada su atención en la pila de cadáveres. Quien hubiera hecho eso era peligroso. ¿Esos cazadores tal vez? Si era así, tenían un serio problema a sus espaldas. Y si era otra cosa, lo tenían por delante. Mal asunto aquél. Incluso si habían sido sus compatriotas, no se fiaba de quienes cometían un acto tan brutal y salvaje, sobre todo cuando no se ganaba nada con eso. Al no ser que intenten incitar a Qadira a una guerra abierta.

—No han sido los nuestros —dijo. Su voz era firme, pero había una nota amarga, como si se quisiera convencer él también—. Los soldados de Taldor no lleva a cabo estas barbaridades —añadió tras una corta pausa—. Pero quienes sean, puede que nos los encontremos, así que tendremos que tener cuidado. Y cualquier cosa que podamos usar nos vendrá bien, es cierto. Recojamos todo lo que sea mágico o nos pueda servir y sigamos.

Además de la cimitarra, que en realidad le venía grande, pero que en un momento de extrema necesidad podría usar como un alfanje a dos manos, echó un vistazo rápido a ver si aquellos cadáveres tenían algo más que pudiera venirle bien, y en ese caso lo cogió, igual que echó mano a las bolsas si algún cuerpo aún la llevaba encima.

Viendo la pila de muertos no podía sino preguntarse quién estaría detrás. El rugido de la bestia inició su propia caza, cuando eran ellos los que estaban acostumbrados a perseguir. Fijándose en sus compañeros no dudaba que lograrían llegar a las ruinas, ya habían sobrevivido a quien amenazaba con destrozarles. Con astucia y con fuerza, así debían de vencer.

- Esa matanza no la hicieron los nuestros, Rami. Los taldoranos no son tan macabros.

Aquello le sonó a mentira piadosa, pues los suyos habían extendido su imperio usando las armas. Por otro lado no le encajaba que la chica hablara de ese modo, no le recordaba a los goblins que encontró en el pasado, eran mucho más estúpidos, cuando la muchacha elaboraba mucho más las frases y tenía más coherencia.

- Llevan varios días aquí. Los nuestros posiblemente también estarán muertos, salvo que lograran un refugio en las ruinas. Esperemos que sí.

Rigar ladeó el labio, recordó que estaban siendo cazados pero había que pensar si podían descansar.

- Concuerdo contigo, Tass. Hemos de seguir hasta encontrar donde escondernos. Las cimitarras no las llevamos, páter, que no falte tesoro para disfrutar a la vuelta.

Terminó por mirar a la goblinoide.

- Quizás Rami, conozcas un buen lugar donde pasar la noche a salvo.

Pese a lo macabro, registraron ligeramente los cuerpos para descubrir que no tenían ningún objeto de valor, incluso algunos parecían haberles sido robados, quizá tras la muerte según las marcas enrojecidas que habían dejado en la piel... anillos, una cadena, restos de tela rota. Era raro que no hubiesen reparado en las espadas, quizá un pequeño ritual o consigna.

Rami los increpaba a seguir, aunque ellos mismos eran conscientes de la necesidad de partir lo antes posible. Sus perseguidores estarían casi encima y sin duda no eran estos como había certificado la goblin al indicarles que ellos se comían los cuerpos.

Volvieron a internarse en la jungla siguiendo a la pequeña con la intención de alejarse de allí, pero al poco tuvieron que hacer parada pues las fuerzas no les daban para más. Escogieron un lugar resguardado, no lejos de un pequeño lago que a la jornada siguiente debían cruzar.

No le gustaba tener que descansar, pero se sentía completamente agotado y el cansancio hacía mella. Su paso, los últimos kilómetros, se había vuelto errático y cansino, prueba suficiente de que, si no paraban, acabaría por desplomarse. Los demás no estaban mucho mejor, y sin saber que les esperaba delante, actuar con precipitación podía ser aún peor que perder unas horas en ese momento. Así, tomaron la decisión de buscar un refugio, a resguardo de los elementos pero, sobre todo, desde dónde pudieran hacer frente a los cazadores si llegaban a aparecer; extendieron allí sus sacos y mantas, recogieron algo de leña seca por los alrededores y piedras para delimitar la fogata, y encendieron un fuego que, por temor a ser descubiertos en medio de la noche¹, convirtieron en seguida en simples brasas que calentaban si uno se mantenía a escasos centímetros, pero poco más.

Comieron de las raciones secas que Páter había cogido², pues no había tiempo para ponerse a cazar y no había habido margen para forrajear por el camino, y hablaron rápidamente de como llevar a cabo las guardias; se ofreció para hacer la segunda³, que aunque era la peor por varios motivos, alguna de sus desventajas, en verdad, confiaba en poder soslayarlas gracias a su siempre fiable olfato. Después de eso se tumbó para dormir un rato, y en seguida la fatiga hizo el trabajo; al poco, Tass roncaba ligeramente, en un sueño intranquilo pero medianamente reparador.

El cazador llegó a la conclusión de que terminarían reventados si continuaban por la noche, aunque conveniera hacerlo.

- Yo puedo hacer la primera guardia, descansa también páter.

Además la goblin podría ayudar en algo.

- Participa junto al páter en la tercera guardia. Todos los sentidos son necesarios.

Le desagraba no saber más sobre esos cazadores pero habían colocado las cabezas en las picas lo que le hacía pensar que eran seres humanoides, algo como orcos, o incluso humanos salvajes.

-Hay una figura poderosa en el templo, ¿no lo creéis? alguien que organiza a estas criaturas.

Sospechaba que un mago, mas no lo sabría hasta que lo tuvieran enfrente.

- En fin, buenas noches. Mañana haremos los descubrimientos que haga falta.

"En ese caso, dejadme asegurar un respeto para esta gente. No tendrán nuestra bandera, serán unos salvajes sin conocimiento alguno del honor o la gloria taldana, pero no sirven bajo... (la foca gorda, inexperta y zampabollos)... bajo nuestra reina"

"Los enterraré, y así al menos podremos descansar mejor. Sería incómodo hacerlo mientras nos miran ¿No?"

Usando mi hachuela como instrumento, voy cavando lo más profundo que pueda. Si tienen algun logo identificativo, como placas de soldado, grabaré una roca con una ellas, y me llevaré la otra placa, para identificarlos. Y cargo con armas y armaduras: Eso es dinero.

Luego intentaré identificar las cimitarras mágicas., para ver si puedo saber que magia tienen

Se organizaron bastante rápido, sin llegar a montar siquiera un campamento para poder recoger todo lo antes posible al despuntar el alba. Aunque la noche transcurría tranquila, cualquier sonido del bosque los ponía en alerta y aumentaba el nerviosismo en cada una de las guardias.

Sin embargo, antes de amanecer, la pequeña agarró el brazo del Páter.- Están ahí, uh, escucha.- El clérigo agudizó el oído y pareció percibirlo, un murmullo sobre la tierra, como si algo excavase a gran velocidad seguido de un silencio. La cara de la goblin reflejaba clara desesperación provocada por el miedo.- Haber uno, sentir y esperar al resto para matarnos, uh. Tener que irnos ya.

Avisando a los demás recogieron de inmediato y se pusieron en marcha. Ya habían pasado al menos un par de horas y el sol comenzaba a elevarse sobre las copas de los árboles cuando Rami les hizo parar en seco.- Quietos.- El silencio era absoluto pero al instante el mismo ronroneo artificial irrumpió cerca y todos fueron conscientes de él.

La tierra pareció erupcionar y roca y arena saltaron por doquier para mostrar una extraña criatura acorazada que salía disparada del suelo. Junto a ésta, movimientos secuenciales hicieron emerger a sus dos compañeros, que los rodearon completamente mientras se movían lentamente dando pequeños pasos sin dejar de mirarlos formando un círculo coordinado alrededor de ellos, depredadores acosando a su presa.

Aunque Rigar y Tass no habían visto ninguno hasta ahora sabían bien lo que eran por el nombre con el que se les conocía en ciertas zonas, tiburones de tierra, criaturas que se movían bajo el suelo y cazaban desde ahí sorprendiendo a sus víctimas, cuya armadura era más difícil de traspasar que la mejor de las corazas.

Y aunque estos no eran tan grandes como les habían descrito, los colmillos que ahora podían ver de cerca chorreando de viscosa saliva corroboraban la letalidad de la que les habían alertado.

Tass miró con los ojos muy abiertos aquellas bestias que habían surgido de la tierra. Tardó un instante en reconocerlas por su descripción, no porque se las hubiera encontrado anteriormente, y entonces palideció ligeramente. Incluso aunque no eran tan grandes como creía, al menos esas en concreto, a su lado eran verdaderos mastodontes que le sacaban varios cuerpos de alto desde la cruz hasta el suelo, y el doble de largo.

Confuso, evaluó a los tiburones, comparándoles consigo mismo, calculando cuanto debían de medir y lo afilados que parecían sus dientes, y después observó su pequeño estoque. Parecía ridículo en comparación, una broma de mal gusto.

La goblinoide tenía buenos sentidos o mucha experiencia tratando con las criaturas de la zona. Tras avisarles convenía poner distancia con esos seres mas no era posible, se vieron rodeados, con intención de ser cazados. Esas bestias eran poderosas, se notaba enseguida.

- Vaya bestias, quién pudiera exhibir una de esas cabezas.

Trató de ser más rápido que ellas y tras lograrlo se preparó para la lucha, estudiando los movimientos, la dura piel que cubría al tiburón de tierra, pero también lanzando su conjuro favorito preparándose para una lucha encarnizada.

- Hemos de concentrarnos en vencerlos de uno en uno, los veo demasiado poderosos como para repartirnos. Sigamos al primero que golpee de nosotros.

Finalmente, el Páter ha estado cargando a hombros a la pequena Rami,pues su zancada no es tan larga como la de un adulto humano -y él es realmente fuerte como para cargarla- Tratando de darle ánimo a la pobrecilla, que parece asustada desde que nos vio por primera vez.

Voy a toda velocidad, tratando de dejar atrás lo que sea que nos está emboscando. Y metido en mis plegarias. Tan absorto que una Bulette podría emboscarme y no me daría ni cuenta

Las enormes bestias se lanzaron a por ellos, no iban a dejar escapar a sus presas pero el primer ataque fue solo una toma de contacto, tanteando mordiscos para medir sus fuerzas sin exponerse demasiado.

Tass y Rigar sintieron la punzada de los afilados dientes sobre su carne al traspasar su armadura la poderosa mandíbula de las criaturas, que sin arrastrarlos haciendo presa para no ser más vulnerables los soltaron inmediatamente demostrando experiencia.

La sangre les goteaba a través de la ropa pero más allá de eso el dolor se hacía insoportable al tener que luchar con heridas abiertas y el roce sobre ellas de todo lo que llevaban encima.

Sintió las punzantes heridas cuando el monstruo que le había atacado soltó la presa, dejando varios agujeros en su carne. El mordisco había sido profundo y doloroso, pero nada comparado con lo que podía haber ocurrido; si la criatura hubiera desgarrado con sus dientes en lugar de apartarse abriendo la boca, los daños habrían sido mucho mayores. Aún así, sabía que aquello no iba bien, y que o lograba una buena estocada o no saldría de esa.

Tass atacó, tirando a fondo, pero el estoque parecía inservible contra aquella dura piel. Sin embargo, en un momento de iluminación, intentó deslizar la hoja hacia una de las articulaciones, esperando que fuera un punto más débil que el resto del acorazado cuerpo. Aún así, no confiaba en que su acero fuera más que una picadura para semejante bestia.

Por su parte, el páter supo que teniamos que acabar con esto, y hacerlo rápido. Una Bulette es un enemigo increiblemente poderoso.

El GranPáter le dijo que si tenia que luchar contra una, que invocase un elemental de roca. Sin embargo no tiene poder para ello, así que lo único que puede hacer ahora es recurrir a sus garras de nuevo y tratar de golpear con todo su poder al mismo al que ha atacado Tass

"Es por estas garras que me llaman... EL VELOCI-PASTOR!"

Se que en mi siguiente asalto tendré que curar a los compañeros, pero por el momento es mejor centrar esfuerzos

El joven elevó el hacha queriendo descabezar al tiburón que habían decidido atacar, mas al descargar el golpe encontró la natural resistenciai del depredador subterráneo.

- Rami, ¿ves alguna forma de hacerlos retroceder?

Una cosa era enfrentar un único enemigo de gran tamaño, pero contra tres lo tenían más complicado.

- ¿Son mascotas de esos asesinos que nos persiguen?

Se le ocurrió pensar que los usaban para localizar a sus presas.

"Creo que debe de haber algo que no puedan atravesar ¿Roca? ¿Arena? ¿Hagua?"

Desesperado, miro a mis compañeros.

Concentrando sus ataques en una sola de las criaturas el hacha de Rigar chocó contra las placas de su lomo mientras las sutiles armas del resto conseguían colarse entre ellas y gracias a su filo desgarrar la carne, que parecía dura y viscosa debajo. Tenían un punto débil.

El bulette lanzó un grave bufido, mirando al Páter con ojos enfurecidos y asestando una dentellada que éste pudo parar. Los otros dos se irguieron tratando de usar las afiladas garras contra las cabezas de sus adversarios que pillaron por sorpresa a ambos en primera instancia aunque aprendieron rápido cómo esquivar la segunda tanda.

Las criaturas se comportaban como perros rabiosos, gruñendo sonoramente sin dejar de atacar.

Sabiendo que mis compañeros estan en gravisimo.peligro, decido jugarmela.

Se que mis garras son letales, pero tambien se que estan sufriendo muchisimo, asi que uso uno de.mis conjuros para curar a uno de los dos (el que menos aguante menos PV MAX tenga) y confio en ellos.

Tass vio venir la enorme garra, y estaba preparado. Interpuso su estoque en el camino, desviando el pesado apéndice lo justo para evitar que le golpeara, y respondió con su propio ataque, que sin embargo no creía que fuera a perforar la dura piel. Aún así, no se dio por vencido y volvió a tirarse a fondo, esperando volver a hacer sangre.